jueves, 27 de octubre de 2016

La di-putada Abstención.

- "Nena, pon la tele para ver a Abstención. Estará sentada en primera fila del Congreso" - ¿Estás segura de lo que dices? - "Totalmente. Y trae el chinchón que tendremos tiempo de ponernos tibias." - ¿Has visto la hora que es? - "Me he dejado las gafas pero seguro que tú, con lo cansina que eres, me lo dirás" - Las diez de la mañana. - "¿Y?" - Que no son horas de empinar el codo. 

La abuela me echó una mirada asesina. Y dijo la célebre frase: "¿Quién eres tú, para decirme A MI cuando y dónde puedo beber?" - Un escalofrío me recorrió la espina dorsal hasta ponerme la piel de gallina al pensar en quién la pronunció primero y los anatemas que le dedicó la abuela al indivíduo en cuestión ¿Acaso ella no lo recuerda o es que, llegada a su longeva edad, ha empezado a mutar para acabar siendo árbol y desaparecer en el infinito? Me sentí conmovida ¡¡¡Por fin iba a ser dueña de la Torre del Paseo Marítimo!!! De toda ésta alegría solo deje que asomara a mis labios un ténue ¡Yupiii!.

- "¡¡¡YUPIIII" (gritó ella) ¡Sí señora. Esa es la actitud que me gusta! ¡A por el chinchón!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡¡¡Me apunto!!! Venía por la escalera cuando os he escuchado hablar de chinchón - Caray, Cotilla, usted no tiene orejas, tiene radares ¿Iba a su casa, por casualidad? - ¿A qué viene este recochineo, boba de Coria? Claro que iba a mi casa - Hace tanto tiempo que no la pisa que la puerta no querrá abrirse porque ya no la conoce. No mienta y diga que venía a MI CASA, a pegar la gorra como todos los días. - ¡Encima que lo hago para que tengas compañía!

Intervino la abuela. - En cuanto empiece el debate de Investidura no quiero oír una mosca, ni que paséis por delante de la pantalla del televisor ¡Quiero ver la cara de Abstención! - ¿Es una diputada? (preguntó la Cotilla) - "Di, no lo sé, pero putada, sí"

La Cotilla se durmió repantingada en el sofá de la salita y la abuela fue en busca de Pascualita. - "Quiero que mires y aprendas para cuando regreses a tu hábitat. Si te hacen Presidenta de los Fondos Marinos y te encuentras en una tesitura como la que tenemos aquí, ya sabes lo que tienes que hacer: NADA. Poco a poco, la fruta madurará y caerá por su propio peso. Y sin comerlo ni beberlo, tan solo haciendo de Don Tancredo, pondrán la Presidencia a tus pies" - El bicho repelente miró a la abuela, hizo una mueca terrible mostrando la puntiaguda dentadura de tiburón en plan "sonrisa encantadora" e hizo la señal de OK con sus deditos blancuzco-cadavéricos. - "¡Ay, que cosa más bonita!" - Gritó la abuela en un arranque y corrí a guardar el chinchón que ya estaba afectando a la abuela y con una que ronque, basta.

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