jueves, 25 de mayo de 2017

Caprichos de la bisabuelasta.

El rolls royce, estorbando como siempre en medio de la calle, anunció su llegada con el clásico concierto de pitos. Esta vez la abuela no subió, se contentó con llamar al interfono para pedirme que bajara, ipso-facto, bien arreglada. - ¿Para qué? - "La Momia quiere verte." - Ahora mismo bajo. - "He dicho: bien arreglada." - ¿Iremos a una fiesta? - "A la coronación de la reina de Egipto" - ¿Mande? - "¡Date prisa, boba de Coria!"

Terminé de maquillarme en el coche, camino de la Torre del Paseo Marítimo. - Podrías haberme avisado con tiempo, abuela. - "No busques escusas, que eres más lenta que un desfile de cojos" - Por el espejo retrovisor, Geooorge me miraba. - ¿Te gusto, inglés? - A la abuela no le gustó que le echara los tejos a su mayordomo. - "En horas de trabajo no quiero cachondeítos ¿está claro?"

Uno de los salones de la Torre, asomado a la bahía de Palma, estaba adornado con multitud de flores de mil colores y los dos cubanitos culitos-respingones, vestidos con un mini tanga, se encargaban de unos enormes abanicos de plumas que movían suavemente sobre la butaca-trono que ocupaba la Momia como una Cleopatra cualquiera. - ¡OSTRAS! ¿Estamos en Carnaval otra vez? - "Inclínate ante tu reina-faraón, gusano inmundo" - ¡¡¡Abuela!!! - "Haz lo que te digo o te cortarán la cabeza en un periquete"

Del viejo tocadiscos salían canciones en la voz atiplada, de Estrellita Castro. - ¿Habéis organizado una Fiesta de la Nostalgia? ¡Que guay! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - Cotilla ¿qué hace aquí? - Lo mismo que tú. No lo sé

La abuela, que llevaba un rato desaparecida, entró por una de las puertas vestida de egipcia, con un maquillaje exagerado y andando de lado como las figuras de los jeroglíficos. Una minifalda dorada, zapatos con taconazo de vértigo y una corona dorada con un aureus en la frente, que me pareció conocido, completaban su atuendo. La serpiente se movió y apareció la cola de pez de ¡Pascualita!

Quise protestar pero la abuela anunció: - "La reina-faraón va a hablar" - y tuve que morderme la lengua. - La bisabuelastra, a la que le habían puesto unos ojos tan negros que parecían dos carbones, carraspeó, muy solemne ella. Y dijo: - Quiero comer. - La Cotilla aplaudía a rabiar. - ¡Ole y ole, faraona! - Yo me atreví a preguntar. - ¿Y el abuelito? - La voz de grajo de la Momia resonó: - Vigilando las obras de la pirámide. - ¿Un nuevo chalet? ¿Tiene buenas vistas? - A la Serra de Tramuntana. - ¡Guau!  Pónlo en tu testamente para mi, bisabuelastra!

Uno de los cubanitos había visto moverse el adorno de la corona de la abuela y se acercó. Pascualita, harta de permanecer estática y de "rodillas" saltó hacia él. Al darse la vuelta para escapar dejó expuesto su culito respingón a los dientes de tiburón. Y se le clavaron con gana.

Todos estaban asustados menos la abuela, que subió a tope el volúmen del tocadiscos, y yo que, rapidamente, tiré de la sirena y la arranqué, con un tirón seco, de tamaño bistec. Menos mal que en la Torre del Paseo Marítimo están bien surtidos de chinchón.

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