domingo, 30 de julio de 2017

Tomando decisiones.

Tengo que tomar un montón de decisiones que cambiarán mi vida. La primera es conseguir que el abuelito se vaya a su casa. ¿Cómo se puede tener una Torre en el Paseo Marítimo y no disfrutarla? No está hecha la miel para la boca del asno... Esto no se lo he dicho pero lo he insinuado, solo que la palabra asno no la he nombrado , no vaya a ser cosa que me borre del testamento.

La abuela tiene que bajarse del burro..., (al final tendré toda la cuadra) y hacer las paces con él. A pesar de que su suegra, la Momia, le da la razón a ella. Pero yo he hecho un trabajo fino convenciendo a la bisabuelastra para que conozca al juez del interrogatorio de Rajoy: - Es muy mono, con bigotito fino, pulcro y joven. Seguramente tiene muuuchos más temas de conversación que los cubanitos culito-respingones. - Es que no los quería para que me hablaran, nena, sino para... - ¡¡¡NOOOOOO, BISABUELASTRA, NO ME DES DETALLES QUE YA ME LOS IMAGINO YO!!!

- Que antigua eres, hija mía. Con tu edad deberías estar dándole alegría a tu cuerpo, día sí y día también... ¿Y cómo dices que se llama ese juez... - Pregúntale a Andresito, tal vez lo conozca. - ¡Ahora mismo! Gracias, nena, por interesarte por mi salud sexual - Colgué el teléfono porque me estaba escandalizando de verdad.

Tengo que conseguir que Pascualita no muerda ni escupa agua envenenada. Si la abuela consiguió que tomara té con el meñique alzado, yo puedo lograr que deje ser tan salvaje... Tendré que ponerle un bozal. Claro que es más fácil decirlo que hacerlo. Por cierto, hoy sale en el periódico la oreja descomunal del pobre al que atropellé en el mar. Ocupa media página.

Pascualita tendrá que civilizarse si quiere salir a la calle conmigo. No puedo estar pendiente de ella todo el rato y encima, hay que arrancarla del sitio donde clava los dientes Sale mucha sangre y al final me pillarán los guardias.

Me he asomado al balcón para tomar el aire. El abuelito venía de la panadería con las ensaimadas para el desayuno y se ha encontrado con Bedulio. Se han saludado y mirado la foto del periódico. Entonces el Municipal ha levantado la cabeza y me ha visto. Se le ha desencajado el rostro, ha saludado al abuelito y se ha ido corriendo calle abajo.

Mientras desayunábamos, Andresito ha comentado que los amores reñidos son los más queridos. - Hale, pues ya estás tardando en irte a tu casa. - Lo decía por ti y Bedulio. - Me atraganté y no tuve más remedio que tomarme unas copas de chinchón para dejar de toser. - ¡No lo guardes! (gritó la Cotilla que llegaba en ese momento)

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