lunes, 3 de octubre de 2016

¡¡¡Agujetas!!!


Miro a Pepe y tengo la sensación que lo conozco de otra vida. Una tontería como otra cualquiera porque nunca he creído en la reencarnación, ni en el karma, ni ná de ná... Entonces ¿a qué vienen éstos pensamientos?... ¿Acaso fui budista en otra vida? aunque, si no creo en ello ¿de qué voy? Esto tendré que aclararlo en otro momento, si no me duermo antes...

Dejando de lado los misterios indescifrables del Otro Mundo, me devano los sesos pensando ¿de qué  conozco a nuestra cabeza jivarizada?... Se lo he preguntado pero, como es muy suyo, me ha dado la callada por respuesta. En ocasiones así le cortaría las orejas porque no tiene muchas cosas más para cortar.

¡Qué rabia me da que no me contesten cuando hago una pregunta. ¿Acaso lo hago por cotilleo? No. De eso se encarga la Cotilla. Es por la necesidad de saber y poder dormir por la noche. No quiero pasármela en vela dando vueltas y más vueltas, al tema.

Tampoco tengo muchas más cosas que hacer. ¡Tengo agujetas hasta en las pestañas! Y todo gracias al puñetero sueño egipcio. Moví muchas toneladas de piedra sin pararme a pensar que podría traer consecuencias ¡Y aquí están!: ¡AGUJETAS!

¿Se pueden tener después de hacer un gran esfuerzo... soñando? ¡Y tanto!... Meteré a Pepe en un cajón y pasaré del tema... ¡¡¡Ya sé quién es!!! el dueño de la pirámide que ayudé a construir: ¡El faraón Kheops! ¡¡¡Es él. Clavadito!!!

Así que, en lugar de encerrarlo en un cajón lo he tirado contra la pared, con rabia, unas cuantas veces: ¡No me pagó el trabajo y encima fardará ante la Humanidad de tener la Pirámide más chula de toda momia real!

Después le tocó a Pascualita vengarse. - ¡Toma, para que te "cobres" tu trabajo. - Le faltó tiempo a la sirena para dejar a Pepe sin nariz de un bocado. ¡Ahora era clavadito a la Esfinge! Lógico. El faraón Khefrén se parecía a su padre.

Corrí a servir una copa de chinchón que compartiría con Pascualita para celebrar el gran hallazgo que acababa de hacer. Un hito en la intrincada Historia de Egipto. Y el Hito lo tengo yo en la repisa de la cocina. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Vaya, ¿a qué viene que me recibas con una copa de chinchón, boba de Coria? - Es para mi (dije con rabia) - Dicen que más vale tarde que rondar un año jejejejejeje ¡Lenta! - Y se la bebió de un trago.

Llené otra y antes de que pudiera cogerla, la Cotilla se la bebió. - ¡Pero...! - Pascualita se movía, amenazadora, dentro de mi escote. Ambas estábamos hasta las narices de la vecina así que, llené otra vez la copa y grité: - ¡¡¡Atacaaaaaaaaaaaaaa!!! - En dos segundos mordió la nariz y los lóbulos de ambas orejas de la Cotilla. Tuve que perseguirla para arrancarle a la sirena y tirarla al acuario disimuladamente. Cuando, por fin, dejó de correr, la nariz era como un melón pequeño y las orejas le llegaban a la cintura ¡era todo un espectáculo!

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