lunes, 17 de julio de 2017

Siguen sin aparecer.

Van pasando los días y la cosa no mejora. La abuela y Pascualita siguen sin aparecer y Andresito tiene la moral por los suelos.

Me ha echo jurarle por lo más sagrado, un montón de veces, que no existe el amante que nombró la Cotilla en un alarde de expontaneidad y mala uva. - ¿Por qué lo dijo, nena? - Porque se le va la fuerza por la boca. Un día se morderá la lengua y se envenenará. - ¿Me juras que tu abuela no tiene ningún amante? - Que sííííííííííí... - ¿Qué sí? - Digo, que noooooooo...

Por un lado me da pena el pobre, está muy afligido y apenas come. Se pasa los días pendiente del teléfono y de la puerta de la calle. Todo el mundo le consuela en cuanto suelta dos lagrimitas... ¡¿Y a mí qué?! He perdido a la abuela y a Pascualita. Mi duelo es doble pero nadie puede saberlo. Los conocidos, al verme, suelen decirme - ¿Seguro que no sabes nada? - Lo diría. - Huuuy, no me fio nada de las mosquitas muertas, con cara de pánfilas, como tú... - ¡Oye, que es mi abuela! - ¡Y rica, boba de Coria! ¿no la habrás tirado al mar con una piedra atada al cuello?

¿Dónde demonios se habrán metido estas dos? De pronto me ha dado por sospechar de todo el mundo, incluso de Bedulio. - ¿Seguro que la estás buscando? No veo que uses lupa para que no se te escape ninguna huella ¡Valiente detective estás tu hecho! - ¡No me ataques los nervios o tendré que pedir que me releven del caso!

Un día cambié de método. - Bedulio, vamos a sentarnos a la salita (le ofrecí unas copas de chinchón) y analizaremos juntos los progresos que vas haciendo. - ¿Qué progresos? (dijo con cara de bobalicón) - ¿Dónde crees que puede haber ido? - Mi última teoría es que su marido la enterró bajo el sótano de El Funeral... - ¡Ostras! Y eso por qué - Había bebido tanto que perdió la verticalidad al ir al baño subida en sus famosos stilettos. Se dió en la cabeza contra la taza del water y se mató. La escena es muy cutre ¿verdad? - Pues, sí... - Y él es de casa bien ¿no? - Si. - Pues blanco y en botella. Para tapar esta burda muerte, la enterró allí abajo y a partir de ahí puede inventarse la muerte más decorosa del mundo y siempre de acuerdo con su rango. - ¡Vaya! No está mal pero...

- ¿Pero, qué?... - Bedulio dio un salto al fijarse en el altar de los Amigos de lo Ajeno donde seguían pintarrajeadas, las fotos de los ex tesoreros-payasos - ¡¿Qué es ésto?! No me extraña que tu abuela se haya fugado. - ¿Ahora resulta que se ha fugado? ¡Que cruz tengo contigo, Bedulio!


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