jueves, 14 de diciembre de 2017

Castañas asadas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Traigo castañas asadas. - "Huy, que ricas. Yo quiero" - ¿Tu no quieres, boba de Coria? - Antes tengo que saber de dónde las ha sacado. - ¿Y ese remilgo? - Sabemos que las castañas suelen tener "inquilinos" como las setas. - ¿Y?  - Que me da asco... ¿Son del contenedor del súper? - No. - ¿Del contenedor del barrio de la abuela? - Tampoco. ¡Anda, come y déjate de tonterías!

Al final cogí una castaña. Lo cierto es que se me hacía la boca agua. Y estaban calentitas. Así que seguimos comiendo hasta casi terminar el cucurucho. Después la Cotilla se fue a sus cosas y la abuela pudo darle a Pascualita las castañas que quedaban.

¡Y vaya si le gustaron! La sirena se relamía y nos costó hacerle entender que ya no había más. Al final tuve que ponerme el guante de acero para no quedarme sin mano.

Era tal su enfado que se puso a dar saltos mortales y a punto estuvo de vaciar el acuario y dejar el comedor hecho un mar. - ¡Pues sí que le han gustado las castañas a ésta! - "Es muy lista mi sirenita y más guapa que nadie" - El chinchón hacía su efecto en esta frase, así que, disimuladamente, metí la botella en el aparador y recibí un zapatazo en lo alto de la cabeza.

Desistí y me escondí en la cocina. Allí, Pepe la cabeza jibarizada, me entendería. O por lo menos no me llevaría la contraria. Y chinchón no bebe porque se le sale por el cuello cortado, así que todo esto que me ahorro.

Después de un rato de palique con Pepe y harta de que me diera la razón como a los locos, estuve a punto de irme a la salita pero, en el último momento se me ocurrió preguntarle una cosa. - Dime la verdad, Pepe ¿te parece normal el berrinche que ha cogido Pascualita? - No abrió la boca, entre otras cosas porque la tiene cosida pero ya se sabe que quién calla, otorga. - Aquí hay gato encerrado... ¿no crees? - Otra vez otorgó. Entonces, armándome de valor, pregunté: - ¿Había algo más que castañas, verdad? - Y ocurrió un hecho que me heló la sangre en las venas ¡Pepe se cayó del estante, rebotó en la mesa de la cocina y rodó por el suelo hasta mis pies!  - ¡¡¡LO SABIA!!! (grité aterrada) ¡LAS CASTAÑAS ESTABAN LLENAS DE GUSANOOOOOOS!... ¡¡¡ABUELAAAAAAAA!!!

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