jueves, 1 de septiembre de 2016

Espejismo.

- ¡¡¡AVEMARIAPURISIMAAAAAAAAAAAAAA. ¿DONDE PUEDO ESCONDERMEEEEE?!!! - Cotilla ¿qué le pasa? - ¡¡¡Ya están aquí los marcianos!!! - No me diga que ayer vio el debate enterito. - Sí ¿por qué? - Debió afectarle las meninges ¿Quiére un chinchón? - Eso ni se pregunta... ¿A qué viene tanta amabilidad? - Es caridad cristiana y sin que sirva de precedente. La próxima vez que quiera ver un debate tómeselo con calma y eche un sueñecito entre discurso y discurso. Se le hará más llevadero.

La palidez de la cara de la Cotilla cuando llegó a casa, se había trocado en rojez. - ¿Estás borracha, boba de Coria? Te hablo de los marcianos y me sales con el debate de Rajoy... aunque, pensándolo bien, no hay tanta diferencia. - Entonces ¿lo de los marcianos es verdad? - ¡Claro! Crees que jugaría con éstas cosas... Estoy muy asustada.

La abuela, que acababa de entrar en casa, se vino directamente hacia mi y me arreó tal pescozón que me crujió la nuca. - "¿Qué le has hecho a mi amiga? ¿Por qué está asustada?" -  He visto marcianos... - ¡Pregunta antes de agredirme! - "¿Para qué si soy muy perspicaz?... ¿Dónde estaban los marcianos? ¿Son verdes? ¿Cuántos dedos tienen?" - ¡Para! Solo he visto sus naves. Vienen en barco. - "¿A invadirnos? ¿Cómo los piratas? Cotilla, échame el aliento" - Tú tienes que haberlos visto desde una ventana de la Torre del Paseo Marítimo. - "¿Crees que no tengo otra cosa que hacer que pasarme el día asomada en espera de ver aparecer marcianos piratas?"

La abuela, cuando quiere, se da mucho pisto. En realidad no tiene nada mejor que hacer en todo el día desde que es rica. Cuando la vecina se fue a la salita para comentar con las fotos de sus gurús la aparición de muchos millones más de euros escondidos en Paraísos Fiscales, la abuela fue a por Pascualita, la sentó en el frutero de la cocina. - ¿Puedo escucharla? (pregunté) - "Por mi como si te la pica un pollo" - Y se preparó para contar una historia verídica:

"El mar nos ha ofrecido hoy un espectáculo fascinante - La sirena me observaba con los ojos abiertos cómo platos. - No puedo asegurar la aparición de Campanita porque no la he visto pero debe haber esparcido polvo de hadas en el horizonte porque los barcos volaban sobre las aguas"

- "Veleros, motoras, pequeñas barcas de pesca...  flotaban sobre el mar. Pero no eran estáticos. Se movían, cruzaban, de parte a parte, la bahía. Ha sido precioso" - La Cotilla apareció en la puerta de la cocina con el pelo alborotado: - ¡Tu también los has visto! ¡Lo sabía! ¡Vienen a raptarnos! - No caerá esa breva (dije sin pensar)

Un rato después, con Pascualita presidiendo la reunión desde el broche de la abuela, ésta nos contó que no había tales marcianos, sino un espejismo. La línea del horizonte había desaparecido y los barcos parecían flotar en el aire como por arte de mágia.  En la cara de la Cotilla se pintó la decepción - "Lo siento, Cotilla. Ningún pirata vendrá a raptarte" - La vecina cogió la botella de chinchón y se encerró en su cuarto. Poco tiempo después escuchamos sus ronquidos.


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