jueves, 13 de abril de 2017

Hay, gresca.

Como ya no queda ninguna empanada en casa, que son el cuerpo del delito, he tirado la citación a la basura. Así la Cotilla no me dará la lata haciéndose la mártir. Tengo ganas de que vengan para que me cuenten cómo ha ido la "pesca"

Han entrado en casa armando gresca. ¿Pero éstas dos cuándo van a madurar?  - ¿A qué vienen éstos gritos? - ¡A lo de siempre! Tu abuela me ha quitado al maromo más potable. - "¡Y más rico! Pasad, guapos, y conoceréis a mi nieta" - ¿Habéis traído a vuestras conquistas ? ¡Esto es una casa decente! -

Tras las dos amigas aparecieron unos hombres tostados por el sol, con aires de no saber caminar por superficies fijas. - Saca el chinchón que les he dicho que eres la representante exclusiva de la Marca. - ¿Por qué ha dicho ésto? - Para que te compren y como yo soy la que lo distribuye a domicilio, se lo llevaré a su yate y seguiremos ahondando en nuestra relación. -¿Qué relación? - El tiempo dirá...

Unos minutos después estábamos sentados en la salita y la botella de chinchón corría de mano en mano. Las "conquistas" no hablaban nuestro idioma pero, para más asegurar, entre nosotras hablamos en mallorquín. No queríamos tener problemas si se nos escapaba algún comentario que no les gustara. De repente sentí celos. Aquellas dos mujeres, con más años que la tos,  presumían de millonario y multimillonario y yo, la joven, no me comía una rosca. Así que fui a por Pascualita y la coloqué en el broche  de costumbre. Al verla, la abuela bizqueó, más por el chinchón que por la sorpresa - "¿Estás tonta?" - No quiero ser menos que vosotras (dije, rencorosa) - Uno de los hombres dijo algo. - "Quiere saber qué es "eso" - ¿Y ese se cree un lobo de mar? Debería saber que es una... - "¡¡¡Calla!!! y trae a Pepe" -  La Cotilla nos miró, extrañada. - ¿Vais a sacar esa porquería delante de nuestros galanes?

Cuando los marineros lo vieron, se abalanzaron sobre la Cabeza jivarizada. Entendí PADRE y TIA. Estaban conmocionados. Hablaban entrecortadamante. - "Por lo visto Pepe fue pariente lejano de ambos" - Algo no encaja... - Los dos hombres iniciaron una fuerte discusión . Ambos creían tener razón y el chinchón los puso violento. Cuando uno le dio un puñetazo al otro y cayó sobre el Altar de los Amigos de lo Ajeno, la Cotilla gritó, alarmada - ¡¡¡Bárcenas de mi corazón...!!!

En un momento la salita se convirtió en un ring de boxeo y por todo había cosas que volaban. Cuando los millonarios estaban enzarzado feroz, metí a Pascualita entre ellos. La Cotilla, bebida y preocupada por sus cosas, corrió a llamar a la policía. La abuela me decía INCONSCIENTE a gritos y yo trataba de recuperar a la sirena . Me costó lo mío pero, finalmente, lo conseguí.

Las caras de aquellos hombres eran un batiburrillo de hinchazones, heridas de mordiscos y una herida más grande  que  causé yo al arrancar a la sirena  de un tirón. La tiré al acuario y mientras volaba camino de su casa, masticaba el pedacito de carne que le había quedado entre los dientes.



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