sábado, 26 de agosto de 2017

Anodina.

Saqué a Pascualita del bote de pintura antes de que se ahogara y corrí a limpiarla. Tuve la precaución de ponerme el guante de malla de acero porque, una vez pasada la conmoción, sacaría su dentadura de tiburón a pasear.

Después dejé a la sirena en el acuario al que, previamente, había echado un buen chorreón de chinchón para aplacar su rabia.

La Momia me llamó. - No encuentro al marciano, nena. Juraría que lo había dejado nadando en el bote de pintura... - Ha salido por el balcón con su pequeño platillo volante. - ¡Pues haberlo parado aunque fuera a escobazos, alma de cántaro! Me he quedado sin modelo que pintar. - Si te sirvo yo... - Tú no. Eres muy normal. Contigo el cuadro saldría anodino. - No supe qué contestar, así que le hice una petición. - ¿Me regalas el cuadro que has pintado? - ¿Te gusta de verdad? - Pues, si. - A mi también. Nunca nadie ha pintado a un marciano real... ¡Te lo vendo! - ¡Pero si eres rica! - Y quiero seguir siendolo, nena.

En esas estábamos cuando ha llegado la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - Por ese modo tan bonito de saludar te ofrezco un trabajo (le dijo la Momia) - ¿Que tengo que hacer, jefa? - Ser mi modelo. (Naturalmente, protesté) - ¿Por qué ella sí y yo no, bisabuelastra? - Creo que te lo he dicho... ¿o no?... Eres anodina...

La Cotilla se fijó en el cuadro de Pascualita - ¡A éste bicho lo he visto en sueños! - Es un pequeño marciano de verdad. - ¿Le ha mordido? (la Cotilla tenía la mosca detrás de la oreja) - ¿Por qué?... Venga, vamos a trabajar. Desnúdate y ponte en pose de Diana Cazadora.

Cerré los ojos porque hay escenas que es mejor no verlas, pero dicen que la curiosidad mató al gato y a mi me obligó a mirar, con los ojos entrecerrados, eso sí. - Cotilla, cúbrase, por favor. - Soy una profesional y estoy a la órdenes de la artista. Ha dicho desnuda y ya me ves. - Y así se quedó, como su madre la trajo al mundo, aunque más arrugada, artrítica y con los pellejos colgando..

Mientras yo salía sin hacer ruido, escuché a la Cotilla preguntar: - ¿Me expondrán en Nueva York? - ¡Naturalmente! - ¡Que envidia tengo!

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