domingo, 5 de noviembre de 2017

Espectáculo gratis.

Menuda fiesta organizó anoche San Pedro. Relámpagos y más relámpagos. El cielo era una sucesión de luces y sombras a cual más espectacular. Era para coger una silla , sentarse en el balcón y no perderse el espectáculo.

Eso fue lo que hice. Pascualita y yo nos sentamos a contemplarlo, total era gratis. ¡Y nos cayó el chaparrón! Si lo llego a saber me ahorro el agua de la ducha de la mañana. A la sirena tuve que ponerla a buen recaudo porque la tía se ahogaba. No llovía agua de mar.

A punto estuvo de caer a la calle cuando me levanté de golpe de la silla. La agarré de la cola y se me escurrió de tan mojada que estaba. Quitando el batacazo, tal vez hubiese llegado a la playa por los desagües. Bajo la acera hay una alcantarilla y si no se la comían las ratas, bien podría estar volviendo ahora, a toda velocidad, a su hábitat en estos momentos.

- Lo siento, Pascualita, pero no quiero morir a manos de la abuela. Todavía no he cumplido con la misión que se me otorgó cuando llegué al mundo: que mi primer hijo sea un biznieto. Ya podrían haber pensado en algo más normalito . Este encargo es difícil. No se me arrima nadie ni por casualidad...

De repente en mi cerebro se hizo una luz más potente que la de los rayos que iluminaban el cielo: - ¡Los bomberos! - Puse a Pascualita en el escote y me quedé helada. ¡Que frío me entró! Tampoco yo la calenté a ella. Una fuerte tiritona me impedía fijar el dedo con el que marcar el número de teléfono.

- ¿Los bomberos?... Hola, ¿están los cachas?... Los del calendario... ¿Trabajando? ¿Con ésta tormenta? ... Ya.... Ya... ¡No me cuente romances, amigo! ... ¿Qué todo son urgencias debido a la riada? ... Pues que vayan otros. Usted, por ejemplo... Yo también tengo una urgencia. Necesito que alguien me haga un biznieto... No, no he bebido... ¿Así que no pueden venir?... ¿Y usted? ¿si es bombero tiene que estar buenorro?... Le invito a chinchón y a lo que se tercie. ... ¡Eh, no se le ocurra colgarme el teléfono!... ¡Soy una ciudadana contribuyente! ... - ¡Necesito un hombre! ... ¿A quién?... ¿Qué busque a Jack? - ¿Puedo decirle que voy de su parte, señor bombero?... ¡Es usted muy amable. ¡Ahora mismo le llamo!

Envueltas en una bata para entrar en calor y con una gotas de Chanel número 5 en el cuerpo, como Marilín Monroe, la sirena y yo compartimos unas copas de chinchón antes de decidirme a llamar a Jack. - ¿Crees que estoy bien, Pascualita? ¡Hay, que nervios! - Y me puse a golpear, rítmicamente, con los dedos en la mesa del comedor. Y entonces, sin previo aviso ¡¡¡ÑACAAAAAAAAAAA!!! La medio sardina me mordió los dos dedos índice, con tanta saña que antes de soltarlos ya habían empezado a hincharse.

- ¡Avemariapurísima! ¿Has cambiado dedos por butifarras? - Conteniendo las lágrimas a duras penas, me quejé lastimeramente, - ¡¡¡QUE DOLOOOOOOOR!!! - Pascualita se acercó, curiosa y sin encomendarse ni a dios, ni al diablo me escupió un chorrito de agua envenenada en el ojo ¡Pero que le pasa a éste monstruo! pensaba mientras lloraba, gritaba, saltaba, corría, etc. etc...

Ahora estoy más aburrida porque, ni he encontrado a Jack, ni se ha presentado ningún bombero y sigo con la misma prespectiva con respecto al biznieto... Y encima, no puedo meterme los dedos en la naríz porque no me caben.

No hay comentarios:

Publicar un comentario