domingo, 17 de diciembre de 2017

La Cotilla no puede evitar ser como es.

- "Es necesario que le devuelvas al dinero de los décimos de lotería a Geooorge, Cotilla" - No puedo, lo he gastado todo en zambombas, panderetas y botellas de anís del Mono. Mira que bonito suena: ¡¡¡Ande, ande, andeeeeeee, la Marimorenaaaaaaaaaaaaaaaa, ande, ande, andeeeeeeeee que es la Nochebuenaaaaaaaaaaaaa.

Ya puede invitarnos a unas copitas de anís. - ¿Qué anís? Las botellas vienen vacías. ¿Cómo se han cantado, toda la vida, los villancicos? Pues eso. -

La abuela estaba empeñada en que la Cotilla le hiciera caso. - "Si Geooorge se da cuenta de que lo has timado, te pondrá una denuncia y te llevará a juicio.?" - Para entonces ya no será europeo. - Un robo es un robo siempre, Cotilla. - Aquí la vecina se sulfuró contra mi. - ¡¿Pero quién ha robado, vamos a ver, boba de Coria? Le pedí treinta euros y me los dio. Punto. ¿dónde está el robo? Si es tonto, o quiere darme un aguinaldo, no se lo voy a impedir porque soy una pobre jubilada que no llega a fin de mes.

- Me da la impresión que tiene una fortuna escondida en algún lugar. - ¿Yooooooo? ¡Tu nieta está loca de atar! - "Estoy preocupada por ti. Imagina que el número del Gordo es el de los décimos que le has vendido al inglés ¿qué pasará luego?" - ¡Qué lo celebrará porque no te toca el gordo todos los días! - ¡Es una inconsciente, Cotilla!

Llamaron a la puerta. Era Geoooorge. - ¿Estar Cotilla aquí? - Pasa, pasa... - Mientras él entraba en el comedor, fui a por Pascualita por si nos tenía que defender de las iras del mayordomo. - Cotilla, yo querer más Lotería. ¿Valer igual? - Cuando se acerca el día del sorteo, suele subir el precio de los décimos... (¡que cuajo tiene la tía!)- ¿Cuánto costar ahora? - Cincuenta euros. - Bien. Tu darme tres.

Vi como la Cotilla daba un respingo al recibir un patadón de la abuela por debajo de la mesa. Restregándose los ojos para que no se le escapara ninguna lágrima, dijo con voz temblorosa - Por... ser para... ti, te los dejo... al mismo... precio... que los ... otros. - ¿Treinta euros, no?

La segunda patada fue tan fuerte que hasta a mi me dolió - Eeeeh... ay... sí... te los pondré... ay, ay.. a veinte euros... snif... a pesar de ... ay ay, que perderé....dinero... - Antes de acabar la frase saltó de la silla y cojeando se fue al baño a ponerse agua en las espinillas, mientras, la pierna de la abuela quedó en el aire.

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