jueves, 10 de agosto de 2017

¡Son de la misma quinta, dice!

- ¡... imaaaaaaaaaaaaaaa!... ¡¡¡AVEMARIAPURISIMAAAAAAAAAAAAAAAA!!! - El "dulce" despertar de la Cotilla hizo que saltara de la cama a la lámpara del techo y allí me quedé, colgada como un mono, mientras trataba de acompasar la respiración y saber qué pasaba.

No me calmó nada ver a los pies de la cama una figura terrorífica, venida del Averno, que portaba un cirio encendido. - Baja de ahí, boba de Coria y ayúdame a montar un altar para que la ilusión de tu abuela se cumpla.

- ¡Cotilla! ¿quiere que me de un infarto, loca? - Si te hace ilusión, adelante. He pasado por la Torre del Paseo Marítimo y había luz en la habitación de tus abuelos. La única luz en toda la calle. - Pobre abuela, que dura se le está haciendo la espera para ver la revista. - No entiendo como, siendo ella una mujer de armas tomar, no le ha dado ya dos patadas en las espinillas al estirado de Geooorge. - Porque ahora tiene un status de señora-doña. Antes de casarse con Andresito lo hubiese hecho pero entonces no teníamos mayordomo inglés ni de ningún otro lado. - Siendo así podría haber delegado en mi y le hubiese dado las patadas con mucho gusto. - ¡Y yo!

A las diez en punto, cuando nos preparábamos para merendar, el chirrido de los frenos del rolls royce hizo que nos precipitáramos al balcón. La abuela saltó del coche y corrió hacia el portal, le siguieron Andresito y su estirado mayordomo. - "¡¡¡NO HE SALIDO EN EL HOLA!!! ¡¡¡NO HE SALIDO, NO HE SALIDO, NO HE SALIDOOOOOOOOOOOOO!!! ¡Que ridículo más espantoso he hecho delante de mis amigas millonetis! ¡Pero la culpa es tuya, Andresito!"

El abuelito se quedó de piedra. - ¿Por qué mía? -  "Porque, conociéndome, no fuíste capáz de taparme la boca" - Por eso no lo hice, ¡porque te conozco! - "¡¡¡Demandaré a la revista. Al jodío de su fotógrafo por censurar mis fotos!!! ¡Con lo guapísima que iba yo ese día. Todo el mundo se fijaba en mi!" - Se me ocurrió decir: - Aunque no salgas en la revista, te estarán viendo en el mundo entero porque la gente de la calle, turistas la mayoría, debieron fotografiarte y ahora estarán mostrando las fotos en sus países. - Tiene razón la nena (dijo el abuelito que vió el cielo abierto)

Con mi ingenio y unos cuantos lingotazos de chinchón fresquitos, el griterío se fue calmando. La abuela se fue al comedor y volvió con Pascualita en plan broche, prendido en el pecho. Juntas repasaron la revista, ella comentaba los artículos mientras la sirena no les quitaba ojo. De repente la voz de la abuela se alteró de nuevo ante un reportaje de la Presley - "¡¿Por qué ella sí y yo no?! siempre tan mona, tan perfecta ¡Yo también! ¡¡¡Y somos de la misma quinta!!!"

Ahí me di cuenta de que estaba al borde del coma etílico. Pascualita lanzó un chorrito de agua envenenada a las páginas de colorines e hizo la señal de OK. Menos mal que el abuelito y la Cotilla también estaban comatosos y no vieron la reacción de Pascualita.


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