lunes, 12 de diciembre de 2016

Pepe abrió la boca... ¿seguro?

No lo puedo asegurar pero juraría que Pepe está sacando los pies del tiesto. Desde que está en casa no ha dicho esta boca es mía. En cambio nosotras sí que hemos especulado sobre quién debió ser y cuantos años hace que se lo comieron los jívaros. Incluso Geoooorge fantaseó... o no, pensando que era un antepasado suyo que marchó a tierras de Papúa Nueva Guinea convertido en predicador e intentando convertir a aquellas gentes que, seguramente, no querían ser convertidos.

Desde el día que canté y encontré la cabeza escondida tras la puerta de la cocina, tengo el presentimiento de que está volviendo a la vida. Y se lo comenté a la abuela. - "Es imposible" - No hay  nada imposible si se tiene fe. - "¿Qué fe puede tener una cabeza cortada y reducida al tamaño de un llavero?" - Bueno... ¿si era predicador...? - "Nunca lo sabremos. Eso fue la ilusión de Geoooorge... Además, no tiene cuerpo" - ¡Le crecerá! - "¡Te prohíbo que vuelvas a beber tan temprano!"

Mientras desayunaba con Pascualita he colocado a Pepe encima de la mesa de la cocina para observarla mejor. Sobre la lámpara, la Retatara y la kika dormitaban. De repente Pepe abrió la boca y yo di un grito. La sirena dejó, por unos segundos, de saltar dentro de la taza de cola cao. - ¡¡¡¿LO HAS VITO, PASCUALITA?!!! - Yo tenía razón. Pepe está volviendo a la vida ¡Es emocionante y aterrador a la vez!

Cogí la cabeza entre mis manos y le hablé vocalizando porque tampoco tiene orejas y podrá leer mis labios. -  ¿Q-u-i-é-r-e-s  d-e-c-i-r-m-e   a-l-g-o? ... ¿h-a-s  d-i-c-h-o-  q-u-e-  s-í? - Tal vez no hable nuestro idioma y sea tímido...

Pascualita reptó hacia nosotras y se apoyó en Pepe, mirándome. - ¡Claro! No puede hablar porque tiene la boca cosida ¿Dónde tengo las tijeras? Finalmente las encontré y me dispuse a usarlas. - M-i-r-a,  n-o   h-a-c-e-n   d-a-ñ-o. Y procedí a cortar los hilos que aprisionaban a Pascualita. La boca continuó cerrada y me enfadé.

- ¡Habla de una vez y cuéntame quién eres y qué hiciste para que te comieran! - Pepe dio la callada por respuesta. - ¿Eres tímido? ¿Te cuesta abrirte a los demás. ¡claro, como no nos ves! - Y ¡zas! le corté los hilos que cosían sus párpados, pero tampoco se abrieron. - Se te habrán pegado las legañas  después de tenerlo tantos años cerrados y con un algodón y manzanilla, le lavé los párpados ¡Pero, ni por esas!

¿Va a resultar que eres un tiquismiquis? Pues lo tienes claro conmigo ¡Te límpias tu y ya hablarás cuando te de la gana! - Me senté, llené una copa de chinchón y me dispuse a beber tranquilamente pero... ¡no pudo ser!:Pacualita metió medio cuerpo en la copa y bebiendo con avidez. La Retatara y la kika no se quedaron atrás. Poco después las dos llevaban una borrachera como un piano con solo         oler el licor.

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