sábado, 24 de septiembre de 2016

Problemas de ricos.

Cabizbaja, refunfuñando y mojada como un pato, ha entrado la abuela en casa. - "¡Que asco de Otoñoooooooo!" - ¿Hace tres días que llegó y ya te quejas? - "¡Tengo anginas!" - ¿No te tapaste como querías hacer con nosotras? - "Sí. Y he mojado la cama de sudor... ¿No te duele el cuello?" - No te hicimos caso.

- "Estoy cansada de ver llover. ¡Quiero ir a la playa y sentir el calor del sol!" - Eres un culo de mal asiento. - "Tengo derecho a quejarme, pago más impuestos que tú" - Ya salió la millonetis ¿Te acuerdas de aquellos tiempos en que eras una proletaria más? - "¿Yoooooo? desvarías, boba de Coria. Por cierto, Andresito y yo nos vamos de viaje al Canadá para ver los bosques llenos de colores otoñales. Desde el rojo intenso pasando por el amarillo, el ocre, el marrón..." - ¡Pero si podéis verlos aquí. Y más barato! - "Ese es el problema de los ricos. Nuestros amigos se encontrarán todos allí. No vamos a ser los únicos que no vayamos, pensarán que hemos perdido poder adquisitivo"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿qué le has hecho a tu abuela? - ¡Nada, Cotilla! - Entonces ¿por qué está de morros? - Tiene problemas porque es rica. - ¡Y tú tonta! - Es cierto. Pregúntele. - No le dio tiempo por entonces se oyó un estornudo - ¡Salud! (contestó la vecina) - A ese estornudo le siguieron unos cuantos más y gracias a eso, la Cotilla se dio cuenta de no habíamos estornudado nosotras.

- ¿Qué pasa aquí? ¿A quién habéis secuestrado)... ¡Así que es eso! Tienes problemas monetarios, no quieres que los del banco se enteren y lo solucionas secuestrando al Pinocho Mayor del Reino para pedir un buen rescate por él... ¡Quiero participar de las ganancias! - "¡Pero de qué estás hablando, Cotilla?" - No disimules que te conozco como si te hubiese parido ¡Quiero la mitad! - ¿Cómoooooo? ¡Ni hablar! - Entonces no habrá negocio porque me chivaré a la policía. - Nadie la creerá y sobretodo ¿quién va a querer recuperarlo? - ¡Quiero entrar en vuestra sociedad! - Pues, como mucho, le daremos el diez por ciento (dije, más cabreada que un mono) - ¡Hecho! (gritó, satisfecha a vecina)

La abuela, sentada en su butaca preferida, apuró una copa de chinchón. Nos miró, movió la cabeza y dijo: - "No sois más tontas porque no os entrenais. ¿El 10 por ciento de qué vas a darle? Nadie a secuestrado a nadie" - ¿Me tomas el pelo? He oído los estornudos. - "Ha sido Pepe" (afirmó categórica) - La figura de la Cotilla pareció deshincharse. Una vez más se había quedado, de un plumazo, sin negocio que la ayudara a llegar a fin de mes.

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