martes, 21 de marzo de 2017

La fiera corrupia.

Pascualita está rara. A la hora del desayuno, en lugar de saltar dentro de la taza de cola cao, la ha mordido y se ha levado un cacho, después le ha dado coletazos hasta que la ha hecho añicos. Y naturalmente, ha habido cola cao por todo.

He llamado a la abuela. - Temo que me ataque de un momento a otro. - "¿Qué le has hecho, pobrecita?" - ¡Pobrecita yo que vivo con una fiera currupia que se me quiere merendar! - "¡Serás pava! Tu eres muchísimo más grande que ella ¿cómo te va a comer, boba de Coria?" - ¡Lo hará! No lo dudes. Ya sabe cómo funciona el congelador y me meterá dentro. - "Los peces no comen carne congelada" - Los peces no sé pero... ¿qué sabemos de las sirenas? ¡¡¡NADA!!! - "¿Cómo que no? Cantan cuando quieren comerse a un marinero ¿Pascualita te ha cantado?" - No... - "Entonces, tranquila. Debe estar en celo" - ¿Otra vez? - "En vez de criticarla, aprende de ella. Si tuvieras el celo como ella y lo pusieras en valor, tendríamos la casa llena de biznietos" - ¡¿Pero es que no tienes otro tema, abuela?! - "Ya sabes que me gusta hablar de cosas importantes ¡Y ésta lo es! No ves que después de ti, no hay nadie. Nuestra rama familiar se extinguirá contigo. ¡Si hasta hueles a decadente!" - Es que no me he duchado todavía...

Usando el guante de acero he metido a la sirena en el acuario y no ha dejado de dar dentelladas. Una vez en remojo salía y escupía agua envenenada. Suerte que yo no estaba en su línea de fuego. Después de un salto mortal ha caído sobre la mesa del comedor y ha destrozado el tapetito de ganchillo que hizo una prima hermana de la abuela, allá por los años veinte del siglo pasado, cuando iba a una escuela de monjas. Atacó el jarrón chino de la tienda del señor Li hasta que lo pulverizó. Luego me llegaré a hablar con él para ver si me devuelve el dinero del jarrón, aunque... no sé. Ya hace cinco años que lo compré...

Pascualita ha seguido destrozando el sofá de la salita, los asientos de las sillas, el cable de la tele, el altar de los amigos de lo Ajeno (aquí, debo reconocer, que la incité yo a hacerlo) el periódico de hoy. Con él el ataque fue escalofriante. Echaba espuma por la boca y sus ojos saltones de pez amenazaban con saltar por la ventana. Los ataques furibundos siguieron hasta que tiró al suelo la botella de chinchón y se quedó junto a ella bebiendo el líquido a medida que se esparcía.

En cuanto se durmió intenté poner un poco de orden a tanto destrozo. Al coger los restos del periódico vi el motivo de tanta rabia: La foto de la pelea de padres en un campo de fútbol ante sus niños, dándoles lecciones de "conducta cívica y ejemplar" como demostraron tener ya algunos de esos "angelitos"

¿Así que era eso? Pascualita debió verlo en la tele y ha copiado la escena ¡Menuda pájara está hecha! Le voy a sacar tarjeta roja y mandarla al vestuario... cuando haya dormido la mona.



















 

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