lunes, 2 de enero de 2017

Invaden mi cama.

Me desperté soñando que me echaban de mi cama. Me empujaban suavemente hasta que, a punto de caerme de cabeza, me desperté. - ¡Caray, que sueño! Parecía tan real - Me coloqué más en el centro y volvieron a empujarme. De repente tuve miedo. ¿Acaso no estaba sola?... Pregunté: - ¿Hola...? ¿Hay alguien... aquí...? ¡Ayyyyyyyy! No me contestéis... que me da algo....

El silencio absoluto me rodeó poniéndome la piel de gallina y pensé en Pascualita. Si la tuviera conmigo me defendería... ¿o no? Finalmente me armé de valor y encendí la lamparita de la mesilla de noche. Y, en la profundida de la noche, se escuchó un grito desgarrador, puro terror liberado de sus ataduras, un aullido primario que saliendo por las rendijas, corrió de fachada en fachada, estremeciendo a sus moradores que, sobrecogidos, encendieron las luces de todas las ventanas del barrio.

La Retatara y la kika que flotaban junto al techo de mi habitación, dieron un respingo, asustadas por mi grito. - ¡¿Qué te pasa?! (preguntó, azorada, mi antepasada) - Me he asustado al veros ahí arriba. - Pero si siempre estamos por las alturas... - Ya, es que he tenido una pesadilla... alguien quería tirarme de la cama. - Eramos nosotras. Nos gusta tu cama porque es blandita, no como la que yo tenía en vida. El relleno era paja y a veces, se nos clavaba.

Mientras hablaba con la Retatara llamaron a la puerta. Los vecinos estaban arremolinados en el rellano de la escalera: - ¡¡¡Ya está bien de gritos a éstas horas!!! ¡¡¡Queremos dormir!!!  ¡¡¡Vete al campo con los cerdos!!! etc. etc. etc. . Vamos, que tenía al vecindario contento. Lo último que escuché al cerrar la puerta fue: - ¡¡¡Vamos a llamar a los municipales!!! - Pobre Bedulio, pensé.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¡La que faltaba para el duro!... ¿Dónde está, Cotilla? - Donde te dije ayer: entre dos años. - ¿Y qué hace en mi casa? - ¿Dónde quiéres que vaya? - A la suya, por ejemplo. - Aquí es más entretenido y tu colchón más blandito que el mío. - ¿También ha querido echarme de la cama? - Les he dado yo la idea jejejejejeje ¡Que poco ha faltado para que te dieras un batacazo!

Que mala suerte la mía. Ahora, en lugar de fantasmas ficticios, tengo tres verdaderos. -  ¿Qué intimidad puedo tener así? (protesté) - Ninguna (contestó con desparpajo, la Cotilla) - ¿Cómo voy a traer un ligue a casa? - Hazlo y no te arrepentiras. Te daremos consejos, en vivo y en directo, mientras estéis en faena, para que salgas triunfante del lance, cortando orejas y rabo - ¡¡¡Solo me faltaría esto!!! Que me dijérais lo que tengo que hacer... ¡como si no lo supiera! - Si lo supieras tendrías varios biznietos correteando por aquí ¡y ni tienes ninguno, ni se le espera, boba de Coria!

¡Como duelen las verdades!


















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