sábado, 30 de abril de 2016

Mayores de sesenta y cinco años.

La abuela está mosqueada porque ha ido a una gran superficie comercial y, muy atentos, le han preguntado si quería hacerse un carnet para obtener descuentos en la compra. Le ha parecido de maravilla y ha hecho una cosa que no es habitual en ella: entregar el DNI para que le tomaran los datos. Al entregarle el nuevo carnet ha bromeado con el color del mismo: - "Va a juego con mis ojos... ¿Qué significan estos números, 6 y 5, que destacan tanto? (preguntó a Geoooorge que iba a su lado cargando con las bolsas de la compra. - Ser para mayoures de sesenta and five añous, madame. - "¡Vamos a protestar! ¿Desde cuándo tengo yo esta edad?" - El mayordomo, con su flema inglesa, ni chistó y volvió con ella al mostrador. - "¡Oiga usted, señora! (le gritó a la empleada que tan amablemente la había atendido) ¡Quiero un carnet NORMAL!" - La mujer pensó que se había equivocado y se lo pidió para comprobarlo. - Está bien. Es el que le corresponde. - "¿Por mi edad, quieres decir?" - Exactamente. - "¡¡¡Grosera!!! Sabrás tú la edad que tengo" - En su DNI pone que nació el... - "¡Calla, maleducada! Solo te falta anunciarlo por los altavoces!" (y le tiró el carnet a la cara)

La chica se puso a llorar mientras la abuela seguía insultándola. Se congregó un montón de gente a su al rededor que pronto tomaron partido por la empleada. Las voces de ¡vieja ridícula! ¡vejestorio! ¡menudo loro de carreras estás echa! y un montón de lindezas más, movilizaron al inglés que, tomándola del brazo, se la llevó de allí casi en volandas.

- "¡Saca el chinchón que tengo los nervios deshechos por culpa de una metementodo!... ¡No quiero vaso!" - Gritó la abuela al entrar en casa y se tomó media botella, a morro y palo seco.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Qué le has hecho a tu abuela? - Nada. - ¿A qué viene esa mala cara que gasta? ¡Algo le has hecho! - Para que se bajase del burro le conté lo que sabía. - ¿Dónde está el carnet? (preguntó a su amiga) Dámelo a mi que no tengo tus prejuicios. Señal de que mi poder adquisitivo y el tuyo no tienen nada que ver - "¿No escuchas cuando te hablan? Se lo tire a la cara a la niñata esa." - ¡¡¡¿Y se ha perdido?!!! ¿No sabes que, apenas, llego a fin de mes, vieja repelente?

Los gritos alertaron a Pascualita que nos observaba desde la distancia, sentada en el borde de su acuario. Fui a por mis gafas de sol y me senté a presenciar la pelea entre dos fuerzas de la Naturaleza. - "¡¡¡Te desheredo, Cotilla!!!" - ¡Da igual. Me quedaré con tu víudo, egoísta! - "¡Antes me llevo por delante a Andresito!" - ¡Vieja pelleja!

Volví a mirar a Pascualita. No la vi. Me acerqué al acuario pero, antes de llegar, resbalé y me di una costalada que me dejó baldada de arriba abajo. Había pisado el rastro de agua que la sirena dejó mientras se arrastraba por el suelo para acercarse a la abuela. De repente di un salto digno del Circ du Solei. ¡Algo me había mordido en la espalda! ¡¡¡Pascualita!!! (pensé) y entonces empezó un torbellino sobre mi cabeza que acabó dejándome monda y lironda como una pelota de billar.

Ahora tengo que aguantar el dolor de cabeza y las burlas de las dos viejas que se reconciliaron, solo por poder reírse juntas de mi desgracia.

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