jueves, 25 de agosto de 2016

La abuela liga.

La abuela me ha dejado a Andresito hasta que cambie la piel quemada por el sol. Dice que no quiere tener a Geooorge barriendo pellejos todo el día. - Pero si él también la cambiará... - "No es lo mismo. A él le pago, además ¿no querrás que me quede sin mi mayordomo inglés que es la envídia de mis amistades millonetis?" - Me da la impresión de que me estás endosando al abuelito... - "Naturalmente!"

El pobre está a base de ibuprofenos y aún así, delira. - Nena, ya sé quién construyó las Pirámides de Egipto. - ¿Lo sabes? - Sí. Ahora mismo estoy viendo como las hacen. - ¿Lo dan por la tele? - Nooooo... ¡Mira, llegan helicópteros americanos, de esos tan grandes que tienen, con bloques de piedra colgando!.. Ahora las colocan donde les dice un egipcio, debe ser el arquitecto y se van a por más... Voy a preguntar si puedo ayudar. - Vale, abuelito, pero antes tómate otra pastillita con un chinchón on the rocks, bien fresquito.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Pónme otro a mi que vengo sudando. - Que oportuna es usted, Cotilla. - Más vale llegar a tiempo que rondar un año. - En ese momento empezó el concierto de pitos debajo de casa anunciando la llegada del rolls royce de la abuela.

- "Vengo encantada de la vida ¡Me ha salido un pretendiente!... Huy, no me acordaba de que está aquí Andresito" - Se ha quedado dormido. Tranquila. - Un hombre ha pasado por mi lado, me ha sonreído y ha dicho ¡Hola!" - ¿Nacional o extranjero? - "Extranjero, supongo, porque iba vestido de indio" - ¡¡¡¿INDIO?!!! (grité)- "¡Ostras! Andresito y Geoooorge hablaron de un indio!" - Entonces ¡no deliraban! - No me entero de nada (dijo, enfadada, la Cotilla)

Como no le dimos ninguna explicación se fue a rumiar su enfado a la salita y montó un nuevo altar de los Amigos de lo Ajeno en el que puso un montón de fotos de políticos corruptos. Se le amontona el trabajo con tanta gente a punto de ir a Juicio. - ¡Ni se le ocurra encender una vela para cada uno! No quiero que se me queme la casa. - ¡¡¡Egoísta!!!

Mientras la vecina estaba a lo suyo, la abuela y yo fuimos a hablar junto al acuario psicodélico de Pascualita que subió como una flecha y se sentó en el borde mientras nos miraba fijamente con sus ojos de pez. - "Deberías traer a Pepe. Le gusta enterarse de todo" - La abuela me deja pasmada cuando habla así de la cabeza jivarizada aunque, pensándolo bien, orejas sí tiene.

Al poco rato ya estábamos los cuatro juntos. - "Voy a enseñarle a éstos dos uno de los papelitos que encontré bajo el agua. A ver si reconocen la escritura" - Pepe, tan callado como siempre, ni siquiera hizo una mueca de entendimiento. Es tan humilde que ni pia. Pascualita escupió agua envenenada sobre el papel y yo corrí a ponerme las gafas de sol, por si acaso. - "Me ha cogido la mano" (soltó de repente la abuela) - ¿Quién? - "¿Quién va a ser? ¡El indio!" - ¿Se la quería llevar? ¿No será antropófago? - "¡Qué cruz tengo contigo!"

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