sábado, 16 de abril de 2016

La Cotilla tiene una idea para llegar a fin de mes.

Me siento a desayunar con Pascualita pensando que hoy será un día tranquilo y podré comer, aunque sea despacito porque me duele la cara del estropicio que me hice e hicieron. ¡Tengo hambre! y estoy harta de yogures, purés y calditos.

A la sirena no le guardo rencor por su ataque. Sé que la culpable es la abuela aunque... sabiendo lo que le pasa con el abuelito... No debe ser agradable ver como tu marido se funde como un azucarillo en el café jejejejeje. O se va gastando como un lápiz al que, constantemente, se le saca punta jajajajajaja. ¡Ni siquiera necesitará ataúd! jajajajajaja... Pascualita no me quita ojo. Espero que no me entienda aunque con éste bicho ya no sé qué pensar... ¿Y si se chiva a la abuela de lo que digo? ... No sabe hablar jejejejeje... Es un pez. Ni siquiera hace ruido con la boca... jijijijiji Aunque, bien mirado, un pez no es... ¿Qué especie será? ¡Tendría que haberla tirado al wáter cuando la descubrí en la lata de sardinas!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - (¡Ostras. La Cotilla!) - Reaccioné rápido y tiré a la sirena con dirección a su acuario pero... salió por la ventana abierta. Corrí para ver dónde caía. Se había sujetado a una rama del árbol, muy cerquita de un nido de gorriones con pollitos dentro. - ¿Qué miras con tanto interés? (dijo la vecina) - Pues... a ver si venía usted con las magdalenas. - No había mucho dónde escoger. Es mucha la gente que busca y rebusca en los contenedores y no respetan la antigüedad de los que llevamos años acudiendo a ellos. Así que tengo que conformarme con lo que puedo coger sin que me pisoteen. - Pues sí que está mal la cosa. - Pero la necesidad agudiza el ingenio y se me ha ocurrido algo para llegar a fin de mes tranquilamente.

Se le cayó una magdalena en un pie y gritó. - ¿Tan duras están? - Como piedras... Traigo cartones. Haré letreros para anunciar mi nuevo negocio. - Miedo me da. - Escucha: "Se alquilan políticos y ricachones mentirosos" - ¿Para qué? - Muy fácil. Por ejemplo, quieres vender por nueva una burra que se cae de vieja alquilas uno de esos "patriotas" y por una modesta comisión te venderá la burra y a toda su parentela sin que el comprador se huela la trampa. ¡Son buenísimos mintiendo! Y como hay tantos habrá que sacarles rendimiento.

- Pues ahora mismo necesitaría un "patriota mentiroso de esos" (tenía que alejarla de casa) - Te lo alquilo ¿Quiéres un político, un actor, un banquero...? ¿Para qué lo quieres? - Cosas mías. - ¡Voy a por uno!

Mientras hablaba con la Cotilla escuchaba el jaleo que armaban los pájaros bajo mi ventana y me temí lo peor. Al asomarme, vi que Pascualita estaba en apuros. La pareja de gorriones la atacaba en vuelo rasante y la pobre tenía la cabeza llena de picotazos. Le acerqué la escoba para que se cogiera a ella y poder izarla pero los pájaros eran insistentes. Aquel "gusano gordo" sería una buena comida para sus pollitos.

No vi más solución que saltar a la rama y cogerla. Y eso hice pero, aunque la rama era frondosa, no aguantó mi peso, se quebró y caí al vacío con Pascualita en la mano. En una fracción de segundo toda mi vida pasó ante mis ojos... o eso creí, después recordé que era un autobús de línea con un gran panel de propaganda en un costado.

El golpe, aunque fuerte, no fue mortal porque caí sobre...Bedulio que, en esos momentos hacía su ronda por mi calle. Pascualita, harta de golpes, saltó a la cabeza del Municipal y en un santiamén la dejó monda y lironda. El compañero de Bedulio, al que todo aquello pilló de sorpresa, sufrió un ataque de ansiedad y no podía parar de reír. La Cotilla, que llegó en aquel dramático momento, se enfadó conmigo, gritándome: - ¡Si querías suicidarte, haberlo echo antes para que yo lo viera, jodía!

Renqueando subí a casa mientras en la calle sonaba la sirena de la ambulancia que se llevaba a los municipales a Urgencias. Agarré la botella de chinchón y vacié media a morro. Puse a Pascualita en el acuario y le eché un buen chorreón de licor. Ella también lo necesitaba. Mientras se me cerraban los ojos entró la Cotilla diciendo no sé qué sobre lo enfadado que estaba un político con el que había contactado - ¡Le he dicho que si no ha trabajado no hay comisión que valga y me ha dicho que esto no es serio! - La vi coger la botella... después me dormí.


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