jueves, 16 de noviembre de 2017

De capa caída.

Andresito estuvo encantado de la vida mientras el Problema Catalán se liaba más y más. Y eso se notó en su vida sexual ya que a la abuela se le alegraron las pajarillas y vestía más sexi de lo que es habitual en ella: mini faldas muy minis, brillantes, con más colorines que el arco iris. Botas altísimas de pirata. Jerseys de cachemira, suaves, _ "Andresito se pone como un toro cuando los toca y como soy rica, me he comprado unos veinte para empezar"

La Cotilla se muere de envidia. - Regálame alguno y se lo pasaré por la cara a un tipo que conozco de verle tirar la basura en un contenedor de barrio pudiente. - "Nanay de la China, que me han costado un ojo de la cara" - ¿No dices que eres rica? - "En la tienda de los chinos son más baratos" - No creo que sean tan buenos... - "¡Claro que no, pardala!"

Hoy la abuela ha venido quejosa de su marido. - "Qué poco dura la alegría en casa del rico" - Se dice, del pobre. - "Ya, pero es que yo no lo soy, por eso no lo digo... Andresito está perdiendo fuelle" - ¡Vaya, por Dios! Acabarás enterrándolo. - "Eso espero" - ¿Crees que es grave lo que le pasa? - "Está de capa caída... y bien caída." - Lo siento, abuela...

Más tarde ha venido el abuelito. Había ido al médico y por las apariencias, no parece haber recibido buenas noticias. - "¿Qué te ha dicho? ¿Hay solución?" - Dice que sí pero no lo tiene muy claro...

La abuela abrió el escote de su jersey. - "¿Has visto que bien me sienta?." - Ayyyy, no estoy para estos trotes... y menos delante de nuestra nieta... - ¿Alguien quiere un chinchón? (pregunté y entonces me di cuenta de que había que preocuparse porque ninguno de los dos quiso beber)

Como ya había abierto la botella, me bebí tres copas: las de los abuelitos y la mía. En seguida me vinieron a la mente varias ideas. Y poniéndome en plan erudito dije: ¿Cuándo empezaron los síntomas negativos? - Puessss... a medida que parecía arreglarse el Problema Catalán. - ¿Qué cosa... ¡hip!... más rara... no? - Nena, supongo que es ley de vida... Todo lo que sube... baja... - Aquí tiene que haber... ¡hip!... algo más (y me serví dos copas más) Creo que... ¡hip!... ya lo tengo... (bastaron otras dos copitas más para verlo todo claro) - Abuelito, no estás enfermo... ¡hip!... sino a.c.o.j.o.n.a.d.o.

La abuela recuperó el tiempo perdido y se puso a tono con el chinchón. - Al bajar la atención sobre... ¡hip!... Cataluña, ha subido la atención, valga... ¡hip!... la redun... esto... redundanciaaaaaaa sobre tu partido por toda la coorte de corrupción... ¡hip!... que hay... ¿Lo  pillas o no? ... Volvéis a ser las... vedetes de la tele.

La abuela empezó a despotricar - "¡Por su culpa estoy a dos... ¡hip!... dos velas y encima les pagamos la... ¡hip!... cuota!" - Andresito lloraba sus penas apoyado en el borde del acuario y a pesar de la neblina que empezaba a cubrir mi cerebro, vi como Pascualita subía como el rayo, a clavar sus dientes de tiburón en el codo del abuelito. ¡La que se armó! sobre todo cuando tiré de la sirena, arrancándola, a ella y al pedacito de carne que quedó entre sus muelas. No sabía que los abuelos gritaban tanto.




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