martes, 6 de diciembre de 2016

Las Postales de Navidad.

- "Nena ¿ya has mandado las tarjetas de Navidad?" - zzzzzzzzzzzzzzzzzz. - "¡¡¡NENAAAAAAAAAAA!!!" - ¡Fuego, fuegooooooooo! - "¡Soy yo, alma de cántaro! ¿Las has escrito ya? - ¿El qué? - "Las postales de Navidad" - Se dice Chrismas, abuela ... zzzzzzzzzz - "¡No eres más tonta porque no te entrenas! Toda la vida han sido postales de Navidad, con purpurina." - zzzzzzzzzzzzzzzzz - "¡Andresito, la tonta de tu nieta se ha vuelto a dormir! Me voy."

La abuela no tiene ningún empacho en despertar al pobre Geoooooorge para que la lleve a donde sea, a las cuatro de la madrugada. El pobre se sienta al volante del rolls royce con los párpados apuntalados con esparadrapo para que no se le caigan de sueño y se estrellen. - "¡A casa de mi nieta!" (ordenó)

Dijo que me había zarandeado pero no hubo manera de sacarme de un profundo sueño y no le quedó más remedio que utilizar a Pascualita para despertarme. La sacó del acuario chorreando agua fresca y me la puso en la espalda. ¡Que sensación más horrible! El primer grito despertó a los vecinos de  la izquierda. Y el segundo, a los de la derecha.

Pascualita fue despertada por la abuela cuando estaba en el mejor de los sueños y le sentó tan mal que no paraba de lanzar dentelladas a todo lo que se movía. Me destrozó la parte alta de la espalda: la paletilla y no me libré de nada: gritos, llantos, carreras... Por detrás parecía Cuasimodo, el jorobado de Notre Dame ¿Cómo iba a encontrar novio así.  Cuando, agotada, me senté a la mesa de la cocina dispuesta a compensar el dolor con unas copas de chinchón, la abuela colocó delante de mi un montón de sobres y chrismas. - "Aquí tienes esto y las direcciones donde debes mandarlas. Y no te duermas en los laureles que Navidad está a la vuelta de la esquina"

- ¿Quiéres que escriba ahora? - "Buena idea, así no nos pillará el toro" - No sé de qué me hablas. - "De que estamos a día seis de diciembre y los sobres sin mandar" - ¡Tengo sueño y la cabeza me da vueltas! -  "¡Que escribas te digo!" - ¿A cuánta gente? - "A doscientos cincuenta? - ¡¡¡Se te va la olla, abuela!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! traigo magdalenas frescas. No sabéis el frío que hace en la calle. - Un rato después, todas desayunábamos arrimadas a la estufa. Pascualita, escondida en el frutero, recibía las migas que yo le tiraba. La Retatara y la kika se acercaron flotando, colocándose en la lámpara. También querían comer pero, por más que lo intentaban, no se llevaban nada a la boca.

- Nena (preguntó la Cotilla) ¿Te has puesto el sostén al revés? ¿O te ha hecho la cirujia estética Paquito el chocolatero? ¿Cómo has hecho para ponerte las tetas del reves? - En respuesta le ofrecí la botella de chinchón para que se sirviera. Este pequeño detalle me salvó de tener que dar extrañas explicaciones.

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