viernes, 15 de abril de 2016

Andresito mengua.

- "Nena, estoy muy preocupada" - ¿Sí? zzzzzzzzzzzzzzzzzz. - "Me estoy quedando sin marido... ¿Me oyes? - Zzzzzzzzzzzzzz... - "¡¡¡DESPIERTA YA, COÑE!!!"

Abrí los ojos y contemplé, desde las alturas, mi cama vacía y revuelta. - ¿Qué es esto?... ¿Un viaje astral...? - ¡Jopé, que miedo!... ¡Ostras! A lo peor me he muerto y no me he enterado ¿Dónde está mi cuerpo?... ¡Oh, no! Estará en el Juicio. Espero que mi corazón no pese más que la pluma de la diosa Maat... Me he portado... regular. Como quién más quién menos. Un momento... entonces ¿soy mi alma? Y si lo soy ¿no deberían juzgarla a ella? ... Algo no me cuadra. - Me miré detenidamente. Parecía que era mi cuerpo el que estaba subido a la lámpara de mi habitación. ¿Qué hacía allí arriba? De repente se hizo la luz en mi entendimiento. ¡La abuela me había dado tal susto mientras dormía, que me había subido a la lámpara de un salto!

Me dejé caer en la cama pero reboté y me di de bruces contra la mesilla de noche. A punto estuve de quedar KO. Desde la pre inconsciencia oía la voz de la abuela gritando en el teléfono: - "¡¡¡ESTÁS DESHEREDADA, ALMA DE CÁNTARO!!!"

Perdí el conocimiento y fue la Cotilla quién me encontró dormida sobre la alfombra. - ¿Cómo vas a encontrar novio con estas excentricidades? ¡Que cruz tiene tu abuela contigo! - Me vio la cara hinchada por el golpe. - Cuidate, guapa, que estás engordando.

El cola cao lo tomé con cañita. Pascualita, envidiosa, se acercó al vaso que las contenía y en un segundo las hizo trizas. - ¡Fe hafes, desgrafiada! - En ese momento entró la abuela en la cocina. - "¡Háblale bien a la sirena, coñe, que no cuesta nada!" - Ef que se me han mofido los fientes. - "¡Que payasa eres! Menos mal que tengo a Pascualita. Ella sí que me escuchará, no como tú que prefieres dormir como un ceporro cuando la familia te necesita"

La jodía de la sirena trepó hasta el frutero, se sentó y poniendo los ojos como platos esperó a que hablara, sin pestañear... ¡porque no puede, jajajajajaja! - "Andresito se disuelve como un azucarillo. Estoy que no me llega la camisa al cuerpo, Pascualita. Todas las mañanas, cuando nos levantamos, su parte de la cama está llena de escamas." - Ahora yo también puse los ojos como platos. - ¿Efcamas?

Pasó de mi olímpicamente. - ¿Crees que llegará a desaparecer? ¿Que una mañana no lo encontraré y cuando sacuda la cama caerá al suelo convertido en pequeñas escamas que barreré y tiraré a la basura? - La sirena hizo la señal de OK. ¿OK? ¿Le parecía bien deshacerse de mi abuelito con la escoba y la pala? ¡No podía consentirlo! - ¡¡¡Fon la efcoba noooooo!!! - "Tienes razón (¡vaya, había funcionado mi grito de angustia) mejor con la aspiradora"

Después de llegar a ésta conclusión, la abuela se sirvió una generosa copa de chinchón que compartió con la sirena. Mientras lo saboreaban me miró. - "Es verdad lo que me ha dicho la Cotilla. Estás engordando de un lado. Pascualita pondrá remedio a ésto" - Y sin encomendarse, ni a Dios ni al Diablo, me la tiró a la parte de la cara que no tenía hinchada. Un minuto después ambas estaban iguales y yo saltaba, gritaba, lloraba y moqueaba como una posesa mientras la sirena, junto a la abuela, hacía la señal de OK.

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