jueves, 29 de diciembre de 2016

Viento en popa.

Esta mañana he tenido muchas visitas. Ha venido gente que no conocía de nada a ver al personaje del belén "que da saltos" , decían. Otros, además de ver a Pascualita, que era quién saltaba como una posesa, preguntaban por la cesta de las limosnas. - Tenga, aquí tiene mi donativo junto con un papel donde están escritas mis peticiones para el Año Nuevo.

Como eran todos quienes venían con cinco euros en los bolsillos junto con los "pedidos" ilusionantes de las personas, creyentes o no, pero que habían puesto toda su fe en que se cumplieran, puse a los pies del belén una bolsa de Mercadona y desde ese momento, las peticiones y el dinero no dejaron de caer en ella.

Esa gente estaba convencida de que si el pastor, o lo que fuera, daba saltos en su presencia, los deseos se cumplirían. Pero Pascualita estaba de capa caída. Le dolería la cabeza después de los porrazos que se dio el día anterior. A mi, lo que más me dolió, fue no poder salir de casa. Contínuamente tenía que ir a abrir la puerta. A mediodía llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya, el día ha sido concurrido por lo que veo! - ¡Avíseme cuando quiera montar uno de sus negocios! La gente, al principio tenía cara de susto porque yo no sabía nada y parecía tonta. - Si solo lo parecías, ya tienes mucho ganado.

Por la tarde volvió Bedulio. En cuanto llamó a la puerta tuvo que apoyarse contra la pared para no caer al suelo de la impresión. - Me han mandado a ver qué pasa aquí. Tenemos la casa vigilada y
hemos visto mucho movimiento de personas... - La gente quiere ver al abuelito primero para pedir le favores. No se da cuenta de que el alma es autónoma... - ¿Está tu abuelo aquí? - No lo sé porque hace un rato que no lo veo. - Hay, Dios mío. Ya empezamos. - Y hemos cobrado un buen dinero, todo lícito. - ¿Dinero negro? - ¡Claro!






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