miércoles, 5 de octubre de 2016

La abuela cumple años.

- ¡Que pesada está la abuela con su cumpleaños! Me ha llamado a las tres de la madrugada para que le cantara el Cumpleaños Feliz porque era la hora justa en que nació hace ya... noventa y muchos años.

No podía abrir ni la boca ni los ojos. Tenía el cuerpo dormido y la mente embotada. - Abu...ela, no zzzzzzzzzzzzzz puedo, ni sé que zzzzzzz canción es esa zzzzzzzzzzzzz. - "¡Ni sirves para felicitarme ni para darme un biznieto! Haber dejado que otro espermatozoide ganara la carrera hasta el óvulo ¡Sosa, que eres una sosa!"

Menudo cabreo cogió. Me pareció escuchar la voz del abuelito diciéndo - Deja tranquila a la nena, pobrecilla. - Y pienso que no fue buena idea hacer éste comentario en ese preciso momento porque, media hora después, tuve que levantarme de la cama para abrirle la puerta. - Vengo a pedirte asilo familiar. Tu abuela me ha echado con cajas destempladas.

Por la mañana Geooooorge ha traído una bandeja de ensaimadas calentitas, ha preparado chocolate a la taza y ha corrido a abrirle la puerta a la abuela que ha entrado como debía hacerlo la Reina Nefertiti en su palacio. En el momento de sentarse a la mesa de la cocina, hemos oído: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ibais a comeros ésto sin esperarme? - "Has tenido suerte porque éstos dos sujetos, aquí presentes (el abuelito y yo) no han pronunciado aún las palabras mágicas para dar comienzo al desayuno." - Andresito y yo nos miramos intrigados. - "¿Qué día es hoy, Cotilla?" - Hummmm... ¿Es una adivinanza? - "¡Otra que tal baila!"

- Perdona pero es que estoy muy preocupada por lo que está pasando.? - "¿Los lloros de María Antonia Munar pidiendo perdón ante el Jurado Popular por haber cobrado más de dos millones de euros en comisiones, por lo que está siendo juzgada?" - No. Si lo ha echo, que pague. - "¿Entonces?" - Están juzgando a mi gurú, Luis Bárcenas. Quieren mandarlo, de nuevo, a la cárcel. ¡No hay derecho! - "Pues como a la Munar..." - ¡No es lo mismo! Bárcenas no es un chapucero como todos los demás. El lo tenía todo anotado con letra clara...

Mientras, las ensaimadas se enfriaban. Fui en busca de Pascualita y la escondí en el bolsillo. De repente todo lo vi claro ¡La abuela quería que la felicitáramos! Llamé por señas al abuelito y se lo dije. De nuevo entramos a la cocina cantando: - ¡¡¡Cumpleaaaaaaños feliiiiiiiiiiz...!!! - a voz en grito.

La sonrisa de la abuela iluminó sus arrugas (no muchas) y nos dispusimos a comer. La Cotilla quedó mohína. - ¿Es tu cumpleaños? ¡Ya lo sabía! jejejejejeje - ¡Ya!

Pascualita fijó sus ojos redondos de pez en la vecina, sorbió un poco de chocolate de la cuchara que le acerqué y lo escupió, ya envenenado, al ojo de la Cotilla. Después hizo la señal de OK con una mano mientras, con la otra, cogió el trocito de ensaimada que le di

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