lunes, 12 de febrero de 2018

El trancazo.

La nieve, esa cosa blanca que todos los inviernos cae del cielo, sigue siendo noticia en los telediarios.  Parece que, de momento, nos dan un ligero respiro de Puigdemont y nos ponen la pantalla en blanco y gris ¡como en los años gloriosos de los primeros televisores!

Dice la abuela que, en cuanto se caldeee el ambiente, aparecerán más colores y el Corte Inglés nos anunciará la buena nueva: ¡Ya es Primavera! pero para eso, aún nos quedan muchos platos de sopita caliente que tomar.

Así está hoy ella, la abuela. Con sopicaldos para que se le pasen los temblores que sufre desde ayer. Todo esto le pasa por cabezona. Ayer era el último día de Carnaval y en El Funeral se celebró una fiesta por todo lo alto a la que no faltó nadie, debidamente disfrazados. Había premio a la mejor máscara y la abuela se empeñó en ganarlo, pero estaba difícil la cosa porque los jubilados, como no tienen otra cosa que hacer, piensan.  Había disfraces para todos los gustos.

Para que nadie le hiciera sombra, la abuela eligió el tema: Carnaval en Río de Janeiro. La familia en pleno tratamos de disuadirla: Recuerda que estamos con la nevada en marcha. A ver cómo vas a salir... Pero ella, que es muy suya, hizo de su capa un sayo, se lió la manta a la cabeza, se colocó un sombrero de frutas tropicales a lo Carmen Miranda, un escueto tanga y una tirita de tela, colocada sobre los pezones y lo llamaba sostén. No se olvidó de sus estilettos de charol rojo pasión. Llevaba los brazos llenos de cascabeles, pulseras de plastico que al bailar sonaban al ritmo de la samba.

Pero pasó que la puerta de la cafetería no hacía más que abrirse y cerrarse a medida que entraba la gente. La abuela estaba cerca y poco a poco, el frío se fue adueñándose de ella para acabar teniendo el mismo color, azulado-verdoso-amarillo-cadáver que Pascualita y empezó la tiritona. Acabó llevándose el premio por parejas. - ¿Andresito de qué va? (preguntó uno) - Es el ancla del megayate que lleva a la chica (¡la abuela!) a un baile de disfraces en Copacabana.

La fiesta fue un éxito. Los ganadores fueron efusivamente felicitados. Se entregaron los premios y en cuanto pudieron, se escaquearon. La abuela había cogido un trancazo de armas tomar. Se pararon en mi casa porque no querían llenar la Torre del Paseo Marítimo de microbios.

Mientras miro las noticias sobre la Trama Gürtel. Pascualita, sentada en mi mano, ha empezado a estornudar sin parar. Lleva como diez minutos, los mismo que llevo yo riendo porque con el esfuerzo ya se ha caído tres veces al suelo. Además hace un sonido muy raro al estornudar: ¡¡¡At... atch... aaaaaatchiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisssss!!! - ¡Aaayyyyyyyyyyyyy, que graciosa estáaaaa! jajajajajajaja

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