jueves, 12 de mayo de 2016

Campaña electoral económica.

La Cotilla entró en la cocina sin apenas anunciarse... por lo menos yo no la oí cuando dice que dijo aquello de: ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! No pongo en duda que lo dijera porque estaba absolutamente abstraída intentando que Pascualita no destrozara la cabeza de Pepe.

Por lo visto sigue muy enfadada porque no la dejamos irse con el tiburón. Esta se cree que todo el monte es orégano y puede hacer su santa voluntad solo porque es un de los bichos más raros que existen, junto con el ornitorrinco y el unicornio alado. Pero no somos animales, tenemos unas normas que cumplir... La mayoría de las cuales han sido creadas por espabilados del pasado y usadas y mejoradas por espabilados del presente, para dejarnos un fino resquicio de libertad y hacernos creer que se trata de una gran grieta.

¡Jopé! Ahora me doy cuenta de que hice mal en no lanzarla al agua para que se reuniera con su amante. Y si no lo era y se la hubiese comido ¡miel sobre hijuelas! Por lo menos habría tenido la opción de equivocarse.

¡Vaya! Ahora me siento como la carcelera de sus ilusiones... Y no puedo enmendar la vara porque el jodío tiburón ya se ha largado. ¡Ay, Señor... !

Envuelta en mis pensamientos no me enteré de que la Cotilla me hablaba, pero algo sonó distorsionado en mi cerebro, que me impulsó a estar atenta - ... veremos a los políticos colgados de las farolas. - ¡¡¡¿Qué?!!!

- ¿Qué pasa, tu abuela te ha contagiado sus aires de grandeza? - ¿Van a colgarlos? - ¿Es que no estás harta de verlos? ¡Anda y que les den por donde amargan los pepinos a esos manirrotos! - Entonces... ¿los colgarán? - Quién sabe. (No me llegaba la camisa al cuerpo) No hay pan para tanto chorizo ni farolas para colgarlos. - ¡¡¡Cotilla, por Dios!!! Ya sé que no llega a fin de mes y que tiene que revolver en la basura y trapichear con ella. Que tiene amigos desahuciados de sus casas, otros que llevan años sin encontrar trabajo y no cobran. Que es tan larga la lista de espera para que le atienda un especialista que ha tenido que apuntar en un papel para qué va a ir por si se le olvida... Caray, Cotilla, ya no me parece tan mala idea lo de colgarles de las farolas. - ¡Eso! para que, encima que nos roban y no sirven ni para los acuerdos más simples, les paguemos sus fotitos (se quejó la vecina)

Entonces ¿qué? - ¿Qué de qué? - Eso digo yo. - Pues eso, que ésta vez, seguramente, no tendremos que ver sus jetas retocadas, en plan banderola, en las calles. -

- ¡Ah!... ¿Era eso?... ¡Ya tenía el susto en el cuerpo! Pensé que... Vamos a tomar un chinchón, Cotilla y brindaremos por la Democracia. - Por lo que tu quieras, boba de Coria, mientras en vez de una copa, sean varias. - ¡Hecho!

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