sábado, 14 de abril de 2018

Un Christian Dior para la lluvia.

La abuela ha estrenado modelito muy acorde con el tiempo en que estamos. Encargó el traje a Christian Dior. Desde que es rica le ha dado por ésta casa de modas y no sé por qué habiendo una modista por aquí cerca mucho más barata.

El traje es un versión moderna y chic (eso dice ella) del traje de buzo clásico, el de escafandra y pies de plomo. Lleva tantas lentejuelas que parece un semáforo. La escafandra es de plástico y está rematada por una de aquellas sombrillitas que venden los negros en los playas, pero carísima. Se complementa con unas katiuscas de altísimo tacón y plataforma. - "Para no mojarme en los charcos" (dice)

A la abuela nunca le ha importado llevar tacones de vértigo  y camina más tiesa que una vela con ellos. Después de dar unas vueltas delante de mi para que admirara el modelito, me enseñó la factura y a punto estuvieron de llevarme a la UCI del soponcio que me dio. Cuando me repuse un poco, exclamó enfadada. - "¡Ni que lo pagaras tú, boba de Coria!"

Aprovechó que estábamos solas para darme su versión sobre el "embarazo" de Pascualita. Con ella en las manos la examinó detenidamente. La sirena no está acostumbrada que la trasteen de ésta manera. Y menos, ginecológicamente. Por eso fueron varias las veces que sacó su dentadura de tiburón a pasear. La abuela seguía a lo suyo mientras yo me escondía cobardemente.

Cuando acabó la inspección nos sentamos a la mesa de la cocina con la botella de chinchón presidiendo nuestra pequeña reunión. - "Está embarazada" - ¡Es imposible, abuela! - "No lo es! Estos bichos de leyenda: las sirenas, los unicornios, los ornitorrincos..." - Estos son normales. - "¿Seguro? pues son los más raros. El caso es que éste embarazo coincide con la caída a la Tierra de un viejo satélite ruso. ¡Un caso extraordinario puesto que nadie tenía ni idea de dónde caería!" - Eso debe haber ocurrido muchas veces. - "Pero siempre se sabía donde caería." - ¡Tonterías!

- "Al chocar con la atmósfera, un buen trozo se desintegró y lo poco que quedó cayó en el mar. Y mientras caía fue soltado polvo sideral... y ya sabes que, de éstos polvos vienen éstos lodos. En éste caso el polvo vino con esporas embarazadoras" - ¡Abuela, no bebas más!

Antes de irse metió a Pascualita en el acuario. Me sorprendió que bajará como un rayo hasta esconderse bajo las algas del fondo. Tiempo después me pareció que se estaba comiendo lo que, en vida, fue una gamba gorda china... Recuerdo que me pregunté a mi misma: - ¿Aún le quedan?


No hay comentarios:

Publicar un comentario