viernes, 5 de agosto de 2016

El Exsorcista.

El personaje que se presentó en casa era para echarle de comer aparte. Ya cuando sonó el timbrazo se me puso la piel de gallina. Me había imaginado a un hombre alto, delgado, con cara patibularia y mirada profunda. Manos huesudas y fuertes para repeler al Maligno... Esa es otra. ¿Aparecería el Maligno en mi casa? A ver si jugando con fuego, nos íbamos a quemar.

Al abrir la puerta abrí también la boca y los ojos, asombrada. Un hombre guapísimo, con camisa suelta y abierta, me tendía una mano de uñas cuidadas que daba gusto verlas. Su sonrisa encantadora me desarmó y desde ese preciso instante babeé. ¡Hombres como éste solo salen en las películas y los anuncios caros! Llevaba una maleta de Louis Viton ¡Virgen del Amor Hermoso, que culo más atractivo! - (pensé al verle de espaldas)

La abuela y la Cotilla también cayeron bajo su hechizo. Era la simpatía personificada. - ¿Quién va a contarme lo que pasó? - Las tres levantamos la mano a la vez y empezamos a hablar atropelladamente.

Se dio luego un paseíto hasta el comedor y sacó un crucifijo y una botella de agua bendita. Delante del acuario dijo unas oraciones que repitió y repitió como un mantra, cada vez más cabreado o eso me pareció. - Va a despertar a Pascualita (susurré al oído de la abuela) - "Habrá que distraerlo... Perdone ¿quiére una copita de chinchóóóón...?" - El guaperas siguió a lo suyo sin parar de gritar. La abuela se le acercó y le tocó en el hombro. El hombre dio un respingo que por poco se sube a la lámpara - ¡La madre que la parió!

- "¡Oiga, un respeto, joven!" - ¡Es que ya casi lo tenía!. - "¿A quién?" - ¡Al Maligno! - Pues déjelo donde está que no quiero verlo por mi casa. - ¡Tengo que echarlo! - Si no viene, no. - ¡Tiene que irse! (insistía) - ¡Pero si no ha venido!

Entonces apareció la Cotilla con velones encendidos. - Mire, le traigo una ayudita y mientras nos tomamos unos chinchones on the rock, se los coloco donde usted me diga. - ¡Dios mio! (el pobre palideció) ¿Quienes son ustedes? - Y sin esperar respuesta nos duchó con el agua bendita. - "¡Pero... ¿está bien de la cabeza?" - ¡Me está dejando el suelo perdido, hombre! (le grité enfadada)

La Cotilla volvió con la bebida - Tome, que le vendrá bien para lubricar la garganta porque tanto grito no puede ser bueno. - El Exorcista levantó en alto el crucifijo y la botella de agua bendita, amenazándonos. - ¡¡¡VADE RETRO, SATANAS!!! - Abuela, creo que nos toma por demonias... ¡que risa! jajajajajajajaja

Nos dió la risa floja y ya no pudimos parar. El hombre estaba fuera de si y se bebió los cuatro vasos que había sobre la mesa. Y cuando el interior de su cabeza giraba como una peonza, a Pascualita le pudo más la curiosidad que la prudencia y subió a la superficie atraída por los gritos. El chinchón que había en el agua le había hecho efecto y aunque se la veía somnolienta, aún tuvo fuerza para hacer varios saltos mortales de atrás adelante y viceversa, encarpados y tirabuzones hasta que medio acuario rebosó porel suelo del comedor.

Bizco perdido estaba el Exorcista viendo un bicho raro (infernal pensó él) saltando en plan poseído y atacó con el agua bendita que quedaba en la botella . A Pascualita se supo a perro muerto y contraatacó escupiéndole en los ojos un buchito de agua envenenada.

El hombre durmió toda la noche de un tirón y parte de la mañana siguiente. Cuando se fue no recordaba que hacía en mi casa. Le dijimos que había cogido una borrachera como un piano y se metió en mi piso sin que pudiésemos hacer nada por impedirlo. Avergonzado, quiso pagar los desperfectos, si los hubiera. - "¡Claro que los hay!" - y le enseñó unas manchas de humedad que había en el cuarto de baño. - ¿Eso lo he hecho yo? (parecía dudar) - "¡Sí, señor. No ha dejado de mear, toda la noche, en esta pared"

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