miércoles, 1 de febrero de 2017

Celebrando el aumento de la Pensión.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Eh, espabila, Fabila! - Cotilla zzzzzzzzz ¿Cotilla?... ¿Qué hace aquí a éstas horas? - Estaba de trapicheo por el barrio y me he acordado de que tenía que deciros algo. Recuérdamelo cuando venga a comer. Hasta luego.

- ¡Oiga! Cuéntemelo ahora. - No tengo ganas de gastar saliva en balde. - ¿Se lo ha dicho a la abuela? - No, porque a éstas horas, duerme. - ¡Yo también! - Pues te veo bien despierta, boba de Coria. - Y me pasé el resto de la noche con los ojos como platos.

Desayuné con Pascualita y traté de dominar mi nerviosismo pero no podía. ¡Necesitaba saber qué nos diría la Cotilla! (Tal vez venga a desayunar, pensé, pero no lo hizo. La sirena no me quitaba ojo y me ponía más nerviosa aún. Me puse las gafas de sol por si se le ocurría tirarme un buchito de cola cao envenenado, sin embargo se dedicó a dar saltos mortales en su taza y ponerlo todo perdido.

Llamé a la abuela y el "simpático" de Geoooorge me dijo que estaba durmiendo. - ¿Todavía? - Yes. - ¿Cuándo te lo ha dicho? - Hacer five minutos. - ¡Así que está despierta! - ¡NO! decir que estar dormida. Eso es todo lo que pude conseguir.

Sobre las dos escuché el saludo habitual de la vecina: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Por fín, Cotilla. Diga lo que tenga que decir que ya no aguanto más! - ¿Está tu abuela? - No, pero... - No hay pero que valga. - Y no me quedó más remedio que seguir esperando mientras ella se metía en la salita a encender velitas por la pronta liberación de su gurú Luis Bárcenas. - ¡A ver si me va a quemar la casa!

El concierto de pitos anunció la llegada del rolls royce. - ¡Por fin! (grité cuando la vi entrar) - Antes de que pudiese decir algo más, la abuela fue a por Pascualita colocándola en el broche para que no se perdiera nada de lo que se hablara allí

La Cotilla, por fin, se dispuso a hablar. - Esta noche os invito a cenar, a vosotras dos, a Andresito y a la Momia. Iremos al mejor restaurante de Palma. - Ay, Cotilla ¿A quién ha atracado? - Mujer de poca fe... no tendría que invitarte... - ¡Retiro lo dicho! Nunca he ido a un restaurante con estrellas Michelín... ¿Las tiene, verdad? - Sí, pero no te hagas ilusiones porque no se comen. - ¡Que graciosa es usted! jejejejejejeje

Mientras esperaba que fuera la hora de reunirnos todos, me acicalé con mis mejores galas (muchas de ellas compradas en la tienda del señor Li)  Después, cada dos por tres, entraba en el baño a ponerme más rimel en las pestañas... a penas podía levantarlas de tanto peso. Puntuales como relojes suizos entraron el resto de invitados. Los carísimos perfumes de París aromatizaron el ambiente.

La Cotilla, que no se había arreglado, apareció de pronto y dijo: - ¡Pasemos al comedor!

Los platos y vasos de duralex, los cubiertos desiguales, servilletas del rollo de papel de cocina, unas hojas de lechuga chuchurrías que "adornaban" la mesa, no hacían más que aturdirnos. - La Momia preguntó si íbamos a comer aquí. ¡Mejor! no estoy para mucho trajín con el frío que hace.

La Cotilla fue colocando fotocopias de platos exquisitos sobre los de duralex: estaban los entrantes, el primer plato, el segundo, los postres, licores, cava... Todo apetitosamente presentado. Un rato después lo recogió todo y nos miró. - "¿Qué pasa aquí, Cotilla?" - He celebrado con vosotros mi aumento de Pensión: 1, 90 euros. ¡Uno con noventa céntimos de euro! ¡¡¡LA MADRE QUE PARIO A TODOS LOS POLÍTICOS JUNTOS!!!




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