jueves, 26 de octubre de 2017

Ha nacido una estrella del suspense.

La abuela ha llegado a casa entusiasmada. Con las mejillas arreboladas, los nervios a flor de piel, la ilusión reflejada en el rostro. - ¿Estás excitada? (pregunté, preocupada) - "¡Síiiiiiiiiiiiiii!" - ¿Sexualmente? (en seguida me arrepentí de la pregunta) Huy, perdón. No me lo digas, no, no, noooooo. No quiero saberlo. - "No te diría que no" - ¡Que no me lo digas! Soy tu nieta y me avergüenza conocer tus intimidades. - "No eres más tonta porque no te entrenas, boba de Coria. ¿Por qué preguntas, pues?" - Ha sido un lapsus... Perdón...-

- "Ha nacido un actor como la copa de un pino. El rey del suspense. Un tío que maneja magistralmente los tiempos para mantener al espectador en vilo. Estoy segura que los Goya al mejor actor y director, se los llevará él. Incluso el Oscar. Es simplemente un fuera de serie" - ¡Caray abuela! hace tiempo que no te había visto tan entusiasma... ¿Lo sabe el abuelito? - "Sí. Y no lo puede ni ver" -  Estará celoso...  - "Puede ser porque lo critica constantemente" - Pues sí que le ha dado fuerte jejejejejejeje

Estábamos sentadas en la salita, junto con Pascualita, saboreando un chinchón on the rock. - ¿Yo conozco a esa eminencia, abuela? ¿Qué películas ha hecho? - "Pues... no tengo ni idea... como tampoco sé lo que oculta su cerebro tras las cortinillas de su frente?" - ¡¿Lleva cortinillas?!... No recuerdo haber visto a nadie así... Solo a Puigdemon pero él no es... - "¡Justo! ¡Ese es el artista! - ¿Puigdemón?... ¿"Estás segura, abuela"? - "¿Sí. Tiene a todo el País en vilo, pendientes de sus palabras. De si dirá sí o dirá no. Deshojando la margarita. Mosqueando incluso a los suyos que, totalmente despistados, a ratos le aclaman y a ratos le llaman traidor, para volver a aclamarlo en cuanto abre de nuevo la boca. ¡Que dominio de la escena tiene éste hombre!"

Pascualita miraba extasiada a la abuela, luego me miraba a mi, dudando si debía atacarme o no. Tuve que decirle a la abuela que bajara el tono porque la sirena no sabía a qué carta quedarse y podía escupirme de un momento a otro. - "¡Que ilusión, me parezco a Puigdemón!" - ¡Te ha salido un pareado! (grité mientras aplaudía a rabiar) - Pascualita, visto lo visto, acabó dando saltos mortales en mi copa de chinchón.

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