miércoles, 31 de mayo de 2017

¡Sorpresa!

Han llamado a la puerta y al abrirla, ha entrado una ráfaga de aire fresco. - Aaaah, que bien va esto con el calor que hace. - Luego miré en el rellano y no había nadie. Me acerqué al ascensor y tampoco ¿Quién habrá llamado? - Y entonces, la puerta se cerró con gran estrépito. - ¡Oh, no. Me he quedado en la calle!

No había cogido la llave, ni le había dado una copia a ninguna vecina por si un día me pasaba algo así... Se me ocurrió que podría trepar por el árbol hasta el balcón y corrí escaleras abajo. Me coloqué junto al árbol al que, en este instante, estaba viendo con otros ojos: ¿siempre había sido tan grueso el tronco... y tan alto? Me abracé a él pero no conseguí abarcarlo con los brazos y subirme se convirtió en una meta imposible.

Decidí pedir ayuda: - ¿Puede trepar por el árbol, entrar por ese balcón a mi piso y abrirme la puerta, por favor? - Al hombre al que se lo pedí le brillaron las pajarillas - Es para un concurso de televisión ¿verdad? ¿Dónde está la cámara? - Se llevó una desilusión cuando le dije que no iban por ahí los tiros y se fue sin decir adiós.

Después de seguir intentando convencer a alguien para que me abriera, sin ningún éxito, se me acercó un maromo de pinta arrabalera que, arrastrando las palabras, me dijo: - Soy tu hombre, nena. Yo trepo y nos repartimos el botín al cincuenta por ciento, chata ¿Te place el negocio? - Quedé aturdida ¿De qué hablaba este tío? - Perdona ¿estás hablando de robar? - Me gustan las tías que van de cara y llaman al pan, pan y al vino, vino, así nos entendemos a la perfección, socia. - ¡Ni socia, ni leches! ¡Ni se te ocurra entrar en mi casa a robarme! - El egoísmo te ciega ¡haz el negocio con tu puñetero padre, so lista!

Acertó a pasar por allí Bedulio. - ¡Me vienes que ni caído del cielo! - Le conté lo que me había pasado y le pedí ayuda encarecidamente. Harto de oírme, llamó a sus compañeros e iniciaron la Operación asalto al Balcón. Después de media hora de intentos, llamaron a los bomberos que se presentaron con una escalera larguísima y en un plís plás, entraron en casa y me abrieron la puerta. Luego los invité a todos a unos chinchones on the rocks

Fue Bedulio quién vio al hombre sentado en la salita. - Tienes un huésped en casa ¿por qué no ha abierto él? - Que gracioso te pones cuando bebes jajajajajajaja. No hay nadie, salvo la cabeza jivarizada. - Entonces ¿quién es éste hombre? - Te digo que no hay nadie. - Pues se te habrá colado un vecino cuando hemos entrado todos. - ¡Que cabezón eres! ¿A ver, dónde está ese hombre?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla me cogió del brazo ¿Qué hace aquí toda ésta gente, boba de Coria? - Voy a la salita a ver a alguien y luego se lo cuento. - Efectivamente, había un hombre sentado en el sofá. - La Cotilla que venía detrás de mi, al verle, soltó un alarido escalofriante  y mirándome aterrada, me dijo: - ¡Es tu... primer... abuelito...! - Y se desmayó.

martes, 30 de mayo de 2017

El dedo índice.

Pascualita está rompiendo todos los esquemas que han regido mi vida hasta éste momento, a pesar de ser solo una sirena más fea que Picio... o quizás por eso. Desde que tengo recuerdo he usado el dedo índice de la mano derecha para hurgarme la nariz. Es algo connatural del ser humano. Y ahora no puedo hacerlo por culpa del bicho ese que vive en el acuario del comedor.

Esta mañana, al ir a hacer el gesto habitual y mecánico, el dedo no entraba en el agujero de la nariz. Ha sido entonces cuando la realidad se ha hecho palpable: tengo el dedo como una sobrasada de grueso debido al mordisco que me dio ayer. ¡¡¡¿Y ahora qué hago yo?!!! he gritado, desesperada, a los cuatro puntos cardinales de mi casa.

Nadie me ha sabido dar una respuesta convincente, ni de ninguna otra clase. Pascualita, la culpable de todo, se ha limitado a hacer la señal de OK antes de zambullirse y esconderse en el barco hundido. Y Pepe, siempre tan formal, ha seguido su norma de callar. Ya se sabe que en boca cerrada no entran moscas pero también, que quién calla, otorga...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿eras tu quién berreaba hace un momento? ¡Vaya dedo que te ha puesto tu abuelito primero! ¿así que ha estado por aquí? (entonces, temerosa, le tembló la voz al decir) ¿Se ha... ido ya? - Eso espero. - Si no estás segura ... me voy yo... - Pues tanta gloria lleve como descanso deje (estaba irritada) - Y tú ¿haber cómo te hurgarás ahora las narices? jajajajajajaja

Encima se reía de mi la mala pécora de la Cotilla. Mi venganza fue un acto reflejo: grité con todas mis fuerzas - ¡¡¡ABUELITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - Y a la Cotilla le faltó tiempo para salir escapada, escaleras abajo, saltando los escalones de dos en dos.


lunes, 29 de mayo de 2017

Impresentable.

La abuela, como no quiere venir a mi casa por si se presenta mi primer abuelito y la encuentra, no para de telefonearme. - "Nena, si monto un circo me crecerán los enanos" - ¿Qué te pasa ahora? - "Andresito se quiere hacer emigrante y marcharse a la Conchinchina" - ¡Ostras! Ya decía yo que no puede ser buena tanta viagra y tu no paras de comprársela. Piensa que tu marido ya tiene una edad... - "¡Ya estamos! ¡¿Qué edad, que edad?! He visto a pocos casi centenarios que estén tan bien y den tanto juego en la cama ¡No como tú que no te comes una rosca!"

Sabía que acabaría recibiendo. - ¿Por qué quiere emigrar? ¿Y para hacer qué? ¿trabajar en el campo de ese sitio, recogiendo aceitunas, plantando arroz, haciendo de albañil? No aguantará una semana porque se morirá antes. Además será un ilegal porque no le dan papeles a la gente así como así... - "¡Por qué no te callas, boba de Coria!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! He visto a Andresito en la calle y no me ha saludado. Es más, parecía que se escondía de mi. - "Será eso" - El abuelito quiere emigrar. - Siendo rico, emigrar es fácil. - Tendré un abuelito ilegal. - Esta nieta tuya se supera cada vez que abre la boca ¡Ya no se puede ser más tonta!

- "Andresito anda de capa caída: arrastra los pies y la vergüenza ajena" - ¿Es una penitencia? - "Este fin de semana ha venido el Pinocho Mayor del Reino" - ¿A tú casa? - "¡Nooooo! A un congreso de los suyos" - Pues bueno, pues vale... ¿Y? - "Los de aquí tienen un macho alfa... Sacó pecho ante su Jefe a cuenta de la Presidenta Francina diciendo: No pierdas ni un minuto con ella. Tu a lo tuyo (peloteo puro y duro) que nosotros ya nos encargaremos... " - ¿...? - "Andresito vomitó" - Lógico. - Siente vergüenza. - Normal. -  "¿Qué os parece la frase?" - Barriobajera. - Chulesca. - Impresentable. - Machista - "Y este fin de semana tres mujeres muertas..."

Fui al comedor y saqué a Pascualita del acuario, donde flotaba tranquilamente, en un arrebato de protección. Naturalmente, eso no le gustó y antes de que pudiera reaccionar me arreó un mordisco en un dedo que por poco se lo lleva puesto. - ¡¡¡LA MADRE QUE TE PARIO!!!... Dientes así quisieran muchas (pensé mientras corría a por el chinchón) ¡Uf, que dolooooooooor!

domingo, 28 de mayo de 2017

¿Vendrá o no vendrá?

La abuela y la Cotilla han decidido no volver, de momento, por  mi casa . - ¿Pretendéis que reciba, yo sola, al abuelito? - "Esa es la idea" - Pero si no lo conozco. - "No tiene importancia. Sentirás la llamada de la sangre cuando le veas." - ¡Eso son tonterías, abuela! - "Eres una descreída. Te pareces a él.

- En eso tiene razón tu abuela (terció la Cotilla) Nunca creyó que iríamos a por él... y mira. - "Schissst. No des tres cuartos al pregonero. Después de tantos años ya habrá olvidado lo que pasó y solo falta que tú se lo recuerdes" - Tienes razón.

Estaban en la Torre del Paseo Marítimo y se pasaban el teléfono la una a la otra. - Entonces, si viene, qué le digo... - "Que eres su nieta y estará contento" - Si pregunta por tí ¿lo mando a tu casa? - "¡Ni se te ocurra, boba de Coria! Además, no se sabe ésta dirección" - Siempre me endosas a mi todos tus marrones Pide a Andresito que te ayude con el malentendido. - "Ya lo he hecho pero dice que  no quiere entrometerse en líos de familia" - ¡Pero si es un fallo informático o administrativo! Y él conoce todo éste tinglado después de estar muchos años en la Administración Pública... - "Dijo que nones y no hay quién le baje del burro" - Pues yo no me quedaré esperando al fantasma del abuelito.

Durante todo el día sonó el teléfono. A la abuela nunca le ha gustado que la dejen con la palabra en la boca. Preparé una maleta con algo de ropa y me hospedé en una fonda del barrio. - ¿Cuánto tiempo estará aquí? (me preguntaron) - "Hasta que se vaya mi primera marido" - ¿Eso será mucho tiempo? - "¡Y yo qué sé. Es un fantasma" - Huuuuy, esos son los peores. - "¿Conoce alguno?" - Mi exmarido, sin ir más lejos ¡Menudo fantasmón! Por cierto, no admitimos animales. - ¿Lo dice por el acuario? No es un animal, es un pez. - Ah, bueno, siendo así... - Y Pascualita se quedó conmigo

Una mañana paseábamos por el barrio, tomando el sol de mediodia cuando nos cruzamos con Bedulio que hacía su ronda. - Hola, Bedulio. Necesito protección. - A mi no me mires. - La cosa es seria. Va a venir mi primer abuelito y nos tememos una reacción violenta cundo nos vea. - El Municipal había palidecido y fue entonces, cuando la tapa del termo de los chinos se puso a saltar porque Pascualita quería asomarse al exterior. Cuando, por fin, la tapa cayó al suelo, Bedulio dio un salto espectacular, a juego con el alarido que soltó y echo a correr como alma que lleva el Diablo. - Miré a la sirena y dije. . ¡Estamos apañadas! (dije) Ella me contestó haciendo con un OK.

sábado, 27 de mayo de 2017

La carta.

Por una vez y sin que sirva de precedente, Geoooorge ha aparcado bien el rolls royce. El guardia de la Ora se ha quejado amargamente a mi abuela en cuanto la ha visto. - Espero que esto no se convierta en costumbre, señora. - "¿Y no está contento?" - ¡Claro que no! Gracias a usted y a su chófer somos la comisaría que más multas pone de toda Palma  y cuando llega Navidad siempre nos hacen un regalito por nuestro celo en el trabajo.

La abuela, que es más lista que el hambre, replicó. - "Pues si quieren seguir como hasta ahora, yo también quiero ver un detalle de parte de ustedes, cuando llegue Navidad"

Acababa de entrar en casa cuando volvió a abrirse la puerta de la calle: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¡Uf, he venido corriendo! Prepara chinchón on the rocks, nena, que vengo sudando. - Después se dirigió a la abuela. - ¿Para qué me has hecho venir tan deprisa? ¿Vas a hacer paella de marisco? - "Tengo que enseñarte algo... pero primero, siéntate." - ¿Pero habrá paella o que...?

Antes de sentarnos en la salita, la Cotilla encendió las velas del altar de los Amigos de lo Ajeno y  tuvimos que agenciarnos abanicos del calor que daban. - ¡Apague eso o nos deshidrataremos! - ¿Con el chinchón on the rocks a mano? ¡Ni hablar, boba de Coria!

Entonces la abuela, con mucha ceremonia, sacó un sobre y se lo pasó a la Cotilla. - "Cuando leas ésto, nada más tendrá importancia" - La vecina cogió el sobre, lo miró y dijo: - Es de la Seguridad Social... ¿Van a embargarme? - "Peor, mucho peor, Cotilla. Mira a quién se lo han mandado"

A medida que leía el nombre, la mujer palidecía. - N...o. No... puede... ser... - Y se desmayó. Recogí el sobre del suelo y leí el nombre del destinatario... - ¡¿MI PRIMER ABUELITO?! - "Así, es... Mi primer marido." - ¿El que os cargásteis entre la Cotilla y tú?

A punto de sufrir un soponcio, la abuela despreció el vaso con hielo y bebió a morro. Poco a poco, la Cotilla volvió en sí. - "Lee la carta" (ordenó la abuela) - Su amiga leyó para sí y volvió a desmayarse. - Sí que es grave la cosa (dije) - "Y tanto"

Cuando la Cotilla abrió de nuevo, los ojos, la abuela la amenazó con los siete males si volvía a desmayarse. - ¿Que piensas hacer ahora? - "Acogerlo, por supuesto" - ¿En la Torre del Paseo Marítimo? - "Aquí" - Pero, abuela, esto debe ser un error... - "De tu primer abuelito me lo creo todo" - Aquí dice que, después de mucho tiempo de baja, han constatado la mejoría de su salud y lo consideran APTO PARA EL TRABAJO. Tiene que presentarse, en la fecha señalada, en el hotel donde prestaba sus servicios como camarero. - Pero ese hotel ya no... existe. (a la Cotilla le temblaba la voz) - ¡Y el abuelito lleva muuuuuuchos años muerto! - "Si la Seguridad Social dice que es apto para trabajar y con lo cumplidor que era él, en el momento menos pensado se presentará aquí para cumplir con su deber" - Pero si está... - "¿Sigues pensando en comer una paella de marisco, Cotilla?" (dijo la abuela con sorna) - ¡Por supuesto! Cada cosa a su tiempo...

jueves, 25 de mayo de 2017

Caprichos de la bisabuelasta.

El rolls royce, estorbando como siempre en medio de la calle, anunció su llegada con el clásico concierto de pitos. Esta vez la abuela no subió, se contentó con llamar al interfono para pedirme que bajara, ipso-facto, bien arreglada. - ¿Para qué? - "La Momia quiere verte." - Ahora mismo bajo. - "He dicho: bien arreglada." - ¿Iremos a una fiesta? - "A la coronación de la reina de Egipto" - ¿Mande? - "¡Date prisa, boba de Coria!"

Terminé de maquillarme en el coche, camino de la Torre del Paseo Marítimo. - Podrías haberme avisado con tiempo, abuela. - "No busques escusas, que eres más lenta que un desfile de cojos" - Por el espejo retrovisor, Geooorge me miraba. - ¿Te gusto, inglés? - A la abuela no le gustó que le echara los tejos a su mayordomo. - "En horas de trabajo no quiero cachondeítos ¿está claro?"

Uno de los salones de la Torre, asomado a la bahía de Palma, estaba adornado con multitud de flores de mil colores y los dos cubanitos culitos-respingones, vestidos con un mini tanga, se encargaban de unos enormes abanicos de plumas que movían suavemente sobre la butaca-trono que ocupaba la Momia como una Cleopatra cualquiera. - ¡OSTRAS! ¿Estamos en Carnaval otra vez? - "Inclínate ante tu reina-faraón, gusano inmundo" - ¡¡¡Abuela!!! - "Haz lo que te digo o te cortarán la cabeza en un periquete"

Del viejo tocadiscos salían canciones en la voz atiplada, de Estrellita Castro. - ¿Habéis organizado una Fiesta de la Nostalgia? ¡Que guay! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - Cotilla ¿qué hace aquí? - Lo mismo que tú. No lo sé

La abuela, que llevaba un rato desaparecida, entró por una de las puertas vestida de egipcia, con un maquillaje exagerado y andando de lado como las figuras de los jeroglíficos. Una minifalda dorada, zapatos con taconazo de vértigo y una corona dorada con un aureus en la frente, que me pareció conocido, completaban su atuendo. La serpiente se movió y apareció la cola de pez de ¡Pascualita!

Quise protestar pero la abuela anunció: - "La reina-faraón va a hablar" - y tuve que morderme la lengua. - La bisabuelastra, a la que le habían puesto unos ojos tan negros que parecían dos carbones, carraspeó, muy solemne ella. Y dijo: - Quiero comer. - La Cotilla aplaudía a rabiar. - ¡Ole y ole, faraona! - Yo me atreví a preguntar. - ¿Y el abuelito? - La voz de grajo de la Momia resonó: - Vigilando las obras de la pirámide. - ¿Un nuevo chalet? ¿Tiene buenas vistas? - A la Serra de Tramuntana. - ¡Guau!  Pónlo en tu testamente para mi, bisabuelastra!

Uno de los cubanitos había visto moverse el adorno de la corona de la abuela y se acercó. Pascualita, harta de permanecer estática y de "rodillas" saltó hacia él. Al darse la vuelta para escapar dejó expuesto su culito respingón a los dientes de tiburón. Y se le clavaron con gana.

Todos estaban asustados menos la abuela, que subió a tope el volúmen del tocadiscos, y yo que, rapidamente, tiré de la sirena y la arranqué, con un tirón seco, de tamaño bistec. Menos mal que en la Torre del Paseo Marítimo están bien surtidos de chinchón.

miércoles, 24 de mayo de 2017

¡Y yo que sé!

A las tres de la madrugada me ha llamado la abuela, muy preocupada. - "Nena ¿cómo supo el cura pejiguero que el comulgante no era católico?" - ¡Y yo que sé! - y colgué el teléfono pero en seguida volvió a sonar- "¡No vuelvas a dejarme con la palabra en la boca ni con una incógnita sin resolver, boba de Coria!" - Hay horas más normales... para hablar de éstas..zzzzzzzzzzzzzz... cosas... - "¡Tengo que saberlo ya o no podré dormir en toda la noche! Ni siquiera me he divertido en El Funeral, por tu culpa ¡No se puede explicar una cosa y dejarla a medias!"

Desconecté mi cerebro y me dormí como un ceporro. Es una táctica defensiva que no me ha quedado más remedio que aprender con una abuela como ésta... pero no vale contra las vecinas cotillas que entran en casa cuando les da la gana y te zarandean hasta que abres unos ojos como platos y un reconcome asesino en las tripas, difícil de parar.

- ¡Necesito saber como supo el cura que aquel hombre no era católico! - ¡Déjeme en paz usted también! - No puedo. ¡Dímelo o me lincharán y encima tendré que devolver el dinero! - ¿Qué dinero? - El que he cobrado a quienes han querido escuchar la historia.

Me había espabilado. Me senté en la cama con cara de incredulidad. Entonces la Cotilla me dijo: - ¡Tengo que llegar a fin de mes como sea! - A través del teléfono la abuela se desgañitaba - "¡No me cuelgues o te quedas sin herencia!"

- No sé cómo lo supo. Quién me lo contó estaba sentada unos bancos más atrás y no escuchó nada. - ¡¿Cómo se puede ser tan inepta?! ¿Qué les digo a mis oyentes? - Invéntese algo, Cotilla ¡¡¡QUIERO DORMIIIIIIIIIR!!!

Cuando me dejaron en paz recuperé el tiempo perdido y me he despertado a las 12 del mediodía. Como el mal ya estaba hecho, antes de llamar a mi jefe para ponerle una excusa, he intentado desayunar con Pascualita pero estaba de muy mal café la jodía. Supongo que por la larga espera.

Le puse la taza de cola cao para que hiciese sus saltos mortales pero solo dió dos: del frutero a la taza y de allí a mi cara. Ahora no hace falta inventarme excusa para mi jefe ¡estoy horrible, monstruosa, dolorida, enfadada y borracha! La sirena ha salido volando por la ventana y se ha hecho fuerte en el nido de unos gorriones que viven en el árbol. Más que verlos, los oigo... ¡La madre que parió a la media sardina!

martes, 23 de mayo de 2017

Anda que...

Como dos ángeles custodios, la abuela y la Cotilla estaban una a cada lado de mi cama cuando he abierto los ojos ésta mañana. ¡Menudo susto me he llevado! - ¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué he hecho?! ¡¿Me he muerto?! ¡¿Sois las guardianas del Infierno?!... - "¡Calla ya, zoquete!" - Huuuuy, a tu nieta se le está pasando el arroz. ¿A qué vendrá tanta pregunta? Esto es que no tiene la conciencia tranquila. - "Cómo va a tenerla tranquila si, a su edad aún sigue sin darme un biznieto. La conciencia no la deja en paz." - Va a ser eso...

Me levanté de un salto y corrí a encerrarme en el cuarto de baño. Las dos fantasmas aporreaban la puerta. - ¡Abre, puñetera! - "No escaparás de nosotras" - Y yo gritaba : - ¡¡¡Vade retro, Satanás!!! - "¡Calla, coñe, que levantarás a toda la finca! Solo queremos saber dónde estuviste ayer.

Poco a poco, la luz fue entrando en mi obstruído cerebro y pensé que, tal vez, sí que eran la abuela y la Cotilla. Tímidamente pregunté. - ¿Quienes... sois? - "Ay, Cotilla, que mi nieta está sufriendo una crisis de Cretinez Aguda" -  ¿Es posible ser aún más tonta?... Creía que había llegado al límite. - "Y yo pero parece que el límite es infinito" - ¡Que cruz tienes con ella!

Media hora después salí. - "Vamos a la cocina, jodía, que estamos sin desayunar" - He traído croasancitos del contenedor del Súper. - ¿Son frescos? (pregunté) - Claro, han pasado la noche al raso.

- "Explícanos que te pasó ayer" - Salí a dar un paseo, abuela. - "Llegarías hasta la otra punta de la isla." - Me enredé un poco mirando escaparates. - "¿Escaparates? ¿Y los tíos que pasaban a tu lado, te fijaste en ellos?" - Ay, abuela, que yo no tomo viagra... como otros. -

La abuela saltó como un tigre de Bengala. - "¡Lo que usa Andresito son caramelos para la tos, boba de Coria!" - Vaaaaale... jijijijijiji - Tampoco la Cotilla pudo contener la risa tonta. - Lo que hay que oír jijijijijijijijiji

- Como hacía mucho calor entré en una iglesia, me senté en uno de los bancos y me dormí. Me despertó el cura con su sermón. Había empezado la misa y no me había enterado... - ¡Vaya tela contigo! ¿Habían "limpiado" los cepillos? - ¡Yo que sé! A mi lado, había una parejita extranjera. - "¿El te hechó los tejos?" - ¡Abuela, que estábamos en misa! - "Que tendrá que ver la velocidad con el tocino" - Llegó la hora de comulgar y la pareja se puso a la cola. El comulgó primero y se apartó para dejar paso y antes de que pudiera arrancar, el cura le cogió por un brazo gritando: - ¡Dáme la hostia que tú no eres católico! - ¡Ostras! - El chico se sacó la hostia de la boca y se la entregó. - ¡Que fuerte! - "¿Tú que hiciste?" - Salir a la calle a reír.

domingo, 21 de mayo de 2017

Tiempo de calores.

Pascualita está alterada ¿será cosa de la Primavera? El caso es que está insoportable. Me la encuentro en cualquier sitio. Ayer, sin ir más lejos, estuve a punto de mandarla de vuelta al mar pasando por las cloacas de la Ciudad cuando la muy insensata, se tiró de cabeza al agua del wáter. Escuché el chapoteo en un lugar indebido y pensé que era una rata. Menos mal que me dio por mirar cuando ya tenía el dedo en el botón de la cisterna.

Tuve que pescarla con las pinzas de girar la carne. Hoy la he encontrado escalando por las sábanas de mi cama. Le pregunté qué intenciones tenía haciendo eso. Como no me constó pensé que tenía sueño y quería echar una cabezadita pero, fijándome en su dentadura de tiburón, se me encogió el ánimo... ¿No querrá tenerme a mano por si le entra hambre de noche?

El caso es que, cuando llegan estos periódos de tiempo caluroso, sus hormonas se alteran y puede hacer cualquier locura y tengo que aplacar su temperamento hiper activo. Le he propuesto hacer la comida juntas. Y como no ha dicho ni que sí ni que no, he entendido que sí. - Haremos una ensaladilla rusa...

La tenía sentada en frente de mi, sobre el frutero. Saqué de la nevera los avíos para empezar el trabajo y al volver a la mesa la sirena había desaparecido. Me pasé un buen rato buscándola y la encontré en la bolsa de la basura, entre las peladuras de patata. - ¡Pero ¿qué quieres loca? ¿acabar en el basurero?

Sería casualidad o no, pero el caso es que el bicho hizo la señal de OK. Continuamos trabajando y ella se perdió varias veces más, cosa que me obligaba a enredarme con sus cosas. Finalmente pude guardar en la nevera una hermosa ensaladilla rusa. Después me senté en el sofá y dormí dos horas por lo menos.

A mediodía los abuelitos y la Cotilla vinieron a comer. Nos servimos buenos platos de ensaladilla. Mientras comíamos la abuela, de pasada, preguntó por "Tu ya sabes" Le dije: - Por ahí anda. - Y me prometí que después de comer la buscaría. Pero no hizo falta. Pascualita misma se delató. La ensaladilla se movió como asolada por un terrermoto y la sirena salió del interior llena de mahonesa, con tiras de pimientos morrones colgándole de las orejas.

Sin darles tiempo a que la vieran, la cogí y lancé por la ventana. Estupefactos, dijeron - ¿Qué ha sido eso? - Y yo me hice la loca. - ¿Alguien viene a la playa?

sábado, 20 de mayo de 2017

De segunda mano.

He vaciado el armario de la abuela. Se dejó allí un montón de cosas cuando se fue a vivir a la Torre del Paseo Marítimo con Andresito y la Momia, así que he pensado que ¿para qué guardar éstas cosas que le quitan sitio a las mías.? Ahora que están tan de moda los mercadillos y tiendas de segunda mano, lo venderé y me haré con un capitalito.

La Crisis nos ha cambiado los hábitos de vida ¿Quién compraba antes de esas tiendas y lo decía? Pocas se atrevían, a lo sumo, si alguien notaba que la prenda no era nueva de trinca, contaban que había sido de su madre y como todas las modas vuelven, ahora lo usaba ella.

Ahora, sin embargo, algunas de estas tiendas son atractivas y no les faltan compradoras. Y a mi me vendrá muy bien sacar tanto trasto de casa. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿qué haces con la ropa de tu abuela? - La aireo (a la Cotilla no hay que darle muchas explicaciones que luego va y lo cuenta) - Dímelo a la cara (eso había sonado a orden tajante) - ¿Qué la aireo? jejejejejeje - ¿Y esa risita? - Me hace usted gracia. - Tu quieres trapichear con ella. - ¿YOOOOOOOOOOOOOOO? - Lo veo en tu cara, no tienes la conciencia tranquila. (que vista tiene la tía) - ¿Quiére un chinchoncito, Cotilla? - ¡¿Me estás sobornando?! - NOOOOOOOOOOO. Intento ser amable... - Nunca lo has sido ¿Por qué vas a empezar ahora? ¡Porque te he pillao con el carrito del helao! - Y sin darme tiempo a reaccionar, cogió el teléfono y llamó a la abuela.

En un plis plás se plantó el rolls royce en la parada del bus. Poco después la abuela entraba a paso de carga en la salita. - "¡Por encima de mi cadáver tendrás que pasar si quieres vender mis cosas!" - Pero... son tonterías de la Cotilla... ¿Vas a creerla a ella antes que a mi? - "¡Naturalmente! Ella nunca me ha traicionado a pesar de los muchos novios que le he birlado."

- ¡Pero si no usas nada de lo que tienes aquí! - "Eres una mala nieta. ¡Quiéres echarme de ésta casa!" - Pero si no vives aquí... - "Pero estas cosas demuestran que he vivído. Que he tenido una vida anterior, que..." - No te pongas dramática, abuela - "¡Me pongo como me da la gana, boba de Coria! Y saca el chinchón"

A regañadientes llevé la botella y tres copas a la salita. Antes de entrar oí cuchichear a las dos amigas y me paré a escuchar... ¡Estaban hablando de repartirse las ganancias que obtendrían de la venta de las cosas de la abuela! - ¡No me lo puedo creer! ¡Queréis quitarme el negocio! (salté) - "Contigo no ganaríamos nada porque eres una avariciosa y no repartirías ni un euro" - Además, no tienes ni idea del arte del regateo. Y necesito el dinero para llegar a fin de mes.

Cogí la botella y fui a por Pascualita para ahogar mis penas con ella. - La sirena, subida al borde del acuario, se relamió al verme llegar con el chinchón y supe que me escucharía sin parpadear con tal de probarlo. Descargué toda mi frustración sobre la media sardina que no le quitaba ojo a la botella y me sentí liberada. Desde la salita llegaban las voces de las amigas: - ¡¡¡Trae pacá el chinchón, jodía, que con las cosas de comer no se juega!!!

viernes, 19 de mayo de 2017

Los caracoles.

- Abuela, voy a apuntarme a la Escuela de Idiomas para aprender unos cuantos. - "¿Unos cuantos idiomas para qué? Si no sabes hablar bien el nuestro" - Sí que sepo... sé. ¡Es que me pones nerviosa! - "Reconoce que Dios no te ha llamado por ese camino" - Pues bien que hablo con Geoooorge. - "Porque usas el castellano, pardala. Y él, que es muy listo, lo ha aprendido en dos patadas" - ¿Estás segura que le hablo en castellano? Yo diría que no... - "¿Entonces también sabes chino?" - Ahora que lo dices... es posible que sí porque me entiendo muy bien con el señor Li. - "Otro que es muy listo y también ha aprendido castellano en un abrir y cerrar de ojos, atontada"

- No tengo muy claro lo que dices... siempre he creído que tengo un don para entenderme con la gente, venga de donde venga. - "¿El don? ¿Qué don, boba de Coria? " - Bueno, pues me da igual. El caso es que necesito aprender ahora que viene el verano y se nos llenará la isla de extranjeros que llegan en cruceros, a cual más grande. En el puerto los juntan en manadas y los sueltan por las calles estrechas del centro de Palma. Y como oleadas de tsunamis humanos, avanzan llenando, a lo ancho y a lo largo, los sitios por donde pasan. Y tengo que decir, constantemente: - ¡Perdón! ¿Me deja pasar? ¡Me están estrujando! ¡¡¡SOCORRO, SE ME LLEVAAAAAAAN!!!

- "Ay, calla, solo de pensarlo me entra el agobio. Menos mal que yo vivo en un punto algo alejado de la ciudad y en alto" - Por eso quiero heredar la Torre del Paseo Marítimo. - "No desvíes el tema o empezaré yo con el del biznieto" - ¡Me callo!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Está la ciudad llena de "caracoles" - "¿Ah, sí? ¿Hay una plaga? ¿O un certamen sobre la cría de caracoles y las mejores recetas para guisarlos?" - ¿Comerlos? Ya sabía yo que llegaríamos a ésto con tanto programa televisivo de Cocina y tantos chefs y sus recetas psicodélicas? - "Los caracoles se han comido toda la vida" - ¡PUAGH! - Ya salió Doña Remilgos. ¡Que cruz tienes con tu nieta! - Al final ¿a qué viene que haya tantos caracoles en Palma? - A que van buscando su hotel, o su piso alquilado para una semana y y van con las maletas a cuestas, o a rastras, como los caracoles... ¿Así que hay recetas para freir turistas?

- "Se fríen solos, vuelta y vuelta, en las playas. ¡Que burra eres, Cotilla!" - ¡Y luego dice que la tonta  soy yo! - "Dime de qué presumes y te diré de qué careces" - La abuela siempre conciliadora ¡que jodía!

La Cotilla hizo un intento de reanudar su "negocio" - Me da pena ver a ésta gente arrastrando maletas como quién arrastra su mísera vida... Sería de buena samaritana traer algunos a casa... ¿no? - ¡¡¡NO!!! 


jueves, 18 de mayo de 2017

El 10%

Con los extranjeros en casa no gano para disgustos: Se creen con derecho a todo y hacen de su capa un sayo. Esta mañana me ha despertado un jaleo de risa y golpes en la cocina y al asomar la cabeza me ha llovido kepsut por todo. Parecía que habían vaciado tres botes porque las salpicaduras llegaban del suelo al techo. Hasta Pepe ha recibido.

A pesar de que todavía tienen rastros del veneno que les inoculó Pascualita, están encantados con el cambio de fisonomía. ¡Ahora son seres originales! Están como cabras. Y lo peor de todo es que han descubierto donde guardo el chinchón y van todo el día borrachos perdidos. Y a todo ésto la Cotilla les ríe las gracias porque son "sus clientes"

Al volver de la compra me he encontrado con ella debajo de casa. Solo me ha faltado agarrarla por el cuello . - ¡Ya se está llevando a ese par de gamberros! ¡No puedo más! - Ya están terminando sus vacaciones. Aguanta un poquito ¿o quiéres quedarte sin tu 10%?

Mientras hablábamos nos cayó una cascada de agua encima. Desde el balcón los guiris nos saludaban con grande aspavientos. - ¡La madre que los parió, Cotilla! ¡Han puesto una piscina de plástico en el balcón y la han vaciado encima de nosotras! - Se me olvidó decirte que les había hablado de una piscina... - ¿En su casa? - Sí. Ycomo lo prometido es deuda, les compré esta en la tienda de los chinos del señor Li. - ¡Y se les ha roto! - Monté en cólera - ¡¡¡Renuncio a mi 10 %!!! ¡¡¡QUIERO TRANQUILIDAD!!!

Sin saberlo, había dicho las palabras mágicas. La cara de la Cotilla se transfiguró y subió corriendo las escaleras. Entró en el piso como un elefante en una cacharrería gritando - ¡¡¡RAUSSSSSS!!! ¡¡¡A HACER PUÑETAS!!! y en un santiamén puso de patitas en la calle, a los guiris y sus mochilas.

Que tranquilidad se respira ahora en casa . Me parece mentira estar a solas, sentada en mi butaca , disfrutando de un chinchón on the rock y de una suave música de fondo, con Pascualita en mi regazo, medio dormida a causa de los sorbitos de licor que ha tomado... De repente salto de la butaca como un resorte - ¡Será jodía la Cotilla de las narices! Hasta que no he renunciado a la comisión no me ha quitado a esos tipos de encima! La voy ¡¡¡a...AAAAAAAAAYYYYYYY!!! - La rencorosa sardina mal hecha, furiosa porque se ha estrellado contra el suelo cuando me he levantado de golpe ¡me ha mordido un pie y se me está poniendo como una bota! ¡¡¡QUE DOLOOOOOOORRRRRRRRRRR!!!

miércoles, 17 de mayo de 2017

La lista se alarga.

Ni me enteré cuando llegó la Cotilla. Me había dormido como un ceporro después de pasarme media noche en vela. 

Estaba sentada delante de la tele, con una copa de chinchón en la mano y pinta de haberse bebido unas cuantas. No le quitaba ojo a la patalla donde daban la noticia de todos los días a la que solo cambian el nombre: Nuevo caso de corrupción : etc. etc. Después cogió el periódico que traía y recortó una foto que, después colocó en el altar de los Amigos de lo Ajeno. Me moví para ver quién era el personaje y entonces la Cotilla exclamó: - ¡Sabía que eres tonta pero no mala! Que detalle el de acojer a los turistas en tu casa. Los pobres se encuentran desplazados porque no conocen a nadie en el barrio.

¡Los turistas! ya no me acordaba de ellos. - ¿Dónde están? - Han ido al circo. Se lo he recomendado. Es un sitio para pedir trabajo como Fenómenos. No me había dado cuenta de lo feos y mal hechos que están. Uno tiene una nariz descomunal y el otro la Oreja de Dumbo ¡que adefesios, por Dios!

- ¿Por qué los manda a trabajar si han venido de vacaciones? - Así será seguro que tendrán dinero para pagarme... Mira que no darme cuenta antes de lo mal hechos que están. - Cotilla, aquí no pueden estar. - ¡Es el sitio ideal! - ¡Son salvajes! - No será para tanto. - ¡No los quiero por aquí!

Una hora de discusión no aclaró mucho las cosas. Sonó el teléfono: eran los turistas que habían encontrado trabajo. Tenían que poner sus caras como dianas y aguantar los tartazos que les tiraría la gente. - Luego dicen que no hay trabajo en España... (murmuró la Cotilla)

Después recompuso el altar de los Amigos de lo ajeno para dar cabida a un nuevo personaje: Cristina Cifuentes. - ¡¿Esta también?! - Tendrás que comprar una mesa más grande porque aquí ya no caben. - Cómprela usted. - No puedo o no llegaré a fin de mes. - Pues no lo comprendo porque todos los días
me pega la gorra con la comida. - ¡Egoísta! Que cruz tenemos contigo...


martes, 16 de mayo de 2017

Turistas "caseros"

Aún era noche cerrada cuando el timbre de la puerta ha sonado como un clarín, acompañado de la banda de tambores. Al principio no hice caso pensando que era un sueño pero cuando escuché jalear mi nombre desperté del todo ¡Me estaban dando una serenata en el descandillo de la escalera!

Nunca nadie me había rondado de una forma tan romántica ¡estaba entusiasmada! Salté de la cama y busqué una bata que no fuese la de buatiné del siglo pasado. Abrí el armario y no encontré nada que que ponerme para hacer babear a un hombre. Corrí a la habitación de la abuela y miré en su ropero. Había una especie de vestido de faralaes que enseñaba más que tapaba y me lo puse a toda prisa.

Corrí por el pasillo hasta que, junto a la puerta, paré en seco. No debía parecer ansiosa. Respiré hondo e intenté averiguar qué canción me dedicaban... ¿Las Mañanitas?... no. El ritmo era más movido, más enérgico. Un momento, me dije ¿quién es el hombre que me ronda? ¡No se me ocurría nadie!

Sin encender la luz, acerqué el ojo a la mirilla: había un montón de gente ¡Menudo mariachi! Mi pretendiente no había ahorrado en gastos... Miré de nuevo fijándome en las caras y quedé pasmada. ¡Eran mis vecinos! Y todo se desmoronó a mi alrededor: el clarín se convirtió en un timbre impertinente que alguien no dejaba de apretar. Y los tambores eran porrazos dados con rabia en la puerta. Mi nombre sonaba, eso era cierto, pero seguido de frases en las que se acordaban de toda mi familia y no con cariño precisamente.

Abrí y todos hablaron al mismo tiempo, a grito pelado. No entendí nada hasta que alguien gritó más fuerte. - ¿No quieres turistas? ¡Pues toma turistas! - Y a empujones metieron en mi casa a los turistas a los que la Cotilla alquiló unas habitaciones de la suya. - ¿Pero...? - ¡Se han meado en la escalera y vomitado en el ascensor! - ¡Gritan y ponen la música a tope! - ¡No tenemos porque aguantarlos y encima, gratis!

Cuando el último de los vecinos desaparecía camino de su piso, reaccioné. - ¡Yo no tengo nada que ver! ¡¡¡Son trapicheos de la Cotilla!!! - Pero seguro que también sacarás tajada. - Poca cosa, solo el 10%... (No tendría que haber dicho esto)

Ahora los turistas duermen en el suelo de la salita. Estaban tan asustados por lo que había pasado que, en cuando vieron el acuario, metieron la cabeza en el agua para despejarse. No me dio tiempo a decir ¡¡¡NO!!! cuando uno soltó un alarido y el otro por poco se ahoga.

A Pascualita no le gustó que invadieran su intimidad y atacó subiendo como una exhalación desde su cama de algas. A uno le mordió una oreja y al otro la naríz, de la que tiraba hacia abajo impidiéndole respirar. Tuve que tirar fuerte para que lo soltara. Después les di la botella de chinchón de la que dieron buena cuenta y no tardaron en caer redondos al suelo.

Me he quedado esperando a la Cotilla para ponerle las peras a cuartos en cuanto llegue. Y mientras me lamo las heridas de la desilusión.

lunes, 15 de mayo de 2017

La Nieta va a la playa.

Me he despertado con el antojo de estrenar la temporada de baños de mar. Ya sé que no es cuarenta de mayo pero, también es cierto que no llevo sayo. Y hace calor... Mientras me ponía el bañador del año pasado me ha dado la impresión de que la barriga me abulta más que antes.  Me he mirado, de reojo, en el espejo del armario y... en fin, no sé... Tampoco quiero mirarme mucho no vaya a ser cosa que me lleve un disgusto y me quede todo el día en cama.

Los turistas ya están aquí, el sol brilla y calienta de lo lindo, el mar tiene su mejor cara y yo... ¿a qué espero? ¿A que las ranas críen pelo? . Finalmente he metido mis tradicionales tres galletas de Inca en la mochila, el agua, la toalla... y camino de la playa se ha dicho.

Pascualita me miraba rencorosa mientras yo preparaba todas éstas cosas. - No puedes venir. - Me enseñó sus dientecitos de tiburón. - Eres un ejemplar único en el mundo. - Me escupió agua envenenada a los ojos. - No puedo dejar que te pierdas en los abismos del mar. - Saltó hacia mi pero erró la distancia y se estrelló contra el sofá. - Eres mi seguro de vida por si un día me veo muy apurada de dinero. ¡Te venderé al mejor postor y me forraré!

Al salir de casa me di de bruces contra la Cotilla. - ¿Qué hace aquí? - Vivo aquí. - No me lo recuerde. - Vengo a buscar las dos sillas y la mesita del balcón. He alquilado mi piso a unos turistas y les cobro un potosí por noche jejejejejeje ¡Es el negocio del momento! - Esos muebles son míos. - Pero yo los necesito. - ¿Y qué gano con eso? - Que no te estorben a la hora de limpiar el balcón. - Hablo de dinero. - No hay nada que hablar. El piso es mío. - Y los muebles míos. - ¡Ya salió la egoísta!

Tuvimos un tira y afloja y conseguí que me diera un diez por ciento de las ganancias y yo me comprometí a dejarle la televisión, el microondas y la lavadora. Me lo llevaré ésta tarde y me firmarás un papel donde se dejará claro qué es lo que me prestas. - Y usted me firmará otro diciendo que me darás el 10% de... - No voy a firmar nada. Con mi palabra basta. - ¿Usted cree...? - A pies juntillas.

Camino de la playa me ha dado por pensar que no había hecho un buen negocio porque, antes de cerrar la puerta, la Cotilla me ha dicho que los turistas bajarían cada mañana a desayunar. - ¿A mi casa? - Por toda respuesta, me ha dado con la puerta en las narices.

He llegado alicaída a la playa pero el espectáculo de un mar en calma y un cielo azul, el juego de un grupo de gaviotas, entrando y saliendo del agua, me ha levantado la moral, además, en la playa no hay espejos donde reflejarse mi barriga. Me tiré de cabeza y grité con todas mis fuerzas - ¡¡¡QUE FRIA ESTÁ LA JODÍAAAAAAAAAAAAAA!!!

domingo, 14 de mayo de 2017

El pollo.

La abuela y la Cotilla aún se están riendo de mi y me han regalado un pollo vivo y un montón de ajos tiernos. - "Dale unos cuantos cada día y acabará siendo un pollo al ajillo, vivito y cacareando." - Menos guasa. - ¡Aún estoy borracha  por culpa del mejunje que me pusiste en el plato! (a la jodía de la Cotilla le gusta zaherir)

El cachondeo siguió mucho rato, hasta que me harté, metí a Pascualita en el termo de los chinos y salí a caminar por la ciudad. Fue como el bálsamo de Fierabrás. Sentada en un banco del Paseo Marítimo, lejos de la Torre de los abuelitos, contemplando el telón de fondo medieval, con la catedral a la cabeza, me olvidé de las dos pesadas que dejé en casa, del pollo y de todo lo que no fuera llenarme los ojos de belleza y de mar.

Pero tuve que regresar pronto porque la fiera corrupia de Pascualita, al ver tan cerca su hábitat natural, se puso como loca, queriendo saltar del termo, lanzando mordiscos a diestro y siniestro, llamando la atención de las gaviotas que comenzaron a concentrarse a medio metro de mi. Me sentí como la protagonista de Los Pájaros y me dije - ¡Es hora de salir de aquí por pies!

Mientras corría por las estrechas callejas del casco antiguo, las gaviotas pasaban sobre mi cabeza en vuelo rasante, las muy jodías. Empujé a la sirena termo adentro con ayuda del tapón y lo cerré.

Alguien, al verme correr como alma que lleva el Diablo, me preguntó si era una rezagada de la  Maratón - ¡Sí, de los Juegos Olímpicos de Londres! (grite de malos modos) - ¡Encima de torpe, maleducada! (me contestó la pardala, poniéndose a correr a mi lado) - Al final tuve hacerle la zancadilla ¡No iba a dejar que me ganara!

Llegué a casa jadeante, con las piernas temblorosas por el ejercicio y un terco acompañamiento de gaviotas voraces. - Una pareja me señaló - ¡Mira, debe ser una alto cargo del PP!

Caí despatarrada en la butaca de la salita, lanzando un largo suspiro. Un rostro ceñudo me miraba, severo ¡La Madre Superiora de los Amigos de lo Ajeno, Marta Ferrusola! - ¡¡¡COTILLA!!! (llamé pero nadie me contestó)

Saqué a Pascualita del termo medio asfixiada. La cogí, con dos dedos por la cola, para lanzarla al acuario. Estaba tan cansada que me dio mucha pereza dar esos pocos pasos. Balanceé el brazo y entonces, salido de la nada, el Pollo al Ajillo. Vino corriendo, diciendo - ¡CO, CO, COCOCOCOCOOOOOOOOOOOOOO! - y saltó a por la sirena. Tuve tiempo de desviarla un poco pero ella, que es más rápida que el viento, hincó sus dientecitos de tiburón en uno de sus muslos y el cacareo subió de tono muchos decibelios.

Ahora duermen los dos. Al Pollo tuve que darle chinchón para que olvidara el dolor y a Pascualita, para no ser menos, también. Y yo llevo un rato mirando ese enorme muslo de pollo que, hecho en
pepitoria, nos lo podríamos comer entre los abuelitos, la Cotilla y yo y aún sobraría algo para la cena.

viernes, 12 de mayo de 2017

Cocina la Nieta.

- Abuela, ven con el abuelito a comer a casa. - "¿Qué mosca te ha picado?" - Haré una receta para chuparse los dedos. - "¿Han abierto una tienda de comidas preparadas en tu barrio?" - Guisaré yo. - "Pues lo siento, no vamos a poder venir porque no tengo suficiente sal de frutas para combatir el dolor de estómago." - ¡Dáme un voto de confianza, mujer!  - "Te doy todos los votos que hagan falta pero no pienso sacrificar los años de mi segunda juventud por un capricho tuyo" - ¿Segunda? - "¿Tienes algo que objetar? - Su voz, amenazadora, me indicó que estaba pisando terreno pantanoso y me callé.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Otra vez hay que ir a votar? - Ay, Cotilla, afine el oído cuando vaya a poner la oreja. Lo que pasa es que quiero invitar a los abulitos a comer y no quieren venir. - ¿Por qué? - ¿Porque guisaré yo? - Es una buena razón. Hasta luego. - ¡Espere, mujer! Compartiremos mi obra de arte culinario.

- ¿Sabes guisar ese plato que dices? - ¡Ya lo creo! Memoricé la receta cuando la hizo Arguiñano. - O sea, que no la has hecho... Estoy pensando en cambiar de parecer... - Que me la sé de memoria, Cotilla. Vaya a sus trapicheos y a mediodía comeremos Pollo al Ajillo.

Puse a Pascualita sobre la encimera de la cocina mientras preparaba la receta y le fue explicando el procedimiento: - Presta atención y podrás hacerlo en tu hábitat cuando la abuela decida soltarte en el mar: Vamos a ver... hay que poner vino ¡Aquí está! Quité el tapón a la botella y me serví una generosa copa de vino blanco. - No es el que dijo Arguiñano porque me salía por un ojo de la cara pero éste Don Simón tampoco está mal.

Pascualita no me quitaba ojo y cuando le di a probar un poco, hizo la señal de O.K. - ¿Está bueno, eh?. Venga, otro poquito más que en la cocina se necesita alegría. - Al final lo acabamos todo. La culpa es del tetrabic porque, al ser de cartón, no se ve lo que queda dentro.

Entonces decidí innovar la receta, como hacen los grandes cocineros - ¡A este paso me darán una Estrella Michelin! ¿Has probado el coñac alguna vez, Pascualita? - Puse medio litro de agua a la que le añadí medio litro de coñac. - Ahora... ¡hip!... los ajillos ¡Vaya, por Dios! Solo tengo ajos... Volveré a imnovar, como los buenos chefs.

Piqué una cebolla y la añadí al caldo. ¡Una guindilla en la nevera! A la olla con ella. Y ahora a remover. Cuando se me cansó el brazo me di cuenta de que algo no iba bien... ¡hip! ... ¿Qué será, Pascualita? ¡Hija, es que no me ayudas en nada! Tendría que haber usado la olla a presión.

Pero, aunque hice el trasvase, la cosa no mejoraba. - Juraría que a Arguiñano le quedó más consistente... ¿le puso patatas? ¡Claro!... Pero no mejoró ni despues del manojo de puerros, el trozo de calabaza, las nueces, dos cucharadas de harina para espesar... - Ya va tomando cuerpo.

La Cotilla anunció su llegada justo a mi espalda. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! - ¡Jopé, me matará de un infarto! - ¿Comemos ya? - Cuando llené el plato de la vecina se me quedó mirando. - Aquí falta algo. - Si piensa que criticando mi trabajo hundirá mi autoestima, lo tiene claro. Un chef debe saber aceptar la críticas. - ¿Cómo dijiste que se llamaba este plato? - Pollo al ajillo. - Solo veo trozos de cebolla flotando. - Es que solo tenía ajos. - ¿Y? - Necesitaba ajillos. - La Cotilla movió la cabeza en plan mártir de Roma. - ¿Y el pollo? ¿Sigue en la nevera? - No lo he comprado porque, por más que he preguntado en las carnicerías del Mercado, no había ninguno al que le gustasen los ajillos. - La Cotilla levantó los ojos al cielo, exclamando: - ¡Qué cruz tenemos contigo!


jueves, 11 de mayo de 2017

Amor de madre.

- Nena... ¡Nenaaaaaaaaaaaaaa! - Eh... ¿Hay fuego? - Eso es lo que quiero, fuego. - ¡Bomberos, que vengan los cachas, por Dios! - ¿Dónde tienes el mechero de la cocina? - ¿Cotilla?... ¡¡¡Socorroooooo, quieren pegar fuego a mi casaaaaaaaaaaaaaaa!!! - De un salto me puse de pie en la cama saltando como una posesa - Tengo que encenderle unas velas a la Madre Superiora. - ¡La madre que la trajo! Que susto me ha dado, cretina.

Encima tuve que aguantar una bronca por no poner las cosas en su sitio. - ¡Las pongo donde me da la gana. Es mi casa! - No te pongas chula que no llevas razón. - Y salió camino de la cocina desde donde la oí gritar. - Lo sabía. ¡¡¡Estaba en el congelador!!! - Unos minutos después de la salita salía una iluminaria espectacular.

Corrí hacia allí tropezando contra los muebles, aturdida como éstaba por el violento despertar. - ¡Apague eso ahora mismo! - En vista del caso que me hacía, con un cazo llené un cubo de agua del acuario y en el momento de echarlo sobre las velas encendidas, algo salió disparado yendo a parar a la cara de la Cotilla que, braceando, corría hacia mi para evitar que las apagara.

Por el alarido que salió de su garganta supe que Pascualita la había atacado y quedé paralizada. ¡Por poco hago Pascualita a la barbacoa! y en mi ofuscación, me pregunté: - ¿Qué salsa irá bien con eso?

A la Cotilla le quedó media cara exageradamente hinchada. Pude ver el estropicio que le hizo la sirena cuando, abotargada por el chinchón, dormía a pierna suelta en el sofá de la salita.

En el suelo estaba la foto, mojada, de Marta Ferrusola, la Madre Superiora de una familia numerosa a la que inculcó el trabajo en equipo que tan buen rendimiento les ha dado hasta ahora. Y como toda empresa que se precie, también tenía esa frase genial por la que se matan los publicistas, como: Lejía conejo, lava la señora, lava el caballero. Y el encargado de decirla, para darle más prestancia, era el Padre ¿Prior? Jordi Pujol: ¡Quién me insulta a mi, insulta a Cataluña!... Y se quedó tan ancho.

Entonces lloré un mar de lágrimas porque la vida es muy injusta: Estos dos montaron un convento con sus frailes y sus monjas. Se tienen unos a otros. Irán a la cárcel... creo que deberían ir, por lo menos, y allí se encontrarán todos y volverán a formar una piña, o un convento. En cambio yo, estoy más sola que la una, sin un perrito que me ladre ni cuenta en banco andorrano y con la Cotilla durmiendo la mona. ¿Se puede ser más desgraciada?

miércoles, 10 de mayo de 2017

La Cotilla oye campanas.

- ¡Madre del amor Hermoso, que vergüenza me ha hecho pasar, Cotilla! - Eres una floja y así no se puede ir por la vida. - No vuelva a pedirme que la acompañe en sus trapicheos porque no iré ni harta de chinchón. - ¡Exagerada! Si han sido solo unas cuantas visitas.

Tuve que servirme unos chinchones para recuperar un ritmo cardíaco, más o menos, regular y la Cotilla se apuntó enseguida. - A usted no le hace falta - ¡¿Cómo que no?! Flipo en colores. Nunca pensé que pudiera admirar a otra persona que no fuera mi gurú Luis Bárcenas y ha ocurrido. Me quito el sombrero y lo que haga falta ante mi nueva gurú. ¡Y encima es mujer! Para que luego digan los machistas que no podemos hacer lo mismo que ellos ¡JA! pardillos. Ahora mismo voy a tirar a la basura todas las fotos del altar de los Amigos de lo Ajeno... la de Bárcenas, no.

La abuela entró en casa como un elefante en una cacharrería. - "¡Os han hecho fotos!" - ¡Nooooooo! - grité angustiada. - ¿Se me ve la cara? - "¡Claro!" - Páseme el chinchón, Cotilla para que me ayude a olvidar la muerte de mi vida social. - "¿Tenías vida social?" - ¡Abuela! -

Las dos amigas comentaron lo ocurrido. - "¿Te ha salido rentable?" - Hay que darle tiempo al tiempo. - "¿Cuanto te he costado el disfraz?" - Cogerlo del armario del convento. - ¡¿Qué ha robado los hábitos?! (grité escandalizada) - Que mal hablada es ésta nieta tuya. ¡Que cruz tienes con ella! - "No lo sabes tu bien"

- Dicen que el hábito no hace al monje pero nosotras hemos dado el pego y he demostrado tener don de mando. Muy seria, le he dicho al primer director de banco que hemos visitado. - Buenos días, soy la Madre Superiora del Convento de las Angustias de Llegar a Fin de Mes y vengo con mi acólita a venderle dos misales... - "¿Eso le has dicho?" - Talmente. - "Pues no era así, Cotilla" - Ya se lo he dicho yo, abuela pero ella, erre que erre. - "¿Y qué ha pasado?" - Que me los ha comprado. - "¿Tenías dos misales?" - Tengo más. - ¡¿También ha robado misales a las monjas?! - No les hacen falta, se saben las oraciones de carrerilla porque son profesionales.

La abuela le ha dado un papel a la Cotilla. - "Toma, mi número de cuenta corriente. Dile a los directores de banco que TRAPASEN aquí dos misales" - Si quieres te vendo los míos... - "¡Que los traspasen, te digo!" - Vale, vale...

Siguieron discutiendo mientras la Cotilla colocaba una foto de Marta Ferrusola en el altar de los Amigos de lo Ajeno. Después la miró, suspiró y dijo - ¡Ah, que gran mujer!

sábado, 6 de mayo de 2017

Ponerse a plan.

Pepe está que no levanta cabeza el pobre. Su pacífica existencia se ha visto alterada estos días con todas las cosas que le han pasado. Algunas no le han ido mal porque hacía un montón de tiempo que no se bañaba y ya olía a chotuno, así que el tiempo que pasó en el fondo del acuario fue positivo. Hasta da la impresión que está más gordito... no sé si será porque todavía le queda agua dentro.

En vista de que Bedulio se negó a ayudarme a bajarlo del árbol donde lo colé, llamé al cuartel de los municipales y como ciudadana que paga sus impuesto, lo puse a caldo... bueno, a caldito, porque me colgaron enseguida diciendo - Que dice Bedulio que sí, que para usted la perra gorda.

No sé que quisieron decir con ésto... ¿me llamaron gorda? Si es así debo preocuparme porque llego tarde a la Operación Bikini. Como dice la abuela refiriéndose a su tema favorito: el biznieto. "Se te va a pasar el arroz"

A partir de ahora me voy a poner a plan. ¡Nada de mirarme en los espejos! Dicen que ojos que no ven, corazón que no siente. Pues así no SENTIRE lo que no me guste.

viernes, 5 de mayo de 2017

Jubilado.

Mientras yo estaba tan ricamente en casa, hablando de mis cosas con Pepe y Pascualita, de repente entraron la abuela y la Cotilla, sin avisar ni saludar y no me quedó más remedio que, aprovechando el respingo que di al pensar que el anonimato de la sirena había quedado al descubierto, cogí a ambos personajes y los mandé a cada uno al sitio... del otro: Pepe salió volando por la ventana que estaba abierta debido a los calores primaverales, y Pascualita se estrelló contra el estante de la cocina.

- ¡Mirala, ya está tu nieta haciendo tonterías! - "¿Qué has tirado? - ¡Nada! ¿No sabéis saludar? Me habéis asustado. - "Pues yo he visto salir algo por la ventana" - He tirado un papel. - Sería una carta de amor (ironizó la Cotilla) - "No era un papel" (qué pesada) - Vale. Era Pepe. - ¿La porquería esa? ¡Ya era hora!

Me asomé al balcón, el llavero enganchado a una pequeña ramita del árbol. Fui a por la escoba y vi a Pascualita que intentaba volver en sí. Después de un rato de intentar coger a Pepe sin ningún éxito, apareció Bedulio haciendo su ronda. - ¡Bedulioooooo! Ayúdame a coger un llavero. - Fue oirme y dar media vuelta, metiéndose por la esquina y no volvió a aparecer. - ¡¡¡BEDULIOOOOO!!!

Mientras yo me esforzaba por recuperar al pobre jivarizado, las dos culpables del desaguisado no paraban de hablar, intercalando entre frase y frase, una copita de chinchón. - "¡Te digo que es una vergüenza!" - Yo estoy escandalizada. - "Escribiré una carta al embajador" - Yo también la firmaré. - ¿Recogéis firmas? - "Tendríamos que hacerlo pero, en éste país, nadie se mueve como no sea por el Fútbol" - ¿Qué es lo que pasa, abuela? - "Que el flojeras del Duque de Edimburgo se jubila" - Pero si es muy viejo ¡Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyy!... ¿Un jovencito? - "Eso está mejor" - Tiene noventa y seis años... - ¿Y? - Que hace tiempo que dejó atrás la edad de jubilación... - ¿Y? - ¿Cómo que ¿y? - Así como ésta el trabajo ahora, no se puede dejar. (la Cotilla estaba enfadada) ¿Tu has visto que yo lo dejara? - La abuela, sí. - "Es que soy rica" - El Duque también. - "Pero tiene una jefa. Eso le tiene que repatear al señorito" - No seáis malas ¡y pasádme la botella, coñe!



miércoles, 3 de mayo de 2017

A tantas por habitante.

He tenido una mañana muy tranquila porque, ni la abuela ni la Cotilla, han aparecido por casa. Es muy agradable no oir recriminaciones por todo lo que hago y encima me producen estres, sobre todo la abuela con el tema del biznieto. Que más quisiera yo que tener uno, así tendría asegurada la Torre del Paseo Marítimo pero las cosas son como son y yo seguiré poniendo todo de mi parte... o un tanto por ciento... En fin, algo pondré.

Pascualita estuvo jugando mucho rato con Pepe, menos mal que la cabeza reducida tiene la boca cosida y ya dicen que en boca cerrada no entran moscas, ni agua del acuario y no se ha ahogado... aunque tampoco podría porque el agua saldría por abajo. Me preocupaba más que se oxidara el llavero.

Hemos desayunado los tres juntos y Pascualia ha podido disfrutar de sus saltos mortales en la taza de cola cao. Voy a enseñarle a limpiar lo que ensucia porque ya estoy cansada de hacerlo yo. Le he dado un trapito para que me imite.

Estaba yo en plena faena cuando me he vuelto para ver lo que hacía, se había comido casi todo el trapo. - ¡No, Pascualita, eso no se come! ¡Es para limpiar! Mira cómo lo hago yo. - Me ha mirado fijamente con sus fríos ojos de pez, al cabo de unos minutos ha hecho la señal de OK. - ¡Eso es! ¡OK! Ahora hazlo tú. - Reptó hasta mi y de un tirón me quitó el trapo, se lo llevó a la boca y se lo comió. Incluso se relamió y eruptó porque el trapo sabía a cola cao. Creo que necesita más lecciones. Un día no le basta pero si sigue comiéndose los trapos me desnivelará el presupuesto.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Mira que animalitos más graciosos traigo! - La Cotilla dejó un objeto en la mesa del comedor, que traía tapado con una tela. La quitó y apareció una jaula con tres ratas de reglamento - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHGGGGGGGGG!!! - ¡Calla, loca, que las asustas! - ¡Son ratas! - Mira qué lista eres, lo has adivinado a la primera. - ¡Ya se las está llevando de aquí!

El corazón me iba a cien por hora por dos motivos: el primero era la visión de las ratas y el segundo, tan desagradable como el otro, era sentir el movimiento de Pascualita en el escote. La metí deprisa y corriendo cuando entró la Cotilla.

- No pienso llevármelas. ¡Son Mis ratas! tocamos a unas cuantas por habitante y yo voy a encargarme de criar a las mías. Tu tendrías que hacer lo mismo con las tuyas. - ¡Lo que hay que hacer es matarlas! - ¡Hala, ya lo has soltado! ¿Y tú eres la defensora de los Animales?... Aunque, bien pensado... ¿A cuánto pegarán los peleteros las pieles de rata? - ¡Ay, Cotilla!

martes, 2 de mayo de 2017

Relación imposible.

Estoy de capa caída. Para una vez que alguien que me hace caso, no por mi condición de futura dueña de la Torre del Paseo Marítimo, sino por mis virtudes naturales, mi familia me pide que lo repudie. Ya sé que Pepe no es mucha cosa. Es sencillito, paticorto, calladito, pero eso es bueno, nunca discutiremos porque no da pie a ello (ni tiene). Ni me impondrá sus ideas porque, con meterlo en un cajón asunto resuelto.

No sabía que tenía una abuela racista. ¡Ella que antes de ser rica fue una proletaria que comprendía a de los currantes de a pie, fuesen de dónde fuesen! Si era más de izquierdas que la Pasionaria.... Que cierto es el refrán que dice que por el dinero salta el perro. ¿Y ahora qué hago? ¿Tendré que seguir buscando candidato a padre del biznieto de la abuela? con lo cansado y difícil que es esto. Con Pepe no tengo que salir a la calle, ni arreglarme si no tengo ganas porque me conoce y me quiere tal como soy. Incluso con la bata de boatiné de los años 70 de la abuela.

¿Qué pensará Pepe de todo esto?... Tendré que comentárselo para que no se siga haciendo ilusiones, pobre. Y el caso es que es un buen partido porque los gastos serían nulos: ¿qué vamos al cine? lo meto en el bolso y solo pago mi entrada. ¿Nos sentamos en una cafetería? pues solo tengo que pedir para mí. Ya lo dice el refrán: con dos que se quieran con un que coma, basta. Y así todo: cero gasto en zapatos, pantalones, jerseys o camisetas, etc. ¡Nada, ni un euro! Ni en visitas al oculista, al callista... bueno, al peluquero sí porque lleva unas mini greñas que le restan atractivo ¡Caray, si todos son ventajas!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Te he estado escuchado y no puedo creerme que hayas encontrado un mirlo blanco - Solo faltaría que fuera un pájaro ¡La abuela pondría el grito en el cielo! - Es una metáfora, boba de Coria. - Es que el disgusto no me deja ver el bosque... - ¡Los árboles! Que cruz tiene tu abuela contigo. ¿Quién es esa joyita? - Pepe. - ¡¿Otra vez con eso?! Tíralo a la basura de una vez ¡Si no lo quiso ni el señor Li! - Cotilla, no hable así delante de él, que está en la estantería.

- Esto es para mear y no echar gota (dijo mientras se dirigía, a saltitos, al cuarto de baño) Estas cosas me sueltan la vejiga.

Cogí a Pepe. Tenía que explicarle que lo nuestro era imposible. En el comedor sonó un ¡CHOFFFF! Pascualita estaba harta de estar sola. Me acerqué al acuario para hablar con ella - Imagínate que fuera el hechicero de una tribu cuando estaba entero ¿Crees que podría echarnos una maldición? - La sirena levantó un brazo e hizo la señal de OK con sus deditos - ¡NOOOOOOOO, Pascualita. Eso no sería bueno! Pobre abuela - ¿Ha venido tu abuela? - La voz de la Cotilla me asustó y, siguiendo la costumbre de tirar a la sirena al acuario cuando ella llegaba, hice lo mismo ahora, pero tiré a Pepe. Flotó un segundo y luego se hundió. Entonces vi, horrorizada, como Pascualita bajaba tras él como una exhalación mientras sacaba la dentadura de tiburón a pasear. 

lunes, 1 de mayo de 2017

El día del Trabajo.

La Cotilla llegó con una gran bolsa de magdalenas caducadas. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Prepara el cola cao y celebraremos el Día del trabajo! - Pero si usted no trabaja. - ¿Tú sabes lo que me cuesta llegar a fin de mes, encontrar magdalenas caducadas que aún puedan comerse, comida que esté "algo" caducada para venderla a los que están como yo? ¡No tienes ni idea! ¿Y qué me dices del trabajo que me lleva "limpiar" los cepillos de las iglesias? ¡El rey tendría que darme la Medalla del Trabajo por lo curranta que soy!

- Esos trabajo no son decentes, Cotilla. Algún día mandará a alguien al hospital y entonces le buscarán las cosquilla. - Que sabrás tú que no das un palo al agua. - ¡Oiga, que yo trabajo! aunque sean dos horas al día. Así son los trabajos hoy en día.

Antes de que nos enzarzáramos en una pelotera, llegó la abuela mientras, en la calle, los coche hacían sonar sus claxons protestando por el mal aparcamiento del rolls royce. - ¿No me digas que tienes a Geooorge trabajando en un día como el de hoy? - "¿Qué tiene de especial éste día?" - Que es el Día del trabajo. - "¡Exacto! Por eso Geooorge, para celebrarlo, trabaja ¡No como otras! (y nos miró con desprecio. Así que salté) - ¡Pues anda que tú! - "Yo soy rica, guapas"

Desayunamos entre críticas y puñaladitas traperas entre unas y otras. - Anoche Pepe me guiñó, otras vez, un ojo (dejé caer) - ¿Cuál, el verde o el azul topacio? (dijo la Cotilla con recochineo) - Veo que seguís sin creerme (me sentía ofendida) Pues lo hace a menudo y el otro día, incluso, frunció los labios para tirarme un beso. - La abuela por poco se cae de la silla. - "¡Trae el chinchón, Cotilla jajajajajaja que ésto hay que celebrarlo!"

En un arrebato, coloqué a Pepe sobre la mesa. - "¿Y ahora qué se supone que tenemos que hacer nosotras?" - ¡No quitarle ojo! - ¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!!! ¿Cuál? - Con éstas dos es imposible hablar de cosas serias, pero seguí intentándolo. - ¿Y si se ha enamorado de mi? - La Cotilla corrió al baño - ¡Desgraciada! ¿No sabes que me meo si me rio? - La abuela, frunciendo el ceño, gritó - "¡Te prohíbo que te cases con éste hombre! No es de tu clase jajajajajaja ¡es un salvaje!" - ¡Abuela, nunca pensé que dirías algo tan cruel de una persona! - "¡Pero si es un llavero, boba de Coria!" - ¡Pero me quiereeeeeeeee!

Después de que mi cabeza rebotara contra la mesa del pescozón que recibí, la abuela sacó una banderita del bolso y me la dio. - "Hale! vete con Geooorge a la manifestación y dejate la tontería en la calle ¡¿No ves que del llavero no se saca un biznieto, alma de cántaro?!"