miércoles, 19 de julio de 2017

No suelta prenda.

Desde que ha venido del hotel Formentor Pascualita está arrogante; desdeña la comida que le pongo, que no es otra que pienso para tortugas de agua, incluso diría que me mira por encima del hombro. Lo único de bueno que hemos sacado de la misteriosa desaparición es que la sirena ya no salta dentro de la taza de cola cao, es más, ni siquiera se acerca a ella. Llamé a la abuela.

- No sé que le pasa, no quiere desayunar. - "Dale té." - ¿Té? ¿Desde cuándo le gusta? - "Desde que ha estado conmigo y ha probado la buena vida" (me dijo, petulante) - ¿Y tomar cola cao no lo es? - "¿A ti que te parece, boba de Coria?" - A mi me parece que sí - "¿Cómo va a encontrar novio con estos gustos tan chabacanos que tienes?"

Cambié de tema porque estaba a punto de aparecer el biznieto de las narices. - Abuela ¿qué has hecho durante estos once días que has estado fuera? (¡me colgó el teléfono!)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya ha hablado tu abuela? - Se ha cerrado en banda y no suelta prenda la jodía. - Pues a mi, y a un montón de mis amigos que quieren saber qué pasó, nos tiene en vilo... - ¿Pero es que tiene que contar nuestras interioridades al Lucero del Alba? - ¡Claro! Así me saco unos euros para redondear la paga y poder llegar a fin de mes. - ¿Cobra por contar las cosas de mi familia? - Sí. Y si vieras lo que se ríen con tus tonterías jajajajajajaja - ¡¡¡Cotilla!!!

Tampoco Andresito ha tenido éxito. - No suelta prenda, nena... ¿No me mientes cuando dices que tu abuela no tiene un querido? (me tiene agotada con éste tema)

Fue viendo una película de policías y ladrones cuando se me ocurrió la idea de inyectarle el suero de la verdad. Se lo comenté a Andresito y no le pareció bien. - Hablará por los codos. - Eso era una película, mujer... No puedo hacerle una cosa así. - Tu consígueme esa medicina y ya se la inyectaré yo. Si no quieres, no te quedes a escuchar.

El caso es que Andresito la trajo y se marchó. Pascualita se subió al borde del acuario observándome fijamente con sus redondo e inexpresivos ojos de pez. Unos minutos después llegó la abuela con... Andresito - Me ha podido la curiosidad (me susurró al pasar)

Preparé dos jarras llenas de chinchón on the rocks con el cuento de que hace mucho calor. Media hora después la Cotilla estaba borracha como una cuba porque no paraba de beber con el argumento de - ¡Que fresquito está esto!

La abuela fue a por Pascualita y se la puso en plan broche prendido en el escote. - "Ha muerto Blesa" (nos soltó sin venir a cuento) - Vaya... ¿Vamos a brindar? (dijo el abuelito) - "¿Pero, no era de los tuyos?" - ¿Quién? - "Blesa" - ¿Quién era ese? - "El de las tarjetas black" - Andresito estaba de los nervios y no se enteraba de lo que hablaban, - Venga, brindemos.

Y brindamos una y otra vez. Yo acabo de despertarme y los abuelitos no están. Han dejado una nota, escrita con pulso tembloroso: - "¡Nos hemos ido a El Funeral a seguir brindando. En casa solo se oyen tus roquidos y los de la Cotilla ¿Cómo voy a tener un biznieto con lo "glamurosa" que eres durmiendo, boba de Coria?"

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