lunes, 28 de agosto de 2017

¡Tengo una idea!

No quiero ser menos que la bisabuelastra y la Cotilla, dos mujeres que se ganan la vida con sus trabajos particulares. Así que me he puesto a pensar qué tengo que hacer para rellenar mi sueldo canijo... Lo primero que descubrí es que es muy cansado pensar.

Acudían a mi cabeza ideas sin pies ni cabeza. No servían para nada ¿Quién iba a querer pagar algo por ellas? Nadie ¡Ni yo misma! Lo consulté con Pascualita pero pasó de mi olímpicamente. Creo que le queda algo de rencor hacia mi, escondido en los recovecos de su pequeño cerebro por haber dejado que se estrellara contra el espejo del aparador.

De nuevo Pepe fue parco en palabras. - Hazme una seña por lo menos... ¿con la boca? Si, ya sé. Está cosida... ¿Un levantamiento de ceja? Puede servir. A ver... ¿Tampoco? Bueno, otra vez será. -

A causa del calor tenía una sed terrible. De repente vinieron a mi memoria escenas de mi niñez, cuando en casa no había nevera y el agua se guardaba en un botijo, a la sombra, para que estuviese fresquita. A mi nunca me gusto porque notaba sabor a barro pero los demás, abuela incluída, la bebían y decían ¡que rica!...

Caí en la cuenta de que estas "visiones" eran señales que me estaban diciendo algo: ¿comprar o vender barro?... ¿para qué? ¿Hacer botijos? Podría hacerlos pero... no estoy preparada para dar forma al pitorro. ¡Ya sé lo que haré. Venderé palitos para hacer el agujero del pitorro!

Me he pasado la semana comiendo, merendando y cenando, comida china del restaurante del señor Li. Este hombre no para de expandir sus negocios. Pero yo soy tan lista como él y en lugar de ir a un carpintero a que me haga los palitos, compro comida a los chinos que viene sus correspondientes palillos. ¡Así los palitos me salen gratis! ¡todo es ganancia para mi!

Llamó la abuela. - "¿Por qué compras tanta comida china? ¿Estás a dieta?" - ¿Quién te lo ha dicho? - "El señor Li." - No quería contarte nada para darte una sorpresa... Vale, te lo diré pero guárdame el secreto. - Y se lo conté. Minutos después, el rolls royce estaba aparcado en la parada del bus. - "¿Estás tonta? Vas a engordar, te hincharás de comida china y te está costando dinero ¡Menudo negocio has montado, boba de Coria!" - A todo esto siguió una bronca de padre y muy señor mio que me tuvo firmes un buen rato, después tiró la larga colección de palillos chinos al acuario. - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!! Adios negocio. Que mala es la envidia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario