viernes, 2 de junio de 2017

¡Notición!

La Cotilla me llamó por teléfono. - ¿Sabes quién soy? - Claro. La C... - ¡¡¡CALLAAAAAAAAAA!!! No digas mi nombre... porque "ese" está ahí... ¿verdad? - Si se refiere a mi primer abuelito, tengo que decirle que sí. - ¿Está lejos? - ¡Que va! Le encanta pegar su cara a la mía. Es muy cariñoso. - La Cotilla colgó de golpe.

Más tarde llamó la abuela. - "¿Ya hablas claro?" - Sí. Ya no tengo nada que temer. Tu primer marido es un amor... ¿abuela?... - ¡Colgó!

Puse al abuelito al corriente de los personajes que vivíamos en mi casa y de los tres (Pascualita, Pepe y yo) solo sintió curiosidad por Pepe. Cogió la cabeza jibarizada entre sus manos, la volteó mirándola atentamente por los cuatro costados.

Me sentí defraudada y celosa. ¡Yo soy su nieta y no ese llavero ridículo y feo que compró la abuela en la tienda de los chinos del señor Li hace unos años...! Un rato después se me había pasado el cabreo porque, lo único que quería el abuelito de Pepe era su cabeza. Como buen fantasma que era, entraba y salía por los sitios más inverosímiles, por ejemplo, dentro de la cabeza jibarizada.

Una vez allí, habló: ¡el abuelito o Pepe (no me quedó muy claro éste asunto, supongo que por el susto que me di) hizo sonar su voz a través de unos diminutos labios cosidos! Corrí a por la botella de reserva, de chinchón ¡Esto había que celebrarlo! y también tranquilizarme. Estaba viviendo muchas cosas raras a la vez y la digestión me estaba resultando pesada.

La voz sonaba cascada y chirriante. Como si hablara a través de un papel de lija. - Hola (dijo después de carraspear un buen rato) Llevo tantos años... sin hablar... que he perdido la costumbre... - ¡Hola, primer abuelito! - ¿Primero?... - Sí, te sustituyó Andresito. - ¿Un... niño? - Bueno, alguna vez lo fue jejejejeje. Se casó con la abuela y ahora son ricos. - Comeré caracoles (dijo de sopetón) - A mi no me invites ¡puag! - ¿No te... gustan? ¿A quién... habrás salido?... - La abuela dice que a ti. - Veo que sigue tan... bromista como siempre... - ¡¡¡Abuelito!!!

Desde la mesa de la cocina, Pascualita esparcía el cola cao por todo dando saltos mortales en su taza, sin prestar atención a las palabras que Pepe iba desgranando por las rendijas de su boca. - Fíjate en la sirena, abuelito ¡va a lo suyo sin importarle nada más! - ¡Ella es mi nieta! Egoísta como mi mujer. - ¡Es solo una sirena fea y pequeña! - Tu eres egoísta y envidiosa. Tu abuela es la Cotilla. - ¡¿QUEEEEEEE?!

Desperté tendida en el suelo. La noticia fue tan impactante que me desmayé. Cuando volví en sí, el abuelito-Pepe y Pascualita tenían una conversación muy interesante, al parecer y pasaron de mi olímpicamente. - ¡Dios mío (pensé) Si la Cotilla es mi abuela... ¡adios a la Torres del Paseo Marítimo!



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