viernes, 30 de septiembre de 2016

El que faltaba para el duro.

Cuando le cojes el tranquillo de mover piedras de una tonelada, ya no puedes parar. Y así la pirámide fue subiendo pisos casi sin darnos cuenta. Porque Pascualita también ayudaba. Menudo era el capatáz. En cuanto vio a la sirena la puso a trabajar a pesar de que le dije que se trataba de una diosa... extranjera, pero diosa al fin y al cabo. No me hizo caso y replicó con la cantinela de que el "Gran" jijijijijijiji  (es superior a mis fuerzas) Kheops, que era el Padre de Egipto, quería una tumba espectacular y sus hijos debían complacerle... tanto si te gusta como si no.

Me impresionó el aguante de Pascualita. Trabajaba como el que más sin quejarse, salvo a la hora de comer: No le gustaba la ración de carpa del Nilo amojamada que nos daban.

De repente se acercó volando un abejorro de lo más pesado. Daba vueltas a nuestro alrededor sin parar de zumbar y me ponía de los nervios. - ¡Cómetelo, Pascualita! - Me quité el faldellín que me habían dado para estar en consonancia con los demás trabajadores y lo agité en el aire para espantar al bicho o aplastarlo. Corrí tras él como una loca, con la sirena agarrada a ...¿dónde estaba? Y sobre todo ¡¿dónde estaban mis vaqueros?!

Consciente de mi total desnudez, me escondí tras una roca pero el capatáz, muy puesto en su papel, me sacó de allí con cajas destempladas. - Si prefieres ir como tu madre te echó al mundo, vale ¡Pero trabaja!

El moscardón regresó más pesado si cabe. - Fíjate, Pascualita. No es un bicho... ¡Es Buda! - Lo reconocí por la voluminosa barriga. - ¡No es Buda! (me desdije!) Es... ¡¿Felipe... González?! ¿Tu también lo ves? (Era para volverse loca. Hablaba con una sirena mientras tenía ante mi al ex Presidente, en pequeñito eso sí, revoloteando en el Antiguo Egipto) ¿Consecuencias de la cerveza calentuja?

- ¡Oiga, deje de dar la vara! - Pero ni caso. Zumbaba mucho la derecha y un poquito a la izquierda. ¡Que trajín! - Desapareció bajo la ardiente arena del desierto, gritando - ¡Ande yo caliente y ríase la gente! - Nosotras nos tiramos de cabeza y aparecimos en la cocina de casa. - "¿Por qué vas en cueros, boba de Coria?" (me reprendió la abuela) - Yo también te quiero, abuela. - Me miró extrañada - "¿Por qué?... ¿Le has dado un tiento al chinchón?"




jueves, 29 de septiembre de 2016

Conozco al Gran jijijijiiji Kheops.

Si hay una cosa peligrosa, por absurdo que parezca, es que te de la risa floja delante del Faraón de Egipto, mientras lo señalas con el dedo diciendo: - ¿Esto qué he lo qué he? jijijiijiji - sobre todo si el hombre tiene complejo de pequeñín.

El faraón Kheops, dueño de la gran Pirámide aún en construcción, no impresionaba a nadie... o eso creí. A un imperceptible gesto suyo alguien me tiró al suelo sin miramientos. - ¡Oiga, un respeto que soy una señorita! - Tu cabeza no puede estar más alta que la del Gran Horus (gritó alguien a mi espalda) - ¿Gran? jijijijijiii (dije y la risa tonta volvió para ponerme, de nuevo, en evidencia)

Unos extraños troncos iban a la deriva por el Nilo. Cuando uno varó en la orilla y salió andando hasta meterse entre los cañaverales vi que eran cocodrilos y por la cara de los presentes yo sería su aperitivo de un momento a otro. Entonces empecé a gritar llamando a la abuela y a la Cotilla - ¡¡¡Sacádme de aquiiiiiiii!!! ¡¡¡Quiero ir a mi casaaaaaaaaaaaaaa!!! - Pascualita, todavía con las dos plumas sujetas a los pelo-algas, cayó al suelo dándose una buena costalada. ¡Y todo el mundo dio un paso atrás, faraón incluído, postrandose ante ella! Alguien grito que era la diosa Maat convertida en un raro pez, que acababa de dictar sentencia. Juro que Pascualita no abrió la boca y de haberlo hecho, a ver quién es el guapo que la entiende.

Por lo pronto me dejaron en paz. Y antes de que me lo impidiesen, cogía a la sirena y salí corriendo como un gamo hacia calles concurridas. Me metí en una taberna y pedí - ¡Una birra! - La gente se rió mucho a costa mía: por la forma de vestir y de hablar. Y yo me hice la graciosa imitando a una borracha. Señalando la jarra de cerveza de una mesa, grité - ¡Quiero una birra fresquita!

Trajeron la cerveza y se quedaron a contemplar como la bebía, cosa que hicimos Pascualita y yo. Pero, estaba calentuja y era amarga como la hiel. Las dos, al mismo tiempo, la escupimos poniendo perdido al personal que nos rodeaba. - ¡Esto es meado de borrico! ¡Quiero la hoja de reclamaciones!

Mientras discutía con el camarero, entró un hombre con ojos de halcón que se fijó en mi. - ¡Ya he ligado! (pensé, ilusionada) - Me cogió de un brazo y tiró de mi. - Tus compatriotas se escaquearon así que te tocará a ti ayudar en la construcción de la Gran Pirámide ¡Tira pálante, Blancaflor!

Nunca pensé que pudiera pesar tanto una piedra. Apoyé el cuerpo en ella, de espalda, de lado, de frente... y no se movía. - ¡No puedo. Estoy destrozando mis uñas brasileñas! - Vale más maña que fuerza, boba de Coria! (soltó el energúmeno) - Y me sentí como en casa.


miércoles, 28 de septiembre de 2016

El Antiguo Egipto.

He pasado la noche dando vueltas en la cama y pensando en cómo lo estará pasando Pascualita en un lugar tan lejano, para nosotras, en el Tiempo.

¿Y si se la ha merendado un cocodrilo? ¿O ha sido presentada al Faraón como bicho raro?... Tal vez esté lejos del agua y el sol la ha momificado. Y si está en el Nilo, peor me lo pones, es agua dulce... En fin, he decidido no esperar más y ponerme manos a la obra para irme cuanto antes a buscarla ¿Y por dónde empiezo? Porque aquello será muy grande.
 
De madrugada me senté en el sofá de la salita, con dos botellas de chinchón, dispuesta a vaciarlas... A las doce del mediodía abrí los ojos. ¿Dónde estaba?... Si aquello era el Antiguo Egipto, pensé, se parecía mucho a mi salita de estar. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡¿Cotilla?! - Hola, boba de Coria. Pónme un chinchón ya que lo tienes cerca... - ¿Sabe dónde estamos? - En tu casa. - ¿La de siempre? - No tienes otra. La millonetis es tu abuela. - Entonces... ¿Me he dormido? - ¡Que cruz tenemos contigo!

Poco a poco, las botellas de licor se fueron vaciando y yo no me sentía más cerca del Antiguo Egipto pero sí del coma etílico... Una especie de cucaracha arrastrando una bolita pasó a unos centímetros de mis pies. Instintivamente, me preparé para chafarla pero alguien gritó - ¡¡¡NO!!!

Un tío con lanza, minifalda y un casco venía hacia mi a paso de carga. ¡Menuda pinta tenía! No pude menos que reírme - ¿De que te has disfrazado? - ¡Estás detenida, sacrílega! (dijo mientras me pinchaba en el culo con la lanza) ¡camina.) - ¡Oye, que bien lo haces! ¿Es para un programa de televisión?

Bajo un sol de justicia me llevó hasta un templo donde un hombre gordo y sin pelo, me arreó dos guantazos que me tiraron de espaldas - ¡La madre que te parió! (grité y me fui a por él, naturalmente) - Acabé en un cuartucho caldeado por el sol y custodiado por lo que me dijeron que eran soldados. - Más tarde, un tío con los ojos pintados y peluca, me dijo que Maat había hablado y me condenaban a recibir diez bastonazos por intento de dioicídio, o sea querer matar al dios Grepy.

Un tío fornido se acercó blandiendo un bastón, se plantó delante de mi y me arreó. Me giré hacia él para cantarle las cuarenta y entonces la ví. Pascualita, muy quieta y con dos plumas sujetas a los pelo-algas, estaba junto al travesti del pelucón. Corrí hacia ella, la metí en el bolsillo del vaquero y seguí corriendo como alma que lleva el diablo. De pronto los que me perseguían se tiraron al suelo, cabeza en tierra, delante de un hombrecillo tocado con... ¡la corona de las Dos Tierras! Era el faraón.


martes, 27 de septiembre de 2016

¿Dónde está Pascualita?

Cuando le conté a la abuela que la Cotilla había hecho un viaje astral, se la comía la envídia. "¿Por qué ella sí y yo no con lo rica que soy" - No ha tenido nada que ver con el dinero sino con el chinchón. Se le ha ido la olla y ha aparecido en el Antiguo Egipto. De todas maneras, aunque haya sido algo irreal, no lo ha pasado tan bien como crees porque le hicieron levantar una mole de piedra para añadirla a la Pirámide que estaban construyendo. - "¿Y la ha levantado?" - Al final no me he enterado muy bien. - "¡Que cruz tengo contigo!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa...! Ay, que dolor de cabeza. No puedo ni gritar. - Cosas de la resaca chinchonera. - ¿Es una indirecta a algo? - De indirecta, nada. Directamente al grano. - ¿Me está saliendo acné juvenil? - ¡Cotilla! - ¿Qué pasa? Estoy en mi segunda juventud - ¿Segunda? jajajajajaja ¡¡¡Aaaaaaayyyyyyyyyyyyy, abuela!!! - "¿Ya estamos con las bromitas a costa de los años? Si dice que es la Segunda, es que lo es."

- "¿Así que has hecho un viaje?" - ¿Yoooooo?... pues no me he enterado... - "Al Antiguo Egipto" - ¡Ah!... Ahora que lo dices... ¿Era un sitio donde amontonaban piedras? Sería un juego pero se lo tomaban en serio... ¿Así que aquello era...? Pues no recuerdo haber sido Cleopatra. - Es que no lo fue. - ¡Ya salió la aguafiestas de tu nieta! - "¡Yo seré Cleopatra! Tengo más porte que tú, además soy rica y si Marco Antonio me ve, caerá rendido a mis pies" - Espera que se entere Andresito y verás el pollo que te monta. - "El también estará a mis pies" - Te huelen.

La abuela acaparó la botella de chinchón y no la dejó hasta terminarla. - "¿Soy... ¡hip!... Cleopatra?" - De momento, no. - Abrió otra botella y siguió bebiendo. Al cabo de un rato saltó sobre el sofá gritando - "¡Veo las palmeras y el desierto!... Ahora llega un... ¡hip! ... súbdito para arrodillarse a ... ¡hip ... mis pieeeeees ¡Oiga, no ... ¡hip!... pienso coger esa piedra ... ¡hip ...! ¡Soy Cleo... Cleo... Cleopatra!... ¿Tú, Marco Anto... ¡hip! ... nio? ¡¡¡A mis pies... ¡hip! ... pieses jijijijiji" - La cara de la abuela se contrajo. Parecía muy enfadada - "¡¡¡TUS MUERTOS!!!" - Y me pegó una patada en la espinilla que me dejó sin resuello. Dos minutos después, dormía como un tronco.

Esta mañana le he enseñado el morado que me dejó en la pierna. - "¿Tu estabas allí?" - ¡Estaba aquí! - "¿Te he mandado una patada a través de los astros?" - ¿Por qué? - "Un fulano con un pañuelo en la cabeza, por el sol sería, se empeñó en que moviera una roca más grande que yo y le di la patada que, no sé cómo, te llegó a ti jajajajajaja ¡Ay... mi cabeza! Pascualita vino en mi ayuda y le arrancó el faldellín dejándolo con el culo al aire..." - ¿La sirena? (todas las alarmas sonaron en mi cerebro) ¿qué hacía allí? - "Vino conmigo, en mi escote... ¿Qué pasa?" - ¡Que no ha vuelto! ¡Sigue en el Antiguo Egipto!

lunes, 26 de septiembre de 2016

La celebración de la Cotilla.

- ¡Avema... ¡hip! ... ríapuri... ¡hip! ... simaaaaaaaaaaaaaa... ¡hip! ... aaaaaaaa! - Madre del amor hermoso ¡Menuda tajada lleva, Cotilla! - ¡Envidio... ¡hip!... sa! - Echése en el sofá de la salita y duerma la mona. ¿Qué ha celebrado? - Que el ... ¡hip ... PSOE ha ganado en Galicia... ¡hip!... - Está peor de lo que pensaba.

Así ha llegado la Cotilla a casa ¡a las cinco de la madrugada! Lleva durmiendo desde entonces...No negaré que he ido varias veces a verificar que sigue respirando... pero, sí.

He podido desayunar con Pascualita, ver la tele, dormir la siesta con ella y la vecina seguía como un pasmarote. A veces resoplaba igual que Mobi Dick, la ballena blanca y no me quedaba otra que subir el volumen de la televisión. Ni se ha inmutado. Luego ha hablado en sueños. Decía: Quiero ir a mi casa. ¡Santas palabras! en cuanto se despierte la mando tarifando para el cuarto piso.

Finalmente ha abierto los ojillos legañosos. Estaba deshubicada. Asustada, miraba a ambos lados y parecía no reconocer el lugar. - ¿No me diga que no sabe dónde está? Mire, el altar de los Amigos de lo Ajeno. Está lleno de fotos de los principales caraduras del Pais... Junto a la ventana. Luego se los lleva a su casa y les enciende las velas que le de la gana. Hoy ha empezado el Juicio contra los de las tarjetas Black y necesitarán toda la ayuda, espiritual, que pueda darles. A ver si acaban todos en la cárcel y devolviendo el dinerito. Venga, la acompaño.

En cuanto abrió la puerta dio media vuelta y salió corriendo escaleras abajo. No me extraña que no reconociera su casa. Hace tiempo que no la pisa.

Acabó sentada en la cocina, con Pepe entre las manos. Cuando yo entré hablaba con él - Quiero ir a mi casa ¿sabes dónde está? - Naturalmente, la cabeza jivarizada no le dio muchas explicaciones. - Acabo de venir de allí pero no sé volver. Hace mucho calor y andamos de lado, con brazo delante y el otro atrás... ¿Te suena? Me paseaba cerca de una pirámides y un hombre me decía que moviera una enorme piedra. No puedo, le dije. Me contestó que no le valían excusas: si os hiciera caso a todos la pirámide no se terminaría nunca. Venga, arreando que es gerundio.

Quedé boquiabierta después de escucharla. - ¡Cotilla, ha hecho un viaje astral! - ¿Te fijas, Pepe? No es m´s tonta porque no se entrena.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Matas tiene amigos hasta en el Infierno.

Les oí discutir mientras venían por el pasillo hacia la cocina. La voz de la abuela denotaba incredulidad - "¡¿Que qué de qué?! Estás pallá, querido. Pediré hora al neurólogo para que te revise bien la cabeza." - ¡Te digo que es verdad! - "Vaaaaale ¿Quiéres que te de la razón como a los locos? Muy bien: tienes razón...pero que te conste que no dices más que tonterías."

- Veo que os habéis levantado con las espadas en alto. - "¡Que va. La de éste hace días que no sale de su funda." - Andresito, a quién no le gusta airear delante de la gente sus intimidades sexuales, se puso rojo como la grana. - No hables así delante de la nena... - "La nena ya está curada de espanto... O debería, que ya tiene una edad en la que se le puede pasar el arroz cuando menos se lo espere. Anda, prepara cola caos que traemos ensaimadas calentitas" - Obedecí ipso-facto.

Después de chuparme los dedos reiteradamente, bajo la mirada reprobatoria del abuelito a quien no le gusta que se pierdan las buenas costumbres, pregunté por la causa de la discusión. - "A Andresito le ha dado por decir que la Abogacía Autonómica da un paso atrás en la acusación del ex presidente Matas. ¿Te imaginas que tontería? Después de ocho años de ir y venir interrogando testigos, encontrar evidencias, aguantar chaparrones de críticas, etc. etc. ¿cómo puede quedarse el Juez Castro a las puertas de un juicio que no se hará? jajajajajaja ¡Ves cómo está atontao tu abuelito!"

- No se hará. Y no estoy de bromas, sino muy contento. - "Si fuese verdad no sé a qué vendría tu alegría" - A que ya podré gastar, tranquilamente, los billetes de quinientos euros que tuve que retirar de la circulación cuando se destapó la retahíla de casos de corrupción en la que esos billetes corrían como el agua. - "¡¡¡CORRUPTO!!!" - No es eso, no es eso... (acertó a decir el pobre abuelito)

Las aletas nasales de la abuela se abrieron de par en par. Tomó aire repetidas veces, señal inequívoca de que se acercaba una tormenta familiar. Así que cogí a Pepe, por si ella pensaba usarlo como proyectil contra la cabeza de su marido y nos fuimos a ver a Pascualita. Estaba sentada en el borde del acuario, moviendo irritada la cola. Y no era para menos. Eran las nueve de la mañana y la pobre no había desayunado aún, pero, claro, con el abuelito en casa no era plan que su pusiera a dar saltos dentro de su taza de cola cao.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! (tuve el tiempo justo para lanzar a Pascualita a través del comedor hacia el balcón que, en esos momentos estaba ¡cerrado!. Se escuchó un violento ¡PLAF! contra el cristal y la pobre sirena se escurrió hasta el suelo quedando escondida entre los bajos de las cortinas. - ¡Huelo a ensaimadas! Pónme un café con leche. - HUBO ensaimadas, Cotilla. Nos hemos comido hasta las migas jejejejejejeje. - ¡Egoístas!

sábado, 24 de septiembre de 2016

Problemas de ricos.

Cabizbaja, refunfuñando y mojada como un pato, ha entrado la abuela en casa. - "¡Que asco de Otoñoooooooo!" - ¿Hace tres días que llegó y ya te quejas? - "¡Tengo anginas!" - ¿No te tapaste como querías hacer con nosotras? - "Sí. Y he mojado la cama de sudor... ¿No te duele el cuello?" - No te hicimos caso.

- "Estoy cansada de ver llover. ¡Quiero ir a la playa y sentir el calor del sol!" - Eres un culo de mal asiento. - "Tengo derecho a quejarme, pago más impuestos que tú" - Ya salió la millonetis ¿Te acuerdas de aquellos tiempos en que eras una proletaria más? - "¿Yoooooo? desvarías, boba de Coria. Por cierto, Andresito y yo nos vamos de viaje al Canadá para ver los bosques llenos de colores otoñales. Desde el rojo intenso pasando por el amarillo, el ocre, el marrón..." - ¡Pero si podéis verlos aquí. Y más barato! - "Ese es el problema de los ricos. Nuestros amigos se encontrarán todos allí. No vamos a ser los únicos que no vayamos, pensarán que hemos perdido poder adquisitivo"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿qué le has hecho a tu abuela? - ¡Nada, Cotilla! - Entonces ¿por qué está de morros? - Tiene problemas porque es rica. - ¡Y tú tonta! - Es cierto. Pregúntele. - No le dio tiempo por entonces se oyó un estornudo - ¡Salud! (contestó la vecina) - A ese estornudo le siguieron unos cuantos más y gracias a eso, la Cotilla se dio cuenta de no habíamos estornudado nosotras.

- ¿Qué pasa aquí? ¿A quién habéis secuestrado)... ¡Así que es eso! Tienes problemas monetarios, no quieres que los del banco se enteren y lo solucionas secuestrando al Pinocho Mayor del Reino para pedir un buen rescate por él... ¡Quiero participar de las ganancias! - "¡Pero de qué estás hablando, Cotilla?" - No disimules que te conozco como si te hubiese parido ¡Quiero la mitad! - ¿Cómoooooo? ¡Ni hablar! - Entonces no habrá negocio porque me chivaré a la policía. - Nadie la creerá y sobretodo ¿quién va a querer recuperarlo? - ¡Quiero entrar en vuestra sociedad! - Pues, como mucho, le daremos el diez por ciento (dije, más cabreada que un mono) - ¡Hecho! (gritó, satisfecha a vecina)

La abuela, sentada en su butaca preferida, apuró una copa de chinchón. Nos miró, movió la cabeza y dijo: - "No sois más tontas porque no os entrenais. ¿El 10 por ciento de qué vas a darle? Nadie a secuestrado a nadie" - ¿Me tomas el pelo? He oído los estornudos. - "Ha sido Pepe" (afirmó categórica) - La figura de la Cotilla pareció deshincharse. Una vez más se había quedado, de un plumazo, sin negocio que la ayudara a llegar a fin de mes.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Otoño.

La Cotilla ha llegado temprano a casa. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Tienes mantas que ya no uses? - ¿Para qué? - Para venderlas. - ¿Y yo qué gano con esto? - Sitio en los armarios. - ¿Y usted? - Unos euros para llegar a fin de mes. - ¡A mi costa!

La abuela me llamó - "Nena ¿prepara las mantas que tengas que luego pasaré a buscarlas?" - ¿Para qué? - "No tengo por qué contestarte, boba de Coria pero me pillas de buen humor. Para un Rastrillo que vamos a hacer entre las amigas ricas de mi barrio" - Me las ha pedido la Cotilla. - "¿Y qué? Donde hay patrón, no manda marinero" - ¿Qué dice tu abuela? - Quiere las mantas (le dije a la vecina) - ¿Piensa ponérselas a su maridito la ricachona de tu abuela? (estaba visiblemente enfadada) ¡Que se ponga a la cola!

Más tarde llamó Blas el Parado - Holaaaaa ¿sabes quién soy? - Sí. ¿También quieres mis mantas? - ¡Me dejas de piedra! ¿cómo lo sabes? - ¿Para qué? - Para que mis niños se tapen los pies. Ellos han crecido pero las mantas no. - Tendrás que batirte en duelo contra la Cotilla y la abuela. Ellas lo han pedido antes.

La abuela entró como un vendaval. - "¿Qué es eso de negarme las mantas? ¿Quiéres que quede mal ante mis amigas millonetis?" - Pues si son tan ricas, que las compren nuevas. - ¡Ah, no! las ricas no gastamos más de lo necesario y si nos lo regalan, mejor ¿Por qué crees que somos ricas, alma cándida?" - ¡Se las daré a la Cotilla! - "Sería una gran injusticia porque le servirán para trapichear" - Eso es verdad... Entonces, a Blas. - "¡A mi! Y lo repartiremos entre los pobres" - Y quedaréis como dulces almas caritativas ayudando al prójimo ¿verdad?. - "Verdad"

Dejándome con la palabra en la boca, fue a por Pascualita. Desplegó delante de ella un paquetito. Había una mantita, una botella de agua caliente y un pijama de felpa. Había un detalle a destacar: todo estaba forrado de plástico. Un minuto después. Pascualita estaba vestida para sufrir un ataque de sarampión y sudar la gota gorda.

La abuelastra me llamó: - Si llega tu madre buscando algo con que taparme por la noches, dile que me basta con mi mulato-culito-respingón ¡Que pesada está con lo de taparse porque ha llegado el Otoño! ¿Y qué? ¿No pasa ésto todos los años? - ¡Sí! Siempre igual! ¡Blas llévate las mantas a tu casa!... ¡¡¡Corre, antes de que esas locas te las arrebaten!!!

Cogí a Pascualita y se me escurrió por culpa del calor que estaba pasando la pobre. Los pelo-algas estaban pegados en su cabeza, la cola lacia y las ganas de hacer algo, por los suelos. La sirena había caído sobre el árbol de la calle y estaba encantada, sin ropa que la atosigara porque se la había arrancado... Dies minutos después, estornudó. - Ay, Dios.

jueves, 22 de septiembre de 2016

La multa.

Trozos de la tarta de cumpleaños de Pascualita, flotan en la superficie del acuario psicodélico . He intentado quitarlos y ha salido la fiera corrupia en plan película de Tiburón. Conservo los dedos de milagro.

La abuela me ha pillado tirando cinco velitas al agua. - "¿Qué haces, loca? No ves que le pueden sentar mal" - Por eso lo hago. Las compré con la mejor intención para que las soplara pero, como es tan borde, mejor que se las coma y le de un empacho. - "Acabaré llevándome a la sirena a la Torre del Paseo Marítimo" - No caerá esa breva.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Habéis comprado brevas? ¡Me las pido! - La cara dura de la Cotilla no tiene igual en el mundo.

- Hoy es el día Sin Coches en la ciudad. Y tú no te has enterado porque tienes abajo el rolls royce. - "Sí lo sabía, pero teniendo un rolls, quién va a venir hasta aquí a pie. Es ridículo". - Pues Bedulio te ha dejado una bonita multa en el parabrisas. - "¡Pero si la calle está llena de coches! Escucha: pitan como siempre" - La multa es por aparcar en el centro de Palma jejejejejeje. - "¡Esto no es el centro!" (protestó la abuela) - Pero Bedulio es el Municipal del barrio y como no puede veros ni en pintura ¡toma multa! - "¡A éste se le va a caer el pelo!" - Huy, menos lobos, Caperucita, que el Alcalde ya no es de los vuestros... Bueno ¿me dáis brevas o no?... ¿No? Pues no os daré una docena de huevos del contenedor del súper. - Y salió dando un portazo.

La abuela estaba que trinaba. - Vamos a tomárnos un chinchón y te tranquilizas (le propuse) - "Después. Una promesa es una promesa" - Y bajó a la calle. Volvió con el Municipal - "Siéntate. Voy a por el dinero para pagarte la multa" - Me acerqué, amistosamente. - ¿Un chinchón? - Estoy de servicio. - De eso no tengo. - ¿De qué? - De estoy de servicio. - ¿Me estás liando? - Quién ha contestado una tontería has sido tú. Se dice sí o no. - Soy la autoridad y digo lo que me da la gana (me salió por peteneras) - Le miré fijamente. - ¿Qué pasa? - Eres clavado a Pepe. - ¿Qué Pepe? - Al que le cortaron la cabeza que adorna la estantería de mi cocina. - Bedulio tragó saliva. - No toques estos temas que tengo los nervios sensibles. - Estoy segura de que era un antepasado tuyo. - ¡No digas tonterías! - ¡Abuela, trae a Pepe para compararlo con Bedulio!

La abuela apareció de golpe con Pepe en una mano y la cartera en la otra... y Pascualita en el escote. - ¡Míralo bien! Tienen el mismo perfil. - "¡Son clavados! Le pedire al espíritu de mi primer marido que busque el de Pepe y sabremos cómo era en realidad" - ¡¡¡NOOOOOOO!!! - "No te preocupes. No es ninguna molestia. Además los espíritus agradecen que les demos algo que hacer". - ¡Págueme y me largo de aquí! - "Nena, házles una foto y la mandaremos al periódico. Esto tiene que verlo todo el mundo" - ¡¡¡NADA DE FOTOS. ME VOY!!!

La abuela dejó caer la cabeza jivarizada que rodó hasta los pies de Bedulio. - "¡Te ha reconocido! La sangre tira mucho!" - ¿Qué... sangre? ¡No quiero ver a nadie! - "¡Huy! eso no se le dice nunca a un fantásma. No les gusta" - Y Pascualita pasó, del escote de la abuela a la cabeza de Bedulio. Y se armó la marimorena.

Dos horas después, salió de casa sin saber lo que le había pasado, borracho como una cuba y con la cabeza monda y lironda. Se cruzó con la Cotilla que corrió a contarnos que a Bedulio se le había caído el pelo. - ¿Cómo lo sabías? - "Mi sexto sentido" - ¡Pues pongamos un negocio a medias: tú traes los clientes con dinero y yo les "límpio" los bolsos y las carteras mientras les adivinas el porvenir ¡Por fin llegaré a fin de mes! 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

La tarta para Pascualita.

Seguida de Geooorge que llevaba una tarta, la abuela entró como un huracán en casa. - "Mira que cosa más rica han hecho en el restaurante chino de cerca de casa. Una tarta de cumpleaños, de pescado y algas" - La cara de Geooorge era un poema. - Mi no ver nunca ésto... No tener chocolate. - "Los ingleses, aunque no lo creáis, sois unos atrasados en repostería fina" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Que tarta más guapa (exclamó la Cotilla) Nena, dame un café con leche y comeré un trozo. - ¡Que cara que tiene! No es para usted. - Vale, pero la han echo para comerla ¿no? Venga, sopla las velas de una vez, boba de Coria.

La tía no razonaba. - No es para mi. - ¿No es tu cumpleaños? Pues pareces mayor. - ¡Usted sí que lo es! - Entonces ¿quién cumple años?... ¿Geooorge? Pues sopla tú y corta un trozo de tarta que se me está haciendo tarde. - Mi no ser... - ¿Entonces?... ¿No será la fea de la foto del periódico? Habrá demandado al cirujano que le puso ese careto ¿verdad? - "¿De qué hablas, Cotilla? Toma unas copitas de chinchón y lárgate de aquí.

A pesar de haberse enfadado con la abuela por echarla, se tomó seis copas de chinchón a pelo. Cuando se fue tenía las mejillas sonrosadas. - ¡Guardarme un trozo de tarta!... Juraría que huéle a pescado...

Cuando, por fin se fue, acercamos la tarta al acuario psicodélico y Pascualita subió tan deprisa que salió medio metro fuera del agua. Al caer salpicó por todo y se llevó un buen trozo entre los dientes.  Y antes de que se comiera mi mano solté la tarta que se hundió hasta quedar escondida por las plantas.

En ese momento apareció el señor Li en el comedor, aprovechando que la Cotilla no había cerrado la puerta. - Yo legalo pala señola cumpleaños... - "¡Que amable! No hacía falta que se molestase... - ¡Oh, sí. Yo tliste: Blatt Pitt y Angelina Jolie divolcio. Ya nada selá igual... ¡snif!... - Que llorera más tonta le dio.

De repente a Pascualita le llegó la hora de saltar y al compás del ¡CHAFF! al chino se le abrieron las pajarillas - ¿Sel gamba gorda? - A partir de éste momento, la abuela y yo nos volvimos sordas a los comentarios sobre la sirena. Más tarde y después de unos cuantos tientos al chinchón, el señor Li se tumbó en el sofá de la salita y no se despertó hasta cerca de las diez de la noche. Sus primeras palabras fueron - ¿Dónde estal gamba golda? ... - "Nena, dale más chinchón hasta que pierda la conciencia. Tiene que olvidar"



martes, 20 de septiembre de 2016

Pascualita cumple 5 años.

A las tantas de la madrugada he tenido que ir a comisaría a pagar una fianza para que soltaran a los abuelitos y la bisabuelastra. Mi primera reacción ha sido pensar: ¡que les den! He dado media vuelta y he seguido durmiendo una media hora más, hasta que el teléfono ha repicado de nuevo. Una voz angustiosa me ha puesto en alerta: - ¿Bedulio?... ¿Eres tú? - ¿Aún no has salido de tu casa? (la voz sonaba crispada) ¿Qué esperas, qué me vuelva loco tu abuela? ¡Pues está a punto de conseguirloooooooooo!

No me quedó más remedio que ir a pagar la fianza.

En comisaría había un guirigay. Sonaba la música de Paquito Chocolatero y unas voces alegres y cascadas, gritaban: ¡¡¡AAAAAAAAAH!!! siguiendo el ritmo mientras, personas de mediana edad recogíamos a nuestros abuelos que se despedían de sus amigos a grito pelado: ¡¿Nos vemos mañana en El Funeral?! - ¡Claro! Tenemos que rematar la faena jajajajajaja - ¡Que fiesta tan divertida! - ¡Y que expléndido Andresito porque la fiesta le saldrá por un ojo de la cara! - ¡Al final no me he enterado qué era lo que se celebraba! - ´¡Yo tampoco. Menuda borrachera llevamos! - ¡¡¡CALLARSE TODO EL MUNDO, COÑIIIIIIIIIIO!!! (gritó un municipal subido a una silla, pero no le hicieron ningún caso)

Al llegar a casa los tres se durmieron como benditos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¡Menudo escándalo el que formó tu familia anoche en El Funeral! - ¿Estuvo usted allí? - No, pero no se habla de otra cosa en Palma. Por lo visto celebraban el cumpleaños de una amiga de tu abuela ¡Mira, su foto sale en los periódicos! - En la página de Sucesos habían puesto una foto a dos columnas de ¡Pascualita!

Se me heló la sangre ¿Cómo pudo ser capáz la abuela de desvelar nuestro secreto mejor guardado? - ¿La conoces? (preguntó la Cotilla) Yo no. Un ser tan feo no se me olvidaría... ¿De dónde saca sus amistades ésta mujer? - Entonces recordé que, hace ya tiempo, le hizo la abuela una foto a la sirena para ponerla en un marco y colgarla en la Pared de los Finados cuando se muera... ¿Qué había dicho la Cotilla?... que celebraron el cumpleaños de... ¡¡¡Claro. Ayer se cumplieron cinco años desde que encontré a Pascualita dentro de una lata de sardinas en aceite!!!... Y si la encontré yo ¿por qué no me han invitado a la fiesta?

Al quedarme sola, me acerqué, alicaída, al acuario. Puse las luces y la música en marcha. Pascualita subió como un rayo a la superficie. Entonces, Pepe y yo le cantamos el cumpleaños feliz... bueno, Pepe hizo lo que pudo, que fue poco o nada, pero estaba ahí para felicitar a su amiga. Después eché un chorreón de chinchón en el agua salada y yo me serví unas copas... Cuando desperté, con la boca pastosa y un fuerte dolor de cabeza, los abuelitos ya no estaban.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Será una celebridad.

Menuda revolución la que se ha montado en la Torre del Paseo Marítimo, a costa de la aparición estelar, en el Hola, de la abuela.

En cuanto se repuso de la impresión de saber que la revista por excelencia del cuore, sacará un reportaje de ella en plan ecologista-concienciada-actuando-contundentemente-contra-los-que-degradan-el- Mediterráneo, salió corriendo hacia su casa.

Presa de una gran excitación, saltó sobre Andresito pidiéndole a gritos, que quería un hijo suyo. El pobre hombre, al borde de la asfixia, acertó a decir: - Ya... tenemos... ¡agh!... al... Médicoooo... ¡Socorrooooooo! - "¡Grita, grita. Que se entere todo el barrio que somos insaciables! ¡Yo también grito contigo, amor mío ¡¡¡SOCORROOOOOOOOO!!!"

Geoooorge, que tomaba, tranquilamente, el te de las cinco mientras leía el periódico, se sobresaltó y aporreó la puerta de la habitación de los abuelitos - ¡Open, plis! ¿Qué pasar? - La voz de la abuela lo calmó. - "¡Deja de dar golpes, jodío inglés, que no podemos concentrarnos!"

Los municipales, alertados por los vecinos, gritaron: - ¡Abran a la policía! - Se oyó la voz de la abuela - "¿Es una redada, Geoooorge?" - No, madame. Venir porque vecinos llamar. - "¡Metementodos, chafarderos, aguafiestas! ¡Iros a tomar viento! Geooorge ¡no abras!"

En vista del fracaso, llamaron a Bedulio. Al fin y al cabo, eran amigos... ¿no? Pero el Municipal alegó tener una enorme migraña que lo tenía postrado en la cama. Su jefe, al escuchar esto, exclamó: - Siempre pasa lo mismo. Nunca hay un policía a mano cuando se le necesita.

Por la tarde, en cuanto abrió el kiosco de la esquina, la abuela le pidió que le guardara todas las revistas de la próxima semana. Y no pudo callarse: - "Es que me sacan en un reportaje" - Diez minutos después, lo sabía todo el barrio.

Pascualita, ajena al peligro que la acechaba si se la veía en las fotos, nadaba tranquila en el agua iluminada, - "Parece una go-gó" (dijo un día la abuela.) Le tiré una bolita de carne picada y la fiera que habita en ella, abrió una boca enorme, sacó hacia afuera las mandíbulas y la carne desapareció en un segundo. Me estremecí. - Menos mal que es pequeña la jodía.

Andresito vino a verme. - Tu abuela me va a arruinar. Está comprando vestidos de grandes firmas para estar presentable siempre, sobre todo, ahora que será una celebridad nacional, europea y mundial, en cuanto la vean en la revista. ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado con ella?... Bueno, me voy, que me espera en El Funeral y no quiero que me la quiten. - La abuela tanto y yo dándome un golpe en los morros ¡Jopé!

sábado, 17 de septiembre de 2016

Rompen relaciones.

Sin comerlo ni beberlo, siempre pago los platos rotos de las trastadas de mis mayores. Esta noche, antes de que clareara el día, me han zarandeado cuando estaba en lo mejor del sueño. Al abrir los ojos he notado el miedo subiendo por la espina dorsal y estallar con una punzada, en el cerebro. Esto se ha traducido en un alarido que ha retumbado de casa en casa en cuanto ha salido por mi ventana.

La abuela y la Momia, una a cada lado de la cama, más tiesas que un palo; sin pintar y vestidas de negro, portando una vela encendida cada una y mirándome fijamente, han estado a punto de mandarme al otro barrio. - "¿Por qué gritas? ¿No ves que no son horas?" - ¿Sois... la Santa... Compaña? - "NO. Dos burbujas Freixenet que nos hemos escapado de la botella de cava, no te jode."

Una vez recuperado el resuello, me anunciaron que se iban a quedar en casa unos días. - ¿Las dos? - "Sí. Andresito y yo hemos roto relaciones maritales. Mi suegra se ha solidarizado conmigo y aquí estamos, en plan rebeldes con causa." - ¿Y qué tengo que ver yo en vuestras cosas? - "Mucho. Para empezar prepara café con leche que venimos hambrientas" - ¡Avemaríapurísimaaaaa! ¡Hombreeeeee, que alegría encontraros por aquí! Nena, pón otro café con leche para mí. ¡Traigo croasanes recién salidos del contenedor de basura del súper!

A horas normales, hablé con el abuelito: - Mi amigo está que trina contra mi por permitirle a tu abuela el papelón que hizo con los plásticos en el mar. ¡Imagínate, un amigo de toda la vida! Y cómo dice él ¿quién no ha tirado una bolsa... o unas cuantas, al mar alguna vez? Tampoco cree que fuese una medusa quién atacó a su mujer. - Ah... ¿no?... ¿Entonces...? - Ha hecho venir a unos expertos de Madrid para que investiguen y saquen conclusiones que pueda presentar a un juez. -Vaya con tu amigo...

- Creo que se está pasando siete pueblos, abuelito... - Tal vez exagere un poco, sí, pero es que dio la casualidad que estaba por allí un reportero de Hola y creo que ésta semana saldrá un reportaje de dos páginas, con fotos a todo color. ¡Imagínate. Una familia de rancio abolengo en los papeles del corazón!

Mientras comíamos callos a la madrileña de unas latas, a punto de caducar, que descubrí en un rincón de la despensa, conté la conversación que tuve con el abuelito. Al escuchar la palabra HOLA, las tres viejas saltaron de la silla, se abrazaron y felicitaron a la abuela gritando: - ¡¡¡LO HAS CONSEGUIDO. SALES EN EL HOLA!!! - ¡¡¡Nenaaaaaaaaaaa Saca el chinchón, alma cándida, que esto se merece varios brindis!!! - Al volver al comedor con la botella, traía a Pascualita escondida en el escote. Ella también fue protagonista ese día, aunque... (se me pusieron los pelos de punta) ¡espero que NO salga en las fotos!

viernes, 16 de septiembre de 2016

Paseo en yate.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Está tu abuela? - Ni está ni se la espera. Ha llamado temprano diciendo que se iban a navegar en el yate de unos amigos de Andresito. - ¿Y no te han invitado? (me pareció notar un toque de mala leche en la pregunta) - Soy una mujer emancipada y no tengo por qué ir siempre de la mano de mis abuelitos. - ¡JA! Te has cansado de rogarles que te lleven y te han dicho que nones. - ¿En qué se basa para lanzar esta calumnia? - En que te tiembla la voz de rabia, tienes los ojos hinchados y rojos de tanto llorar, el suelo está lleno de kleneex usados y arrugados... ¿sigo? - ¡Vale. Está bien! Me ha sentado como una patada en el hígado cuando me ha dicho que no me quería llevar ¡Pero bien que se ha llevado a Pas...!

Menos mal que me contuve a tiempo. Pero la Cotilla, que tiene un radar que funciona como uno de última generación, se dio cuenta de mi desliz. - ¿Se ha llevado a Pascual al yate a pesar de ir también Andresito? A ésta mujer no la para nadie a la hora de cometer adulterio. Y el calzonazos de su marido sigue sin enterarse de nada. - Esas conjeturas las hace usted. A quién se ha llevado es a Pepe... Me he equivocado. - ¡Me extraña! Los niños y los locos siempre dicen la verdad. - ¡Vaya, Cotilla, por fin me dice algo bonito! - ¿Ves cómo estás loca?

La abuela, en contra de mi voluntad, se llevó a Pascualita y a Pepe a navegar. Lógicamente, el abuelito no entendía que pintaba una cabeza jivarizada en un yate super guay y super caro. De la sirena no supo nada, como es natural. La abuela le explicó que era para salvarla de las garras del señor Li. - Debe chochear porque, de repente, se ha encaprichado del pobre Pepe. ¡Y eso que yo le pagué un euro cuando lo compré en su tienda!

Por la tarde el rolls royce aparcó en la parada del bus. Los abuelitos venían enfadados entre ellos. - ¿Qué ha pasado? - Tu abuela me ha puesto en ridículo delante de mis amigos. - "¡¡¡Hiiiiiiiiiiiii!!! Ni me los nombres" - Han anclado el yate cerca de una cala y se ha tirado al agua... - "¡Quería nadar! Pero me he visto envuelta por un montón de plásticos de todos los tamaños. Primero pensé en tiburones, luego en pulpos gigantes... y cuando he visto lo que era, me he acordado de la familia de los guarros que tiran la porquería al mar" - Y a partir de aquí ha tomado el mando del yate, con toda su cara dura, ordenando recoger la basura del agua e ir, yate por yate, cala por cala, preguntando de quién eran los plásticos.

- ¡Que vergüenza! A mis amigos, al principio les dio risa pero acabaron enfadados viendo a tu abuela tirando los plásticos a todas las cubiertas. - ¿Todo lo demás está bien? (la pregunta iba dirigida a la abuela) - Casi ha habido una tragedia (contestó Andresito) porque el dichoso Pepe cayó al agua y ella tiró por la borda a mi amigo para que lo cogiera. Al pobre, del susto, le ha dado un corte de digestión. Ha venido un helicóptero medicalizado y ahora está en la UCI del hospital. También se ha llevado a su mujer. Una medusa grande la picó en un pecho y por poco se ahoga de dolor. Los médicos han dicho que nunca habían visto nada igual: tiene una hinchazon que quintuplica el volúmen de la mama. - ¿Alguien vio a... la medusa? - Nadie, pero picarla, la picó.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Rita, la del caloret.

La abuela ha llegado corriendo a casa, ha sacado una bufandita y un gorrito de lana de su bolso. - "¡Corre, saca a Pascualita del acuario antes de que coja una pulmonía!" - Me puse el guante de acero porque, en ese momento´, la sirena dormía flotando a media altura  y tiene muy mal despertar. Efectivamente, en cuanto la cogí abrió los ojos y lanzó hacia adelante sus dientecitos de tiburón.

La abuela, solícita, le habló con mucho cariño... - "Ven aquí, guapísima (¿?) Mira lo que te he hecho para que no pases frío" - Y como un corderito, Pascualita se dejó poner las dos prendas. - La abuela me advirtió que la vigilase para que no se las quitara "porque hace frío"

- ¿Te refieres a AHORA? - "Veo que te funciona la neurona aunque sea a medio gas" - Pero... - "Esta noche he tenido que ponerme una manta en la cama. ¡No hay derecho a que se acabe el verano tan rápido y de sopetón!" - ¿No querrás que le ponga una mantita a la sirena, verdad? - "No. Pero calienta el agua de vez en cuando" - ¿Tengo que estar todo el día pendiente de ella? - "¿Tienes algo mejor que hacer?... ¿No? Pues, hala. Por cierto, ¿Te has enterado de lo de Rita?" - ¿Una amiga tuya? - "¡Que cruz tengo contigo!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Sabéis lo de Rita? - ¿La Cantaora? (pregunté con toda mi candidez) - ¿A tu nieta de dónde la sacaste? Si tarda dos minutos más en nacer, nace ameba. - ¿ Es que habláis como si en el mundo no existieran más Ritas que la que conocéis vosotras! (me estaba cabreando) - "¡Huy, no! Quita, quita, que con una basta. Además, no la conocemos, por lo menos yo" - ¿Cómo que no? (saltó la Cotilla) si más de una vez vino a comer a tu casa y a mí no me invitaste diciendo que: no está hecha la miel para la boca de un asno.

La abuela se hizo la loca. - "Te estás confundiendo. Yo nunca te diría eso" - Incluso la invitásteis una noche a El Funeral y bailó Paquito Chocolatero. - "No sería esta Rita a la que nos estamos refiriendo" - Que sí. La que te regaló un bolso de Loewe que tenía repetido. - ¿Habláis de Rita, la valenciana?... ¿La del caloret? ¡Pues claro que la conoces, abuela! Si sois muy amigas.

La abuela se levantó de un salto y amenazándome con el dedo. - ¡No vuelvas a levantar falsos testimonio contra mi, boba de Coria! Si digo que no la conozco es que no la conozco. ¿Me habéis entendido las dos?"

Ya lo creo que la habíamos entendido. Y para corroborarlo gritamos: - ¡¡¡SI, SEÑORA. A LA ORDEN, SEÑORA!!!

Cuando me quedé sola puse a Pascualita en el frutero y le quité la bufanda. El gorrito se lo había quitado ella. Luego nos tomamos un chinchón on the rocks a medias y aproveché para que aprendiera una lección. Me puse en plan señorita Rotermeller, blandiendo mi dedo índice delante de lo que, en un bicho normal, sería la nariz : - Cuando regreses a tu hábitat y te conviertas en la Jefa del lugar, no te fíes de quienes te hagan la pelota. Más vale que te los comas porque, si llegas a pasar la fina raya que separa lo lícito de lo ilícito, ellos te devorarán a ti y encima dirán que estabas sosa... ¿Me has entendido? - Por toda respuesta, Pascualita me dió tal mordisco en el dedo que he estado, hasta ahora, dando gritos y saltos mortales, de dolor.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

El ataque.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Menuda pieza está usted hecha, Cotilla. Siempre he sabido que acabará mal pero no imaginé que sería como Pepe. No tendrá ni que pagarse el entierro porque servirá de relleno a los rollitos de primavera. - Tendrás que visitar Alcohólicos Anónimos. - Pero yo ya estaba lanzada y seguí exponiendo mis ideas. - Sé que es una mala persona pero ¿tanto?... Aunque si fue capaz de ayudar a la abuela a quitarse de en medio a mis abuelitos anteriores... - ¡Calla de una vez! ¿De qué hablas?

Tengo que reconocer que la Cotilla es toda una actriz. Su cara mostraba que no sabía de qué le hablaba. - Si le quedase más tiempo de vida podría dedicarse al teatro. Tiene actitudes. - ¡Vale, ya está bien! Tienes delirium tremens. Ahora mismo llamo a tu abuela y que se apañe contigo. Yo tengo cosas mejores que hacer que aguantarte.

El concierto de pitos bajo el balcón anunció la llegada del rolls royce. Geooorge, como siempre, había aparcado de través en la parada del bus interrumpiendo la circulación. - Como un basilisco, la abuela se dirigió a la salita, cogió la botella de chinchón, la levantó y miró su contenido. - "¿Esta es la botella de ayer?" - Sí. - "Pues está como la dejamos." - No la he tocado (protesté) - ¡Eso es porque tiene otra escondida en la lámpara del comedor! (gritó la Cotilla) - No le hagas caso, abuela. Quiere desviar tu atención de algo muy grave que ha hecho: Ha atacado a un grupo de mujeres chinas que todas las mañanas bailan en una plaza del barrio.

Las dos amigas se miraron con el estupor pintado en el rostro: - ¡¡¡¿QUEEEEEEEEEEE?!!! - El grito salió a la vez de ambas gargantas. - "¿Has hecho eso?" - ¡Está loca! - "¿Cómo has podido...?" - ¡Yo, noooooooo! - Así se tiraron un rato y al final, no sacaron nada en claro. - Pues alguien ha insultado y pegado a esas mujeres (mi voz sonó firme como cuando sabes que tienes razón) Pero la Cotilla contraatacó: Me han dicho que el señor Li, cuando salió ayer de ésta casa, parecía haberse peleado con un tigre. - Ahí perdí la compostura. - Yo... no, que va...

Dos dedos sarmentosos, uno con la manicura perfecta, otro con la uña roída, me señalaron: ¡Tu eres la criminal, boba de Coria! Prepárate a morir, como dijo Iñigo Montoya. - Las piernas no me sostenían. Los dientes me castañeaban, Un sudor frío corría por mi espalda. La lengua, seca por el miedo, no me dejaba articular palabra.

Las dos viejas, caritativas como siempre, decidieron llamar al señor Li y delatarme. Entonces, como por arte de mágia, dos chorritos de agua envenenada cayeron en sendos ojos y las viejas gritaron lloraron, corrieron a meter las cabezas en remojo, desesperadas de dolor. ¡Pascualita me había defendido! Tal vez, en agradecimiento por lo bien que se lo pasó atacando al... ¿señor Li? ¿A qué ha venido?

Estaba en la entrada al comedor. La sirena había desaparecido bajo las algas del fondo del acuario, evitando ser vista. La actitud del hombre era humilde. Hizo una profunda reverencia y dijo: - Glacias. - Le miré el cráneo mondo y lirondo y tuve que hacer un esfuerzo para no reír. - ¿Por qué? - Todos en balio decil a mujeles chinas que sentir mucho el ataque que suflielon. Yo contento. Glacias. - ¿No seré relleno de los rollitos de primavera? - Tu, tonta como siemple. Adiós.

martes, 13 de septiembre de 2016

Registran mi casa.

A media mañana se presentó en casa el señor Li. Estaba muy enfadado. Lo noté porque a penas se le veían los ojos de rasgados que los tenía. - Entró en cuanto abrí la puerta. - Cuidado con los muebles (le dije para que tuviera precaución y no se golpeara con ellos) - Se giró en redondo - ¿Pol qué? ¿Sel nuevos? ¿Pagal tus muebles con mi dinelo que cogel abuela tuya? - ¿De qué habla? - Tu abuela lobal a mi. - Eso háblelo con ella. A mi que me registren. - ¡Eso hacel! Yo legistlal casa tuya.

Y ni corto ni perezoso se puso a abrir cajones como un descosido. - ¡Oiga! Eso no lo hace una persona bien educada. - Pero, o no me entendió o se hizo el sueco a pesar de ser chino. Abrió todas las puertas y cajones que encontró. Incluso miró bajo las camas y sobre los armarios. Lo peor es que lo tiraba todo sin ningún miramiento y al final era como si un huracán hubiese pasado por allí.

Hasta los cacharros de la cocina rodaron por el suelo. Acabé enfadándome, cogí la escoba y le arré con ella... y al final quién recibió un buen golpe en la cabeza fui yo. Mientras me rascaba el chichón, buscaba una explicación al extraño fenómeno. - ¿Qué ha pasado? - Yo hacel llave de kung fu y devolvel golpe. - ¡No hacía falta. Era para usted, desagradecido! - ¡Yo muy cableado! - ¡Pues, anda que yo!

Pensé que lo mejor que podía hacer era invitarlo a un chinchón. Al fin y al cabo, entre él y yo no había pasado nada. Se lo propuse y aceptó. Estaba todo tan revuelto que opté por ir a la cocina y lo bebimos de pie junto al fregadero. De repente, el señor Li levantó la cabeza y vio a Pepe en su estantería. Saltó como un gato a por él . - ¡Sel mio, tío Fumanchú! - ¡NO! Se llama Pepe y es mío. - ¡Yo pagal pol antepasado! - ¡Y una porra!

Forcejeamos un poco hasta que Li se quedó con la coleta del "antepasado" en la mano. Menudo disgusto se llevó. Se le cayeron unos lagrimones como puños. - ¡Peldón, tio Fumanchú. Peldón, peldón! - Si no le ha hecho daño. Lleva muchos años criando malvas. - ¡Tu no entendel! Coleta sel saglada pala chinos. - Eso se arregla con un poco de pegamento. - ¡Saclilegioooo, saclilegioooooo! - Y salió corriendo camino de la escalera.

Yo también corrí pero hacia el acuario. - ¡Sube, Pascualitaaaa! ¡¡¡Se llevan a Pepe!!! - Como si me hubiese entendido, subió como una flecha. La cogí de la cola, hice molinete y la tiré a la cabeza del señor Li. Debió pensar que un gato rabioso le había caído encima porque, en un visto y no visto, quedó mondo y lirondo, sangrando a borbotones y con una oreja desgarrada como si le hubiesen quitado un pendiente a tirones... Fue a Pascualita a quién arranqué y de paso cogí a Pepe que estaba caído en el suelo del pasillo. El señor Li lo dejó caer mientras trataba de defenderse del "gato rabioso"

Una vez pasado todo y mientras la sirena y yo compartíamos una copa de chinchón, pensé que ella y yo no éramos tan distintas: Solo hacíamos caso cuando nos convenía. Si no, éramos sordas como una tapia.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Los sicarios.

La Cotilla ha entrado en casa con nocturnidad y alevosía, así que puedo llamar a Bedulio y denunciarla... No sé qué hacer... ¡¿Por qué soy tan insegura?!... Sería una manera de quitármela de encima durante unos días. En el cuartelillo le darían de comer gratis y si le gustara el menú, no querría salir de allí... Claro que los municipales no aguantarían mucho tiempo a la vecina... ¡Vaya! esto es como la pescadilla que se muerde la cola. Mejor dejo las cosas como están y no le doy ningún disgusto al pobre Bedulio... ¿o sí?

Todo esto lo piensaba mientras la Cotilla lleva un rato espiando la calle a través de las cortinas. - ¿Se puede saber que pasa? - ¡Chist! No grites, boba de Coria. Nadie tiene que saber que estoy aquí. - ¡Oiga! a mi no me meta en sus trapicheos. - La culpa es de tu abuela que se quedó con el dinero del señor Li y después no quiso darle a Pepe. - ¡Que buena jugada! jajajajajajaja Ha dicho que nos invitará a una mariscada con esos euros. - No creo que lleguemos a comerla porque antes, nos rebanarán el cuello. - ¡Que exagerada! - Si no me crees ¡mira!

Aparté un poco la cortina y vi a dos hombres orientales bajo la farola encendida, mirando para casa. - ¡Que ilusión! (grité) Vienen a darme una serenata, Cotilla. Nunca me habían cantado unos chinos. - No eres más tonta porque no te entrenas ¡Esos no cantan! Quieren que cantemos nosotras. - ¿Ah, sí. A palo seco? No sé si me saldrá...

- ¡Son gansters, mujer! - Hummm... Esto ya no me gusta. - No sé qué hacer para que se vayan. - Entréguese y que salga el sol por Antequera. - ¿Yooooooo? Menuda solución. - Usted tiene toda la culpa ¡por avariciosa y tramposa! Quería darle gato por liebre al pobre señor Li. Fue usted quién pintó de amarillo a la cabeza jivarizada ¡ y quién le pegó la coleta! - ¡Pero tu abuela se quedó el dinero!

Mientras la Cotilla no les quitaba ojo a los supuestos sicarios de la acera de enfrente, yo desayuné con Pascualita en la cocina. Desde que se tiró de morros en la taza vacía parece haber aprendido la lección. Esta vez se ha metido lentamente y se ha bebido el cola cao sin tirar ni una gota sobre la mesa. Después ha reptado hasta el frutero, se ha subido ¡y tirado en bomba dentro de mi taza! ¡La madre que la parió!

Al oír mis gritos, la Cotilla a venido corriendo, blanca como la pared, pensando que otros chinos habían entrado sin que nos diéramos cuenta. Tuve el tiempo justo de lanzar a Pascualita a la pila de fregar que, aunque poca, tenía agua suficiente para no estrellarse. - ¿Por qué gritas, idiota? - ¡Porque estoy en mi casa!

Una hora después seguíamos en las mismas, solo habían cambiado los vigilantes. Los primeros se fueron a dormir. Y mientras la Cotilla lloriqueaba en la salita, después de intentar varias veces hablar con la abuela sin que Geoooorge se compadeciera de ella (Madame, dormir. Mi no despertar.) yo las estaba pasando canutas intentando que Pascualita volviera a la vida. Había estado a punto de ahogarse ¡en agua dulce!

No me quedó más remedio que hacerle el boca a boca ¡puag, que sabor a pescado se me quedó en el paladar! - La Cotilla entró en la cocina buscando la botella de chinchón. - ¡Que haces con ese bicho asqueroso! - ¡No llame así al ánima de mi abuelito que se cabreará! - Antes de terminar la frase, escuché el portazo de la puerta de la calle. La Cotilla prefirió enfrentarse a los chinos del señor Li antes que a ¡mi abuelito! jajajajajajaja

domingo, 11 de septiembre de 2016

La Cotilla huele un negocio.

Afortunadamente para el abuelito, el resultado de los análisis de la abuela salieron bien: Un poquito de colesterol ("Lo eliminaré bailando con el cubanito-culito-respingón de tu madre") - ¡No me digas que bailas con ese personaje! (se alteró Andresito) - "No, pero lo haré, solo por probar si funciona." - ¡¿Quién?! - "El colesterooooooool... ¿Estás celoso? jajajajajajaja Más te vale."

Desayuno en la cocina, con la pesada de Pascualita dando saltos mortales del frutero a su taza de cola cao y poniéndolo todo perdido. No sé cómo quitarle éste vicio... De repente doy un respingo porque Pepe, la cabeza jivarizada, acaba de caer de su estantería a la mesa. ¡Solo me faltaba que a éste también le diera por hacer tazoning como en Magaluf! - Pascualita salió de la taza y se arrastró hasta su ¿amigo? Lo estuvo observando por todos lados, dándole vueltas. Seguía tan gordo como cuando se hinfló en el agua del acuario. Ahora parecía un chino. Debido a la hinchazón, el zurcido de los ojos estaba tirante, igual que el de la boca.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Anda, Fumanchú!... ¿Lo ha visto el señor Li? Se lo podríamos vender por unos buenos euros diciéndole que es un antepasado suyo. - ¡Pero si se lo compramos a él! - No lo reconocerá. Le damos una mano de pintura amarilla y le pegamos una coleta en el cogote. - ¿Quiere timar a un amigo, Cotilla? - Amigo, amigo... lo que se dice amigo... ¿Qué quieres que te diga: la pela es la pela y me cuesta mucho llegar a fin de mes. Y encima dicen que la caja de las pensiones está a dos velas... - Además, está Pepe. - Ya lo sé pero, desde ahora, le llamaremos Fumanchú. - ¡Pepe es de la familia! - Pero como no puede hablar, nadie lo sabrá. - ¡Lo sabré yo! y no puedo hacerle ésto.

Media hora más tarde Pepe era un auténtico chino venido a menos (sin cuerpo, sin ojos, sin posibilidad de hablar... pero seguía sirviendo de llavero, eso sí) La sirena no había perdido detalle de los tejemanejes de la Cotilla, escondida entre la fruta. Cuando la vecina se fue a por el señor Li, Pascualita reanudó sus saltos a la taza solo que, esta vez no había cola cao y cayó de boca. Se le hincharon los morros y movía la cabeza tratando de entender qué había pasado mientras yo me partía de risa.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! (gritó, afortunadamente, la Cotilla desde el pasillo. Y tuve el tiempo justo de agarrar a la sirena por la cola, y tirarla... por la ventana del comedor. Siempre he dicho que el acuario psicodélico tiene la boca estrecha. Menos mal que el árbol de la calle es de hoja perenne y le sirve de pista de aterrizaje.

Cuando la Cotilla tenía convencido al señor Li de que aquella cabeza gordita era la de un pariente suyo, entró la abuela. Llegó justo cuando el chino le entregaba una buena cantidad de dinero a su amiga - "¡Qué pasa aquí!" - ¡La Cotilla está vendiendo a Pepe! - "¡Trae acá pacá, sinvergüenza!" - Le quitó el dinero de las manos y lo metió en su bolsillo. Lo mismo hizo con Pepe a quién un emocionado Li sujetaba con delicadeza. - "¡Se acabó hacer negocios en ésta santa casa. FUERAAA!"

Todo ha vuelto a su sitio: Pascualita a su acuario, Pepe a la estantería. La abuela, la Cotilla y yo a la salita a dormir la siesta después de haber saboreado unas copitas de chinchón... Ah, y el dinero del señor Li sigue a buen recaudo en el bolsillo de la abuela.

sábado, 10 de septiembre de 2016

El diagnóstico.

Veo a Pascualita diferente, más estilizada... y eso que sigue comiendo a dos carrillos. además, en poco tiempo se ha merendado unos cuantos pretendientes... Tendré que ir al oculista a que me gradúe la vista porque, el otro día intenté meterla en el termo de los chinos y no cabía. Ha ensanchado de cintura... ¿Estaré viendo visiones?... O será que, al verla junto a la cabeza jivarizada e hinchada, parece más delgadita

En fin, que estoy preocupada y no lo puedo remediar. También está más... guapa (mira que me cuesta decirlo) Temo que esté poniendo en marcha algún diabólico plan para fastidiarme...

La abuela llegó con Andresito. Venían discutiendo. En realidad quien discutía era ella, para variar. - "Ten por seguro que como me den ése diagnóstico te las verás conmigo" - Pero... - "¡Ni pero, ni pera! Tú a cumplir que es para lo único que te necesito. - ¿Y el dinero?... - "Eso se da por descontado. El marido paga y más tú que eres muy rico" - Gracias, guapa. - "No te confundas. Lo digo en sentido monetario."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - La que faltaba para el duro (dije sin poderme contener) - Yo también te quiero (la Cotilla me enseñó el colmillo y me estremecí) Traigo croasanes del contenedor del super ¡A desayunaaaaaaar!

En tropel entramos a la cocina y tomamos asiento. Entonces la abuela, habló.- "¿Esperamos a que el cola cao caiga del techo o lo preparas tú, boba de Coria?" - ¡Otra vez! - Mientras comíamos las pastas, largamente mojadas en la leche para ablandarlas, la abuela dijo que esperaba los resultados de unos análisis que le mandó el médico. - "Y temo el resultado porque mi maridito no está por la labor marital tanto como debería" - ¿Quiéres decir que no cumple? - ¡Si cumplo! (protestó el aludido) - Yo que tú le subiría la dosis de viagra. - "¿Y si le da un infarto?" - Montas una fiesta en El Funeral. - "¡Que buena idea, Cotilla!"

- "A una chica, el médico le diagnosticó que estaba mal follada y no quiero que a mi me digan lo mismo" - ¡Abuela! Tendrás que confesarte! - ¡Que cruz tienes con tu nieta! (se lamentó la Cotilla) - "Si no es con el Obispo enamorado ¡no me confieso con nadie!" - Lo han echado... - "¿Por enamorarse? ¡Son todos unos puritanos!"

Pascualita se dejó oír dando saltos mortales en el acuario y tirando agua por todo. La abuela gritó: - "¡Déjame en paz, Rodolfo!" - La Cotilla palideció y se puso a temblar como una hoja en la tormenta. - ¿Quién es Rodolfo? (dijo, curioso mi tercer abuelito) - "¡Tu sustituto por si el diagnóstico no me gusta!"

viernes, 9 de septiembre de 2016

El garbanzo Pepe.

Llevaba dos horas dando vueltas en la cama intentando dormir, cuando escuché un ¡PLOF! Resonó muy fuerte en el silencio de la casa. Y me sobresalté. Pensé en la Cotilla ¿a ver si iba a tener razón cuando decía que el abuelito (uno de ellos) rondaba por aquí, mientras yo me lo tomaba a broma?

Tenía que comprobar que no había nada que temer si quería dormir de una vez. Cogí un zapato a modo de arma defensiva y caminé lentamente hacia la cocina. Allí todo estaba normal. Cambié de "arma" y cogí el cepillo de barrer. Continué hacia el comedor. De repente, el fantasma apareció ante mí trepando por las paredes. El alarido que solté despertó al vecindario: ¡Mariano, abrázame, que han venido los zombis! (gritó una mujer) - ¿Mariano? ¿Quién es el tal Mariano? (el asombro y la indignación del marido eran patentes en su voz crispada) - Otra mujer se quejó a su pariente - ¡Quiero un orgasmo como ese, Carlos! A ver si aprendes de una vez - Un murmullo alicaído fue la respuesta...

Cuando me di cuenta de que el "fantasma" era la sombra de la cortina movida por el viento, ya había dos divorcios encarrilados en el barrio.

Por el rabillo del ojo noté movimiento en el borde del acuario psicodélico. Me acerqué y tuve que taparme la boca para no repetir el grito tarzanesco. A través de las luces de colores que subían y bajaban, Pascualita empujaba una pelota. Al verme, la sirena la acercó al cristal, le dio la vuelta ¡y la cara horriblemente hinchada de Pepe, se enfrentó a mi!

Poco después de mi llamada de auxilio a la Torre del Paseo Marítimo, el rolls royce y Geoooorge, trajeron a la abuela quién, al ver a Pepe exclamó: - "Se ha hinchado como un garbanzo en remojo" - Chasqueé los dedos - ¡Exactamente! esa es la definición correcta! - "Hale, pues invítame a chinchón
que me lo he ganado"

En unas horas, Pepe había engordado hasta ponerse rollizo. Y la abuela murmuró: - "Sí que se le parece" - ¿A quién? - "Tengo que confirmarlo. Rellena la copa." - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Pero... ¿qué le ha pasado a... Pepe? - Se ha hinchado. - ¡Uf! Es clavadito ¡¡¡ME VOOOOOOOY!!! - ¿No quiere un chinchón, Cotilla? - No me contestó porque ya se había ido... Eso me mosqueó porque ninguna de las dos amigas perdona una copa.

De repente, otro ¡PLOF! y la cabeza jivarizada saltó sobre la superficie del agua. - Me da miedo, abuela. Lo prefería cuando solo era un llavero. Lo tiraré a la basura y Santas Pascuas. - "¡¡¡NOOOOOOO!!! Es sangre de tu sangre..." - ¿Quién?... ¿Pepe? - Le quité la copa, guardé la botella de chinchón y llamé a Geoorge para que subiera a buscar a la abuela. Ella no protestó y se dejó hacer. Al salir, apagué las luces y me acosté. Antes de caer en un profundo sueño aún escuché: ¡¡¡Que me digas quién es Mariano!!!

jueves, 8 de septiembre de 2016

¿Pepe es la clave?

La Cotilla llegó con su cantinela de siempre: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - Caray, Cotilla, con estas voces podría trabajar de pregonera en cualquier pueblo. - No grito. Lo que hago es saludar como persona educada en la escuela pública que soy. - ¿Escuela pública del siglo XVIII, supongo? - Ni te importa ni pienso contestarte. - ¡Calle, calle, me he quedado corta. Usted fue la secretaria que le pasó a límpio el Quijote a Cervante, utilizando una pluma de ganso jajajajaja - Se te va a acabar la guasa en cuanto le cuente todo ésto a tu abuela. Ya sabes que ella es mayor que yo. - Una horas nada más. - ¿Y qué? Soy más joven que ella, os guste o no.

- ¿A qué a venido? - A desayunar. Traigo un paquete de magdalenas que cogí el otro día del contenedor del super y se me había trapapelado en el bolso. - Deben estar más duras que la pata de Perico. - Eres la tía más tiquismiquis que conozco. Siempre poniéndole pegas a todo. - ¿No podría traer magdalenas frescas algún día? - Sí. En cuanto me aumenten la pensión. - ¿Y eso cuándo será? - Cuando las ranas críen pelo porque antes tiene que haber Gobierno...

Preparé tres tazas de café con leche: una para la Cotilla, otra para mí y la siguiente para la Magdalena. Estaba tan deshidratada la pobre, por el tiempo que llevaba caducada que, en cuanto tocó líquido, se lo bebió todo y se hinchó como un globo. - Hay que ver la sed que pasan algunas (recuerdo que comentamos)

Pascualita había olido el aroma del desayuno y saltaba, frenética, en su acuario psicodélico. En cuanto la Cotilla dejó de sorber, haciendo más ruído que una orquesta de locos, su cuerpo se tensó: - ¿Qué ha sido eso? - Naturalmente me hice la sorda. - No será... (la voz le tembló) - ¿Quién? - Tu abuelito... - ¿Cuál? ¿el primero o el segundo?

Tener una colección de abuelitos maternos es un poco agobiante. No siempre puede una acordarse de los nombres de tanta gente... De momento "solo" son tres pero ¿quién me dice a mi que no vaya descubriendo otros? - Ahora que lo dices... (a la Cotilla le temblaba la barbilla) el primero tuvo un mal final... - ¿Qué le hicieron usted y mi abuela al pobrecillo? - ¡¿Cómo sabes que fuímos nosotras?! ¿Te ha contado algo su espíritu? - Puede... - ¡Ay, Dios mío! Es cierto que el pasado vuelve.

Le puse la botella de chinchón delante para que se sirviera lo que quisiera. Tal vez así se le soltara la lengua. Unas cuantas copas más tarde, dijo: - Trae a Pepe... ¡hip! ... El sabe cosas. - ¡Deme la botella que ya está desvariando! (le grité)

La abuela llegó con Andresito. - "¿Qué haces con Pepe en las manos?" - La Cotilla, que lleva una tajada de aúpa, quiere que escuche no sé qué... Querrá que Pepe le de su opinión sobre lo que me va a contar jajajajaja ¡Pero si es una cabeza reducida!

La abuela me quitó al jivarizado y lo tiró contra el aparador. Allí rebotó y cayó dentro del acuario. Inmediatamente, Pascualita nadó hacia él. Pensé que lo destrozaría por su enfado al quedarse sin desayuno pero no. Se lo llevó a las profundidades y se escondieron bajo las algas.

- ¿A qué a venido èsto? (preguntó, asombrado, el abuelito) - "Me entreno para las olimpiadas para mayores de ochenta y cinco años" - ¿Se vana a hacer? Pues yo quiero participar en lanzamiento de huesos de aceitunas. - "¿Es un deporte legal?" - Está homologado y si no lo está, se lo diré a Rajoy para que se entretenga con las federaciones ahora que no tiene nada que hacer.

Disimuladamente miré al fondo del acuario y me pareció que una especie de pelota pugnaba por salir de debajo de las algas.





















miércoles, 7 de septiembre de 2016

Batiendo records

He estado llamando a la Torre del Paseo Marítimo toda la mañana y siempre he obtenido la misma respuesta por parte de mi bisabuelastra, la Momia: - Tu abuela no está operativa, encanto. - ¿Y eso qué quiere decir? - Y yo qué sé. Me lo dice mi cubanito-culito-respingón cuando le pido que me achuche y lo que se tercie. - ¿Te dice que no está operativo? ¿Y qué haces tú? - Al penúltimo cubanito que tuve le di una pastillita azul de las que guarda mi hijo Andresito en su mesilla de noche ¡Y estuvo operativo veinticuatro horas seguidas! Acabé algo cansada de tanto ajetreo.

- ¿Quiéres decir que la abuela se ha buscado un ligue como haces tú? - No. Es fiel a su marido. No quiere perder el chollo conseguido cuando se casó con él. En éste caso, que no esté operativa, quiere decir que no sé dónde está porque no la he visto en toda la mañana. - Uf, me quitas un peso de encima, bisabuelastra. Ya pensaba que iba a quedarme sin la Torre del Paseo Marítimo en un futuro...

No fue hasta que me senté en la salita para ver la La Vuelta Ciclista a España cuando se presentó la abuela. Estaba acalorada y radiante: ¡Malo! (pensé) - Te he llamado un montón de veces. - "¿Para qué, boba de Coria?" - Pues... ya no me acuerdo... ¿Le estabas poniendo los cuernos al abuelito? - "Que cruz tengo contigo..." - ¿No estás saliendo con el Obispo?  - "¿Por quién me tomas? Además, lo han degradado y se quedará sin secretaria. Quieren evitar que caiga, otra vez, en la tentación aunque, éste hombre es muy romanticón y enamoradizo"

- ¿Entonces qué has hecho ésta mañana? - "Batir records nadando, ¡MIL BRAZADAS SIN PARAR! aprovechando la fuerza del cabreo que tengo por no ser la heredera de Rodolfo y del condado de Montearriba y Monteabajo. En cuanto monten una Olimpiada para mayores de ochenta y cinco años, me apunto y gano" - Sí que debe cabrear jajajajajajaja... ¡Huy, perdón! ¿Le has contado a Andresito tu historia de amor con Rodolfo y las consecuencias que tuvo? - "No" - ¿Lo harás? - "Anda, trae el chinchón y vamos a ver La Vuelta que me caigo de sueño" - Cinco minutos después ella dormía plácidamente mientras yo luchaba, como una jabata, contra el sopor de la siesta... Ganó ella.


lunes, 5 de septiembre de 2016

Condesa de Montearriba y de Monteabajo.

- "¡Voy a ser tan rica que me saldrán los euros por las orejas!" - Con ésta frase y un ímpetu extraordinario, entró en casa la abuela cuando Pascualita y yo desayunábamos. - ¿A santo de qué? - "Son cosas que pasan" (me dio la impresión que, de repente, se había vuelto enigmática) - ¿Te ha tocado la Primitiva? ¿Las quinielas? ¿La lotería nacional? ¿Un tío más rico que Andresito te ha pedido que seas tu amante? ¡Abuela, cuéntamelo!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Ya te estás metiendo con tu abuela? - ¡Soy inocente! (grité, harta de que siempre me dieran la culpa de todo y escondiendo a la sirena en mi escote para que no la descubriera la Cotilla.) Tiene un negocio entre manos que la enriquecerá más todavía y no quiere contarme de qué se trata. - Pues ya estás soltándolo todo porque a mi me interesa.  A ver si, por fin, puedo llegar a fin de mes sin pasar penurias.

Pero la abuela se hacía la remolona y no soltaba prenda. - ¡Ya sé lo que pasa! - ¡Jesús, que susto me has dado, boba de Coria! - ¡A Andresito lo han colocado de Secretario del ex ministro Soria en el Banco Mundial! - Oh, noooooo. ¿Por qué no me han escogido a mi? (lloriqueó la Cotilla) tengo mejores piernas que tu marido...

- "No se trata de eso... Es algo de mi juventud... Dicen que todo vuelve. Y es verdad... aaaaayyyy... Hacía taaaaantos años que no pensaba en él..." - ¿Quién es EL, abuela? - Los ojillos de la vecina brillaron, excitados: - ¿Era hermoso y rubio como la cerveza? - "Caliente" (dijo la abuela con un hilo de voz. Emocionada) - ¿El pecho tatuado con un corazón? - "¡Caliente!" - ¿El vino en un barco con nombre extranjero? - "¡¡¡CALIENTE!!!" - ¡Ya sé quién es! ¡¡¡RODOLFO!!!

Las dos viejas batieron palmas como si hubiesen ganado un apartamento en Torrevieja, Alicante. - Anda que no hace años que lo conocí y me lo quitaste (la voz de la Cotilla destilaba añoranza de otros tiempos) ¿Y qué tiene que ver Rodolfo con que te hagas más rica? - "Quiero hacer sitio en la biblioteca de Andresito para colocar la colección de bolas de nieve que tengo metida en cajas. Así que he elegido los libros más manoseados para dártelos, Cotilla. Pero antes los he revisado por si había billetes escondidos entre las hojas y ¡lo he encontrado! En uno de los libros y tan guapo como siempre, aparece vestido de Capitán General" - ¿Un amor de juventud? (pregunté para no pensar demasiado en los movimientos de Pascualita sobre mi pechera) - Sí. Fue el padre de tu madre. - ¡¿Rodolfo?! ... Mi primer abuelito no se llamaba Rodolfo... -  "Pues, no"

Me sentí traumatizada. Ahora resultaba que tenía ¡tres abuelitos! La Cotilla insistió: - ¿Qué tienen que ver Rodolfo y los euros? - En el libro dice que era Conde de Montearriba y de Monteabajo. ¡Y estaba forrado! Y si lo estuvo, lo estarán ahora sus descendientes y mi hija fue su primogénita... Y ahora mismo, voy a ir a pedir el título nobiliario que me corresponde" - A tí, no. A tu nieta - "¡¿Qué?! ¿A ESTO?"

No me enfadé porque iba a ser Condesa de Montearriba y de Monteabajo. Y estaría forrada de millones de euros. Emocionada, me golpeé el pecho como Tarzán: - ¡¡¡Seré millonaria y tendréaaaaaayyyyyyyyyy!!! El mordisco de la sirena no se hizo esperar después de dejarla casi KO. Ahora seré la Condesa más pechugona de la Corte... ¡Aaaayyyyyyyyyyy, que dolor! Un chinchón, por favor.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Novio nuevo.

Unas voces airadas me sacaron del sueño reparador. La abuela y la Cotilla discutían en la cocina cuando en el cielo aún no se habían pintado los colores de la Aurora.

Más cabreada que un mono salté de la cama para ir a ponerles las peras a cuartos - ¡¿A qué vienen esos gritos?! Deberíais estar durmiendo como las personas normales. - "Vuelve a la cama y no interrumpas cuando hablan los mayores" - ¡¡¡Estoy en MI casa e interrump... !!! - "¿Quiéres ser la dueña de la Torre del Paseo Marítimo algún día?" - Vaaaale. Me callo.

La Cotilla reanudó la discusión como si yo  no estuviera: - ¡Te digo que le falta un trocito de carne! - "Le habrán hecho una biopsia" - ¡No digas tonterías! Le falta desde que entró en ésta casa a pedir una tacita de arroz. - "¿De arroz? ¡JA! Este vino a meter las narices donde no le importa." - ¿Y qué? ¿Te parece motivo suficiente para que tu primer marido le muerda en el culo y le quite un trozo? - "Jejejejejejeje Ten en cuenta que el pobre lleva muchos años en ayunas" - ¡Déjate de tonterías! Hazle saber que se puede meter en un buen lío si el vecino lo denuncia. - "¿A quién va a denunciar? ¿A un fantasma? ¡Lo mandarán de cabeza al Manicomio!" - ¡¡¡Por muy fantasma que sea todo tiene un límite!!! - "No te quejas tanto cuando te muerde en los dos pimientos asados que tienes por tetas y te las pone de primera división." - Eso es otra cosa... - "¡Ah, sí! Confiesa que siempre te gustó mi primer marido" - ¡Claro que me gustaba! ¡Era mi novio antes de que me lo quitaras!

En la escalera se oyeron voces de protesta. Los vecinos tampoco podían dormir. Decidí poner fin a la discusión. Cogí el Hola y les mostré la foto del tío más guapo que salía. - ¿Qué os parece? - "¿Quién es?" - El hombre con el que salgo. - La Cotilla metió la revista en su bolsa. - De ilusión también se vive, boba de Coria. - ¡Traiga aquí la revista! - La revenderé. No hay que tirar nada.

Entonces empezó un tira y afloja entre las tres. - "¡Deja que mire bien al novio de mi nieta, coñe!" - ¡Pero si es mentira! - ¡Es verdad! (grité) - "¿Ya le has dicho que queremos un biznieto?" - ¡Claro! Y está dispuesto a poner la semillita. - Jajajajajajaja ¡Un cardo borriquero te pondrá éste! (la Cotilla estaba de cachondeo) - Acerqué la botella de chinchón y brindamos por el futuro biznieto. A ésto no se opuso la vecina.

Media botella después, me dijo: - ¿Has visto... ¡hip!... manchas de... sangre por aquí? - Sí. La que me ... ¡hip! ... había chuuuupado un ... ¡hip! ... mosquito cuandooooo... lo estampé contra la... ¡hip! pared. - Esa nooooo... vale. Tiene que ser sangre de... ¡hip! culooo. Al del terceroooo ... ¡hip! ... le falta un troooozoo. - ¡Que origi... nal! - Los ojos bizcos de la Cotilla se cruzaron con los estrásbicos de la abuela. - ¡Qué cruzzzzz... ¡hip!... tienes con tu... nietaaaaa! Justo cassstigo... ¡hip! ... por quitarrrrrme todos los... noviosssss. - "Ajo y... aguuuuuaaaaaaaaa, Co... ¡hip!... tillaaaaa"

viernes, 2 de septiembre de 2016

Credibilidad, versus, poltrona.

La abuela ha venido a casa echando chispas. - "¡Andresito está tonto perdido! Se ha instalado en la moda del NO. Y de ahí no lo saco" - ¿Qué moda es esa? - "La que han lanzado los políticos. Ahora, si quieres ser la repera de moderna, tienes que apuntarte al NO dichoso." - ¿Qué cosa más tonta, NO? - "¡Vaya, para ésto sí que has sido rápida, boba de Coria!" - Pero... si NO he dicho... nada. - "¡Vete con tu puñetero abuelo y déjadme en paz!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué le has hecho a tu abuela? - ¡Nada! - "La niña se nos ha vuelto moderna de golpe" - Bueno, a ver si así encuentra novio de una vez... pero que tenga CREDIBILIDAD para que, llegado el caso, pueda perderla... ¡por el país! como dice Rivera jajajajajajaja ¡ahora a la poltrona la llaman credibilidad!

- "Hay que ver el cachondeo que se traen los políticos. El otro día, en el debate, me pareció que contaban chistes de Eugenio: Saben aquel qué diu: ¿Se acuerda cuando en diciembre le pedí que nos juntáramos y me dijo que no, cabroncete?... ¡Pues ahora se lo digo yo: NO, NO, y NO"

- ¡Ay, que risa! esto es para mear y no echar gota... Bueno, me voy a mis quehaceres que alguien tiene que levantar a España. - No tiene CREDIBILIDAD, Cotilla. Usted es de las que meten mano a los cepillos de las iglesias y adora a los sinvergüenzas. - ¡Alto ahí! Mi obligación, como persona que quiere comer todos los días, es procurar llegar a fin de mes. A los pobres que tu llamas sinvergüenzas les pasaba lo mismo, tuvieron suerte y mira, Matas se compró un palacete con los sobrantes.

Al quedarnos solas la abuela llamó a Andresito: "Voy a ir a comer con tu madre ¿te vienes?... ¿NO? ¡Estupendo! Después pasaremos por El Funeral ¿vendrás?... ¿NO? Vale, así podré coquetear con el sobón de Arturo ... ¿Qué NO lo haga? ¡Pues deja de decir NO a todo! - La abuela estuvo callada un rato, con el teléfono pegado a la oreja y yo aproveché para coger a Pascualita que nadaba plácidamente, arriba y abajo del acuario psicodélico y no le hizo ni pizca de gracia. Antes de recibir una dentellada envenenada, la tiré lejos y se estrelló contra el pecho de la abuela.

Después del ritúal de saltos, gritos, lloros, carreras y maldiciones, su busto hubiese sido la envídia de Marilín Monroe. "¡Que oportuna, Pascualita! Mientras el sosaina de Andresito se queda en casa aplicándo los eslóganes del Partido a cualquier conversación: No a todo y La culpa es de Pedro... Lo voy a pasar pipa jugando al tócame Roque, con los salidos de El Funeral" - Pero... ¡¡¡abuela!!!




jueves, 1 de septiembre de 2016

Espejismo.

- ¡¡¡AVEMARIAPURISIMAAAAAAAAAAAAAA. ¿DONDE PUEDO ESCONDERMEEEEE?!!! - Cotilla ¿qué le pasa? - ¡¡¡Ya están aquí los marcianos!!! - No me diga que ayer vio el debate enterito. - Sí ¿por qué? - Debió afectarle las meninges ¿Quiére un chinchón? - Eso ni se pregunta... ¿A qué viene tanta amabilidad? - Es caridad cristiana y sin que sirva de precedente. La próxima vez que quiera ver un debate tómeselo con calma y eche un sueñecito entre discurso y discurso. Se le hará más llevadero.

La palidez de la cara de la Cotilla cuando llegó a casa, se había trocado en rojez. - ¿Estás borracha, boba de Coria? Te hablo de los marcianos y me sales con el debate de Rajoy... aunque, pensándolo bien, no hay tanta diferencia. - Entonces ¿lo de los marcianos es verdad? - ¡Claro! Crees que jugaría con éstas cosas... Estoy muy asustada.

La abuela, que acababa de entrar en casa, se vino directamente hacia mi y me arreó tal pescozón que me crujió la nuca. - "¿Qué le has hecho a mi amiga? ¿Por qué está asustada?" -  He visto marcianos... - ¡Pregunta antes de agredirme! - "¿Para qué si soy muy perspicaz?... ¿Dónde estaban los marcianos? ¿Son verdes? ¿Cuántos dedos tienen?" - ¡Para! Solo he visto sus naves. Vienen en barco. - "¿A invadirnos? ¿Cómo los piratas? Cotilla, échame el aliento" - Tú tienes que haberlos visto desde una ventana de la Torre del Paseo Marítimo. - "¿Crees que no tengo otra cosa que hacer que pasarme el día asomada en espera de ver aparecer marcianos piratas?"

La abuela, cuando quiere, se da mucho pisto. En realidad no tiene nada mejor que hacer en todo el día desde que es rica. Cuando la vecina se fue a la salita para comentar con las fotos de sus gurús la aparición de muchos millones más de euros escondidos en Paraísos Fiscales, la abuela fue a por Pascualita, la sentó en el frutero de la cocina. - ¿Puedo escucharla? (pregunté) - "Por mi como si te la pica un pollo" - Y se preparó para contar una historia verídica:

"El mar nos ha ofrecido hoy un espectáculo fascinante - La sirena me observaba con los ojos abiertos cómo platos. - No puedo asegurar la aparición de Campanita porque no la he visto pero debe haber esparcido polvo de hadas en el horizonte porque los barcos volaban sobre las aguas"

- "Veleros, motoras, pequeñas barcas de pesca...  flotaban sobre el mar. Pero no eran estáticos. Se movían, cruzaban, de parte a parte, la bahía. Ha sido precioso" - La Cotilla apareció en la puerta de la cocina con el pelo alborotado: - ¡Tu también los has visto! ¡Lo sabía! ¡Vienen a raptarnos! - No caerá esa breva (dije sin pensar)

Un rato después, con Pascualita presidiendo la reunión desde el broche de la abuela, ésta nos contó que no había tales marcianos, sino un espejismo. La línea del horizonte había desaparecido y los barcos parecían flotar en el aire como por arte de mágia.  En la cara de la Cotilla se pintó la decepción - "Lo siento, Cotilla. Ningún pirata vendrá a raptarte" - La vecina cogió la botella de chinchón y se encerró en su cuarto. Poco tiempo después escuchamos sus ronquidos.