lunes, 30 de abril de 2018

¿Primavera? ¡Ja!

Vestida de primavera, como se usaba en los remotos tiempos de juventud de la abuela, solo le faltaba el abriguito de piqué, ha llegado a casa seguida por Geoooorge cargado con una bandeja de ensaimadas recién horneadas y temblando como una hoja en la tormenta.

- "Sácame de dudas, nena ¿no estamos en Primavera?" - Estamos. - "¿Seguro que el calendario que tienes en la cocina es de éste año?" - Sí, abuela. - "¿De 2018 después de Cristo?. Algo está equivocado porque estoy helada. Prepara cola caos calientes para desayunar. Mientras déjame un anorak de los gordos  a ver si se me pasan los tembleques."

También el inglés, y mira que ellos tiene un tiempo en su isla como para salir corriendo, tiembla de frío. - Vale que mi abuela, que tiene más años que Matusalem, esté destemplada, pero tú eres joven... ¿A qué veníais con las ventanillas del rolls royce bajadas? - Nou, boba de Coria... - ¡A mi no me llames así o te doy un guantazo que ingresas al brexit si tocar con los pies en el suelo! - Si tú pegar, yo decir a madame que tu decir que ser más viejau que Matusaleno. - ¡Esa palabra no ha salido de mi boca, inglés de las narices! - ¡Oh, yes!

Le arreé una patada en la espinilla para reforzar mi negativa. En esos momentos, la abuela vestida de esquimal, entró en la cocina con Pascualita en la mano. - "¿Qué pasa aquí? ¿No se os puede dejar solos ni un momento?" - Estamos bromeando... ¿verdad, Geoooorgito? - Ayyyy... yes, madame...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Lo sé todo! ¡Tu nieta ha dicho que tienes más años que Matusalem! - "¿QUEEEEEE?" - ¡Es mentira! ¡La Cotilla no estaba! - Te he oído desde el ascensor! - ¡¡¡MENTIRA PODRIDA!!! - "¿Qué dices a esto, Geoooorge?" - ¡A él no le preguntes! (grité) - Cotilla decir verdad, madame. - No tuve tiempo de huir. El pescozón hizo rebotar mi cabeza contra el frutero, donde la abuela había dejado a Pascualita disimuladamente. El bicho, encantado de hallarse en mitad de un follón, decidió intervenir en favor de su amiga y saltó hacia mi, pero me aparté rápidamente y cayó en la cabeza de la Cotilla. Unos segundos después y sin que nadie supiera qué había pasado, la vecina estaba monda y lironda.

Mientras gritaba, corría, moqueaba, saltaba, lloraba a lágrima viva, fui tras ella, arranqué a la sirena del cuero cabelludo de la Cotilla y la lancé a través del comedor, donde rebotó contra el espejo del aparador y acabó donde yo quería, dentro del acuario.

sábado, 28 de abril de 2018

La abuela se quiere casar de nuevo.

La abuela, siguiendo su costumbre de hacerme partícipe de sus ideas antes que a nadie, me ha llamado cuando aún no habían puesto las calles y yo dormía a pierna suelta. Luego se queja de que no la escucho. Ni la veo, al tener los ojos pegados por las legañas.

Creo que quiere casarse de nuevo. Por lo menos es lo que creo que me ha dicho, aunque seguro que lo he oído mal.

A media mañana me ha vuelto a llamar - "¿Qué te parece lo que te he contado?" - Pues... no sé... - "¿Por que no escuchas a tu mayores, alma cándida?" - ¿Por qué no llamas a horas normales? - "Normales con respecto ¿a qué? Boba de Coria"

Me agota ésta mujer. - "Andresito y yo vamos a casarnos." - ¿Para qué? - "Por qué hace veinticinco años que nos casamos" - ¿Cuándo?  - "La semana que viene"  - Tienes la cabeza a las cuatro de la tarde, abuela. Faltan años todavía - "Me gusta preparar las con tiempo que luego todo es correr. Tengo que hablar con el cura de la Catedral" - ¿Para qué? - "¿No te enteras? Para que me case."

Así lleva varios días y nos tiene a todos locos. Desde Pascualita a la Cotilla estamos desquiciados. Que si la modista, que si la peluquera, que si el banquete, que si la iglesia... Por lo visto Andresito, abrumado con la que se le viene encima, ha huído de su casa y no lo encuentra ni Lobatón.

Unas mañanas después, la abuela entró pegando un portazo, más enfadada que Carracuca y gritó - ¡¡¡YA NO ME CASO!!! - ¡¿Qué pasa ahora?! -  "Creía que casarse era gratis pero el obispo me ha pedido ¡trescientos euros! ¡¡¡TRESCIENTOS EUROS!!!

- ¿Y? - "¿Cómo va a pedir eso por hacer su trabajo?" - ¡Pero si para tí eso no es nada! - "¡¡¡TRESCIENTOS EUROS POR HACER BIEN SU TRABAJO!!! Esto es para mear y no echar gota" - ¡Pero... ¡abuela! - "¡Ni abuela, ni leches! No me caso y no me caso"

Una hora después apareció Andresito.

viernes, 27 de abril de 2018

Ojones.

Los días se alargan que es un primor, aunque nunca llueve a gusto de todos. Por ejemplo, de la abuela. Porque dice que así no brillan tanto sus lentejuelas como con la luz eléctrica. En fin, para gustos, colores.

A Pascualita tampoco le gusta mucho irse a dormir siendo de día. Porque ella tiene un reloj biológico que le dice: ¡Tararíiiiiii, a dormir! y tiene que hacerle caso. Así que ahora, además de esconderse en el barco hundido, también lo cubre con las algas. Que remilgada es la jodía. Entiendo que la pobre, ha pasado toda su vida en plena oscuridad en las profundas simas del mar. Sin embargo el sol le gusta. Pero no sabe dormir si no está oscuro. ¡Pues a mi me gusta así! (le grité para fastidiarla, viéndola amontonar las algas a su alrededor)

Ahora llevo las gafas de sol puestas, apoyadas no en la naríz, sino en los ojos a punto de salirse de las órbitas gracias a los chorritos de agua envenenada que me tiró la jodía. ¡Que genio tiene el bicho! Esta mañana e ido la calle de ésta guisa y un gracioso me ha pregunado si me había escapado de un circo. Y en el trabajo me han prohibido la entrada para no espantar a la clientela. Al menos tengo vacaciones hasta que se me pase la hinchazón. No todo va a ser malo.

 A consecuencia de la protesta de ayer frente al Ayuntamiento, la abuela y la Cotilla están afónicas perdidas y no pueden reírse a mi costa, bueno, reírse sí pero se abstienen de hacer comentarios hirientes.

Esta tarde han venido a casa y se han sentado sobre la alfombra de la salita ¡a jugar a las canicas con bolas gordas de cristal! La abuela me ha pasado una nota: Si se nos pierde una canica te cogeremos las que llevas colgando. ¡¡¡Que rabia me ha dadoooooooo!!!

Las he dejado con sus risas y he ido en busca de una jarra de chinchón on the rocks que tenía en la nevera. De vuelta a la salita me he sentado en el sofá a tomarme unas copitas. Las dos amigas han ordenado ¡Una para mí! y "¡otra para mí!"

He llenado dos copas y las he dejado sobre la mesa, bien alejadas de ellas. - "¡Ayúdanos a levantarnos, boba de Coria!" - No puedo, se me caerán los ojos con el esfuerzo" - Y mientras ellas siguen, patas arriba, en plan cucarachas intentando levantarse yo voy dando buena cuenta del chinchón.

jueves, 26 de abril de 2018

Grave ofensa a la libertad de las Mujeres.

Sin que sirva de precedente, hoy estamos unidos en el dolor todos los personajes de la Familia de Pascualita, incluída ella también.

Hoy la abuela no lleva tacones de vértigo, ni plumas, ni lentejuelas porque se siente ofendida como mujer.

Tampoco la Cotilla está como siempre, quejándose de su exigua pensión y trapicheando para solucionarlo porque, como mujer, ha sido ofendida.

También sus hombres se sienten ofendidos por la ofensa a sus mujeres, amigas, familiares: Andresito, Geooorge, Bedulio, Blas el parado. Incluso Pepe, la cabeza jivarizada, ha entendido el agravio hecho a todas las mujeres de éste País cuando en el juicio a la Manada se han visto reducidas las penas impuestas a esos asesinos de la libertad de la Mujer al considerar que no hubo violación contra la víctima a pesar de haber sido agredida por cinco "machotes" (así debe considerarlos el juez que ha decretado su inocencia)

También Pascualita siente la ofensa y ha sacado su mandíbula de tiburón a pasear después de escuchar a la abuela contando el resultado del juicio. Después se ha cobijado bajo las algas del acuario y no ha vuelto a salir.

Nosotros sí saldaremos a manifestarnos en contra de ésta sentencia. Iremos todas y todos a la Plaza de Cort, frente al Ayuntamiento, a dejar constancia de nuestro desacuerdo, como se hará en tantos otros lugares de España.


miércoles, 25 de abril de 2018

¿Cómo se llama esa canción que dice ¡que la detengan, es una mentirosa, etc. etc.?

La Cotilla y la abuela han coincidido en mi casa. Al verse se han dado un beso (¿?) y la vecina ha recibido el pésame de su amiga. Pregunté: - ¿Quién se le ha muerto, Cotilla? - Pero la respuesta de ambas fue todo un jeroglífico intraducible. - Ay, ay, ayyyyyy... - "Anda quéeee..." - Huy, huy, huuuuuyyyyyyyyyy... - "Por favor, por favor, pooooor favoooooor..." - Así se tiraron un buen rato y como no me enteraba de nada las dejé y fui a contarles el episodio a Pepe y a Pascualita.

Tampoco obtuve respuesta de ellos pero me escucharon sin decir ni pío. Al final la sirena perdió la paciencia y se zambulló hasta el fondo del acuario tapándose con las algas. Pepe, la cabeza jivarizada, fue más educado. Aguantó estoico mi perorata. A ver qué remedio le quedó.

Cansada de criticar a las dos amigas que no querían hacerme partícipe de la muerte de alguien... ¿quizás un antiguo amor de juventud, de esos que solían tener a medias? ¿Y qué? ¿A que venía tanto misterio?

Preparé una jarra de chinchón on the rocks y la llevé a la salita. Antes de entrar la Cotilla hablaba de una altar. Empezó a hervirme la sangre ¿la dichosa vieja planea montar un altar al viejo amor? ¡Por encima de mi cadáver! ¡Que lo ponga en su casa!

Suerte que, antes de meter yo la pata, siguió diciendo: - ¡Menos mal que no lo hice! No se lo merece. Se creerá autodidacta porque, con los buenísimos maestros que tiene, mi gurú Bárcenas sin ir más lejos, no pidió consejo.

Entré con la bandeja y mientras la ponía sobre la mesa, dije. - No sabía que la finada era mujer... ¿Una amiga del colegio? - ¡¿Esa?! Una pardilla. - ¿Como puede hablar así de alguien que ya no está? - "¿Se ha ido?" - Pues tanta gloria lleve como descanso deje - "¡Ostras, que fuerte! No sabía nada" - Pero... si no paráis de hablar de ella. - Porque no se puede ser más tonta.

Al cabo de un rato de no sacar nada en claro tuve la corazonada de que la conversación no era coherente. - ¿De quién habláis? - De la Cifuentes ¿Tu marido tendrá que ir al funeral? (preguntó la Cotilla a la abuela) - ¡Cifuentes no ha muerto! (grité) Ha dimitido, a regañadientes - ¡A ver si te aclaras, boba de Coria!

Finalmente me hablaron del vídeo donde saca del bolso, ante un guardia de seguridad de un supermercado, dos botes de crema que, sin saber cómo, se habían refugiado en él. - ¡¡¡Madre del Amor Hermoso!!! Era lo que le faltaba para el duro. - Es una pardilla. Te lo digo yo que sigo las enseñanzas de mi gurú Bárcenas. Una orgullosa y una pardilla por no pedir consejo de cómo se hacen éstas cosas a los profesionales. - ¡Anda y que la zurzan! - "Nena ¡A ver ese chinchón fresquito!"

martes, 24 de abril de 2018

Menuda cabeza tiene la nieta.

La abuela está muy decepcionada con parte de su familia, Andresito y yo. Somos los únicos que no recordamos su nombre ¡Hasta la bisbuelastra lo sabe! y eso que, según mis cuentas, va por los ciento diez años.

También lo recuerdan sus amigos y amigas de El Funeral, a pesar de las cogorzas que cogen y los años que tienen y el reducido poder adquisitivo de sus pensiones. La abuela protege a su marido de ella misma. Le achaca la falta de memoria a los disgustos que se lleva con su partido político y trata el fallo de simple pecado venial En cambio, de mi dice que estoy en pecado mortal. - "¡No tienes excusa para olvidar el nombre de tu única abuela" - ¡Yo también tengo problemas y disgustos!

Pero no la convenzo. Esta mañana he invitado a la Cotilla a chinchones pero no se le ha soltado la lengua. Por último he recurrido a Pascualita. La llevaba en la mano y me he echo la encontradiza con la Cotilla cuando ésta salía del baño. Estampé a la sirena contra una oreja de la vecina y un segundo después empezó a hincharse y crecer de manera exagerada.

Cuando conseguí arrancar a Pascualita, después de correr al rededor de la mesa del comedor tras la Cotilla, que no dejaba de saltar, llorar, gritar, moquear y escandalizar, el bicho llevaba en la boca uno de los pendientes de la vecina y masticaba con deleite el trocito de carne que lo rodeaba.

Poco después, tumbada por el chinchón, se acabó una botella nueva, se durmió y así sigue. Y sin decir ni pío sobre el nombre de la abuela. Llamaron a la puerta.

Bedulio entró en casa con precaución. - Dicen las vecinas que has matado a alguien. - No les hagas caso. Ya sabes lo exageradas que son. Por cierto ¿recuerdas cómo se llama la abuela? - ¡Claro! - ... Bueno... ¿cómo se llama? - Ya sabes tú como se llama ¡No me hagas perder tiempo!

Estaba metida en un buen lío. La abuela no piensa hablarme hasta que la llame por su nombre. Pensé que solo me quedaba una baza: Geoooorge ¡él me sacará del aprieto!

Le llamé por teléfono: - Hola, inglés. Si estás cerca de mi casa, ven y te invito a un te. - Pero hacerlou yo. - ¿Por qué? - Tu no saber. - (Que ganas tengo de que llegue el Brexit!, pensé para mi)

Nos sentamos a la mesa de la cocina. - ¿Sabes sí mi abuela...? huy, perdón, tengo que acostumbrarme a decir su nombre. - Yes. - El caso es que, ahora mismo... ay, no me sale... ¡Será posible! Refréscame la memoria, plis. - Como decir Cotillau ¡ajo and agua! - Le tiré el salero a la cabeza e hice diana. - ¡¡¡SIIIIIIIIIIIIII (grité entusiasmada) ¡Chúpate esa, inglés! Ya verás cuando se lo cuente a Oristela, ¡lo que nos vamos a reir! - Entonces me di cuenta que había mencionado el dichoso nombre pero... se me había ido de la cabeza - ¡¡¡NOOOOOO!!! ¿COMO ERA...? ¡¡¡NO PUEDO ACORDARME. NO PUEDOOOOOOOO!!!

lunes, 23 de abril de 2018

¿Cómo se llama la abuela? Menudo problema.

Era muy temprano cuando un frenazo brusco me ha despertado. El rolls royce de los abuelitos ha estado a punto de atropellar a un fulano que lo toreaba, con mucho garbo y salero, en medio de la calle. Geooorge, que no sabe aceptar una broma y menos si atañe al cochazo, a tirado de móvil y poco después han llegado los municipales. El "Torero" ha tenido que soplar y por poco se carga el aparato del exceso de alcohol que llevaba en el cuerpo. Ha sido Bedulio quien, muy gracioso él, le ha dicho: - Haz el paseíllo hasta el furgón, Manolete.

El abuelito ha subido a casa mientras el inglés se acomodaba frente al volante para echarse un sueñecito. - ¿Vienes de visita? - No sé de qué vengo, nena. No reconozco a tu abuela. Desde que sé que tiene un nuevo nombre pienso que no es la mujer con la que me casé... ¿a tí te pasa lo mismo? - No, porque yo no me casé con ella, abuelito. - Me miró un momento y dijo entredientes: - Será verdad que es más tonta que Abundio.

Se preparó un café y siguió con su soliloquio. - No recuerdo su nombre... He puesto chuletas por toda la casa: en los espejos..., en los cristales..., en el teléfono..., en la pantalla de la tele..., en la copa de vino a la hora de comer... Y a pesar de ello no me quedo con él.

- Me ha llamado despistado, tonto del bote... pero, hija, no hay manera. Además, pienso que si me ha engañado una vez, tal vez lo haya hecho cientos... - Es muy posible, abuelito. - Incluso puede que se cargara a su primer marido. - Con ayuda de la Cotilla. - ¡¿Entonces es cierto?! - Vete a saber, según el día parece que sí o parece que no. - No eres muy clara en tus conclusiones, nena. - ¿Le has preguntado, directamente, a la abuela? - ¡No puedo hacerlo porque no recuerdo cómo se llama! - Tienes un problema, forastero jejejejejeje

El caso es que no pude ayudarle porque a mi también se me había olvidado. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - Cotilla, ¿recuerda el nuevo nombre de la abuela? - ¡Claro!... ¿tú no? - No. - Pues ajo y agua, boba de Coria. - ¡Cotilla!

Mientras la vecina me contaba que es Govern actúa contra ella con nocturnidad y alevosía, yo seguía intentando recordar el dichoso nombre. - Ahora que iba a ganarme un sobre sueldo que añadir a mi exigua pensión, alquilando mi piso del 4º a turistas a dos mil euros la semana, acaban de prohibirlo. - ¿Así que es Govern le ha hecho la puñeta para que usted no nos la haga a sus vecinos que somos nosotros? - ¡Exactamente! Pienso acusarlos ante el Tribunal Constitucional! ¿Para qué tengo un piso si no puedo utilizarlo? - Eso digo yo. ¿Por qué no emplea el suyo en lugar del mío? - Porque me ahorro muchos gastos ¿No ves que no llego a fin de mes? - Dígame el nombre de la abuela. - Poniendo la mano sobre su boca a modo de vocina, dijo, muy ufana ella: - ¡¡¡Tararí que te vi!!! - Una serie de ¡CHOFS! correspondientes a otras tantas zambullidas de Pascualita, borraron su sonrisa triunfal.

domingo, 22 de abril de 2018

La abuela es Oristela.

¡¡¡TALAN, TALAN, TALAAAAAAAAN!!! Las campanas de la Catedral voltean en lo alto del campanario y la Ciudad se despierta ansiosa, asustad y también legañosa. ¿Qué ocurre? ¿Hay fuego? pues que llamen a los bomberos por teléfono y se dejen de dramatismos... Ah, ¿no es eso? entonces ¿qué pasa en Palma?

Llamé a la abuela porque estaba en un sinvivir. - Tu que vives en el barrio catedralicio tendrás alguna idea de lo que ocurre. - "Ni el obispo lo sabe" - ¡Calla! ¿No será porque ha venido el Pinocho Mayor del Reino a visitar a los suyos? - "Puede ser... o tal vez no." - Gracias abuela, me lo has dejado claro ¡anda qué...!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Uno de mis sueños de juventud se ha cumplido. - Vale, Cotilla, ya me lo contará después. Antes dígame si ha escuchado las campanas de la Catedral. - ¡Claro que sí! - Y, usted que lo sabe todo, puede decirme ¿por qué han repicado? - ¡Naturalmente! - Me lo imaginaba. Cuente, cuente.

Hoy he ido a limpiar los cepillos de la Catedral y me ha cundido más que con los de las iglesias de barrios menos pomposos. Esto me ha puesto de muy buen humor y, ya que estaba allí y no había moros en la costa, he satisfecho un deseo largamente guardado: ¡tocar las campanas de la Catedral! - ¡Cotilla! - ¡Como he disfrutado! - ¡¡¡COTILLA!!!

- No me ha visto nadie y he salido tranquilamente a la calle. Me ha encantado ver a la gente arremolinada en las calles adyacentes comentando lo sucedido sin pensar que la autora de tan bello espectáculo sonoro era yo. - ¡Que dirá la abuela cuando se entere! - Que diga misa... aunque se quedará muda cuando sepa que he descubierto su secreto jijijiji

_ ¿La abuela tiene un secreto? - ¡Ya lo creo! Aparte del amante, ese tal Pascual... Estoy deseando verle la cara a Andresito. Y la Torre del Paseo Marítimo será mía. - ¡Ni hablar! Es para mi. - Tu abuela ha mentido. No se llama María de la Degollación de San Juan Bautista como creíamos todos. - ¿Entonces?

Geoooorge trajo a los abuelitos en el rolls royce. Sobre la mesa del comedor puse unas botellas de chinchón por lo que pudiera pasar. Una vez sentados, la Cotilla carraspeó y señalando con el índice a la abuela dijo con voz solemne. - Andresito, tu mujer te ha engañado. - Ambos dieron un respingo. - "¿Estás tonta? - He descubierto tu secreto mirando los viejos papeles que guardaste hace ochenta años en la maleta que guardas sobre el armario de tu antiguo dormitorio de ésta casa. Papeles oficiales. - La abuela palideció. - "¡Noooooo!" - Sí. - "¡Noooooooooooooooooooo!"

Sobre la mesa del comedor extendió un documento oficial del tiempo de la República. - Lee, Andresito. - Lo hizo y se quedó tan pancho. - ¿Qué te parece? - No sé qué quieres que te diga. además esto no es de mi señora. - ¡Ya lo creo que sí! - "¡Ya basta, Cotilla!" - ¡Dejaros de tanto cuento y al grano, que tengo hambre"

La Cotilla tomó la palabra mientras la abuela, venida de la cocina con copas en las manos... y a Pascualita en su solapa en plan broche, se sentaba y tiraba de la minifalda hacia abajo con la ingenua intención de tapar algo, cosa que no ocurrió. - Este documento está a nombre de ORISTELA. - ¿Y? (preguntamos todos a la vez) - Se llama Oristela.

Cogida en una mentira, la abuela escondía la cara roja de vergüenza. - ¡Ha mentido! ¡La casa del Paseo Marítimo tiene que ser para mi que nunca digo mentiras! - Andresito se levantó. Con gesto grave ¿preguntó a su mujer? - ¿Es cierto ésto? - "¡Sí, sí. SIIIIIIIIIIIIII! ¡Que peso me he quitado de encima! Me pusieron Oristela, como mi tía. De mayor me hizo más gracia lo de Degollación. Era muy atrevido y original. Ahora pienso que Oristela también es original, así que me lo quedo. - Desconcertada, pregunté: - ¿Cómo tengo que llamarte, abuela? - "¡Abuela! y yo a ti, boba de Coria"

sábado, 21 de abril de 2018

Como cambian los tiempos.

La abuela ha venido henchida de orgullo. Pavoneándose como un pavo real. Satisfecha de haberse conocido. - "No me beso porque no me llego" - Algo gordo debe haber pasado para estar de ésta manera. - "Ha pasado, está pasando ¡y lo que queda aún por pasar!" - ¡Nos van a poner el AVE en la isla! - "¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? boba de Coria? Los tiempos están cambiando a marchas forzadas. Estamos en el siglo de las mujeres ¡¡¡VIVA YO!!!" (gritó)

Yo estaba asombrada ¿Qué diablos pasaba? - "Esta noche, en El Funeral, voy a proponer... mejor ¡a imponer! que el mes de Mayo se dedique, íntegramente, a las mujeres. ¡¡¡MUJERES AL PODER!!! (gritó cuando menos lo esperaba) A sacarlas del oscuro túnel de la Historia. A poner en valor sus trabajos y conquistas, muchos de los cuales tuvieron que firmar con nombre de hombre para no ser maltratadas y convertidas en hazmerreir de la plebe..." - Abuela, respira, que te va a dar un síncope. - "Hemos tenido que llegar al siglo XXI de nuestra era para ser reconocidas como la Importantísima OTRA MITAD de la Humanidad" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿A qué vienen esos gritos? (preguntó la Cotilla. Luego, dirigiéndose a mi, dijo) ¡¡¡¿Qué le has hecho a tu abuela?!!!

- Nada. Está dándo un mitin sobre la Mujer. - ¡Me encanta éste tema! - Hale, pues mientras habláis, me comeré un pa amb oli y unos chinchones. - "¡Quieta, parada! Una cosa así tiene que comerse acompañada, así que prepara tres."

La abuela siempre se ha creído ser un coronel de la Guardia Civil pero, desde que es rica ha subido de rango y ahora manda como un Capitán General con mando en plaza. Y cualquiera le tose.

Sentadas a la mesa de la cocina y dando buena cuenta de la merienda, la abuela se fue relajando y acabó hablando normal. Entonces la Cotilla aprovechó para sonsacarla. - ¿Y qué dices que ha pasado? - "Yo no digo nada... ¿Qué ha pasado de qué?" - ¿A qué ha venido lo del mitin de hace un rato? - "¡Ah! jajajajajajaja Es por una noticia que he leído: una mujer blanca da a luz a un niño negro, con su marido delante, que habría que ver la cara que se le quedaría al hombre jajajajajajajaja" - Noticias como ésta ya no son noticia. - "Pero sí lo que pasó después del parto. La mujer, enfadada, se encaró con el marido diciéndole que la culpa era de él ¡¡¡por haberse acostado con una mujer negra!!!" - ¿En serio? ¡ que cuajo tiene la tía! En otros tiempos la apedrean ¿Y qué dijo el marido? - "Supongo que nada. Aún debe estar en la UCI" 

viernes, 20 de abril de 2018

¡Harta me tienen!

No me extraña que los abuelitos y sus amistades de El Funeral sean tan longevos. Es porque se conservan en alcohol los jodíos. Me han dejado la cartilla del banco temblando con la "gracia" de la abuela de la barra libre que he pagado yo. ¡YO, una humilde proletaria que no llego a mileurista! Le pediré a Andresito que me lo reembolse con intereses.

Cuando he hablado con él se ha hecho el loco: Que si tenía la cabeza embotada del chinchón de ayer noche. Que no están las cosas como para ir tirando el dinero por ahí. - ¡Pero si eres millonario, abuelito! - Si tu, en lugar de derrochar, ahorraras, también llegarías a serlo

Ante mi insistencia concluyó que: tal como están las cosas en el partido, es posible que perdamos las elecciones y nos quedemos con el culo al aire en cuanto a comisiones y otras prebendas, por eso y hasta no saber los resultados, ya le he dicho a tu abuela que vamos a estar a pan y agua... No te extrañe que algunos días, para variar de menú, vengamos a tu casa a comer aunque sea fabada de bote.

Me quedé a cuadros... Poco a poco, una lucecita fue iluminando el fondo de mi cerebro y sin poder contenerme exclamé: - ¡La abuela te ha aleccionado! ¿A que sí? - Bueno... no te voy a negar... un poco sí... - ¡Lo sabía! ¡¡¡Eres un calzonazos!!! - ¡Nena, que soy tu abuelo! - ¡¡¡Político. No lo olvides!!! - Vale, pero debes reconocer que eres más tonta que Abundio y había que darte una lección. - ¡¡¡ABUELITO!!!

Llamaron a la puerta. Eran Bedulio y el Mago Cantalapiedra. - Este hombre ha puesto una denuncia contra ti (dijo el Municipal) pero la quitará si le devuelves su útil de trabajo.

Harta como estaba, fui a por el palo de la fregona, volví al descansillo y lo tiré escaleras abajo: - ¡Corre a por él, Cantalapiedra o desaparecerá por arte de magia! - Y di tal portazo que se movieron hasta los cimientos de la finca, mientras los despedía con un amable y contundente: ¡¡¡QUE OS VAYAN DANDO POR DONDE AMARGAN LOS PEPINOS!!!

jueves, 19 de abril de 2018

Dichosa varita.

Que tiempos aquellos en que las industrias regalaban vajillas (plato a plato) cristalerías (copa a copa) por la compra de polvos de lavar, jamón de york, etc. etc. Ahora te cobran más por lo mismo y encima, no te dan nada. Pero, por si las moscas, he preguntado en el súper si alguna marca ¿no regalaría, por casualidad, varitas mágicas... o batutas, que para el caso es lo mismo? Y me han dicho que no. He protestado enérgicamente y me han mandado a protestarle al maestro armero.

El caso es que tengo que darle un palo que haga las veces de varita para quitarme de encima, de una vez por todas, al Mago Cantalapiedra. Lo he comentado con la abuela y me ha dicho que aproveche que lo tengo encima para encargar al bisnieto. - Era un modo de hablar ¡Siempre estás igual! - "Es que se te está terminando el tiempo reproductor biológico y lo estás desperdiciando" - No se encuentran futuros padres así como así. - "Que flojos sois los jóvenes de hoy en día jijijijijiji" - ¿De qué te ríes? - "Te he llamado joven" jajajajajajajaja - ¡Y lo soy! - "¿Respecto a quién, boba de Coria?" (su voz sonaba risueña mientras a mi empezaban a llevárseme los demonios) - ¡¡¡A TI MISMAMENTE!!! - "¡¡¡¿QUEEEEEEEEEEEEE?!!!"

Pasé todo el día pendiente de la puerta, sabiendo que la abuela no perdona comentarios como el que le hice. Sé que su edad es Top Secret y aún así, cuando me saca de mis casillas y se me calienta la boca, lo olvido. Ay, ay, ay,... que agoníaaaaaaaaa.

Al anochecer llamé a la Torre del Paseo Marítimo. - Madame no estar here. - ¿Viene a mi casa? - Ir a El Funeral. - ¿De... quién? - El Pub the Funeral, boba de Coria. - ¡Antes de que llegue el brexit te cortaré las orejas, inglés!

Al colgar se me ocurrió una idea para neutralizar la rabia de la abuela. La llamé al móvil. Una música roquera y ensordecedora atronó en mi oído. - "Espero que sea importante el motivo de la llamada." - Es con respecto a la varita mágica. He sabido que funciona... - "¡Ni diciendo las palabras adecuadas que me dictó el Juanlanas del Mago!" - Debes practicarlas más porque funcionan. - "¡Andresito sigue tan de capa caída como éstos días atrás, boba de Coria!" - Pues hay un hombre que, gracias a la magia, ha tenido nueve hijos... - "Eso se llama potencia sexual" - Pues no, es magia porque se ha sabido ahora que el hombre es estéril... ¿Cómo va a tener hijos si no es gracias a la varita y sus palabras mágicas?

La voz de la abuela resonó como una vocina cuando gritó a la concurrencia. - "¡¡¡Amigas y amigos. Vamos a celebrar que mi nieta acaba de batir un nuevo record de tontería supina!!! ¡¡¡Estáis invitados y podéis repetir. Paga ella.!!!"

miércoles, 18 de abril de 2018

Menuda es la abuela.


En menudo lío me ha metido la Cotilla trayendo a casa al Mago Cantalapiedra. Y lo peor es que se ha quedado a vivir hasta que se le pase la hinchazón de los ojos que le produjo el chorrito de agua envenenada que le tiró Pascualita.

Menos mal que la Cotilla sí que se ha ido. Dijo que no quiere estar en el mismo lugar donde habita la invisible ánima de mi abuelito primero. Al escucharla estuve a punto de darle un beso en los dos carrillos, pero me contuve a tiempo. Y es que pensé que el Mago saldría con ella, despavorido y no volvería a verle más pero me equivoqué.  Sintió tanta curiosidad que decidió quedarse para estudiar "el fenómeno paranormal" que le puso los ojos como un colchón.

Cuando la abuela se enteró le faltó tiempo para venir. Traía la varita mágica consigo y al ver al Mago, se la tiró a la cara con muy malos modos. - "¡Esto ni es mágico ni es nada! Un tongo como una casa es lo que es.  ¡Este palitroque no levanta nada!."

Con aire ofendido, Cantalapiedra dijo: - Hay que decir las palabras correctas que solo los iniciados en la magia como yo, sabemos. - "Pues ya me las estás diciendo" - Imposible, señora. El Código Deontológico de Magos, brujas, duendes, hadas... - "¡Y demás zarandajas!" (la abuela no se podía callar) - ... y demás seres extraordinarios, me lo impiden. - "¡Todo esto son cuentos chinos!" - Bien, como veo que ya no le sirve, me quedo la varita. - "¡Ni hablar! ¡O me apunta esas palabras mágicas o llamo a mi primer marido, que en gloria esté, para que le haga otro "trabajito" en la cara"

Finalmente, la abuela se marchó con un papelito en el bolsillo y cara de satisfacción. La cara del Mago, sin embargo, era un poema. El miedo le había hecho perder el color. Además, caminaba encogido, temeroso. Me daba penita y se lo conté a Pascualita. - La abuela le ha comido la moral. Hasta los bigotes miran al suelo. - ¿Con... quién habla?... ¿Hay alguien en... el acuario...? - Sin pensarlo, respondí: - El abuelito se está dando un baño... ¿Adónde va?

¡Por fin solas! Bueno, está Pepe pero al ser mayoría las mujeres, queda incluído en el término SOLAS. Mojé los labios de la cabeza decapitada, con chinchón. Eché un buen chorro en el acuario mientras Pascualita se zambullía feliz. Y por último, me serví unas copas de chinchón y me dormí frente a la tele donde una rubia renunciaba a un Máster que jamás tuvo... Eso sí que es magia.


martes, 17 de abril de 2018

No hay varita mágica que valga.

- Geooooorge ¿está la abuela? - Madame dormir. - Despiértala que tengo que decirle una cosa. - Imposibel. - Venga, hombre, que es urgente. - No, no and no. - ¡Inglés, me estás cabreando! - ¡No puedou! Madame decir que cortar mis cataplines si yo molestar. - ¡Cobarde! - Yes.

No hubo nada que hacer. El mayordomo me dijo que se iba a tomar un te y me dejó con la palabra en la boca. ¡Monté en cólera! pero como si hubiese montado en Babieca. Es duro el jodío.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Has hablado con tu abuela? El Mago Cantalapiedra está desesperado. Dice que no puede trabajar porque un mago sin varita mágica, ni es mago ni es ná. - Supongo que tiene razón pero no será tarea fácil que se deshaga de la varita. - ¡Como es tu abuela! después de tantos años transcurridos no se le rebajan los ardores de la adolescencia. (Entonces me miró y dijo) Viéndote  y conociéndote, ella se lo llevó todo y no dejó ni un ligero calorcillo para ti, boba de Coria. - ¡Cotilla!

Poco después llegó el Mago. La Cotilla le puso al corriente de que no había varita. - Esperaré (el pobre estaba alicaído) - Para que no pierdas el tiempo puedes tratar de resolver el misterio del acuario. - ¡Sin varita no puedo! - ¡Pero si es un palito! - ¡Mágico! - ¡La madre que te parió!

La Cotilla puso en marcha su "gota malaya particular" dándole el tostón al pobre hombre hasta que, harto de oírla, se acercó al acuario, lo examinó detenidamente. Luego metió la mano en el agua y la agitó con fuerza. La arena y las algas formaron un remolino que atrapó a las pequeñísimas gambas-gordas-chinas llevándolas de acá para allá.

 De repente, entre  la turbulencia, vi subir como un misil a Pascualita. Supuse que había sido despertada bruscamente y me puse las gafas de sol por lo que pudiera pasar. Fue tan rápido todo que, ni la Cotilla ni el Mago Cantalapiedra la vieron. La sirena llegó al borde del acuario y sin pararse a pensar, soltó dos chorritos de agua envenenada: uno para cada uno. En un momento cuatro pares de ojos saltones, rojos y llorosos, que aumentaban de tamaño sin parar, me miraban suplicando ayuda.

Y mientras saltaban, lloraban, moqueaban, corrían dando vueltas a la mesa del comedor y gritaban como posesos, les di la medicina que mejor va para estos casos: el chinchón.

lunes, 16 de abril de 2018

El Mago Cantalapiedra.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Nena, tápate que vengo con un hombre. - Ay, Cotilla, deje de decir tonterías. - Salí de mi cuarto para encararme con la vecina y me di de bruces contra el hombre  anunciado. - ¿Quién es este? - El Mago Cantalapiedra, para servirle, señorita.

Me quedé alelada. ¿Un mago en mi casa? ¡Que honor!... Lo miré detenidamente y sí, era un Mago con todas las de la Ley: sombrero de copa; bigotes dalinianos; ojos negros y penetrantes, intensificando esta sensación con eye liner y rimel; bien vestido y envuelto sabiamente, en una hermosa capa española negra con forro rojo. Y para acentuar, más todavía, su estatus, llevaba en la mano una varita mágica.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo - ¡Valiente Primavera estamos teniendo! (dije mientras intentaba envolverme en mi bata... que dejé olvidada en mi cuarto) ¡OH, NOOOOOO! - Te avisé, boba de Coria.

Poco después y todavía con la vergüenza asomada en el rostro, nos tomamos unos chinchones para romper el hielo. - ¿Para qué ha venido? (pregunté al hombre pero la Cotilla fue más rápida) - Para que descubra el misterio que os traéis tu abuela y tu, con el acuario. ¿Dónde se ha visto un trasto de esos lleno de agua, arena y algas y sin un solo pez? Aquí hay gato encerrado.

Llamé a la abuela para que viniera, ipso facto, e impidiera al Mago hacer sortilegios que podrían descubrir a Pascualita. Cuando las miradas del Mago y la abuela se cruzaron, saltaron chispas, el ambiente se cargó de energía positiva, los pelos se llenaron de electricidad, se pusieron derechos y nos dábamos calambrazos solo con rozarnos.

- "Así que eres Mago, Cantalapiedra..." (la abuela imitaba a Mata Hari: morritos, ojos entrecerrados, suspiros sin venir a cuento, mano apoyada en la barbilla, sonrisilla de conejo y voz de tanguista. El Mago babeaba al levantar la varita hacia ella. - Voy a convertirte en la Reina de ... - "La varita la manejaré yo, querido." - El hizo un último esfuerzo para hacerse con ella pero fue inútil. - "¿Y dices que sirve para levantar cosas?" - Lo que sea... (las babas empezaban a inundar la salita) - "¡Perfecto! Me la quedo como recuerdo de nuestro encuentro... Y Andresito podrá dejar de tomar las pastillitas azules jijijijijijijiji" - Y se fue.


domingo, 15 de abril de 2018

El misterio de las gambas-gordas-chinas.

No me atrevo a meter las manos entre las algas del acuario por si me salen gambas-gordas-chinas... y me muerden. No entiendo que siga habiendo bichos de estos cuando yo pensaba que Pascualita ya se los había comido todos.

Iré a hablar con el señor Li para que me informe sobre ellos. - ¿Gambas goldas? ¿Tu tenel gambas goldas? ¡¡¡Yo complal todas!!! - ¡Pero si me las vendió usted! - Ah, no sel goldas. Sel golditas. - ¿Cómo se reproducen? - ¿Tu quelel que yo contal cochinadas de gambas? Tu sel una viciosa. A mi dal velguenza contal eso ¡Yo decil a tu abuela! - ¡Oiga, que ya soy mayorcita!

Tuve que convencerlo de que, a mi edad, ya no me espanto con los temas eróticos. Además, lo que yo quería saber es pura Zoología. - ¡Sel cochinada! - Al final, todo lo que pude sacar de él fue que se reproducen a sí mismas en las noches de luna llena. - ¡Menuda milonga! - Sel cielto. Son como Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como.

En casa, miré el calendario. Dentro de dos días habría luna llena. Tendré que estar al tanto para saber que es cierto lo que me contó el señor Li... En ese caso Pascualita me saldrá barata porque no habrá necesidad de comprarle pienso para peces. Se alimentará con esos bichos.

Efectivamente, dos días después y fijándome mucho, vi a los primeros alevines de gamba-gorda-china. Recibí un chute de adrenalina al verlos aunque, al pensar para lo que estaban destinadas me dió tal bajón que estuve a punto de caer redonda al suelo.

Esa noche tuve una pesadilla: Una mantis religiosa, con cabeza de Pascualita, se comía, una tras otra, las gambas-gordas-chinas, empezando por la cabeza. Desde su estantería Pepe la miraba impasible. Nada que tuviera que ver con cabezas le interesaba. Bastante mal lo pasó con la suya hasta que se adaptó a ser un llavero.

Hablé con la abuela. - ¡Piensa que son animalitos nacidos en mi casa.! ¿Cómo voy a dejar que se los coma? ¡¡¡Es inhumano!!! - "No dramatices, boba de Coria" - ¡¡¡Son como hijitos míos!!! -"No eres más tonta porque no te entrenas" - Entonces Pascualita subió hasta el borde del acuario con una gamba-gorda-china en la boca -¡¡¡Aaaaaaaaaaaaah. Es igual que en el sueñooooo!!! - "La mantis se come al macho después de la cópula, pero Pascualita no ha hecho nada con el bicho éste... ¿O sí?" - Las dos miramos instintivamente, la barriga de la sirena y gritamos a la vez. - ¡¡¡Le ha crecido más!!!



sábado, 14 de abril de 2018

Un Christian Dior para la lluvia.

La abuela ha estrenado modelito muy acorde con el tiempo en que estamos. Encargó el traje a Christian Dior. Desde que es rica le ha dado por ésta casa de modas y no sé por qué habiendo una modista por aquí cerca mucho más barata.

El traje es un versión moderna y chic (eso dice ella) del traje de buzo clásico, el de escafandra y pies de plomo. Lleva tantas lentejuelas que parece un semáforo. La escafandra es de plástico y está rematada por una de aquellas sombrillitas que venden los negros en los playas, pero carísima. Se complementa con unas katiuscas de altísimo tacón y plataforma. - "Para no mojarme en los charcos" (dice)

A la abuela nunca le ha importado llevar tacones de vértigo  y camina más tiesa que una vela con ellos. Después de dar unas vueltas delante de mi para que admirara el modelito, me enseñó la factura y a punto estuvieron de llevarme a la UCI del soponcio que me dio. Cuando me repuse un poco, exclamó enfadada. - "¡Ni que lo pagaras tú, boba de Coria!"

Aprovechó que estábamos solas para darme su versión sobre el "embarazo" de Pascualita. Con ella en las manos la examinó detenidamente. La sirena no está acostumbrada que la trasteen de ésta manera. Y menos, ginecológicamente. Por eso fueron varias las veces que sacó su dentadura de tiburón a pasear. La abuela seguía a lo suyo mientras yo me escondía cobardemente.

Cuando acabó la inspección nos sentamos a la mesa de la cocina con la botella de chinchón presidiendo nuestra pequeña reunión. - "Está embarazada" - ¡Es imposible, abuela! - "No lo es! Estos bichos de leyenda: las sirenas, los unicornios, los ornitorrincos..." - Estos son normales. - "¿Seguro? pues son los más raros. El caso es que éste embarazo coincide con la caída a la Tierra de un viejo satélite ruso. ¡Un caso extraordinario puesto que nadie tenía ni idea de dónde caería!" - Eso debe haber ocurrido muchas veces. - "Pero siempre se sabía donde caería." - ¡Tonterías!

- "Al chocar con la atmósfera, un buen trozo se desintegró y lo poco que quedó cayó en el mar. Y mientras caía fue soltado polvo sideral... y ya sabes que, de éstos polvos vienen éstos lodos. En éste caso el polvo vino con esporas embarazadoras" - ¡Abuela, no bebas más!

Antes de irse metió a Pascualita en el acuario. Me sorprendió que bajará como un rayo hasta esconderse bajo las algas del fondo. Tiempo después me pareció que se estaba comiendo lo que, en vida, fue una gamba gorda china... Recuerdo que me pregunté a mi misma: - ¿Aún le quedan?


viernes, 13 de abril de 2018

¿Egoísta yo?

La abuela no fue a El Funeral y no recibió la medalla porque lo que le había dicho la Cotilla hizo mella en ella. ¡Y no quería ser reconocida como la socia más vieja!

Me lo contó la día siguiente cuando le pregunté por qué no vino a buscar a Pascualita como dijo que haría. Me chocó que fuera tan subceptible cuando siempre se ha tirado las críticas a la espalda... Era cierto entonces, que estaba envejeciendo. A punto de cumplir los cien años la abuela envejecía. Sentí una congoja que me enrojeció los ojos... No puedo decir si de pena o de alegría... Sí puedo decirlo ¡de alegría porque ya no tardaría mucho en ser la dueña de la Torre del Paseo Marítimo!

Menos mal que no me oye nadie porque me llamarían egoísta. ¿Egoísta yo? ¡que va! Eso ella y Andresito que saben que estoy esperando y ni se mueren ni abdican en mi sus posesiones. Que no soy egoísta lo demuestra que no lo quiero todo. Al fin y al cabo el abuelito tiene a su hijo el Médico ¡pero la Torre es para mi!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿A qué viene ésta sonrisita de conejo, boba de Coria? - No es una sonrisa, es una mueca de pena... - Pues lo disimulas muy bien... ¿Se está muriendo tu abuela? - Lleva camino. - ¡Egoísta!

Por la tarde vino la abuela cuando Pascualita estaba en su clase de natación . Su cara era un poema. - ¿Qué tal la medalla? - "No fui a recogerla" - Estás perdiendo facultades. En otro momento la Cotilla hubiese rodado las escaleras sin tocar el suelo, en cambio, ahora te amilanas... - "La sirena está engordando" - ¿Quiéres un chinchón? - "N... o"

De repente gritó - "¡Pascualita está embarazada!" - No, yo... - "Tú no lo sé ¡pero ella sí!" ¿Quién es el padre?" - Me miró. - "¿Sabes algo?" - No podía hablar de la impresión. - "¡¡¡Hay que buscar al padre y celebrar el acontecimiento por todo lo alto!!!" - Y se fue corriendo. Poco después volvió con Andresito, la Momia y sus cubanitos culito-respingones que la esperaron en el rolls royce. Y con su minifalda, las botas de charol verde botella con tacones altísimos. Pestañas larguísimas; pelo pincho; collares de púas; rímel en cantidades industriales. Medias rosa fosfi... además de lentejuelas, plumas e incluso, cascabelitos. - "¡Nena, me llevo a Pascualita para que se enorgullezca cuando me pongan la medalla a la tía más marchosa de El Funeral"

Yo no fui. Me quedé en casa rumiando mi síndrome de Príncipe Carlos de Inglaterra porque, al paso que vamos, la abuela me enterrará y no podré disfrutar de la Torre del Paseo Marítimo... - Me pareció escuchar: ¡¡¡EGOISTA!!! - No había nadie en casa y pregunté: - ¿Abuelito? - Un vaso cayó al suelo y se rompió... ¡Glub!

jueves, 12 de abril de 2018

¡Huy lo que ha dicho la Cotillaaaaa...!

- "Nena, esta noche me llevaré a Pascualita a El Funeral porque dan una fiesta en mi honor." - ¿Y qué culpa tiene ella? - "No te subas a la parra que te puedes caer de cabeza." - ¿A ver qué pinta una sirena en un sarao de la Tercera y Cuarta Edad... y si me apuras, de la Quinta Edad? - "Te libras del pescozón porque estás embarazada que si no, saldrías en el Telediario en el apartado de Sucesos"

Cada vez que la abuela me habla de embarazo me tiemblan las piernas. Y cada día que pasa lo llevo peor. Hoy, por ejemplo, me ha parecido ver a lo lejos, mi tumba... Tengo que armarme de valor y decirle que no hay embarazo que valga. Que ha sido una falsa alarma... aunque, por otra parte y viendo que me he librado del pescozón, tal vez me convenga esperar un poco más para destapar la mentira.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se dirigió a su amiga. - Así que te montan un fiesta por ser la más vieja de El Funeral. - ¡Ostras! (pensé) aquí arderá Troya.

La cara de la abuela se endureció hasta parecer de mármol. De su boca salió un siseo de serpiente pitón - "Porque soy la socia más activa... vacaburra." - Me escondí en mi cuarto y hasta allí llegaron los gritos y los "piropos" que se dedicaron ambas. Llevé a Pascualita conmigo para que no se le ocurriera asomarse al borde del acuario al oír el escándalo.

- Esta noche vas de fiesta. Pórtate bien porque la abuela no estará para bromas. - La sirena ni me miró. Estaba muy entretenida comiéndose los restos de una de las gambas gordas chinas. Entonces reparé en un detalle: la barriga, color amarillo-verdoso de ahogado, estaba más redonda de lo normal. - Al paso que vas tendremos que comprarte un nuevo termo porque en el de siempre no vas a caber. Te pondré a régimen. Nada de comer comida china, solo pienso de pescado. Y tendrás que hacer ejercicios en la bañera, te guste o no.

De pronto fui consciente de que en casa no había nadie. El silencio era total. Así que decidí empezar ahora mismo con los ejercicios gimnásticos. Até un cordón de zapatilla deportiva (para que entrara en situación) al rededor del cuerpo de Pascualita y después de poner agua de mar en la bañera, la metí dentro. Y para que tuviera un aliciente por el que nadar a toda velocidad, llevaba yo una copa en la mano llena de chinchón, que hacía las veces de liebre en las carreras de galgos. ¡Batió records el bicho!


miércoles, 11 de abril de 2018

Una noche "normal"

Ya huelo el olor del verano acercándose. La playa me llama para que hunda mis pies en la arena y busque tesoros enterrados en ella. El mar sisea mi nombre para que me acerque y pueda lamerme los pies...

Los almendros se ha vestido de blanco purísimo y se dejan retratar por pinceles y cámaras. La nuevas flores no quieren ser menos que sus antepasadas y antes de convertirse en riquísimas almendras que potenciarán su sabor en mi boca, quieren ser inmortalizadas...

Las montañas, libres ya del manto de nieve del invierno, presentan sus colores gris-azulados a la admiración de isleños y extranjeros. Y la luz exquisita y famosa de Mallorca, buscada, deseada, apresada en lienzos por artistas del mundo entero, me baña y convierte en una ninfa que corretea por los campos persiguiendo vencejos, golondrinas y mariposas...

- Tu nieta es tonta hasta soñando. - "No seas cruel, Cotilla ¿no ves que está gestando un bisnieto?" - Así saldrá.

De repente tuve la desagradable sensación de que me estaban mirando. Al abrir los ojos a la oscuridad de mi habitación, débilmente iluminada por la farola de la calle, dos sombras se inclinaban hacia mi y grité como si me fuera la vida en ello. ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAH!!!

- ¡Que susto me has dado, boba de Coria! - ¿Co... Cotilla? - "¡La madre que te parió!" - ¿Abu... ela? - "¿A qué viene tanto grito?"

Aporrearon la puerta de la calle. - ¡¡¡Abran en nombre de la Ley!!! - "¿Qué pasa, Bedulio?" - Nos han llamado los vecinos porque aquí se ha cometido un asesinato. - ¡Las viejas se han cargado a la nieta! (se aventuró a decir una vecina) - "¿Qué viejas?" (la abuela se había puesto en  jarras) - ¡¡¡Han matado a la nieta!!! (gritó una vecina) - ¡Gracias a Dios sean dadas! por fin podremos dormir de un tirón. (agradeció otro)

Llegó la televisión. - ¿Quién los ha llamado? (preguntó una) Ya podríais haber avisado y me hubiese puesto la bata nueva. - Yo me hubiese maquillado. - Los habrá llamado un "hombre". - ¿Quién ha sido el lumbreras? - Los hombres se miraban unos a otros pero no decían nada. Finalmente el de la tele habló. - Nos han avisado los municipales. - Que "graciosos"

La Cotilla y yo salimos al descansillo de la escalera . ¡Anda, no está muerta! - ¡Nuestro gozo de dormir de un tirón, en un pozo!  - Pero la Cotilla ¡¡¡Que horror. Mirad sus ojos!!! - El agua envenenada de Pascualita aún hacía efecto. - Bedulio, más blanco que la pared, me preguntó. - ¿Ha sido... tu... primer... abuelito...? - Sí. - ¿Sigue... por... aquí? - Detrás de mi.

Cuando acabé la frase, Bedulio ya corría por la acera hacia el coche patrulla y arrancó como en las películas de guardias y ladrones ¡gastando ruedas!

martes, 10 de abril de 2018

¡Descubierta!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué pasa aquí con tanta claridad? - la Cotilla, sin esperar mi respuesta, entró en la salita y gritó: - ¡¡¡¿Has montado un altar?!!! ¿Para que aparezca el Máster de Cifuentes? Te pasas la vida poniéndome a caldo cuando le pongo un altar a Luis Bárcenas, mi gurú, y ahora vas tu y... - ¡Quieta parada, Cotilla! Los tiros no van en esa dirección. - ¡Pero has montado un altar lleno de cirios ardiendo! - Sí... - Y puede arder tu casa con tanta llama... - Espero que no. - Poder, puede. - ¡Que sí pero no pasará nada!

Que pesada es ésta mujer. Se quiere enterar de todo y meter las narices en todo. - ¿Para quién es el altar? - Para nadie. - Me extraña. - Para... gastar las velas que dejo usted. - ¡Mentira! - Por si se corta la luz... - No cuela. - ¡Porque me ha dado la gana! - No saques los pies del tiesto, boba de Coria y cuéntame de qué va ésto.

Así estuvimos media hora. A mi se me acabaron los argumentos pero ella seguía insistiendo como la gota malaya y a punto estuvo de horadarme el cráneo  con su pesadez. Finalmente cambió de táctica. - Si lo adivino me lo dices... Humm... Dáme una pista. - ¡Ni hablar! - Mientras pienso pónme una tapa de queso mahonés con chinchón y unas aceitunitas.

Se tiró pensando hasta que se hartó de queso, de chorizo, de sobrasada, de un café con leche con magdalenas migadas. No tiene el estómago de una mujer vieja ¡es un saco sin fondo! Después de un buen eructo y de preguntarme qué comeríamos a mediodía, dijo - El altar es para que tu abuela no se entere de que ¡no estás embarazada del bisnieto! - Me llevé las manos a la cara y grité - ¡¡¡¿Cómo lo sabe?!!! - Me lo acabas de confirmar. - Y lo celebró con varios brindis de chinchón.

- La abuela me matará cuando lo sepa. - ¡Sí! - No se lo diga, por favor. - Depende... - ¿De qué? - De lo que gane con mi silencio. - ¿Me está chantajeando? - ¡Totalmente!

Furiosa, me acerqué al acuario donde Pascualita dormía plácidamente y di varios golpes con los puños en el cristal. - ¡No tiene vergüenza! - Ni tú. - (Vi como Pascualita subía a la superficie a toda velocidad y me retiré de su campo de visión) - Pero tengo un arma secreta ¡El ánima de mi primer abuelitoooooo! - Y justo en ese momento, la sirena lanzó, con su extraordinaria puntería, un chorrito de agua envenenada entre los ojos de la Cotilla.

Después del ritual de saltos, gritos, lloros, carreras, golpes contra las paredes, un dolor inmenso y los ojos tan hinchados que apunto están de saltar de las órbitas, se ha bebido tres cuartos de botella de chinchón y ahora duerme la mona... y luego no recordará nada.

lunes, 9 de abril de 2018

La nieta se mete en un lío.

Lo de la romería al Castillo de Bellver acabó como el rosario de la Aurora porque no había caballeros "potables" que encandilaran a las doncellas. Por otro lado, doncellas, doncellas... tampoco las había. Además el Dragón era más partidario de comer empanadas que personas. Se volvía loco con las viandas de Semana Santa. Por eso salió de su guarida en las mazmorras del viejo castillo que vigila la preciosa bahía de Palma desde lo alto de una pequeña montaña, y se dedicó a perseguir a todo el que llevase mochila o cesta de la que saliera el delicioso aroma que inunda aquel bosque una vez al año.

La nieta, al oír que el Dragón perseguía empanadas se convirtió, mentalmente, en Bella y el Dragón en Bestia. Suspiró esperanzada y sin querer dijo: - ¡Abuela, esta vez habrá bisnieto! - Se armó un revuelo en la familia. - "¡Por fin! ¿Cuándo nacerá? ¿Es niño o niña? ¡Se llamará como yo!" - Andresito metió baza: - ¡O como yo! - "¡Ni hablar! La bisabuela legal soy yo" - ¿Y si es niño? - "A mi  nombre le cambiaremos el final femenino por el masculino aunque no pegue ni con cola" - Pues yo seré su madrina y lo llamaré Cotilla o Cotillo, según convenga.

Hasta Geoooorge metió baza. - ¡Yo enseñar inglés a baby! - Pero si ya no serás europeo. No estarás aquí. - Lo dije sin mala intención pero le cayó como un tiro y fue la primera vez que vi llorar a un inglés, cosa que me emocionó porque son muy pragmáticos. - Bueeeeenooo, vale. Le enseñarás por correspondencia.

La llorera se agudizó y lo dejé plantado para ir en busca de Bestia y camelarlo. Pero el Dragón resultó ser absolutamente fiel a su Dragona. Le enseñé la mochila con las empanadas y su atención hacia mi duró lo que tardó en comérselas, ná y menos. Entonces supe que había hablado sin ton ni son y los míos brindaban con chinchón, una y otra vez, por un bisnieto que seguía sin estar programado. Solo Pascualita `podía presumir de haber cogido cacho: el trozo de nariz que arrancó al pobre perro que la olfateó.

De vuelta a casa, la alegría desbordaba por las ventanillas del rolls royce y todos cantaban a grito pelado... menos yo. - ¿Qué le pasa a tu nieta? (preguntó la Cotilla) - "Cambios de humor de embarazada de bisnieto" (la abuela se había hinchado como un pavo orgulloso)... ¡ay, ay, aaayyyy! (pensé)

domingo, 8 de abril de 2018

Fiesta en el castillo de Bellver.

- "¡Ah, del castillo!" - gritó la abuela al llegar junto al foso que lo circunda y atestado de cocodrilos. - ¿Es necesario gritar tanto? - "Si a alguien se le hubiese ocurrido poner un timbre, no haría falta." - Estoy un poco asustada... ¿Es verdad que hay un dragón ahí dentro o es un cuento chino? - "Tu misma lo verás" - ¡No quiero ni que se me arrime!... ¿No pensarás dejarme con él? - "Claro, porque después vendrá un caballero, con su armadura de plata y su caballo alazán, dispuesto a rescatarte ¡Imagina que sea San Jorge! ¿Cuándo has visto tu un santo de verdad, boba de Coria? - Nunca, solo santos con peana.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - "Perdona, Cotilla, pero yo estoy primero" - Un soldado con cota de malla, se asomó desde lo alto de la Torre del Homenaje y para no perder la costumbre, gritó. - ¿Que buscáis por aquí, bellas damas? - Debe ser Pepe el corto de vista del castillo jajajajajajaja... ¡Aaaaaaaayyyyyyyyyyy! (¡que pescozón me ha dado la abuela!) - "Queremos entrar y unirnos a vuestra fiesta" - ¿Traéis la viandas? - "Ya lo creo" - ¿Sabéis que debéis dejar un diezmo para el Señor del Castillo? - "¿También tenéis corrupción?" - Cuidad vuestra lengua o harán con ella llengo en tàpares. - "¡Que genio! También traigo una doncella... es un decir... para el Dragón. - Es ¡¿eso?! Tendréis que pagarle otro diezmo al Dragón o no la aceptará. Es muy escrupuloso. Y cojan número que hay cola (gritó el cegato)

En el castillo reinaba la música, el baile, las pruebas deportivas como tiro con arco al ladrón, lanzamiento de reos desde lo alto de la muralla, torneos de justas con armadura y todo... Nos sentamos donde pudimos porque estaba todo lleno.

La gente comía las empanadas del pancaritat. Hablaban con la boca llena. Se atragantaban. Algunos murieron atragantados y fueron entregados a los cocodrilos del foso que también tenían derecho a participar de la fiesta.

De la cesta, la abuela sacó una especie de sardina con pelo-algas en lo alto de la cabeza. Un perro se acercó a olfatearla y acabó sangrando por la nariz y corriendo entre la gente para poner tierra por medio entre él y lo que sea que le había mordido
.
Sonaron clarines y trompetas para dar paso a un caballero al que su armadura chirriaba por falta de tres en uno. Las doncellas que tenían número para el show del Dragón le dieron un repaso visual, de arriba abajo e hicieron sus comentarios: - Es un caballero de tres al cuarto. - ¡No lo quiero ni regalado! - Mejor el Dragón, por lo menos estaré calentita... - El buen hombre fue abucheado y salió por donde había venido. Los caballeros que le siguieron no tuvieron mejor fortuna. Al final las damas tuvieron que contentarse con el ganado que había y por fin, fueron entrando en la cueva del Dragón. Algunas no salieron. Algunos caballeros tampoco, cosa que causó el enfado del encargado del bienestar del Dragón porque, a causa del hierro de la armadura, el pobre bicho sufrió fuertes dolores de estómago y tuvo que suspenderse el espectáculo.

sábado, 7 de abril de 2018

La merluza que cayó del cielo.

La Cotilla a venido hecha unos zorros. No daba pie con bola y parecía mareada. - Ha empezado pronto con el chinchón esta mañana. (le dije en plan crítico) - Siempre hablas de lo que no sabes. - ¡Echeme el aliento! - En mala hora lo dije. Por poco me tira de espaldas el tufo que salió de su boca. - ¡Aaaaahg, me quiere matar!

Sentada a la mesa de la cocina, balbuceó. - Llama a... tu abuela y... aaayyyy... dile que vengan a... comer ... aquí... - ¿A ésta casa? ¿a mi casa? ¡Ni hablar que siempre acaba saliéndome caro! - Eres una... ego... ísta. Aaaaaayyyyy. Creo que me estoy... muriendo... - ¡Ni se le ocurra morirse aquí! En caso que quiera alquilar habitaciones a turistas, el que haya habido una muerte, me haría perder clientes o cobrar menos. - Tú no... comerás... Aaaaayyyy...

Finalmente transigi y llamé a la abuela: - "¿Qué habrá para comer?" - Dile que... merluza... fresca... - Creo que se muere, abuela. - "¿La merluza?" - La Cotilla. - "Pero ¿has visto la merluza?" - Creo que "la lleva puesta" desde bien temprano jajajajajajaja - "Entonces ¿qué comeremos?" - ¡¡¡Merluza!!! dice.

La Cotilla durmió toda la mañana y yo me fui poniendo nerviosa pensando que no veía el pescado por ningún sitio y al final, me tocaría ir a comprar una. Por el rabillo del ojo noté como algo se deslizaba sobre las baldosas de la cocina. De un salto me subí a la mesa y grité: - ¡¡¡CUCARACHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! -

Desde las alturas y a salvo del bicho, miré con más detenimiento y me dio la risa floja. Era Pascualita
que había saltado del acuario al suelo y venía a pasar un rato conmigo... o eso creí hasta que pasó de largo, camino de la bolsa de la Cotilla. Una bolsa más mágica que la de Mary Poppins porque de ella salen las cosas más inverosímiles conseguidas a través de sus trapicheos.

La sirena consiguió meterse dentro y allí se quedó hasta que escuché acercarse a la Cotilla que ya se había despertado. Metí la mano en la bolsa y tiré de Pascualita que se había agarrado con manos y dientes a ¡una señora merluza! de la que se había comido casi la mitad.

Cuando nos sentamos a comer lo que quedaba, la vecina nos contó que el pescado no le había costado nada. - ¡Llovió del cielo y se estampó en mi cara! Fue una señal para que me la quedara. - Valiente excusa. - "¿Ese golpe te lo hizo ella?" -  Habrá sido el pescadero. - ¡Te digo que ha caído del cielo y estaba congelada! Me ha dejado grogui y creo que tengo conmoción cerebral. - ¿Por eso ha dormido tanto? - ¡Y bien que te has aprovechado para comerte lo que falta, avariciosa! ¡Y crudo. Qué asco!

viernes, 6 de abril de 2018

Soberbia.

Estoy alicaída. Debe ser la Primavera... o mi vagancia supina... o que se me ha terminado el chinchón y no tengo ganas de salir a la calle a comprar otra botella. ¡Es que no puedo hablar de ésto sin ponerme frenética! ¡Quién quiera chinchón que lo traiga! Se me va medio sueldo en comprarlo y luego apenas lo cato. Hasta Pascualita bebe más que yo. El otro día se lo comenté - ¡Cuando vuelvas a tu hábitat; te echarán por borracha! - y no se inmutó. Este bicho oye lo que quiere.

- "Nena, hoy comeremos contigo" - ¿Me invitas? - "En tu casa, boba de Coria" - ¿A santo de qué? - Dice Andresito, supongo que porque no está muy bien de las meninges, que estando contigo se anima... ¿?" - Aaaayyyy, que rico es mi abuelitooooo... - "Eso es cierto. Ves pelando patatas y haremos una tortilla" - ¿También tengo que hacerla yo? ¡Me opongo! - "Quién no trabaja, no come" - ¿Aunque las patatas, el aceite, la casa... sea mio? - "¡Naturalmente! No me gusta discriminar a nadie" - ¡Pero, abuela... !

Poco después llegaron la abuela, Andresito y Geoooorge cargado con una ensaimada grande. Me chocó verlos entrar en fila india, con el cuello estirado, la nariz señalando el techo, las espaldas rectas y una sonrisa de oreja a oreja. - ¿Ensayando para una procesión? - Según tu abuela, estamos practicando la Soberbia. Nunca pensé que fuera tan cansado esto. - "¿Tú no estabas algo deprimida? Pues haz lo que nosotros: practica."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se quedó mirándonos extrañada. - ¿Pasa algo?... ¿Os estáis riendo de mi?... ¿Os ha dado un aire?... - Practicamos la Soberbia, según la abuela... - ¿Y da resultado? - A mi, de momento, me duele todo. - "Eres una floja"

Media hora después las sonrisas habían desaparecido, las espaldas se curvaban en busca de una postura cómoda, las narices apuntaban al suelo... Yo fui la primera en desertar - Voy a pelar patatas. - Yo vengou con you. (me siguió Geooorge) - Vuelvo a mis trapicheos ... aaayyyyy que dolor de espalda... - Andresito y la abuela se tomaron sendas copas de chinchón. - Creo que estos ejercicios de Soberbia no funcionan... "Estoy convencida que para ésto hay que nacer" - Subida al borde del acuario, Pascualita no perdía rípio de lo que hablaban. - Puede que tengas razón... o no lo hacemos bien. - "He copiado, exactamente, lo que hizo Letizia en la Catedral... - Pascualita huyó hacia el fondo del acuario a esconderse bajo las algas al oír el nombre. - ¿Has oído este ¡chof!? - "¡No!"


jueves, 5 de abril de 2018

Andresito, el empollón.

La abuela me ha llamado y he encontrado el móvil tanteando la mesilla de noche. Si se llega a caer lo dejo ahí, me doy la vuelta y sigo durmiendo porque eran las tantas de la madrugada, pero lo encontré y ya que estaba, contesté.

- "Nena, prepara el desayuno para tres que vamos para allá" - Lo siento, abuela pero no tengo hambre. - "Vale, pero que sea para tres" - Que no voy a comer te digo. Haré para dos. - "A ver cuenta, boba de Coria: Andresito, Geoooorge y yo... ¿cuántos seremos?" - Tres... ¡¿No me habías contado?! ¿Pensabas dejarme sin desayuno? - "No dices que no tienes hambre" - ¡Pero no lo sabías! - "Apúntate a una escuela de Arte Dramático y haz el desayuno"

Poco después entraban en casa. - "Saca el chinchón que Andresito viene bajo de moral" - Ya somos dos (repliqué enfadada) ¿qué te pasa, abuelito? - Me he dado cuenta de que he hecho el tonto toda mi vida... Como se enteren se reirán de mi... ay, ay, ay... Tanto esforzarme para convertirme, a mis años, en el hazmereir del Partido... - "Bebe un poco y te animarás. Geooorge, saca las ensaimadas"

Un sentimiento cariñoso se apoderó de mi viendo al pobre abuelito de capa caída. - ¿Puedo ayudarte? - No, nena. Lo hecho, hecho está. Claro que podría esconderlo pero la prensa se entera de todo y después sería peor... - Me estás asustando ¿no tendrá un muerto en el armario como otros muchos? - ¡Mucho peor! tengo tres carreras, varios Másters. Soy doctor Honoris Causa por varias Universidades... ¡Que vergüenza!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿qué le habéis hecho a Andresito, malas pécoras? - "Se lo ha hecho el sólo. Esto le pasa por ser tan estudioso, tan recto, tan formal, y cuando se ha enterado de que es el único del Partido que tiene títulos reales, se ha deprimido" - Pero... eso es bueno. - No, Cotilla, he perdido años de mi vida cuando los demás, con ir repartiendo prebendas políticas en los centros de Estudio, salían con los títulos en el bolsillo sin más. - Visto así... si que has pecado de pardillo... ¡¡¡Cotilla!!!

El pobre se ha deshecho en un mar de lágrimas amargas. Y mientras la abuela le llenaba, otra vez, la copa, le dijo: - "A pesar de los pesares, tu familia está contigo"




miércoles, 4 de abril de 2018

Tarde de empanadas.

Estoy más pallá que pacá... Aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyy, que hartá de cocina me he dado. Y lo peor es que no estaba sola, la abuela y la Cotilla han venido "a ayudarte" me dijeron.

Hemos estado toooooooda la tarde haciendo empanadas... en realidad las he hecho yo y ellas se las comían y les ponían nota. - ¡Estaros quietas que no me cunde! - ¡"Nena, prepara cafés con leche para mojar los crespells"! - Prepáralos tu, abuela. Tengo las manos llenas de harina. - "¿Esta casa de quién es?" - Mía - "Y nosotras tus invitadas así que ¡prepáralo tú!"

Sobre la mesa de la cocina dos botellas de licor se iban vaciando a bastante velocidad: la de chinchón y la de moscatel. La Cotilla detalló el por qué de ello. - No acabo de decidir con que bebida están más buenas éstas cosas... - "Yo tampoco... ¿ahora que toca?" - Moscatel. - "A ver... hummm... No está mal... A ver ahora con chinchón... hummm... pues, hija, no sé por cual decidirme"

- "Mira, Cotilla, está sacando los robiols del horno jajajajajajaja ¡parecen churros!" - Que poco arte tiene tu nieta para darles forma ¡Vaya birria! - ¿A que no los probáis? - "¿Tu quieres ser, algún día, la dueña de la Torre del Paseo Marítimo?... pues trae pacá los robiols... ¡hip!... ¡perdón!" jajajajajaja

A las dos amigas se unió después Geooooooorge. - Ser feo pero no ser malo... - ¡Que jodío es éste inglés! Pues bien que te lo comes. - "¡Nena, prepárale un te!" - ¡Ni hablar!

Llamaron a la puerta y como los tres "invitados" estaban en plena juerga, tuve que ir yo a abrir. Eran Bedulio y el señor Li. - ¿Pasa algo? (pregunté) - Nos ha invitado tu abuela a comer cosas ricas. - ¿Hacel tú? - Sí. - Menos mal que yo tenel segulo de médico plivado. - ¡Oiga!

Cuando el coma etílico y el empacho asomaban ya la patita, me di cuenta de que Pascualita estaba en el frutero. Ahogué un grito para no dar la voz de alarma. La abuela me guiñó un ojo bizco debido al alcohol y dijo: - "No pasa... ¡hip! ... nada. Están... ¡hip! ... todos borrachos" - Y cayó de bruces sobre la mesa haciendo compañía a los otros tres.

Pascualita saltó a por los restos de comida y bebida. Me senté junto a ella y me comí lo poco que habían dejado. Un rato después la barriga de la sirena parecía un globito a punto de explotar. La mía no quise ni mirarla.

Por lo visto me arrastré, sirena en mano, hacia mi cama a dormir la mona. Allí me despertó la abuela a las horas brujas de la madrugada, muy enfadada. - "¿No me digas que no has dejado nada para Andresito y la Momia?" - Estooo... no sé... - "¡Vámonos, Geoooorge. Esta egoísta se lo ha comido todo!" - Si, madame ¡Que crus tiene you con this nietau! 

lunes, 2 de abril de 2018

Buscando gangas.

¡Oh, Dios míiiiiiiiioooooooo. No puede seeeeeeer! Me ha crecido la cinturaaaaaaaaaa. ¿Y ahora qué hago yo? No puedo comprarme ropa, las rebajas ya se han terminado ... aunque tal vez quede alguna tienda que todavía las tenga.

Después de desayunar un cola cao con pan tostado con aceite y tomate, un vaso de naranjada natural, una ensaimada que trajo la Cotilla hace una semana, un poco de queso, un plátano que estaba a punto de caducar y un vaso de agua para terminar de llenar el estómago, me he ido con Pascualita a la búsqueda de ropa a precio de saldo.

Me he pateado tooooooda Palma, entrando y saliendo de tiendas de todo pelaje, hasta que no me ha quedado más remedio que hacer una parada técnica en un bar de la Plaza Santa Eulalia.

Sentada a la sombra de los plataneros, viendo pasar gentes del mundo entero, mientras daba buena cuenta de un trozo de coca con pimientos asados, un helado de chocolate y un café con leche con dos magdalenas. Pascualita, guiada por su instinto, ha saltado del termo de los chinos que yo llevaba colgado al cuello, a la taza del café con leche justo cuando pasaba a mi lado el camarero.

La onda expansiva lo bautizó y yo tardé ná y menos, en liar a la sirena en una servilleta de papel y guardarla en el bolso. El hombre se miró de arriba abajo y luego se encaró conmigo: - ¡¿Qué hace?! - No he sido yo... - ¡Tendrá cara la tía! - Oiga, que los clientes siempre tienen razón. - El camarero siguió poniéndome a parir y a mi me repateaba porque no había sido culpa mía.

La gente de las terrazas de la plaza nos miraban. Algunos movían la cabeza desaprobando mi conducta. - ¡¡¡Que no he sido yo!!! (les grité) Y usted, traiga la cuenta. - Me la dio en mano y se quedó clavado ante mi. - Esta no es mi cuenta... - Ya lo creo (el camarero estaba en plan borde) - No pegaré esta cantidad ... - Ya lo creo (repitió el tio borde) - ¡Llamen a un guardia! (grité de nuevo)

Vino un municipal, compañero de Bedulio. - ¡Oh, no! (dijo al verme) - El camarero le contó su versión de los hechos y yo la mía. - La señora tiene razón. El precio es desorbitado. - Está incluido lo que tendré que pagar en la lavandería. - Ah... si es así... - ¡Ni así, ni asá! Yo no pago eso porque no he hecho nada. - El municipal se giró hacia la gente que aguardaba el veredicto, expectante. - ¿Alguien ha visto lo que ha pasado? - ¡¡¡Siiiiiiiii!!! (rugió la plaza) - ¿Ha sido ella? - ¡¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIII!!!

Yo seguía en mis trece. Entonces el compañero de Bedulio, estremeciéndose, me preguntó - Si no ha sido usted... ¿ha sido su abuelito primero? - Vi el cielo abierto. - ¡Exacto! ¡Y está sobre el platanero, enfadadísimo!

El municipal pagó la factura y murmuró algo así como: - ... se lo cobraré a Bedulio...No quiero problemas con espíritus cabreados...