lunes, 9 de octubre de 2017

Pascualita y Orni, se han hecho amigos.

Nadie, salvo la abuela y yo, sabe que un bicho raro se pasea como Pedro por su casa, en mi casa. El ornitorringo y Pascualita han echo buenas migas. Tal vez sea porque ambos viven en hábitats diferentes y eso evita rencillas y celos. La sirena es de agua salada y Orni (le llamo así para que se sienta como en su casa) de agua dulce. En éste sentido son incompatibles pero mejor así, sería muy desagradable ver como uno se come las algas del otro y viceversa, o peor aún, que se comieran entre ellos.

Ambos se miran con curiosidad. Son dos fenómenos de la Naturaleza. El otro día no me pude resistir y les hice una foto juntos. Los dos se encontraron bajo la mesa del comedor. Se miraron largamente, cosa que proveché para ponerme el guante de acero por si se producía algún altercado. Pero todo se limitó a saciar sus curiosidades. - ¿Quién-tiene-una-boca-como-esa, Pascualita? (le hablaba yo en plan didáctico) - Venga,-dímelo-bonita.... ¡El-pato-Donald! Y tú, Orni, dime ¿quién-tiene-una-cola-como-ésta?... ¡La-sardinaaaaaaa!... ¡Que-listos-sois, jodíos!

Un rato después Pascualita se lanzó sobre mi y tuve el tiempo justo de apartarme antes de que me clavara los dientecitos de tiburón en el cuello. - ¡Eeeeeeeeh, ¿quiéres matarme, fiera corrupia? - En cuanto se me pasó el enfado comprendí que los bichos querían estar solos. Y me quité de enmedio.

Me pasé la mañana viendo la tele y escuchando la radio. Me costaba trabajo entender lo que se contaba y veía. Cientos de banderas, con los mismos colores, unas con rayas anchas, otras con rayas más estechas. Muchas veces enfrentadas, otras codeándose entre ellas. Y siempre gritos, insultos, canciones, voces fuertes creyendo, por ello, tener más razón que otros apenas audibles.

El timbre sonó varias veces hasta que lo escuché. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Cotilla! ¿Y la llave de casa? ¡¿No me diga que la ha perdido?! - Noooooo. Se la he dado a una pareja que vendrán mañana a hospedarse en la habitación de tu abuela. - ¿Por qué? - Para sacarle un provecho. La tienes vacía desde que se fue... - ¡No puede hacer esto. No es legal! - Hay tantas cosas que no son legales... por ejemplo, este... ¡¡¡¿Qué engendro monstruoso acabo de ver?!!! ¡Es Frankestein andando a dos patas! - ¡No diga tonterías! Es un ... - ¡Aaaagh, viene a por mi...! - No hay nadie, Cotilla. - ¡Lo he visto, lo he vistoooooo! -

Orni decidió que había llegado el momento de jugar y volvió a pasar ante los ojos atónitos de la Cotilla. - ¡Aaaaaayyyyyyyyyyyyy! ¡está allí!... ¡Y allí! ... - Un chorrito de agua envenenada dio de lleno en el ojo derecho de la vecina, que alarmó a todo el barrido con sus berridos. - ¡¡¡Haz algo, boba de Coria!!! ¡¡¡trae agua!!! - Pensé que lo mejor era darle chinchon y dejar que el alcohol la tumbase y durmiese lo máximo posible. Como así fue... Shisssst... que no se despierteeee.

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