martes, 19 de abril de 2016

Dilema familiar.

Andresito y la abuela han venido a casa con cara de funeral. - ¿Quién se ha muerto? (pregunté, asustada) - "De momento, nadie, pero a éste paso me quedaré viuda en dos días" - ¿Estás enfermo, abuelito? - Sufro de estrés, nena. - ¿Por qué no eres corrupto? Eso es fácil de arreglar... - Es por tu bisabuelastra... - ¿Se muere la Momia? - "¡Que manía con que tiene que morirse alguien!" - Mi madre nos ha puesto en un grave compromiso... ¡Aaaaaayyyyyy, me mareooo! - "¡Saca el chinchón y dale un poco! Lleva a sí todo el día"

Ya más calmado, me contó que su madre está tan entusiasmada con su viaje a Cuba que se lo ha contado al barrio entero, incluídos los curas de la Catedral. - Eso está bien... ¿no? - La cara de espanto del abuelito me hizo dudar. - ¡¡¡No. No está bien!!! La consecuencia de todo esto es que van a hacerle un homenaje en la Catedral, delante de toda Palma. Primero festejando su longevidad y sus ganas de vivir y después su generosidad. - ¿Ha reglado algo a la Iglesia? - Es un malentendido. Cuando les dijo que se iría a Cuba a traerse algunos jovencitos, los curas creyeron que la buena mujer los traerá para ayudarlos: que estudien aquí, que puedan ir a la Universidad... - Pero en Cuba también pueden tener esas cosas... - Pero ellos lo entendieron así. (al pobre se le veía desesperado)

- ¿Y qué más da si creen que va a hacer una buena acción? - "Es que quiere hablar durante la misa que harán en su honor. Le hace ilusión subirse al púlpito y soltar un sermón" - ¡Que guay! Seguro que la sacarán en las noticias. - ¡En las del mundo entero!... snif... snif... - ¿Por qué lloras abuelito? ¿Estás emocionado? - "Está muerto de miedo. No creo que me dure mucho el pobre." - ¡¡¡Abuela!!!

- Tiene razón. Esto es un tormento chino. - No veo nada malo en que la abuelastra diga cuatro cosas desde el púlpito. A mi también me gustaría. Hablaría de manera grandilocuente. Tiene que ser la pera ver todas esas caras mirando hacia arriba, pendientes de mis palabras... - Quiere contar su vida y sobre todo, la ilusión que le hace compartir juegos eróticos con  cubanos Culitos Respingones.

Me tapé la boca con las manos. ¡Menuda bomba para soltarla en la Catedral llena de gente! - ¿En serio? - ¿Por qué crees que estoy tan mal? - No se atreverá, abuelito. - ¡Sí que lo hará! Afortunadamente yo no lo veré porque habré palmado antes... snif, snif, snif... - Andresito no tenía consuelo. - ¿No puedes disuadirla? - Dice que me desheredará... Que ya es mayorcita para hacer de su capa un sayo... snif... - Toma más chinchón, abuelito.

Menudo dilema familiar. Queda poco tiempo para convencer a la Momia de que no diga nada inconveniente. Pero como la mujer, desde que se junta con la abuela, ha sacado los pies del tiesto, será difícil que renuncie a su libertad de expresión... Me acerqué a Pascualita y eché un chorrito de chinchón al agua del acuario... Teníamos que pensar algo pero... ¿qué?

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