viernes, 21 de abril de 2017

Se acabó el negocio.

Nos quejamos de vicio, eso le he dicho a la Cotilla cuando se ha presentado en mi casa enfadada, porque a amanecido desinflada. - ¡Dile a tu abuelito que quiero seguir unas semanas más como estaba! - Si decía que estaba incómoda. - ¡Que más da! ¡¡¡Llámalo!!! - Ser fantasma es una cosa muy seria. Vienen cuando les da la gana. - ¡Ofrécele el oro y el moro! - ¿Quiére que corrompa a mi abuelito? - ¡Si está muerto! No le pasará nada. - ¡Lo mandarán al Infierno! - Pues yo necesito más días para ahorrar un capitalito y llegar tranquila a fin de mes. - Que cansina es usted. - No todas tenemos la suerte de tu abuela de encontrar un millonario... Tú misma, sin ir más lejos. - A mi no me meta en sus traumas.

La abuela llegó cabizbaja y ¡sola! - Menos mal que no traes turistas porque ya no hay nada que ver.  - "Tampoco tengo clientes... ni amigas. Se enteraron del pastón que hemos ganado éstos días y quisieron una comisión ya que todas estábamos en la misma lucha" - ¿Un pastón?... ¿Qué pastón?... Nosotras solo hemos visto unos euros. - "Bueno, quién dice pastón dice unas perrillas" - ¿Qué me ocultas, abuela? - "Nada... ¡Ah, sí! he ido a ver a Bedulio a la UCI pero no me han dejado entrar porque se ha puesto muy nervioso cuando le han dicho quién era la visita.  Que remirados son los médicos de hoy en día"

- ¿Has cambiado de tema? - "No. Te he informado sobre la salud de tu amigo" - Infórmame del PASTON... ¡¡¡COTILLAAAAAAAAAAAAAAA!!! - "¿Para qué la llamas?" - Era la estrella ¿recuerdas?

Entre la vecina y yo acribillamos a la abuela a preguntas, le dimos a beber agua, abrimos el balcón para que sufriera el escándalo de los pitos de los coches quejándose del mal aparcamiento del rolls royce, mientras nosotras nos poníamos tapones en los oídos,  pero ella no soltaba prenda hasta que se me ocurrió darle de beber agua ¡del grifo! Ahí doblegamos su voluntad - "¡Está, bien, está bien! ¡Os lo diré todo! - Y nos darás nuestra parte del B.O.T.I.N. (recalcó la Cotilla) - "Haré lo que sea pero ¡dádme chinchón!"

Resultó que también llevó a los turistas a ver a la Momia. Ella hacía un número macabro: De repente caía sobre la cama y ponía cara de haber estirado la pata (es algo que cualquier extanjero entiende) entonces entraban los plañideros cubanitos-culitos-respingones; después de unos minutos de llanto iban cogiendo ritmo y acababan bailando salsa mientras la Momia los jaleaba.

Al principio se hacía una conga que recorría la Torre del Paseo Marítimo de arriba abajo hasta que Andresito se enteró del tinglado cuando descubrió a unos turistas escribiendo notas en un trozo de pergamino del siglo XVI que habían arrancado de un libro de su biblioteca.

- "Todo fueron impedimentos, zancadillas. Mi marido nos arruinó el negocio" - ¿Nos? - "A la Momia y a mi" - Bueno, suelta la pasta. - "¿Gallo?" - ¡La madre que te parió! (Gritamos a coro la Cotilla y yo)

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