miércoles, 31 de agosto de 2016

¡Vaya día!

- "¡Nena, Andresito y yo nos vamos a ver a los Siete Infantes de Lara!" - Dales recuerdos de mi parte... zzzzzzzzzzzzzz - "Que borrica eres. Si no te conocen... aunque siendo siete alguno podría valer para hacerte a mi biznieto" - ¡Ni lo intentes, abuela! Ya me buscaré los novios yo... - "Entonces lo encontrarás cuando las ranas críen pelo... También puedo contactar con los Siete Niños de Ecija..." - ¿Quieres que me detengan por infanticidio? Déjame dormir de una vez zzzzzzzzz

Mientras desayunaba y le contaba éste episodio a Pascualita, me asaltó la duda de si lo había soñado o no. ¿A qué venía esa manía de buscarme los pretendientes de siete en siete? ¡Que rara es ésta mujer!

Mientras yo intentaba descifrar el enígma y se me iba el santo al cielo, Pascualita se apoderó de mi ensaimada, se subió encima y saltó de la mesa al suelo llevándola de colchón. - ¡Eh, es mi desayuno! - Alargué la mano y recibí un fuerte mordisco envenenado. El dolor me hizo saltar, gritar, llorar, moquear y correr de una punta a otra de la casa tropezando con los muebles. Finalmente agarré la botella de chinchón y bebí como si se me fuera la vida en ello. Poco a poco el dolor fue desapareciendo mientras la mano se hinchaba como un zepelín a punto de iniciar un viaje al fin del mundo.

Me vi entre nubes de algodón, a diez mil metros del suelo, arrastrada por mi enorme mano y era felíz. Los catorce pretendientes me lanzaron globos de colores llamando mi atención. Obligué a mi mano a aterrizar, no quería hacerles un feo a esa gente. - ¿Por qué venís de siete en siete? - ¿Por qué no? (contestaron. Y lo encontré razonable)

La abuela y Andresito aplaudían a rabiar y Pascualita hacía la señal de OK con sus deditos, subida al borde del acuario psicodélico. Mientras, la Cotilla ponía una vela tras otra en el Altar de los Amigos de lo Ajeno y le enseñaba a la foto de Luis Bárcenas el resultado de un día de trapicheo: carteras, calderilla de los cepillos de las iglesias, bolsos de turistas... La sonrisa del Señor de Los sobres era taimada. La Cotilla encendió las velas y los bomberos vinieron atronando el aire con sus sirenas.

- "¡Nena, nena, nenaaaa! Está durmiendo la mona... Geooorge, dale un guantazo a ver si espabila" - Yes, madame. - Antes de que su mano cruzara el aire, recibió una patada en sus partes blandas que le cambió la voz durante unos minutos. La abuela justificó el ataque. - "Se me olvidó decirte que mi nieta tiene muy mal despertar jejejejejeje" - El mayordomo se puso a caminar encogido, repitiendo como un loro inglés: Good save the Quin. - "¿Qué le has hecho a Pascualita para que se enfadara?" - ¡Me ha quitado mi ensaimada! - "¿No te da vergüenza decir eso? ¡Eres una egoísta! ¡Tu ensaimada! ¡Tu casa! ¡Tu todo! ¡Hay que compartir, boba de Coria!"- Mientras la abuela me abroncaba, se asomó la Cotilla - ¡Tu nieta se ha bebido todo el chinchón que quedaba! ¡¡¡EGOÍSTAAAAAAAAAAAAAA!!! (gritaron las dos amigas)


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