sábado, 5 de agosto de 2017

Recepción real.




La Cotilla y yo acabábamos de despertarnos de una soporífera siesta, bañadas en sudor porque alguien ha abierto la puerta que da a Africa y se nos ha colado el calor del desierto del Sahara. Preparé una jarra grande de chinchón on the rocks para no tener que estar levantándome cada vez que vaciáramos el vaso cuando, de repente, escuché el taconeo inconfundible de la abuela avanzando por el pasillo camino de la salita.

Menos mal que la Cotilla tuvo reflejos y cogió al vuelo la jarra cuando se me cayó de las manos a causa de la sorpresa. Mi abuela estaba ante mi con todo su explendor. - "¡Mírala, Andresito, ya te dije que se quedaría boquiabierta!" - Y no es para menos (musitó el pobre) - "No sé cómo coger este comentario porque tu serás de familia noble y pudiente  pero de presentarte ante los reyes, no tienes ni idea ¡Si hasta tu madre me ha felicitado!" - ¿ A dónde vais?
- "A la recepción que dan esta noche los Reyes" - ¿Estáis invitados? - "¡Naturalmente! ¿Pero quién te crees que es tu abuelito?... ¿Crees que pasaré desapercibida?" - ¿Eso es lo que pretendes? - "¡Noooo!" - Ya me extrañaba a mi.

- "Quiero estar a la altura de la reina. Es una mujer tan elegante que será difícil pero lo he intentado" - (se oyó un profundo suspiro de Andresito)

La Cotilla, que había recuperado la verticalidad después de salvar in extremis la jarra de chinchón, se dedicó a dar vueltas al rededor de la abuela. Yo temía que abriera la boca y dijera algún inconveniente pero no, solo comentó: - Saldrás en el Hola.

La abuela se sintió satisfecha con este comentario y se despidió de nosotras. - "No os beso para no estropearme el maquillaje ¡daos por besadas, muá, muá! -

- Me temo que van a detener a tu abuela en cuanto se acerquen al lugar de la fiesta. - No me extrañaría nada. - ¿De dónde habrá sacado ese pedazo de peineta que no se la salta un torero? ¡y verde fosfi! - ¿Y esa mantilla tan larga que la va arrastrando por el suelo? - Menos mal que lleva un broche atrás sujetándola porque aún sería peor... Lo que no entiendo es el cariño que le tiene a un broche tan feo. - Una alarma sonó en mi cabeza ante las palabras de la Cotilla ¡La abuela se había llevado a Pascualita para que viera a los reyes y sus invitados!

Sentadas ante la tele vimos el desfile de personalidades ¡Nadie iba como la abuela! Llevaban zapatos de tacón alto, incluso altísimo como la reina pero no botas de mosquetero rosas, de charol y un taconazo tipo zancos. Justamente hubo otro vestido floreado ¡el de la reina! Ya es mala pata, solo que el de la abuela era mini-mini con volantes en el escoooooote y con tantas lentejuejas que el brillo hería los ojos. De bolso llevaba una cesta "vestida" con la misma tela del vestido. - Que previsora es tu abuela. Se ha llevado la cesta para arramblar con lo que sobre de la merienda de un restaurante con 3 estrellas Michelín ¡Como nos vamos a poner!

Al final no vimos a los abuelitos. Se nos debió pasar porque tuve que preparar más chinchón on the rocks y la Cotilla se quedó traspuesta varias veces. ¡Me voy corriendo al kiosco a pedir que me guarden el Hola de ésta semana!

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