sábado, 30 de abril de 2016

Mayores de sesenta y cinco años.

La abuela está mosqueada porque ha ido a una gran superficie comercial y, muy atentos, le han preguntado si quería hacerse un carnet para obtener descuentos en la compra. Le ha parecido de maravilla y ha hecho una cosa que no es habitual en ella: entregar el DNI para que le tomaran los datos. Al entregarle el nuevo carnet ha bromeado con el color del mismo: - "Va a juego con mis ojos... ¿Qué significan estos números, 6 y 5, que destacan tanto? (preguntó a Geoooorge que iba a su lado cargando con las bolsas de la compra. - Ser para mayoures de sesenta and five añous, madame. - "¡Vamos a protestar! ¿Desde cuándo tengo yo esta edad?" - El mayordomo, con su flema inglesa, ni chistó y volvió con ella al mostrador. - "¡Oiga usted, señora! (le gritó a la empleada que tan amablemente la había atendido) ¡Quiero un carnet NORMAL!" - La mujer pensó que se había equivocado y se lo pidió para comprobarlo. - Está bien. Es el que le corresponde. - "¿Por mi edad, quieres decir?" - Exactamente. - "¡¡¡Grosera!!! Sabrás tú la edad que tengo" - En su DNI pone que nació el... - "¡Calla, maleducada! Solo te falta anunciarlo por los altavoces!" (y le tiró el carnet a la cara)

La chica se puso a llorar mientras la abuela seguía insultándola. Se congregó un montón de gente a su al rededor que pronto tomaron partido por la empleada. Las voces de ¡vieja ridícula! ¡vejestorio! ¡menudo loro de carreras estás echa! y un montón de lindezas más, movilizaron al inglés que, tomándola del brazo, se la llevó de allí casi en volandas.

- "¡Saca el chinchón que tengo los nervios deshechos por culpa de una metementodo!... ¡No quiero vaso!" - Gritó la abuela al entrar en casa y se tomó media botella, a morro y palo seco.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Qué le has hecho a tu abuela? - Nada. - ¿A qué viene esa mala cara que gasta? ¡Algo le has hecho! - Para que se bajase del burro le conté lo que sabía. - ¿Dónde está el carnet? (preguntó a su amiga) Dámelo a mi que no tengo tus prejuicios. Señal de que mi poder adquisitivo y el tuyo no tienen nada que ver - "¿No escuchas cuando te hablan? Se lo tire a la cara a la niñata esa." - ¡¡¡¿Y se ha perdido?!!! ¿No sabes que, apenas, llego a fin de mes, vieja repelente?

Los gritos alertaron a Pascualita que nos observaba desde la distancia, sentada en el borde de su acuario. Fui a por mis gafas de sol y me senté a presenciar la pelea entre dos fuerzas de la Naturaleza. - "¡¡¡Te desheredo, Cotilla!!!" - ¡Da igual. Me quedaré con tu víudo, egoísta! - "¡Antes me llevo por delante a Andresito!" - ¡Vieja pelleja!

Volví a mirar a Pascualita. No la vi. Me acerqué al acuario pero, antes de llegar, resbalé y me di una costalada que me dejó baldada de arriba abajo. Había pisado el rastro de agua que la sirena dejó mientras se arrastraba por el suelo para acercarse a la abuela. De repente di un salto digno del Circ du Solei. ¡Algo me había mordido en la espalda! ¡¡¡Pascualita!!! (pensé) y entonces empezó un torbellino sobre mi cabeza que acabó dejándome monda y lironda como una pelota de billar.

Ahora tengo que aguantar el dolor de cabeza y las burlas de las dos viejas que se reconciliaron, solo por poder reírse juntas de mi desgracia.

El último pediatra de Alepo (Siria)

Mohammed Moaz tenía 36 años. Vía en Alepo (Siria)

Antes era una ciudad llena de vida, ahora es un montón de ruínas donde, por increíble que parezca viendo las fotografías, todavía vive gente.

No han huído porque no han querido, no han podido o ,simplemente, es su tierra. Siempre hay un por qué para todo.

Mohammed Moaz era el último pediatra que quedaba en Alepo. Y ha muerto, junto con otros seres humanos, por las bombas que cayeron en su hospital. Ahora Mohammed está en el Cielo... de los niños, a pesar de tener 36 años.

Está con los angelitos que partieron antes que él a causa de el fracaso más grande de la Humanidad: Las Guerras. No se puede acabar para siempre con las guerras porque hay quién prefiere la ganancia que obtienen de ellas a ver a los niños correr felices por las calles de sus ciudades y pueblo.

Mohamme Moaz quería ésto último. Y le dolía el dolor de los niños. Estaba con ellos haciendo lo imposible para curarlos. Por eso ahora está en el Cielo de los niños. Con ellos para siempre.

viernes, 29 de abril de 2016

¡Anda qué...!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Traigo el desayuno! ¡Tachín, tachíííííííín! (anunció la Cotilla haciendo sonar dos tapas de cacerolas en plan platillos) - ¿Es necesario tanto escándalo a éstas horas de la mañana? - ¿Cómo vas a aprovechar el día si a las ocho aún estás acostada? ¿Crees que los novios vendrán a casa a buscarte? - Aún no me he lavado la cara... - ¡Si es que ya no son horas de tener legañas! Prepara la tostadora que traigo pan de esta semana para desayunar. - ¿De qué día de ésta semana? - Que quejica te has vuelto. Es síntoma de envejecimiento. Se te pasará el arroz cuando menos te esperes, alma de cántaro.

El pan era tan duro que ni las gallinas lo querrían y no pudimos tostarlo porque se partía así que lo usamos para migarlo en el cola cao. De repente, desde la calle subió un clamor de vocinazos anunciando la llegada del rolls royce de la abuela. - Verás que contenta se pondrá cuando vea el desayuno que, gracias a mi, has preparado. - Huy, sí. Tocará las castañuelas de la alegría. - No te extrañe, siempre ha sido muy jaranera.

La abuela traía una risa floja que a penas le dejaba hablar. - ¿A qué viene ésto? - "Viene por una noticia que he visto: Una empresa española ha construido un puente levadizo en Chile" - ¿Y? - Andresito tendrá acciones en la empresa y se habrán vuelto a forrar, sino no entiendo la risa (la voz de la Cotilla sonaba a pura envidia cochina) Si es que ya lo dice el refrán: dinero llama a dinero. Y yo sigo a dos velas y sin llegar a fin de mes ¡Si hay derecho a ésto que venga Dios y lo vea!

Cuanto más se enfadaba la Cotilla, más se reía la abuela. Cuando el color de la cara de la vecina llego a un peligroso tono morado, pensé que había llegado el momento de intervenir: - Ya está bien, abuela. Le va a dar una apoplejía a la pobre mujer. - ¡¡¡Tú lo has dicho!!! (gritó fuera de sí la vecina) ¡¡¡Pobre. Esto es lo que soy. Pobre como una rata!!! - Beba un chinchón y vaya después a la salita a encenderle velas a sus gurús... pero no crea que esto va a ser así todos los días. Es que no quiero que le de un ataque en mi casa por si me la pone perdida de vómitos o vaya usted a saber de que clase de guarradas.

Al quedarnos solas, la abuela cogió a Pascualita, sentándola en la mesa de la cocina y poniéndole delante una foto. - ¿Esto qué es? - "El puente del que os he hablado... jijijiijijiji ¡Ya estamos otra vez con la risa. Si es que no puedo mirarlo!" - ¿Qué tiene éste puente que no tengan otros? Es mono. - "Pascualita ¿a tí qué te parece?" - La sirena, bizqueando, intentó enfocar la vista sobre la fotografía y le costó un poco. Cuando, finalmente lo consiguió, sacó su dentadura de tiburón a pasear. - ¿Qué le pasa a ésta? - "Que, en tocante a inteligencia, te da siete vueltas y media" - ¿De qué estaba hablando la abuela? Yo no veía nada raro, a parte de estar partido por la mitad pero, si era un puente levadizo, era normal... ¿no? ¡¿Y por qué tenía que comparar al bicho ese conmigo? Siempre salgo perdiendo, según la abuela.

- Nena, ¿le diste vacaciones a tu neurona y aún no ha vuelto? Porque tiene que ser eso o es que eres más tonta que un adoquín... El puente está construído ¡AL REVÉS! boba de Coria" - A ver... ¿Al revés?... ¿Seguro?... ¿Al revés, por qué? ¿Por qué tú lo digas? (seguía sin nada raro) - La abuela marcó un número en su móvil y me lo pasó - ¿Con quién quieres que hable? (dije, extrañada) - "Con la empresa que lo ha fabricado" - ¿Y qué digo? - "Pregunta si es verdad" - Cuando descolgaron, lo pregunté y tuve que apartar el teléfono de mi oreja cuando gritaron: - ¡¡¡Anda y que te den, gilipollas!!!

jueves, 28 de abril de 2016

Humedades.

Hoy me ha dado por mover muebles ya que ha amanecido un día feísimo: lluvia, frío y viento... ¿Pero no teníamos que ir ya a la playa? ¿Y qué me he encontrado?: ¡Una pared llena de humedad!

Se me han puesto los pelos de punta ¿Humedades en casa? No puede ser. Me he puesto a pensar en tuberías y no recuerdo que ninguna pase por esa pared. Por lo tanto me enfrento a un misterio de los gordos.

Descartada la tubería rota, he llamado a la abuela: - "¿Y qué quieres que haga?" - Aconséjame, por lo menos. - "Te diré lo que haría yo. Llamaría al fontanero más caro, que en su nómina tuviera albañiles, pintores-decoradores con una extensa lista de colores y tonos para que, una vez reparada la avería, si es que la hay porque cualquiera se fía de ti, te dejen una pared tan perfecta que puedas ponerle un marco" - ¿Y eso que vale? - "Un ojo y parte del otro" - Abuela, que soy mileurista. - "Y yo rica" - ¿Y no recuerdas lo que hacías cuando no lo eras? - "Esa es una parte de mi vida que he olvidado"

- ¿Por qué no me mandas a Geooorge? tal vez él sepa algo de fontanería... - "¿No querrás que el trabajo te salga por la patilla, verdad?" - Era una idea... - "¿Tan grande es la humedad?" - Enorme. Pascualita está encantada con ella porque salen hasta peces de colores. - "¡Llama en seguida a Iker Jiménez y nos forramos!" - Pero si tú ya lo estás. - "Con este modo de pensar ¿cómo quieres llegar a rica?"

La sirena se ha acercado, reptando, hasta la pared damnificada. Se ha pasado un rato mirando las manchas y después ha lamido la humedad. - ¡Pascualita, no seas guarra! - Por toda respuesta ha sacado la mini dentadura de tiburón a pasear. A buen entendedor pocas palabras bastan, así que he aprovechado la circunstancia para ir a hacer algo de provecho: hablar con fontanerías. ¡Me han pedido el oro y el moro por un arreglo de nada! Además de tener que esperar no sé cuantos meses para que vengan.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - El grito de la Cotilla me ha recordado que Pascualita está suelta por casa. He corrido a buscarla antes de que la vecina la vea y por poco me caigo redonda al suelo: ¡la sirena se ha comido la pared y ha entrado en la despensa por el agujero que ha echo la muy jodía! Y allí estaba la solución al misterio: las garrafas de agua de mar que guardo para llenar el acuario del pequeño monstruo.

Las tengo apiladas de seis en seis y siempre cojo las últimas que lleno en lugar de las más antiguas. El peso y el tiempo que llevan allí ha hecho que se abran agujeritos en el plástico y los chorritos han ido minando la pared, de arriba abajo. ¡Y la vecina ha llegado, como siempre, en el momento más inoportuno. - ¡Nena, voy a encender unos círios a Mario Conde. Ves poniéndome un chinchón mientras tanto! - ¡La madre que la parió! - ¡¿En serio?! ¡¿Ya lo sabe tu abuela?! - ¿El qué, cojona? - ¡Que estás embarazada! ¡¿Y cuándo dices que vas a parir?!

miércoles, 27 de abril de 2016

El cachondeo de los políticos.

Por poco me dio un ataque cuando entré en la salita y vi el altar que le montó la Cotilla a Mario Conde. Esta mujer es que no aprende. Estoy harta de decirle que NO QUIERO NINGUN ALTAR PARA LOS AMIGOS DE LO AJENO EN MI CASA.

Hoy ha llegado cargada de velones de todos los tamaños. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Mira lo que traigo, boba de Coria. - Que bien. Ya puede irse la luz. - No son para los apagones. - Pues en ésta casa solo se usarán para esto... Estará contento el cura al que se los ha robado. - ¡Esa boca, niña! estaban abandonados en un rincón y los he cogido. - ¿Se puede saber, a santo de qué, le monta un altar a Mario Conde? - Es una eminencia en lo suyo. - No lo será tanto cuando lo han vuelto a trincar. - Pero no me negarás que no hay nadie como él poniéndose la toga de abogado. Que porte, que elegancia, que juego de muñeca manejando la ropa. - No es usted más tonta porque no se entrena. - ¡Oye, que eso tengo que decirlo yo!

La abuela trajo unas botellas de chinchón sin estrenar. - ¿Vas a montar una fiesta? - "Me lo pide el cuerpo después de ver el cachondeo que se traen los políticos. Dice Andresito que tendremos que volver a votar. A ver si esta vez parimos a un nuevo Presidente" - Pues nos saldrá la campaña electoral a precio de saldo porque no hará falta hacer carteles, papeletas, propaganda, discursos, entrevistas, etc. Todo lo tenemos fresco y a los candidatos les servirán las fotos que les hicieron hace unos meses. - "Se gastarán nuestros cuartos igualmente" - Yo digo que no. - "Yo que sí" - ¿Nos apostamos algo? - "Cinco euros" - ¡¿Tanto?! - "Tienes razón. Un euro y va que chuta"

La abuela puso a Pascualita y a Pepe como testigos de la apuesta y abrió una botella de chinchón para brindar. Le mojamos los labios cosidos a Pepe y echamos un buen chorro en el agua del acuario, después chocamos las copas y bebimos.  

martes, 26 de abril de 2016

La puerta del armario sigue abierta.

Puse a Pascualita en el frutero y la cabeza jivariazada de Pepe, en la mesa. Necesitaba saber la opinión de ellos sobre lo que pasó ayer con mi familia abuelera. - Me tienen desconcertada... ¿vosotros me habéis notado esa "condición" de la que habló la abuela? - Esperé un rato sus repuestas. Pascualita mordió una manzana y le escupió el trozo a Pepe. Y éste permaneció silencioso, con los ojos cerrados, como si meditara. - Me gustaría saber vuestra opinión, por favor... ¿Tanto os cuesta hablar? ¡Pepe, hijo, está bien ser discreto pero lo tuyo llega a extremos que rayan la mala educación... Di algo... ¿No dices nada? Dicen que quien calla otorga... Debo entender así tu silencio... ¿Y qué otorgas: que sí o que no?... Que no ¿verdad? ¡Si ya lo sabía yo! A los abuelitos se les va la chaveta.

Pascualita vino reptando por la mesa, hasta mi. Me miró con sus fríos ojos de pez. - ¿Y tú qué opinas? - Por toda respuesta pegó un coletazo al azucarero y hubo azúcar por toda la mesa. - ¡Pascualita! No hace falta que seas tan gráfica, coñe. - Después de comerse casi un cuarto de kilo de azúcar, hizo el signo de OK. ¡Por fin se había decidido a dar su opinión la media sardina esa! También ella decía que no.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla, al pararse en el comedor, me dio tiempo a tirar a Pascualita al acuario (cada vez tengo mejor puntería. Esta vez cayó dentro del acuario... después de darse con la cara en el borde del mismo)

- ¡Nena, ven un momento! - Sobre la mesa había montones de lápiz de labios, cremas de todas clases, lacas de uñas, peines, rimel... - Tu abuela me ha dicho que te traiga todo lo que encuentre. - ¿Dónde ha encontrado ésto? - Puedes ponértelo tranquila; son de los contenedores de barrio rico ¡Mira qué marcas! - Pero... están usados. - ¿Y qué esperabas por el precio que vas a pagar? - ¿Encima tengo que pagar ésta basura? - Al ser un encargo de tu abuela no te cobraré. Estarás contenta ¿eh?

La Cotilla entró en la salita y poco después las luces de las velas que encendió en el altar que acababa de montar a los Amigos de lo Ajeno, me alarmaron. - ¡Cotilla! ¿Cómo quedamos usted y yo? - ¡Schiiitss! No te confundas que conmigo no tienes nada que hacer. ¡No eres mi tipo! - Salí echa una furia en busca del móvil. - ¡Y ya está desmontado el chiringuito dedicado a Mario Conde! ¡¡¡Solo me faltaba eso!!!

- Abuela ¿a qué viene que me mandes tantos cosméticos entre ayer y hoy? - "¡Maquillate y verás que guapa estarás! Y sal a la calle para que te vean los hombres. Luego me dices cómo te ha ido". - Dos minutos después me llamó: - "¿Ya estás en la calle?" - No. - "Baja de una vez". - Es que no... - "Dile a la Cotilla que se ponga... Hola. Mi nieta tiene que salir a la calle para que le silben y le digan piropos, los albañiles que he contratado. Y si no quiere bajar, la tiras por el balcón". - ¡¡¡Que ilusión!!! - "Tienen que volver a gustarle los hombres. Empiezo a tener unos años y necesito ese biznieto" - Vale. empezaré por lo del balcón. Será más efectivo.

lunes, 25 de abril de 2016

Salir del armario.

Esta mañana ha habido cónclave familiar en casa. Los abuelitos han llegado cargados de ensaimadas, bombones y un neceser lleno de útiles de maquillaje y manicura. - ¿Todo ésto es para mi? No es mi cumpleaños... - "El regalo es en desagravio por no haber sabido entenderte en todos estos años y haberte presionado con lo del biznieto" - ¿Estás de cachondeo, abuela?  - "Nunca es tarde si la dicha es buena, dicen. Pues bien, ya me he convencido de tú realidad y la he aceptado. Así que, después de desayunar, Andresito y yo vamos a adoptar un biznieto y aquí paz y después gloria"

- ¿Te das por vencida? ¡No me lo puedo creer! - "Digamos que se me ha caído la venda de los ojos. Me hubiese gustado que el crío fuera sangre de mi sangre pero si la cosa viene así, hay que aceptarla" - No acabo de entenderte, abuela... ¿Ya le has dado un tiento al chinchón? - "Todavía no" - La Momia, que también desayunaba con nosotros, intervino. - Nunca se me ha ocurrido tocar ese palo que tocas tú... Pero nunca es tarde para éstas cosas. - ¡¡¡Mamá!!! (le reconvino Andresito) - ¿Seguro que no habéis bebido? Es que no sé qué demonios me estáis contando.

- "Hablamos de tu... "condición" - ¿He puesto una condición? ¿Cuándo? . "No la has puesto. La tienes" - Abuelito ¿por qué no me lo explicas tú? - ¡No, no, no, no! Me da corte. - La Momia les riñó por estar dando más vueltas que un molino. - No me extraña que la nena no sepa de qué habláis. Yo a penas os entiendo y eso que sé de qué va la cosa. Y luego os la dais de modernos!

- "Verás, nena, tendrías que haberme contado hace tiempo que te gustan las mujeres" - ¡¿A mí?! - "Nos hubiésemos evitado enfados y sermones" - Pero... pero... - "¡Sal del armario de una vez. Reconoce tu tendencia y se libre! - Oye, que yo no... - "No tengas miedo. Te comprendemos" - Y yo me comprometo a probarlo.(remachó la Momia) - ¡¡¡MAMA!!!

El galimatías con el que me estaban enredando entró, por fin, en mi mollera. - ¡Habéis perdido el norte! ¡Lo único que sale de mi armario es la ropa que tengo que ponerme! ¡Estáis como cabras! ¡Y si encuentro con quién tener a tu biznieto, lo tendré; si no, te compras uno por Internet. No te jode!

Pascualita se asomó al borde del acuario y me tiró un chorrito de agua envenenada a los ojos. Afortunadamente no me dio, pero sí al abuelito que empezó a gritar y saltar como un energúmeno. Cuando pudo atraparlo, la abuela lo cogió del brazo y salieron de casa seguidos por la Momia que se las veía y deseaba para caminar recta con los altos tacones que llevaba. - "Vamonos, Andresito. La nena tiene ahora que pensar en cómo encauzar su vida después de que hayamos descubierto su secreto" - El zapato que les tiré se estrelló contra la puerta que acaban de cerrar. Lástima.

domingo, 24 de abril de 2016

Batalla campal.

Hemos pasado la noche en el cuartelillo, los compañeros de la Cotilla y mi familia, Pascualita incluida. Y todo por el escándalo que montamos en la Plaza Mayor. A mi me sublevó ver mis cosas, robadas y a la venta, por la caradura de la Cotilla e intenté llevármelas por las bravas. El sordo que, al principio se frotaba las manos creyendo que hacían una buena venta, se puso violento al ver que los tiros no iban por ahí. Y focejeó conmigo, gritando y dando mandobles. Reaccioné arreándole una patada en la espinilla que lo dejó sin respiración un rato.

La Cotilla, al grito de ¡¡¡Nos están robando!!! puso en pie de guerra a todo su equipo y vinieron a por mi. Fue el momento en que la Momia salió en mi defensa dejándose caer sobre los jubilados chillando ¡¡¡Me matan, me mataaaan!!! Andresito, que no se había enterado de lo que pasaba por estar mirando libros en otra parada, corrió a salvar a su madre y recibió un tomo de Caballo de Troya en plena cara. La abuela se quitó sus estilettos para clavarlos, donde buenamente pudo, al enemigo.

El griterío era ensordecedor. La Cotilla saltó a mi espalda golpeándome con los talones como si yo fuera Babieca y tuviera que correr a luchar contra los molinos. La gente que nos quería separar acababa cobrando como los demás y la pelea se fue extendiendo a toda la plaza.

Pascualita debía dormir porque no se inmutó. Al poco rato nos vimos transportados por los aires sin ningún miramiento. Pensé en Harry Potter y me emocioné. Ibamos a tener una aventura mágica; algo que contar a mis nietos el día de mañana: Un Día del Libro Harry Potter nos libró de las garras de unos jubilados, cercanos a la miseria, que querían traficar con la cultura de mi casa. El mago inglés debió ser llamado por Geooorge, sino no no me lo explico porque no conozco a ningún otro ciudadano británico. Ayudado por su Varita Mágica y un extraño sortilegio, nos llevó por los aires hasta depositarnos en... ¡el cuartelillo de la Policía Municipal!

Bedulio, desencajado por el esfuerzo de luchar a brazo partido contra nosotros que no nos dejábamos detener, estaba muy cabreado. - ¡No les da vergüenza atracar a pobres jubilados! - ¡¡¡Ellos me han atracado a mi!!! - ¿Y te llevas a tu bisabuelastra para que te defienda? Que cobarde. - ¡Oiga, joven! A mi nietastra la trata usted con respeto o voy y le pido al Rey Alfonso XIII que le degrade a guardia raso!

Apareció un hombre uniformado y todos se cuadraron. Era el jefe. Y con un gesto de ordeno y mando, impuso silencio al momento. Entonces Pascualita se despertó. Asomó la cabeza bajo el tapón del termo de los chinos y estirando el cuerpo, dolorido por tantas horas en la misma posición, tomó impulso y se lanzó sobre la espesa cabellera de quien tenía más a mano: el Jefe.

Como un gato furioso, mordió, arañó y tiró del pelo... y ambos, peluca y sirena, cayeron al suelo hechos un revoltillo. Quedamos sobrecogidos pensando que había arrancado la cabellera como si fuera un indio siux. Mondo y lirondo quedó la cabeza del jefe que estaba rojo de ira.

Rápida como el viento, cogí a Pascualita, le arranqué el peluquín, del que ya quedaba muy poco, y la guardé en el escote. Esta mañana, cuando nos han mandado a casa, he ido la admiración de guardias y presos porque mis tetas han crecido muchas tallas esta noche, después de que la sirena me mordiera, enfadada por pasar tantas horas incómoda.

sábado, 23 de abril de 2016

El Día del Libro

Andresito está más contento que unas castañuelas desde que su madre tomó la decisión de pasárselo bien mientras el cuerpo aguante. Por eso, esta mañana me ha llamado - Nena, pónte guapa que hoy es el Día del Libro y daremos una vuelta por Palma para ver el ambiente que hay y comprar algo.

Dos horas después escuché el concierto de pitos que se forma debajo del balcón cada vez que el rolls royce aparca indebidamente en la parada del autobús. De repente, sobrepasando el guirigay, sonó un claxon con autoridad. Me asomé. Sacando la cabeza por la ventanilla la abuela me urgía para que bajara en seguida - "¡Y trae aquello!" - ordenó.

"Aquello" era Pascualita. ¿Qué pintaba la sirena entre libros si no sabe hacer la O con un canuto? Negué con la cabeza. - "¡¡¡Que lo traigas te digo!!!" - Claudiqué porque vi aparecer por una esquina a Bedulio dispuesto a poner multas. Me colgué el termo de los chinos al cuello y bajé las escaleras de cuatro en cuatro. No tenía tiempo de coger el ascensor. En cuanto cerré la puerta del coche Geoooorge arrancó a toda pastilla. La cara de decepción del Municipal era un poema.

La Momia me examinó de arriba abajo. - No comprendo el cariño que le tenéis a este trasto (señalaba el termo) Con lo glamurosa que es tu abuela y no se da cuenta de lo sin sentido que es llevar eso colgando. Será por este trasto que no encuentras novio casadero, porque mira que es feo, nena... ¿Habéis hecho una promesa por algún pecado gordo que tengáis que expiar? Es que si no, no os entiendo. - "No te preocupes de eso y disfruta del día tan bueno que hace" - ¿Y dónde es que vamos? - "A la Plaza Mayor, a ver los puestos de libros" - Hace tiempo que no voy por allí... Geooooorge, aparca en el centro, por favor, que con estos taconazos y sin muletas, a penas podré caminar.

- Te dije que llevaras zapatos cómodos, mamá. (le recriminó Andresito) - Para presumir hay que sufrir ¡y yo quiero presumir! - Te hago saber que, desde hace muchos años, no pueden entrar vehículos en la Plaza. - ¿Entonces ¿para que están los coches?

Apoyándose en mi y en Geoooorge llegamos, poco a poco, hasta el primer puesto de libros. Había un ambiente veraniego, alegre y muy concurrido. La pobre Momia no podía ni acercarse a los libros de tanta gente tenía delante. - ¡No veo. No veooooooo! (gritaba) - Algunas personas se preocuparon - Debe haber sido un desprendimiento de retina ¡Pobre señora!

De repente nos encontramos a la Cotilla que, con algunos jubilados en su misma condición de casi miseria, habían montado una Parada en la que vendían libros, revistas y tebeos. Todo de segunda mano. - "¡Menuda sorpresa! No me habías dicho nada." - Lo hemos decidido de repente. Y estamos vendiendo mucho. - Le heché una mirada a la mercancía expuesta - Este Hola es de ésta semana. Tenéis el Vanity Fair de éste mes. Lástima que ya lo he comprado que si no... Muchos de estos libros los tengo... No sé qué comprarle, Cotilla. Lo tengo casi todo. - Andresito cogió uno de los libros, ojeàndolo. - ¡Mira, uno como el que te regalé y lleva una dedicatoria escrita por un tal Andrés. ¡Que casualidad! - De pronto se me encendió la bombilla - ¡Es mío! Y todos estos también. ¡Y las revistas! ¿Ha vaciado mi casa, Cotilla? - Me dijiste que los habías leído todos.

Me puse a gritar como una histérica pidiendo que me los devolvieran - ¡Los quiero en casa, ahora! - El jubilado más cercano debía estar como una tapia. Al verme coger libros y revistas se frotó las manos, satisfecho. - ¡Son cincuenta euros, señora! - ¡Y una leche! (le grité) - Lo siento. (dijo) Tenemos rosas de papel pero meriendas, no.

viernes, 22 de abril de 2016

La bisabuelastra recapacita.

- "Nena ¿tienes un exiliado político en casa?" - Sí. Miraré si todavía vive. - "¿Qué quieres decir?" - Esta madrugada lo he dejado donde cayó al desmayarse. - "¡¿No le has ayudado?!" - ¡Claro que sí.! ¿Por quién me tomas?  - "Por una egoísta de tomo y lomo?" - Pues te equivocas. Le puse una almohada bajo la cabeza para que estuviera cómodo. - "Estará en una cama ¿verdad?" - Eso no. Yo sola no podía y no era cuestión de deslomarme. - "Visto así... Ves a ver si respira"

El abuelito estaba bien.  - Toma el teléfono. Es tu mujer. - Hola..., aaayyyy .... - "¿Ya te estás quejando?" - He dormido en el suelo y me duelen todos los huesos... y tengo fiebre. - "En previsión de ésto, cuando vuelvas a desmayarte házlo sobre una cama o un sofá." - Lo tendré en cuenta, cariño.

- Dice tu abuela que vendrá a desayunar porque tiene algo que contarnos. Espero que no sean malas noticias otra vez. - No pongas la tirita antes de hacerte daño, abuelito. Tal vez la abuela ha pensado algo para evitar que la bisabuelastra de la nota en el púlpito de la Catedral. - Eso también me preocupa, nena.

Las ensaimadas recién hechas esparcieron su aroma por toda la casa. Debió llegar al fondo del acuario porque Pascualita apareció en seguida en el borde. Me la coloqué en el escote y disimuladamente, le di trocitos mojados en cola cao. Notaba el esfuerzo que hacía para saltar en bomba a la taza pero la tenía bien sujeta con el sostén. Pensé que me mordería pero acabó conformándose con comer el rico desayuno que le daba.

- "Llevaré a tu madre a El Funeral a que vea la Pared de los Finados y recapacite sobre lo que le espera dentro de poco" - ¡Uff! (resopló Andresito) Me parece muy drástico. - " Pues tú dirás qué hacemos si al Papa se le ocurre venir. Televisiones de todo el mundo retrasmitirán el elocuente sermón de la centenaria." - ¡No lo quiera Dios!... En fin... si no queda otro remedio... llévala a El Funeral.

Por la tarde, la dos viejas se pusieron de tiros... cortos porque las minifaldas con las que lucieron sus piernas eran la mínima expresión de una falda: Un retal, vamos.

Andresito, Pascualita y yo las seguimos a distancia. - ¿Es necesario tanto brillo, tanta pluma, tanta pintura, tanto tacón, tanto...? - Sí, abuelito. Lo importante es que se sienta atractiva cuando se enfrente a la verdad, así el golpe no será tan duro.

Escondidos entre los clientes de la cafetería no nos perdíamos ninguna de las reacciones de la bisabuelastra. Vimos como la abuela ponía en sus manos una copa de chinchón y la llevaba ante las fotos que casi llenaban la Pared de los Finados. Al principio hubo recogimiento; después las escuchamos reír quedamente para, poco después, soltar ruidosas carcajadas. Los amigos de El Funeral brindaban una y otra vez con ellas.

Nos acercamos, - ¿Qué pasa? (preguntó) - Tu madre es admirable, Andrés. Viendo la cantidad de fotos que hay expuestas ha exclamado que: ¡A vivir que son dos días! Que el día que se muera que le quiten lo bailao y que Para luego es tarde. Que piensa seguir difrutando hasta el último aliento y que éste huela a chinchón. - ¡¡¡Lo sabía!!! (gritó Andresito, desesperado) ¡Ha sido peor el remedio que la enfermedad! 

La Momia se acercó a nosotros. Le brillaban los ojos, no sé si del chinchón o del reflejo de tanta lentejuela. - ¡Que bien que te veo, hijo mío! Corre a la Catedral y di que no quiero misas ni homenajes. Que me los hagan cuando palme. No quiero perder el tiempo entre rezos e inciensos. Tengo que sacarle todo el jugo a la vida y al que se me ponga por delante jajajajajajaja antes de estirar la pata. ¡¡¡Corre!!!

Como un gamo corría Andresito. Yo daba saltos de alegría y el sosten se aflojó, Pascualita no perdió el tiempo. De un salto cayó en la copa de cava de uno de los presentes poniéndolo perdido. De allí pasó a otra y a otra y a otra... hasta que la perdí de vista.


jueves, 21 de abril de 2016

Asilo político.

El abuelito me ha llamado muy temprano, cuando todavía no habían puesto las calles, para pedirme asilo político en mi casa. - ¡Tengo que salir de casa cuanto antes porque me quieren excomulgar y pasearme por las calles con gorro de penitente y un sayón con lenguas de fuego pintadas. - Dicho así parece que te persigue la Inquisición. - ¡Es que me persigue!

Me senté en el recibidor para no quedarme dormida. La espera se me hizo larga y fui en busca de Pascualita, más que nada para hablar con alguien. A pesar de ello di unas cuantas cabezadas. Tampoco la sirena ayudó mucho porque estaba tan dormida como yo y encima, cabreada por haberla sacado del acuario cuando más a gusto estaba.

Por fin llegó el abuelito. - ¿Qué haces con un guante de acero en la mano a éstas horas? - ¿Así que reconoces que no son horas de hacer visitas? (dije yo para desviar su atención a otro tema y hacer que se sintiera culpable por tenerme levantada a éstas horas. Pero no picó) - ¿Haces prácticas de carnicera? Que raras sois las mujeres de tu familia y habéis conseguido contagiar a mi madre que es una mujer mayor y no sabe lo que quiere... (había tristeza en su voz y no estaba yo para aguantar lloriqueos). - ¡¿Que no lo sabe?! Lo tiene más claro que el agua. Verás el escándalo que montará en el púlpito y cuente lo que está dispuesta a contar. - ¡No me lo recuerdes! y quítate ese guante que parece que hablo con Robocop.

Sentados en la cocina, nos tomamos un cola cao caliente mientras él hablaba. Como no me había dejado sola en ningún momento, no pude meter a Pascualita en el acuario, así que la coloqué en el frutero, camuflada entre las frutas.  Pero la sirena no puede estarse ante una  taza de cola cao sin tirarse en ella dando saltos mortalese. Y eso fue lo que pasó mientras el abuelito me contaba que los curas de la Catedral estaban muy enfadados con él por haberle prohibido a la Momia que trajera Culitos Respingones de Cuba. - ¿Lo dijeron así? - ¡Naturalmente que no!... También están enfadados por no quiero que hable desde el púlpito donde, creen ellos, que contará experiencias y planes de futuro con éstos chicos. - ¡Y será verdad! jajajajajaja. Ese día quiero estar en el primer banco... ¿Vendrá el Papa? - ¡¿Eres tonta?! - ¡Oye, sin faltar o te retiro el asilo político!

- ¿Es verdad que quieren excomulgarte? - Sí, por no dejar a una cristiana (dicen) practicar la bondad con los más desfavorecidos, ni explicarla para que sirva de ejemplo a los demás. Me llaman a todas horas para ponerme a parir... snif, snif, snif... (¡Oh, no!) Es tan horrible lo que ocurre que ya no puede pasarme nada más. - Ese fue el momento eligido por Pascualita para saltar a la taza de Andresito y ponerlo perdido. Fue tal su estupor que no supo qué había pasado. - ¡Pero... pero... pero...! - ¡Lo siento! Mi primer abuelito, de vez en cuando, viene cabreado del Más Allá y monta estos pollos...

La impresión recibida fue más de lo que su cerebro agotado pudo soportar y cayó al suelo, desmayado. Le puse un cojín bajo la cabeza y la sirena y yo nos fuímos a dormir, que ya era hora.

miércoles, 20 de abril de 2016

Andresito está desquiciado.

El abuelito no levanta cabeza. Dispuesta a llegar como una rosa a los ciento diez años, su madre, la Momia, parece querer recuperar el tiempo perdido y saltarse a la torera normas y prohibiciones.

Años y años de ser obediente y sumisa, siempre bajo las órdenes de hombres que la adoraban pero no le dejaban abierta la puerta de la jaula de oro donde vivía, pensó que las cosas eran así desde que los dinosaurios abandonaron la Tierra.

Dicen que quien no la vive de joven, la vive de viejo. En ella es una verdad como un templo. Y todo gracias a la abuela que le abrió los ojos a un mundo fascinante donde mujeres como ellas disfrutaban de una libertad que solo consiguieron al quedarse viudas. Andresito dice que esta apertura de miras que descubrió la Momia gracias a su nuera, puede ser motivo de divorcio pero la abuela lo escucha como quién oye llover.

Para entretener a su marido ha organizado, junto a sus amigas de El Funeral, un concurso de belleza, madura, para hombre. Andresito ha protestado, pataleado, se ha puesto serio, se lo ha tomado a guasa, ha amenazado con ir a por tabaco y no volver más, etc. etc... Todo ha sido inútil porque la abuela no se ha dejado sobornar ni ha bajado la cabeza ante su marido. Al contrario, ha puesto normas "escandalosas" según dicen algunos, pero las mujeres están dispuestas a hacerlas cumplir. Para empezar tienen que desfilar con traje de payés mallorquín: bombachos, camisa, chaleco, calcetas, alpargatas, pañuelo en la cabeza tipo pirata del Caribe, pipa y socarronería en las respuestas a las preguntas que les hagan.

Después vendrá el desfile en bañador. Se exige que sea tanga, con el paquete de cigarillos metido (porque esas prendas no llevan bolsillos) Cadena de oro al cuello: se valorará cuanto más hortera mejor. Gafas de sol Raiban. En el otro lado del tanga, un peine. Tubo monedero colgado del cuello. Chanclas. Se valorarán piropos subiditos de tono.

Por último andarán por la pasarela con el mejor de sus trajes: corbata, chaleco, americana, camisa, gemelos, calcetines, liga para sujetarlos, zapatos, calzoncillos... De los pantalones no dice nada, así que...

El jurado estará representado por la abuela, naturalmente, Conchi, y otras mujeres que serán elegidas por sorteo porque se han presentado todas y esto no puede ser. Así que, desde que se anunció el Certamen de Belleza Madura, al abuelito le tiemblan las manos, tiene lo ojos desorbitados a causa del insomnio. Es un manojo de nervios que, según la abuela, se le pasarán cuando todo haya terminado.

 Andresito llegó a mi casa, desencajado - ¡Se ha vuelto loca de remate! He ordenado que le pongan la camisa de fuerza. - "¿A tu madre? ¡Por encima de TU cadáver!" - Se dice, del tuyo (le corrigió el abuelito) - "Eso he dicho ¡DEL TUYO!" - Ha ido a hablar con el obispo y le ha pedido que la misa la diga el Papa ¡¡¡El Papa de Roma, nada menos!!! - Que buena idea. - ¡¡¡No le des la razón en todo!!! - A la abuela no se le grita en ésta casa si no quieres verte con un ojo a la funerala. Pascualita, rauda como una centella, se llenó la boca de agua y la escupió, con veneno y puntería, a Andresito que estuvo un buen rato revolcándose de dolor en el suelo.

La abuela y la sirena, se hicieron mutuamente, la señal de OK y volvieron a lo suyo. Una, a ver la novela de la tarde, la otra a enterarse de los chismes de la Esteban. El abuelito intentando ver y yo preparando la cámara de fotos para el Desfile de Hombres Maduros.

martes, 19 de abril de 2016

Dilema familiar.

Andresito y la abuela han venido a casa con cara de funeral. - ¿Quién se ha muerto? (pregunté, asustada) - "De momento, nadie, pero a éste paso me quedaré viuda en dos días" - ¿Estás enfermo, abuelito? - Sufro de estrés, nena. - ¿Por qué no eres corrupto? Eso es fácil de arreglar... - Es por tu bisabuelastra... - ¿Se muere la Momia? - "¡Que manía con que tiene que morirse alguien!" - Mi madre nos ha puesto en un grave compromiso... ¡Aaaaaayyyyyy, me mareooo! - "¡Saca el chinchón y dale un poco! Lleva a sí todo el día"

Ya más calmado, me contó que su madre está tan entusiasmada con su viaje a Cuba que se lo ha contado al barrio entero, incluídos los curas de la Catedral. - Eso está bien... ¿no? - La cara de espanto del abuelito me hizo dudar. - ¡¡¡No. No está bien!!! La consecuencia de todo esto es que van a hacerle un homenaje en la Catedral, delante de toda Palma. Primero festejando su longevidad y sus ganas de vivir y después su generosidad. - ¿Ha reglado algo a la Iglesia? - Es un malentendido. Cuando les dijo que se iría a Cuba a traerse algunos jovencitos, los curas creyeron que la buena mujer los traerá para ayudarlos: que estudien aquí, que puedan ir a la Universidad... - Pero en Cuba también pueden tener esas cosas... - Pero ellos lo entendieron así. (al pobre se le veía desesperado)

- ¿Y qué más da si creen que va a hacer una buena acción? - "Es que quiere hablar durante la misa que harán en su honor. Le hace ilusión subirse al púlpito y soltar un sermón" - ¡Que guay! Seguro que la sacarán en las noticias. - ¡En las del mundo entero!... snif... snif... - ¿Por qué lloras abuelito? ¿Estás emocionado? - "Está muerto de miedo. No creo que me dure mucho el pobre." - ¡¡¡Abuela!!!

- Tiene razón. Esto es un tormento chino. - No veo nada malo en que la abuelastra diga cuatro cosas desde el púlpito. A mi también me gustaría. Hablaría de manera grandilocuente. Tiene que ser la pera ver todas esas caras mirando hacia arriba, pendientes de mis palabras... - Quiere contar su vida y sobre todo, la ilusión que le hace compartir juegos eróticos con  cubanos Culitos Respingones.

Me tapé la boca con las manos. ¡Menuda bomba para soltarla en la Catedral llena de gente! - ¿En serio? - ¿Por qué crees que estoy tan mal? - No se atreverá, abuelito. - ¡Sí que lo hará! Afortunadamente yo no lo veré porque habré palmado antes... snif, snif, snif... - Andresito no tenía consuelo. - ¿No puedes disuadirla? - Dice que me desheredará... Que ya es mayorcita para hacer de su capa un sayo... snif... - Toma más chinchón, abuelito.

Menudo dilema familiar. Queda poco tiempo para convencer a la Momia de que no diga nada inconveniente. Pero como la mujer, desde que se junta con la abuela, ha sacado los pies del tiesto, será difícil que renuncie a su libertad de expresión... Me acerqué a Pascualita y eché un chorrito de chinchón al agua del acuario... Teníamos que pensar algo pero... ¿qué?

lunes, 18 de abril de 2016

Andresito está de capa caída.

- "Que viejo es Andresito. Se me cae el alma a los pies cuando le miro." - Tan viejo como hace dos días, abuela. - "¡Que va! Tenía un año menos" - Los mismo que ahora solo que tu no lo sabías. - "¡Salió Calixta la lista! En dos días se le ha llenado la cara de arrugas. Y camina despacito. Le tiembla el labio, las manos, las rodillas... Hoy, al llevarse la cuchara a la boca, se le ha caído una gota de sopa en el pantalón... Y no creo que la viagra le haga algo. Es taaaaan viejo..."

- Estás exagerando, abuela. El abuelito está como siempre...(Yo quería animarla pero no me escuchaba) "... y los disgustos le afectan muchísimo. Ahora está de capa caída por que la Momia a despachado al cubano Culito Respingón y ya le habíamos tomado afecto" - ¿Qué ha pasado? - "Le ha dicho Adios, muy buenas, porque lo encuentra mayor" - ¡¿Quééééééé?! ¿La Momia encuentra mayor a ese chico? ¿Cuántos años tiene? - "Ha cumplido veinticinco. Ella dice que para dos telediarios que le quedan, lo que coma que sea tierno" - ¡Lo que hace tu suegra debería estar penado por la Ley!

Andresito llegó poco después de que la abuela se hubiera marchado con la Cotilla. - Hola, abuelito... ¿y esa cara? - El mundo que yo conocí se está derrumbando. Mi casa es un caos. - ¡Vaya! - Mi madre se ha vuelto una ninfómana en busca de carne joven. - ¡Jopé! - Mi mujer dice que envejezco a marchas forzadas. - Deberías esconderle la botella de chinchón (le aconsejé) - Mi madre quiere ir a Cuba a elegir cubanitos. No puedo dejar que vaya sola pero, me temo, que no saldremos de aquella isla en cuanto las autoridades descubran a qué vamos. - No será para tanto... - Ya lo creo que sí. Y encima soy el hazmerreir de mi Partido porque soy honrado... snif, snif... (lloriqueó)

Tenía que subirle la moral al abuelito. - La Cotilla ha traído cruasanes ¿te hago un café con leche y te comes alguno? - No, gracias. Solo faltaría que me rompiera un diente. - Le dejé solo en la salita con la televisión puesta, así podría dormir un ratito. Pero la tranquilidad duró poco porque le oí despotricar contra corruptos de todo pelaje. - Al final será cierto que soy el único honrado de mi gremio. Es descorazonador. Cómo he podido caer tan bajo. - ¡¡¡Abuelito!!!

Pascualita subió hasta el borde del acuario. Le intrigaron mis voces. Seguramente se acababa de despertar porque sus ojos bizqueaban al mirarme. Entonces entraron la abuela y la Cotilla hablando de sus cosas y yo hundí, bravamente porque no llevaba el guante de acero, a la sirena en el agua de mar, para que no la viera la vecina. La abuela preguntó - "¿Quién llora?" - Andresito. - La Cotilla se sobresaltó - ¡¿Qué le has hecho, alma de cántaro?! - ¡Nada. Lo juro!

La abuela frunció el ceño. No le sentó bien que su marido montara un espectáculo en mi casa. Antes de entrar en la salita pasó por el acuario. Con Pascualita, disimuladamente, en las manos se acercó al abuelito. Entonces apretó al pobre bicho hasta casi asfixiarlo y la dejó caer, con fuerza, en la entrepierna de Andresito. La rabia de la sirena era incontenible y mordió a diestro y siniestro. El escándalo fue mayúsculo y subió de decibelios cuando arranqué a Pascualita de un tirón seco.

Cuando unas horas después los abuelitos se fueron a su casa, el iba cojo perdido, andando como si acabase de perder el caballo, mientras ella lucía una sonrisa de oreja a oreja. Antes de cerrar la puerta les deseé buen viaje a Cuba. - Creo que... ay... no voy a poder... ir... (dijo él) - "Puedes estar seguro" (sentenció ella)

domingo, 17 de abril de 2016

Andresito engañó a la abuela.

La abuela ha venido echando chispas. Al entrar ha dado tal portazo que se han caído las bisagras de la puerta y ha temblado el edificio entero. - ¿Qué te pasa? - "¡Me siento estafada, engañada, humillada y todo lo que se te ocurra terminado en ADA!" - Pues sí que es grave la cosa ¿Te han asaltado? - "¿A mí? Aún no ha nacido el pendejo que se atreva" - ¿Y esa chulería? - "Es innata ¿Pasa algo? Por cierto, no la has heredado... que te conste"

- Al final no me has dicho qué te ha pasado - "¡Andresito me ha mentido!" - ¡Ajá! ya sabía yo que el abuelito había salido en los Papeles de Panamá. Se lo diré a la Cotilla para que le busque un sitio en su organización. - "¿De la Cotilla?" - Ha montado un negocio de alquiler de "patriotas" corruptos. Mira esos letreros que ha dejado aquí: "Mentirosos a buen precio" "Ponga un mentiroso en su negocio" - "Aproveche ahora que los mentirosos van a precio de ganga" Cree que esto le ayudará a llegar a fin de mes. - "Andresito no es de estos" - Se que le quieres, abuela, y que el amor no te deja ver claro pero no te engañes, el que nace corrupto muere corrupto. - Por toda respuesta, me dio un pescozón que estuve viendo platillos volantes durante un rato.

Pascualita, al oírnos discutir, subió hasta el borde del acuario y se sentó sin quitarme ojo. ¿Por qué me tiene ojeriza la media sardina de las narices? - La abuela siguió contando. - "Andresito me dijo la edad que tenía cuando nos conocimos. Era un chaval un año mayor que yo..." - A cualquier cosa llamas chaval, abuela. Ronda los noventa y cinco y hace dos años que os conocéis... (esto lo dije desde el otro lado de la mesa del comedor, por si acaso) - "Y ahora me he enterado de que no me lleva un año sino... ¡dos!"

La vi tan afectada que nos servimos unas copas de chinchón. - ¿Ese ha sido el engaño? - "¿Te parece poco? Un año a nuestra edad, que tampoco es tanta, es mucho. Le creía más joven y resulta que me casé con un vejestorio" -Me dio la risa floja - jijijijiji Ay, abuela... tendrías que haberle... jjijijijiji mirado la dentadura ¡como a los caballos! jijijijijiji - Me miró muy seria - "Lo hice pero lleva hecha la ortodoncia completa y eso me despistó. Los dientes eran nuevos" - ¿No pensaste que no estaban desgastados por tomar muchos purés? jijiijijijiji - Un proyectil lanzado con fuerza, pasó rozándome y se estrelló contra la puerta del balcón.

Pascualita había perdido el sentido a causa del golpe. Yacía en el suelo tiesa como la mojama. - "¡¿Ves lo que has hecho, boba de Coria?! - ¿Yooooooo? - Dio media vuelta y salió de casa diciendo: - "Voy a El Funeral a ver si esta noche tenemos fiesta en recuerdo de algún amigo. Necesito jarana... y practicar porque, con un marido tan viejo, pronto me tocará colgar su retrato en la pared de los Finados"

Antes de que la abuela llegara a la calle Pascualita volvía a la vida ayudada por unos sorbitos de chinchón.

sábado, 16 de abril de 2016

La Cotilla tiene una idea para llegar a fin de mes.

Me siento a desayunar con Pascualita pensando que hoy será un día tranquilo y podré comer, aunque sea despacito porque me duele la cara del estropicio que me hice e hicieron. ¡Tengo hambre! y estoy harta de yogures, purés y calditos.

A la sirena no le guardo rencor por su ataque. Sé que la culpable es la abuela aunque... sabiendo lo que le pasa con el abuelito... No debe ser agradable ver como tu marido se funde como un azucarillo en el café jejejejeje. O se va gastando como un lápiz al que, constantemente, se le saca punta jajajajajaja. ¡Ni siquiera necesitará ataúd! jajajajajaja... Pascualita no me quita ojo. Espero que no me entienda aunque con éste bicho ya no sé qué pensar... ¿Y si se chiva a la abuela de lo que digo? ... No sabe hablar jejejejeje... Es un pez. Ni siquiera hace ruido con la boca... jijijijiji Aunque, bien mirado, un pez no es... ¿Qué especie será? ¡Tendría que haberla tirado al wáter cuando la descubrí en la lata de sardinas!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - (¡Ostras. La Cotilla!) - Reaccioné rápido y tiré a la sirena con dirección a su acuario pero... salió por la ventana abierta. Corrí para ver dónde caía. Se había sujetado a una rama del árbol, muy cerquita de un nido de gorriones con pollitos dentro. - ¿Qué miras con tanto interés? (dijo la vecina) - Pues... a ver si venía usted con las magdalenas. - No había mucho dónde escoger. Es mucha la gente que busca y rebusca en los contenedores y no respetan la antigüedad de los que llevamos años acudiendo a ellos. Así que tengo que conformarme con lo que puedo coger sin que me pisoteen. - Pues sí que está mal la cosa. - Pero la necesidad agudiza el ingenio y se me ha ocurrido algo para llegar a fin de mes tranquilamente.

Se le cayó una magdalena en un pie y gritó. - ¿Tan duras están? - Como piedras... Traigo cartones. Haré letreros para anunciar mi nuevo negocio. - Miedo me da. - Escucha: "Se alquilan políticos y ricachones mentirosos" - ¿Para qué? - Muy fácil. Por ejemplo, quieres vender por nueva una burra que se cae de vieja alquilas uno de esos "patriotas" y por una modesta comisión te venderá la burra y a toda su parentela sin que el comprador se huela la trampa. ¡Son buenísimos mintiendo! Y como hay tantos habrá que sacarles rendimiento.

- Pues ahora mismo necesitaría un "patriota mentiroso de esos" (tenía que alejarla de casa) - Te lo alquilo ¿Quiéres un político, un actor, un banquero...? ¿Para qué lo quieres? - Cosas mías. - ¡Voy a por uno!

Mientras hablaba con la Cotilla escuchaba el jaleo que armaban los pájaros bajo mi ventana y me temí lo peor. Al asomarme, vi que Pascualita estaba en apuros. La pareja de gorriones la atacaba en vuelo rasante y la pobre tenía la cabeza llena de picotazos. Le acerqué la escoba para que se cogiera a ella y poder izarla pero los pájaros eran insistentes. Aquel "gusano gordo" sería una buena comida para sus pollitos.

No vi más solución que saltar a la rama y cogerla. Y eso hice pero, aunque la rama era frondosa, no aguantó mi peso, se quebró y caí al vacío con Pascualita en la mano. En una fracción de segundo toda mi vida pasó ante mis ojos... o eso creí, después recordé que era un autobús de línea con un gran panel de propaganda en un costado.

El golpe, aunque fuerte, no fue mortal porque caí sobre...Bedulio que, en esos momentos hacía su ronda por mi calle. Pascualita, harta de golpes, saltó a la cabeza del Municipal y en un santiamén la dejó monda y lironda. El compañero de Bedulio, al que todo aquello pilló de sorpresa, sufrió un ataque de ansiedad y no podía parar de reír. La Cotilla, que llegó en aquel dramático momento, se enfadó conmigo, gritándome: - ¡Si querías suicidarte, haberlo echo antes para que yo lo viera, jodía!

Renqueando subí a casa mientras en la calle sonaba la sirena de la ambulancia que se llevaba a los municipales a Urgencias. Agarré la botella de chinchón y vacié media a morro. Puse a Pascualita en el acuario y le eché un buen chorreón de licor. Ella también lo necesitaba. Mientras se me cerraban los ojos entró la Cotilla diciendo no sé qué sobre lo enfadado que estaba un político con el que había contactado - ¡Le he dicho que si no ha trabajado no hay comisión que valga y me ha dicho que esto no es serio! - La vi coger la botella... después me dormí.


viernes, 15 de abril de 2016

Andresito mengua.

- "Nena, estoy muy preocupada" - ¿Sí? zzzzzzzzzzzzzzzzzz. - "Me estoy quedando sin marido... ¿Me oyes? - Zzzzzzzzzzzzzz... - "¡¡¡DESPIERTA YA, COÑE!!!"

Abrí los ojos y contemplé, desde las alturas, mi cama vacía y revuelta. - ¿Qué es esto?... ¿Un viaje astral...? - ¡Jopé, que miedo!... ¡Ostras! A lo peor me he muerto y no me he enterado ¿Dónde está mi cuerpo?... ¡Oh, no! Estará en el Juicio. Espero que mi corazón no pese más que la pluma de la diosa Maat... Me he portado... regular. Como quién más quién menos. Un momento... entonces ¿soy mi alma? Y si lo soy ¿no deberían juzgarla a ella? ... Algo no me cuadra. - Me miré detenidamente. Parecía que era mi cuerpo el que estaba subido a la lámpara de mi habitación. ¿Qué hacía allí arriba? De repente se hizo la luz en mi entendimiento. ¡La abuela me había dado tal susto mientras dormía, que me había subido a la lámpara de un salto!

Me dejé caer en la cama pero reboté y me di de bruces contra la mesilla de noche. A punto estuve de quedar KO. Desde la pre inconsciencia oía la voz de la abuela gritando en el teléfono: - "¡¡¡ESTÁS DESHEREDADA, ALMA DE CÁNTARO!!!"

Perdí el conocimiento y fue la Cotilla quién me encontró dormida sobre la alfombra. - ¿Cómo vas a encontrar novio con estas excentricidades? ¡Que cruz tiene tu abuela contigo! - Me vio la cara hinchada por el golpe. - Cuidate, guapa, que estás engordando.

El cola cao lo tomé con cañita. Pascualita, envidiosa, se acercó al vaso que las contenía y en un segundo las hizo trizas. - ¡Fe hafes, desgrafiada! - En ese momento entró la abuela en la cocina. - "¡Háblale bien a la sirena, coñe, que no cuesta nada!" - Ef que se me han mofido los fientes. - "¡Que payasa eres! Menos mal que tengo a Pascualita. Ella sí que me escuchará, no como tú que prefieres dormir como un ceporro cuando la familia te necesita"

La jodía de la sirena trepó hasta el frutero, se sentó y poniendo los ojos como platos esperó a que hablara, sin pestañear... ¡porque no puede, jajajajajaja! - "Andresito se disuelve como un azucarillo. Estoy que no me llega la camisa al cuerpo, Pascualita. Todas las mañanas, cuando nos levantamos, su parte de la cama está llena de escamas." - Ahora yo también puse los ojos como platos. - ¿Efcamas?

Pasó de mi olímpicamente. - ¿Crees que llegará a desaparecer? ¿Que una mañana no lo encontraré y cuando sacuda la cama caerá al suelo convertido en pequeñas escamas que barreré y tiraré a la basura? - La sirena hizo la señal de OK. ¿OK? ¿Le parecía bien deshacerse de mi abuelito con la escoba y la pala? ¡No podía consentirlo! - ¡¡¡Fon la efcoba noooooo!!! - "Tienes razón (¡vaya, había funcionado mi grito de angustia) mejor con la aspiradora"

Después de llegar a ésta conclusión, la abuela se sirvió una generosa copa de chinchón que compartió con la sirena. Mientras lo saboreaban me miró. - "Es verdad lo que me ha dicho la Cotilla. Estás engordando de un lado. Pascualita pondrá remedio a ésto" - Y sin encomendarse, ni a Dios ni al Diablo, me la tiró a la parte de la cara que no tenía hinchada. Un minuto después ambas estaban iguales y yo saltaba, gritaba, lloraba y moqueaba como una posesa mientras la sirena, junto a la abuela, hacía la señal de OK.

jueves, 14 de abril de 2016

El cangrejo.

Bastante recuperada de la intoxicación, decido salir a tomar el sol en éste día primaveral. Echo de menos a los elefantes rosas... Pascualita, desde el termo de los chinos, contempla el ajetreo del mercado de Pere Garau. No muestra ningún interés ante los puestos de relucientes y  multicolores frutas y hortalizas del campo.

Como la veo tranquila me arriesgo a entrar en el despacho de pescado. Allí tampoco tiene porqué pasar nada. A fin de cuentas lo que se expone son cadáveres de peces. Un montón de gente deambula de un puesto a otro. De pronto noto a Pascualita inquieta. - ¡Te vas a caer! - le susurro. Pero no hay peor sordo que quién no quiere oír. La sirena, completamente desmandada, hace esfuerzos por salir del termo. Menos mal que ha ganado algo de peso y va encajada. Sus ojos de pez han cobrado vida mientras saca a pasear la dentadura de tiburón. ¡Y yo sin el guante de acero a mano!

Lo que le ha llamado la atención y abierto el apetito, son unos cangrejos que, lentamente, se acercan al borde del puesto. El pescadero y su mujer, mientras atienden a sus clientes, no les quitan el ojo de encima y justo cuando van a caer al vacío les dan un manotazo y los devuelven al punto de partida. Pero un cangrejo ha tenido mejor suerte ¡se ha escapado! y está en el suelo luchando por su vida en pleno bosque de piernas que cruzan sobre él sin tocarlo.

De pronto me siento responsable. El pobre bicho morirá aplastado bajo un zapato. Y recuerdo mi vuelo de anoche emulando a Peter Pan ¡Es la única manera de salvarlo de una muerte segura! Así que me tiro de cabeza contra el suelo sin pensar en las consecuencias.

Abro los ojos en el momento que un sanitario los enfoca con una linterna dispuesto a dejarme ciega. Lo aparto de una patada. Un dolor fortísimo me sacude la frente. Una mujer comenta - ¡Menudo chichón tiene la pobre! Si le pica tendrá que estirar el brazo para rascarse. - No se burle, señora (dice el sanitario acariciándose la pierna pateada por mi) - De repente sacudo un brazo con fuerza - ¡Aaaaaayyyyyyyyy! ¡Me muerden!

La voz de la Cotilla me devolvió a la realidad. - ¡Cuidado que es un cangrejo! Vamos a casa antes de que nos lo quiten. - La vecina se hizo cargo de mi ante los de la ambulancia. Al llegar a casa repusimos fuerzas con sendas copas de chinchón. Después metió el cangrejo en el acuario de Pascualita pero yo seguía conmocionada y no me di cuenta. - Por lo menos este trasto servirá de algo. No he visto nada más tonto que tener un acuario vacío. Prepararé un buen sofrito para hacer un arroz con cangrejo. - ¡Nooooooooooooo! - Bueno, lo que no quieras lo guardaré en un taper para mi.

En cuanto la Cotilla se encerró en la cocina, tiré a Pascualita al acuario. Reconozco que mi puntería no fue muy precisa y se dio una costalada que la dejó nadando de lado un buen rato. Era mejor eso que no que la viera la vecina y ¿a ver qué le explico?

Debí quedar traspuesta en la butaca. Me despertaron los gritos de la vecina - ¡No está. No está. No estááááááááááá! ¿Cómo hago ahora arroz con cangrejo? - Escondida entre las algas Pascualita se relamía las manos. Mientras la Cotilla, haciendo palanca con las dos manos, me abrió la boca examinándola a conciencia. - ¿Qué pasa? (pregunté cuando pude cerrarla) - Cerciorarme de que no te lo has comido. - ¡Me trata como a un caballo! - Ya quisieras ser tú tan lista como la Mula Francis.

miércoles, 13 de abril de 2016

¡Intoxicadas!

Hace un momento ha pasado, volando en formación, una escuadrilla de elefantes rosas con margaritas en las orejas. Parece mentira que una cosa tan pesada pueda mantenerse en el aire sin caerse. Me hago cruces. Miro a Pascualita que mueve los bracitos a toda velocidad. La pobre también quiere volar. La animo diciéndole que el que la sigue, la consigue y ¡así es! despega en vertical, como los helicópteros. ¡La aplaudo a rabiar! y ella saluda mandando besos a diestro y siniestro.

Pepe, la cabeza jivarizada, a falta de brazos y de un montón de cosas más, bate las orejas. No creo que logre nada porque los jívaros se las redujeron y ahora parecen pequeñas alitas. De repente cogen velocidad ¡y despega también desde la repisa de la cocina donde suele estar! El espectáculo es grandioso. Solo falto yo... ¿Y si lo intento? ¡Vamos, quién dijo miedo! ¡Y vaya si vuelo! Igual que mi héroe Peter Pan.

Revoloteamos en pos de los elefantes. A ellos se les nota más duchos en el arte de la aviación pero nosotros, con el arrojo del novato, queremos experimentar sensaciones nuevas. Así que, me dirijo al balcón, lo abro y salimos todos a fuera. Después de unas vueltas para controlar el vértigo que produce ver las cosas desde arriba, aterrizamos en el árbol de debajo de casa. ¡Ha sido una pasada!

La escuadrilla de elefantes rosas se despide de nosotros haciendo sonar sus trompas y lanzándonos las margaritas. Estoy emocionada y lloro a mares. Pascualita se contagia y derramamos grandes cantidades de lágrimas que forman un lago artificial junto a la puerta de entrada a mi finca. Veo a Bedulio en bañador, nadando como un campeón. Me saluda sonriente y dice - ¡¡¡Gracias!!! - La abuela se zambulle con él, saltando de cabeza al agua desde el rolls royce. ¡Que estilo más depurado tiene la jodía!  

Pepe, Pascualita y yo reemprendemos el vuelo. - ¡Vamos a la catedral a tocar la campana mayor! (grito) -  y el vecindario en pleno nos sigue por las calles para no perderse detalle. No todos los días se tocan las campanas desde el aire. La plaza de la Seo está a rebosar cuando suena, solemne, el tañido de Eloi. Los vecinos, emocionados, se muestran unos a otros el pelo erizado de los brazos y piernas sin depilar.

Seguimos nuestro vuelo sobre el mar. - ¡Allí está la ballena Moby Dick! Debió quedarse muy ancha cuando el capitán Acab pasó a mejor vida. Se ha tatuado un montón de topos en su enorme cuerpo y parece una sevillana con traje de volantes en la Feria de Abril.

- "¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAAA!!! Que peste hay aquí ...  Andresito, llama una ambulancia. La nena tiene mal color... ¿Qué es éste olor? ... ¡Está intoxicada!" - Cuando horas más tarde ya estaba mucho mejor un vecino me contó que en los locales de abajo de casa, hay una carpintería clandestina y emplean una cola tóxica. - Es malo para la salud. - "¿Qué hablabas de elefantes rosas?" (quiso saber la abuela?  - ¿Elefantes? ¡Y encima psicodélicos, años 60! jajajajajaja





















martes, 12 de abril de 2016

Acopio de velas.

Cuando llegué  casa la abuela estaba hablando con Pascualita. - "Están locos de contento porque hacía muchos años que las ventas no iban tan bien" - ¿Hablas de los negocios del abuelito? - "Que más quisiera. Es del gremio de cereros. Están encantados con lo que pasa en España." - ¿Cereros?... ¿Los que cultivan cerezas? - "¿Estás de broma, alma de cántaro?" - ¿Los que hacen las ceras para pinturitas? - "¡Que cruz tengo contigo!" - ¿Hacen cerámica?... ¿Operan cerebros?... ¡Dame una pista, abuela! - "Creía que la pista venía implícita en la palabra Cereros... Ay, Pascualita ¿te das cuenta de que tengo un ceporro por nieta?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Ya sabes lo de los cereros? - "Sí, Cotilla" - Y tu Andresito sin catarlo, jejejejejeje No es que me alegre de que no tengáis ganancias pero jejejejejeje no se puede tener todo en éste mundo jejejejejejeje. - "No tenemos negocios de cererías pero llegamos a final de mes más holgados que tú, Cotilla" - El rostro de la vecino palideció. - Cómo te gusta meter el dedo en la llaga... - ¿Se puede saber de qué habláis? - "De la demanda que hay de velas, velones, velitas de toda clase, color y forma. Las fábricas no dan abasto..." - ¡Aaaaah, claro! Cereros son los que hacen velas para encenderlas. Luego están los veleros que también hacen velas para veleros de esos que van por el mar o como parasoles en las terrazas, calles... - "¡¡¡Vale, ya, agonías!!!"

- Y como tu abuelo no tiene acciones ni negocios de velas... - ¿De qué clase? - ¿El negocio? - Sí. ¿De encender o de navegar? -  ¡¡¡De velas de toda la vida, coñe!!! - Toda la vida ha habido de ambas. - ¡¡¡De las de encender, boba de Coria!!! - Pascualita, sujeta al broche que la abuela se había prendido en el escote, abrió mucho sus ojos de pez. Parecía dudar entre saltar sobre la Cotilla o no, pero debió darse cuenta de que los gritos iban dirigidos a mi y pasó de ejercicios circenses..

- "El caso es que, entre la Semana Santa y la cercanía de la repetición de las votaciones, mucha gente hace acopio de velas para ponérselas al santo o personaje de su devoción" - No entiendo por qué, abuela - "Te creo."

- Yo tengo la casa llena de velas. De buena mañana recorro las iglesias en busca de la recaudación de los cepillos antes de que lleguen otros y de paso, me llevo cuanta vela encuentro. - Usted va de cabeza al infierno, Cotilla. - ¡Ya no hay! - "La gente que sale en los Papeles de Panamá pedirá con fervor que siga Rajoy en el poder. Les conviene. Si gana volverá a proclamar una nueva amnistía fiscal para tener contentos a los suyos y aquí paz y después, gloria". - Andresito no pero ¡yo si que voy a ganar euros! ahora solo me falta encontrar un lugar para ocultar mis ganancias al Fisco... - ¡¡¡Cotilla. Como se entere Montoro... !!! 

lunes, 11 de abril de 2016

Mario Conde

- "Nena, te llamo porque tengo que contarte una cosa..." - ¿Qué... hora... es, abuela...? - "¡Hora de escucharme!" - Me costó mucho abrir un ojo y cuando lo conseguí y logré enfocar la esfera del reloj, maldije, una y mil veces, la manía que tiene ésta mujer de llamarme a cualquier hora de la noche ¡Eran las tres de la madrugada!

- ¿No puedes esperar a que salga el sol? - "¡No! si no lo suelto, reviento" - Revienta. Por mi no te cortes. - "Haré como si no te escuchase. Han detenido a Mario Conde" - Esperé un rato a que siguiera el hilo de la frase pero no dijo nada más. Tuve que ser yo quién la animara a seguir. - ¿Y? - "A sus hijos, a su yerno y unas cuantas personas más" - ¿Y? (repetí) - "¿Tienes hipo?" - ¿Eso es todo? - "¿Te parece poco? ¿Qué no daría yo para que Andresito fuera como él?" - ¡¿Un ladrón?! - "Ya estás poniendo calificativos que no vienen a cuento"

Colgué el teléfono enfadada. Y un minuto después, la abuela insistió - "Este hombre se sabe vender. Va a salir en todos los informativos del mundo" - Abuela ¿por qué no le cuentas estas cosas al abuelito y me dejas dormir? - "No está conmigo. Lo tengo castigado para que espabile." - ¿Está con la Momia? - Desde que tiene al cubano Culitorespingón, los demás estorbamos en su habitación. Que envidia me da." - Tienes a tu marido.- "Pero la mayoría de las veces funciona con pastillitas azules" - Dicen que mejor poco y bueno que mucho y malo - "¡Eres tonta, boba de Coria! Yo digo que, cuanto más, mejor" - No sabes seleccionar. - "Ni falta que me hace"

Por la mañana llegó la Cotilla acompañada de Andresito. - ¿De dónde salís vosotros? - Ha trapicheado conmigo (dijo, satisfecha, la vecina) - Tu abuela está inaguantable, nena. Quiere un bandolero de Sierra Morena, con trabuco y todo, antes que a un hombre honrado. - ¡Siempre ha sido una caprichosa! (remachó la Cotilla)

Por la tarde, antes de partir hacia El Funeral, los abuelitos vinieron a tomar café. - ¿Ya estáis juntos otra vez? - "Todo es comedia de cara a la galería" - He visto a Mario Conde en la televisión y es más feo que pegarle a un padre. - "Tiene su aquel ese hombre" - Lo que tiene es la cartera de muchos clientes de Banesto y las ha dejado secas. - Eso es tener capacidad de trabajo ( la voz de la Cotilla denotaba admiración) Le pondré un altar para que me inspire en mi trabajo... - ¡Por encima de mi cadáver! (grité, melodramática) - ¡Sea! (Y antes de darme cuenta, me tiró al suelo, pasó por encima de mi hacia la salita y pocos segundos después, el retrato de Mario Conde brillaba a la luz de los velones.



 

domingo, 10 de abril de 2016

Conversaciones.

Si llegué a pensar que perdería de vista, para siempre, a la Cotilla, es que no la conozco bien. Tiene querencia a ésta casa y es normal. en la suya tiene que pagarlo todo en cambio en la mía come gratis, ve la televisión gratis y bebe el chinchón que quiere, gratis también... ¿a ver si va a ser verdad lo que dice la abuela y soy más tonta que el que asó la manteca?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡La que faltaba para el duro! - ¡No me digas nada porque voy más encendida que un misto! Dicen que la Primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido ¿no es así? - Usted sabrá... - ¡Claro que lo sé!. ¡Ha venido borracha perdida! Estoy harta de tener la puerta de mi armario abierta para no perder tiempo al cambiarme. Salgo de casa con frío y poco después hace calor. Salgo con calor y sin chaqueta y poco después tirito de frío. Sin paraguas: llueve a mares. Con paraguas: puedo usarlo de parasol. ¿Qué locura es ésta?... Dame un poco de chinchón, a ver si me aclaro.

- Mire que le gusta fardar, Cotilla.  ¿A qué viene contarme lo de su armario?. ¿Tanto le cuesta sacar o meter las cuatro batas iguales que tiene? Siempre la veo con la misma ropa. A ver si nos actualizamos, vecina.

La abuela entra en casa como un alma en pena. Lleva unas enormes gafas de sol y un sombrero de ala ancha. Solo le falta embozarse en una capa y la tomarían por el bandolero Luis Candelas. De repente siento que falta algo para completar la escena. Pascualita no es porque en cuanto ha llegado la ha colocado en el broche y se lo ha prendido en el pecho... ¡Ya lo sé! El concierto de pitos debajo del balcón, dedicados a Geoooorge y al rolls royce mal aparcado.

- ¿Has venido a pie? - "Claro que no. Vengo de incógnito y prefiero que me vean lo menos posible por la calle" - Pues tu coche no es de los que pasan inadvertidos. - "Por eso le he dicho a Geoooorge que aparque bien" - ¡Pero si está aquí abajo! - "No le busques los tres pies al gato, boba de Coria"

La abuela contó que Blas el parado le ha encargado muchas croquetas. Esta semana vendrá al juicio del Caso Noos, Rita y habrá expectación. - ¿Qué Rita? ¿La cantaora? - "¡La del Caloret!" Y más adelante puede que venga la otra Infanta, la de Panamá. Esto se va a poner de periodistas y curiosos, hambrientos y sedientos, que dará gloria. - Este solo piensa en el negocio. (la voz de la Cotilla rezumaba envidia) - ¡Como si usted no trapicheara a todas horas! - ¡Porque no llego a fin de mes! - ¡Ni él, ni muchos como él!

- ¿Cómo vas con el abuelito, abuela? - "Todavía no le hablo. Y no lo haré mientras siga viendo guasa en los ojos de mis vecinas millonetis" - Eso te pasa por fardar a todas horas de lo que tienes.(la envidia le salía por las orejas a la vecina) - "¿Para que quiero todo lo que tengo si no puedo presumir de ello?" - La Cotilla alargó la mano para coger su copa pero Pascualita fue más rápida y se zambulló en ella. - ¡¡¡AAAAAYYYYYYYYYY!!! ¿Qué es eso? - Actué a toda velocidad para quitar la copa de en medio. - ¡¡¡Abuelito!!! (grité mirando al techo) deja en paz a la Cotilla que se arrepiente del daño que te hizo - La mujer estaba pálida y temblorosa. - Era..., era..., no me digas que... era tu primer ¡abuelito! - Solté un escueto y sentido - SI.

Saltó como un resorte de la silla y en tres zancadas se plantó en la puerta, salió a la escalera y desapareció a todo correr en dirección a la calle para poner tierra por medio entre ella y el ánima de de mi primer abuelito.

sábado, 9 de abril de 2016

¡No están!

- "Nena, tengo la moral por los suelos y no he podido dormir en toda la noche... snif... Andresito me ha traicionado... snif..." - Tampoco yo voy a poder dormir en toda la noche, abuela. ¿No podías esperar a que amaneciera para contarme lo que sea que te preocupa? - "¿Quieres la Torre del Paseo Marítimo el día de mañana? Pues aguanta mecha" -

- ¿Quién ha sido la lagarta? (pregunté con la lengua rasposa) - "¿Estás despierta?" - Que remedio... ¿Con quién te ha traicionado? - "¡Con nadie! De haberlo hecho ahora sería hombre muerto - ¿Entonces...? - "¡Es mentira que estemos en la lista de los papeles de Panamá! Me lo ha confesado después de cenar ¡Es un traidor!... snif..." - ¿Lloras, abuela? - "¡Claro. Y me sorbo los mocos! Nunca creí que me hiciera algo así. Con lo contenta que estaba yo presumiendo de codearnos con lo mejorcito de la sociedad mundial ¡Y resulta que somos unos pardillos!"

Menudo disgusto tiene. Al final he conseguido que dejara de llorar cuando le he dicho que los traidores a sus patrias son quienes se llevan el dinero a Paraísos Fiscales como Panamá, en éste caso. En cambio el abuelito es una persona honrada y cabal que puede ir por la calle con la cabeza muy alta. - ¡Eres tonta hasta decir basta! ¿Cuándo nos codearemos con los príncipes saudís, con el Primer Ministro inglés, con la Infanta de España, con Vargas Llosa...? Con la ilusión que me hacía compartir charla con la Presley, ya que teniéndo una pareja corrupta ambas, éramos afines... snif... ¡Y ahora ya no podrá ser! Estoy harta de que defiendas a Andresito ¡Anda que se la pique un pollo al muy jodío!"

El enfado le cortó el llanto y se pasó media hora poniéndonos a caldo al abuelito y a mi. - "¿Y con que cara salgo ahora a la calle? Seré el házme reír de mis amigas ricachonas ¡porque ellas sí que figuran en los dichosos papeles! En cuanto salga el sol iré al Juzgado a divorciarme de ese calzonazos"

Si hubo más quejas, berrinches e insultos, no lo sé porque me dormí por el agotamiento de escucharla, sin embargo al despertar, la abuela estaba en la cocina de casa teniendo una conversación, casi idéntica, con Pascualita. - "¡Esto es una amiga y no tú, boba de Coria! Me escucha y no defiende a Andresito. Ella calla y luego otorga haciendo la señal de OK" - ¡Pero si es un pez mal hecho!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Traigo noticias (la Cotilla corrió junto a su amiga) Dicen que meterán a los defraudadores a la cárcel. - "¿Quién lo dice?" - Radio Calle. - "¡Encima no podré confraternizar con la realeza en el te de las cinco en el Hotel Rejas!" - La Cotilla levantó una ceja, sorprendida. - ¿No estáis en los papeles de Panamá?... Que bajo habéis caído... Iré a tomar chinchón a otro lado porque si se enteran que lo tomo contigo mi reputación se irá al traste. - ¡Y se fue, la jodía!

viernes, 8 de abril de 2016

Comida en familia.

- "Nena, vamos a venir toda la familia a comer" - ¡Estupendo! ¿Qué vas a hacer? - "Comer en tu casa? ¿No te enteras?" - ¿Harás paella? - "Lo que haré será comer lo que hagas TU" - Solo sé guisar para dos personas, abuela... Bueno, pondré pan con tomate y aceite. - "¿Y qué más?" - Jamón..., queso..., aceite..., tomate... - "¿Es todo lo que se te ocurre? ¡¿Cómo vamos a casarte?! ¡Que cruz tengo contigo!"

Antes de una hora la casa se llenó de familiares: la Momia, su ligue cubano de culito respingón, Andresito, la abuela, la Cotilla (¿cómo iba a faltar ella?). Afortunadamente yo ya tenía la comida hecha ¡y no era solo pan con aceite! En el fondo del cubo de la basura había cinco latas grandes de fabada que tapé con hojas de lechuga y hojas de periódico.

La abuela se puso a Pascualita en plan broche. - "Ahora estamos todos" (me susurró) - Falta el Médico (susurré a mi vez) - "Tiene guardia" (siguió susurrando) - La Cotilla, que no nos quitaba ojo, gritó: - ¡¡¡Secretos en reunión, falta de educación!!! - Se la comía la envidia. - Y siguió pinchando. - ¡Pascuaaaaaal... Pascuaaaaaaaal...! - ¿Es tu novio? (preguntó la Momia) Espero que sea tan fogoso como mi Fidelito y tocarás, cada día, el cielo con las manos. - ¡¡¡Mamá!!! Se más discreta, por favor (le dijo Andresito). - Lo soy, nene. Pero solo por tu falsa mojigatería. A mi me encantaría darte pelos y señales de nuestras sesiones de sexo para que tuvieses a tu mujer en éxtasis orgásmico perpétuo. - ¡¡¡Mamá!!! así no se le habla a un hijo (estaba rojo de vergüenza el abuelito) - ¿Ni aunque le falten dos telediarios para cumplir los cien años? ¡Que soso eres! ¿No sé que vio en ti tu mujer? - "La Torre del Paseo Marítimo" (soltó, tan pancha la abuela)

Nada más empezar a comer se inició un concurso para ver quién adivinaba la marca de la fabada. - ¡Pero si la he hecho yo! (protesté) - "¿Nos tomas por tontas, boba de Coria?" - La Momia golpeó con la cuchara la copa de champan que tenía delante (desde que tenía al cubano en casa, siempre comía con champan) - Quiero haceros partícipe de lo ilusionada que estoy... - ¡Ay, que se me casa mi madre! (se lamentó Andresito) - ¡¿Con lo bien que se está soltera y emancipada?! Quita, quita... Un amante, cuando no te sirve lo cambias por otro, pero un marido cuesta más despegárselo de encima. Estoy ilusionada porque están a punto (o no) de encontrar a una tocaya mía: la reina de Egipto, Nefertiti. - ¿Su momia, verdad? - Por eso digo que es mi tocaya. -  ¿Estará en una de esas dos cámaras que, se suponen,  tapiadas en la tumba de Tutankamón? - No lo sé, pero si la encuentran seré su primera fan ¡Brindemos por la más bella!

De postres había un plátano para cada uno ¡nunca debí hacerlo! Aquella inocente fruta despertó la líbido de las dos parejas que estaban con nosotros. En uno de los intensos abrazos entre los abuelitos, Pascualita se sintió aprisionada y estrujada entre dos cuerpos cada vez más apasionados. Y atacó. Saltó del broche con un fuerte impulso de su cola y cayó dentro de la copa de champan de Fidelito. El cubano, ajeno a lo que se le venía encima, además de la Momia, alzó la copa, puso los labios en ella y sintió el mordisco implacable de los dientes de tiburón. Unos segundos después le fue imposible sacar los labios de allí porque la hinchazón, descomunal, se lo impidió.

Cuanto más saltaba, lloraba y moqueaba el cubano, más babeaba la Momia. Corrí tras él y de un golpe seco rompí la copa y arranqué a Pascualita. Los labios se expandieron y siguieron hinchándose. La sangre corría por el pecho de Fidelito y la Momia aplaudía a rabiar - ¡Que ilusión! ¡El Canibal no lo hemos hecho nunca! ¡¡¡Vamos a casa a ponerlo en práctica, Fidelito!!!

jueves, 7 de abril de 2016

Los SIN.

La abuela ha llegado a casa vestida con una minifalda y una sudadera ancha. Se cubría la cabeza con la capucha. Al verla caminar hacia mi por el pasillo de casa me ha dado un susto de muerte. Inmediatamente he hecho el signo de la cruz con los dedos poniéndolos delante de mi y gritando - ¡¡¡Vade retro, Satanás!!! - "¿A qué viene eso?" - ¿Eres tú, abuela? ¡Que susto me has dado! Pensé que eras el ánima de un fraile travestido.

Puse a Pascualita en la mesa de la cocina y preparé unos cola caos. La abuela y yo nos sentamos para dar buena cuenta de las ensaimadas recién hechas que había traído ella y sobre las que la sirena se tiró en plancha. - "Tienes al pobre animalito muerto de hambre ¿no te da vergüenza?" - Es una avariciosa. No le hagas caso. - Me sujeté un paño de cocina grande al cuello del jersey para evitar que Pascualita me manchara al tirarse en plancha en su taza... Pero no lo hizo. En cambio se metió de cabeza en la copa de chinchón y no hubo manera de sacarla de ahí. Cuanto nos acercábamos sacaba la dentadura de tiburón a pasear y como no era cuestión de quedarse sin dedos, la dejamos en paz.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Has hablado con Andresito? (preguntó la Cotilla a bocajarro a la abuela) - Perdón (interrumpí) ¿Es Carnaval? - "Mira con lo que nos sale ésta ahora." - Como vais disfrazadas... - Las dos amigas se miraron y pusieron cara de estupor - ¿De qué hablas, panoli? - ¿Desde cuando lleva usted sombrero con velito delante de los ojos. Leguins de leopardo y sudadera roja en la que caben tres como usted? - Es para pasar desapercibida. - ¡No me diga!

La abuela le contó lo que Andresito le había dicho. - "Que no pasa nada por tener un sombrero Panamá" - ¿Seguro? - Totalmente. - ¡Que peso me quitas de encima! De todas maneras ésta mañana se lo he vendido a uno que dice tener familia en Panamá. ¿Y vosotros, qué? - "Cada día tenemos más en común con las grandes fortunas. Estoy deseando invitarles a comer a casa. Aunque son tantos que tendré que priorizar. Reyes, Reinas, Infantas, Premios Novel, actores, etc. etc.  serán los primeros invitados. Menudo reportaje para el Hola ¡Será un éxito!

Mientras ellas hablaban aparté a Pascualita de la vista de la Cotilla. Tiré fuerte de la cola pero seguía agarrada al borde de la copa con manos y dientes. Así que no me quedo más remedio que tirarla, con copa y todo, al acuario. Ahora el agua está impregnada de chinchón y la jodía de la sirena no quiere salir de allí ni a respirar.

Geooorge aparcó el rolls royce en la parada del bus y Andresito, segundos después, entró en casa. La conversación se concentró en los papepeles de Panamá. Se les veía muy ufanos contando lo listos que eran habiendo engañado al Fisco. Y entonces me enfadé y me encaré a ellos - ¡¡¡Os señalarán por la calle y dirán: ¡Ahí van unos SIN! Habría que meteros, a los que salís en los papeles, en la cárcel y tirar la llave al mar! - "¿Qué es eso de somos SIN, alma de cántaro?" - ¡A que nos habéis dejado SIN escuelas, SIN Sanidad, Sin viviendas dignas, SIN dinero, SIN puestos de trabajo, SIN... - La abuela me dio un pescozón de los que hacen época. - "¡¡¡ Que cruz tengo contigo!!!"

miércoles, 6 de abril de 2016

Los papeles de Panamá.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Va a venir tu abuela, nena? - Espero que no. - ¡Tiene que venir porque la necesito! - Pues vaya a la Torre del Paseo Marítimo a verla. - ¡No puedo zascandilear mucho por la calle y menos a la luz del día. Prefiero hacerlo aquí. Este sitio es más discreto. - ¿Esta casa? Nunca pensé que alguien diría algo así y menos que fuera usted, Cotilla. - ¡¡¡Tengo conexiones!!! - ¿Eso qué es? ¿Trapicheos suyos? - Tienes que ayudarme... - ¡Ni hablar! Los objetos robados llévelos al perista y a mi déjeme en paz.

Conseguí que se marchara después de dos copas de chinchón. Poco después llegó la abuela. Venía muy ufana. - "¡A partir de ahora soy alguien importante, nena! Mis vecinas ricas de toda la vida me envídian. Lo noto en sus caras cuando se me acercan para rendirme pleitesía" - La Cotilla te buscaba... ¿Tu también tienes conexiones?

La abuela fue en busca de Pascualita, la colocó sobre el frutero de la cocina y dijo: - "Lo que tengo que decir afecta a toda la familia... ¡¡¡Salimos en los papeles!!!" - ¿Qué papeles? - "Los famosos papeles" - No sabía de qué hablaba la abuela y por la cara que ponía, Pascualita tampoco se estaba enterando. - O sea, que hay papeles y conexiones... ¿eléctricas? - "¿De qué hablas, boba de Coria?" - No lo sé...¿De qué hablas tú?

- "Andresito sale en los papeles de Panamá ¿No es fantástico?" - ¿De un señor que se llama Panamá? - "¡¡¡Nooooo!!! Es una lista de defraudadores a Hacienda" - ¡Explícalo bien! Porque no entiendo que estés feliz de que el abuelito sea un defraudador. - "Porque hemos llegado muy alto. Nos codeamos con la realeza y no solo de aquí. Pocos son los que pueden decir que figuran junto a una Infanta"

Pascualita saltó al azucarero que estaba abierto y se rebozó de azúcar mientras se lo comía. - Este bicho será diabético. - "Vale más tener que desear y nosotros ¡tenemos el honor de figurar en la misma lista que un montón de famosos. Estoy tan orgullosa de mi Andresito que ésta noche lo celebraremos por todo lo alto. He comprado unas cajas de viagra por si tiene un bajón"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Menos mal que te encuentro! (gritó la Cotilla al ver a la abuela) Creo que estoy en los papeles famosos - "¡¡¡¿Tú?!!! No me hagas reír" - He visto a Bedulio haciendo la ronda y me he escondido para que no me detenga. - Pero ¿por qué? - ¡¡¡Porque tengo un sombrero Panamá!!!


lunes, 4 de abril de 2016

Amores que matan.


 Estaba teniendo un tranquilo desayuno junto a Pascualita hasta que desde el pasillo me ha llegado la voz alterada de la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! Ay, nena, vengo descolocada. Trae el chinchón para que me nuble el entendimiento. - ¿Tan temprano y ya empinando el codo, Cotilla? - Fíjate si estoy mal que no tengo ni ganas de comer. - Pues pensaba hacer gambas a la plancha...- Vale, comeré contigo. -  No me gusta que se sacrifiquen por mi como hace Nuñez Feijoo por los gallegos. 

 A partir de este momento, la Cotilla no me dejó ni a sol ni a sombra. Menos mal que me dio tiempo de meter a la sirena en una pecera que tengo en la despensa por si hay una urgencia como ahora. Así no hay necesidad de "encestarla" en su acuario - ¿Cuántas gambas nos tocan por cabeza? (quiso saber la vecina) - Quince.

Me había hecho ilusiones de ponerme tibia de gambas y ahora tengo que conformarme con la mitad ¡Que negocios más tristes hago! (pensé) - Cotilla, voy a la carnicería a por pechugas de pollo  para no quedarnos con hambre. - ¿Pollo? ¿Te refieres a... carne? - Sí. Carne de pollo concretamente. - ¡Ni me la nombres! - ¿Preferiría un chuletón de buey, verdad? ¡Y yo, pero no está el horno para bollos! - ¡Deja la carne en paz, coñe!

Ya se había bebido un cuarto de botella y le ofrecí un ibuprofeno. - Tenga, algo le arreglará la pastilla ésta. - ¡Déjame de potingues, boba de Coria! La fobia a la carne se me pasará en cuanto olvide la noticia que he leído. Te la resumiré: Matrimonio. Ella rusa. El alemán. Ella, joven y exhuberante. El, viejo y canijo. Mala combinación, sumada a mucho trasiego de alcohol ¡Hay que ver como bebe la gente! ... (miré de reojo la botella de chinchón. El líquido seguía bajando)  No había amor. Solo peleas y visitas de la policía. La última bronca se saldó con la muerte de él. Violencia de género.  - Me está contando la triste repetición de la historia de siempre y sigo sin entender lo de la carne, Cotilla.

- Hay un tercero en discordia. - ¡Ya salió el amante! - Igual que en la historia amorosa de Andresito y tu abuela, que acabará como el rosario de la Aurora por culpa de la querencia que tiene ella hacia Pascual. Mira que se lo he advertido veces... Aunque si, al final, me quedo con la Torre del Paseo Marítimo, no habrá mal que por bien no venga. - ¡¡¡Cotilla!!! siga y no diga mas tonterías - El Tercero del que hablo es un perro. - Hay quien se enamora de quién menos se lo merece. - ¡Que cruz tengo contigo! Si te digo que es un perro es porque tiene cuatro patas, un rabo y ladra.

- ¿Hacían trío amoroso con el perro?... ¿Y qué tal se lo pasaban? - ¡¡¡A mi que me cuentas!!! En éste caso, el perro ha sido el más beneficiado. Ella le dio de comer la carne enjuta de los brazos del alemán. - ¿Al perro? - Pues sí. - Se le habría acabado el pienso y pensaría que, a falta de pan, buenas son tortas... ¿no? - ¡No sé para que te cuento nada! ¿Comemos? - ¿El qué? - ¡¡¡Las gambas!!!

Mientras la Cotilla se repantingaba en su silla, entré en la cocina. En la encimera, un bicho extraño, gordo, con unas antenas tipo Bigotes de gamba, que le salían de la boca; los ojos bizcos y la respiración entrecortada, intentaba reptar hacia algún lugar. A su lado un plato, escandalosamente vacío, donde antes había treinta gambas como treinta soles, lo delató ¡¡¡La jodía de Pascualita se las había comido todas y estaba a punto de reventar!!! - ¡¡¡La madre que te parió, bicho del demonio!!!

De treinta gambas pasé a quince y de éstas a ¡NADA! - Cogí a la sirena por la cola, hice un molinete con ella sobre mi cabeza y la lancé, furiosa, al acuario deseando fallar el tiro y despanzurrarla contra el cristal pero tengo ya tanta práctica que mis tiros rayan la perfección. Y entró límpiamente en el agua, sin salpicar nada. Segundos después se acurrucó sobre la arena  del fondo y se tapó con las algas para dormir una siesta reparadora.

Me asomé al comedor y pregunté: - Cotilla, mejor comemos una ensalada de sobre... ¿vale? - La vecina no contestó. Le había tomado a delantera a Pascualita y roncaba apoyada en la mesa.  




domingo, 3 de abril de 2016

El Domingo del Angel.

 Es el domingo del Angel y se comen las últimas empanadas de las Fiestas de Pascua. He cumplido con la tradición y ahora no me puedo mover. Me quedaban tantas...

La abuela se empeñó en que hiciéramos muchas para, además de repartirla entre familiares y amigos, hubiera también para que Blas el parado las vendiera a la puerta del juzgado del Caso Noos.  La Cotilla también colaboró en la venta para poder llegar a fin de mes. Saturamos el mercado de la empanada.

No me quedó más remedio que congelar un buen montón e ir sacándolas a medida que nos apetecían. Pero seguían quedando muchas y hoy había que comerlas TODAS.

De buena mañana el horno estaba en marcha y un agradable aroma se esparcía por toda la casa. Había quedado con los abuelitos que iríamos, como está mandado, a comerlas al bosque del Castillo de Bellver. Yo tenía la esperanza que que, aunque nunca ha habido lobos en ese lugar, hoy los hubiera ¡y muy hambrientos! o volveríamos a Palma con la cesta casi tan llena como al salir.

Pascualita viajaba en el termo de los chinos, tan ricamente. He abierto el tapón para que admirara las vistas de la bahía desde lo alto del Castillo. El sol ha lucido todo el día. El azul del cielo se confundía, en la lejanía, con el del mar. Y la gente iba de acá para allá participando en juegos, torneos y conciertos. La mayoría con las mochilas a la espalda con sus empanadas dentro. Yo cargaba con dos cestas enormes que nadie me ha ayudado. - "¿Las has hecho tú, no? Pues tu las llevas" - ¿No puede ayudarme Andresito? - "¿Insinúas que una persona mayor cargue ese peso mientras tu, una joven sin oficio ni beneficio, va de rositas con las manos en los bolsillos? ¡Vaya cara que tienes!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Holaaaaaaaaaaaa! Lo estoy pasando bomba. Por allí están bailando boleros y jotas y aprovechando que los que miran estan distraídos, he hecho mi agosto. - ¡¿Ha robado carteras, Cotilla?! - ¿Robado? A ver si le enseñas educación a tu nieta. No he cogido nada que no se me haya puesto a tiro. - ¡Pues eso se llama rob...! - "¡Basta ya! Me voy a bailar un rato" - ¿Qué llevas en esas bolsas? (quiso saber la vecina) - Las últimas empanadas ¿quiéres vender algunas? - ¡Quita, quita! Solo de verlas ya estoy empachada. (Y se marchó en busca de nuevas oportunidades de "trabajo")

Al sentamos a comer a la sombra de un enorme pino apareció Geoooorge y en un santiamén montó una mesa, dos sillas, puso mantel, dos platos, dos cubiertos, dos copas de cristal. Abrió una botella de Moët Chandon fresca y sirvió el champan. Poco después los abuelitos daban cuenta de una exquisita comida mientras yo, asombrada y molesta, decía - ¿No coméis empanadas?

Decidida a seguir la tradición comí empanadas hasta que me salieron por las orejas. Y aún así, seguí comiendo. Una de las veces que me agaché no vi a Pascualita en el termo. ¡Había desaparecido en un bosque atestado de gente! - ¡¡¡Abuelaaaaaaaaaaa!!! (grité asustada) - "No me pidas salmón que solo hay para nosotros dos" - Señalando el termo dije que no con la cabeza. - "¡¡¡¿La has perdido?!!!" - ¿A quién ha perdido la nena? (preguntó el abuelito) - La abuela le plantó un beso de tornillo que lo dejó a punto de tomar ventolín y Andresito babeó y se olvidó de lo demás.

Miré en derredor aunque sin poder moverme. No recordaba haber visto mi estómago tan abultado. Al meter la mano en una de las cestas para coger otra empanada Pascualita, que estaba camuflada entre ellas, me mordió con ansia, como si temiera que le quitara la comida. Grite, lloré, salté, corrí hasta que tropecé con una raíz y di de bruces en el suelo. A mi alrededor la gente me aplaudía a rabiar. Muchos gritaban ¡que se repita, que se repita! La Cotilla no perdió el tiempo: se quitó el sombrero y lo usó para recoger monedas. Se lo llenaron. Después fueron a parar a su bolsillo.

Hace poco me he comido la última empanada. Estoy esperando que llegue a UCI móvil para que me lleve al hospìtal. Estoy muy malita pero ¡he cumplido con la tradición!

sábado, 2 de abril de 2016

Hijuelas.

Rebuscando en los cajones de la cómoda de la abuela, que dejó en mi casa cuando se marchó a vivir a la Torre de Paseo Marítimo, he encontrado unos papeles oficiales muy bien guardados en una carpeta escondida bajo la ropa.

Estaba aburrida y para evitar las idas y venidas a la cocina, de donde siempre salgo masticando algo, he pensado "investigar" el pasado para ver si encontraba algo incriminatorio contra ella que pueda enarbolar delante de sus narices cuando se ponga farruca conmigo.

Los papeles son actas notariales. Y me he frotado las manos pensando en herencias antiguas que no me habían sido comunicadas pero... no. Han resultado ser Hijuelas. O sea, donde se expone la dote que llevan, novio y novia, pieza a pieza, con su correspondiente precio.

Pensé que era la dote de la abuela y mi primer abuelito. Luego he visto que no, que son de mis bisabuelitos ¡Hala, que lejos me pilla esto! Creo que las pondré en un marco ¿No hacen eso los aristócratas? Pues yo también tengo antepasados de los que presumir porque me ha encantado saber que ella (la novia) llevó un par de castañuelas (4 pesetas de entonces) en su ajuar.

¿Y yo qué llevaré? Primero tengo que enterarme si aún se hace ésto del ajuar porque me suena a antidiluviano. - Fui a por Pascualita, a la que encontré sentada en el borde del acuario tomando un baño de sol. - ¿En tu hábitat se estila preparar el ajuar cuando se quiere formar una familia? - La sirena me miró como quién oye llover y siguió a lo suyo. - Tal vez Pepe tenga más idea de estas cosas. - Al llegar a la cocina y ver a la cabeza jivarizada, con los ojos y la boca cosidas, vi que, aunque quisiera, no podría darme información. Entonces caí en la cuenta de que estaba pidiéndo peras al olmo con estos dos personajes. - ¡Menuda ayuda tengo con estos dos! - Clamé al cielo exasperada.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¿Qué dos? - Buen radar tiene usted, Cotilla. Me refería a Pepe y a Pasc... estoooo... A Pepe. - ¿Quién es el otro Pepe? - Solo conozco a uno. La cabeza jivarizada. - Has dicho que eran dos ¡Te pillé! Hablabas de Pascual, el querido de tu abuela. - ¡Oiga! yo no he dicho nada de eso. - Si Andresito me autoriza, te haré un interrogatorio que me río yo de la Gestapo.

Los nervios podían conmigo e intenté calmarme tomando chinchón con una pajita. Aún no sé porque lo hice. Tal vez para variar. Llamé a la abuela - ¡Hola!... ¡hip! ...¿Sabes quién sooooy? jejejejejeje - "Desgraciadamente, si ¿Has bebido?" - ¡Nooooo!... ¡hip!... Estoy... bebiendo. Oye, la Cotilla es la Gestapo... ¡hip!... ¿Se lo decimos a... Beduuuuulio? - "Hasta que se te pase la borrachera no digas ni mu" - ¿Por qué? Si puedo... ¡hip!...  decirlo. Mira: Muuuuuuuuuuuuuuuuuu jajajajajaja ¡Soy el toro de... ¡hip!... Osboooooooorne ¡Oleeee! - "¿Cuántas copas te has bebido, boba de Coria?" - Ninguna... ¡hip!... He metido una pajiiiita en la... ¡hip!... botella y sorbo. ¡Escucha! - Sorbí con fuerza para que la abuela se hiciera una justa idea de lo que estaba haciendo. - "¡Para, animal de bellota, que no habrá para los demás! ¡que cruz tengo contigo!" - Las lágrimas corrieron por mis coloradas mejillas. La abuela se preocupaba por mi... creo... ¡snif!


viernes, 1 de abril de 2016

¡La abuela y la Cotilla se tiran de los pelos!

- ¡Noticias frescas! ¡La abuela y la Cotilla se ha tirado de los pelos en El Funeral! Al principio pensé que había escuchado mal o lo había soñado porque me lo contó Andresito a las horas brujas de la madrugada.

Sonó el teléfono cuando estaba en lo mejor de ese sueño profundo del que no quieres emerger, por eso lo dejé sonar hasta convencerme de que el sonido era real. Me extrañó que fuera el abuelito. Escuché lo que dijo, colgué, di media vuelta y me zambullí de nuevo en busca de las profundidades pero no lo conseguí porque el inconsciente empezó a darme la tabarra hasta que la idea primordial implantada en mi cerebro, retumbó como un tambor de Calanda hasta espabilarme por completo: ¡¡¡La abuela y la Cotilla se ha tirado de los pelos!!!

Lo siguiente que me vino a la mente fue: ¿Por qué no me han avisado? Me hubiese gustado verlo.

Llamé al abuelito para que me contara qué había pasado. No podía quedarme con esa incógnita hasta la hora del desayuno. ¡Pero... si te lo he contado antes, nena! (la voz de Andresito sonaba pastosa) - ¿Te he despertado? (pregunté con la modulación de voz más inocente que encontré) - ¡Pues sí! (parecía irritado ¡Pues ajo y agua! que no le importó despertarme a mi) A pesar de su enfado, no cedí ni un milímetro y acabó contándome que la abuela tuvo un ataque de celos al ver entrar a la Cotilla con él y erigirse el centro de la fiesta que estaban celebrando por la colocación, en la Pared de los Finados, del retrato del último amigo muerto. Y todo fue porque la vecina anunció, a bombo y platillo, que Andresito, a partir de esa noche, era suyo. Inmediatamente fue rodeada por todos los que se encontraban allí recabando información.

Y si hay algo que la abuela no puede permitir es dejar de ser el ombligo del mundo. Así que trasegó unas cuantas copas de chinchón sin apenas respirar, se arremangó unas inexistentes mangas puesto que llevaba puesta una blusita de tirantes que dejaban ver su piel hidratada pero no lisa y se lanzó a través de sus amigos, a por la Cotilla a la que cogió desprevenida. Primero le plantó dos tortazos que le ahorraron el colorete  y luego tiró del pelo, que no es muy abundante y la arrastró por el suelo.

Los abuelitos y abuelitas hicieron corro a las luchadoras, incitándolas con sus gritos, haciendo apuestas (algunos se jugaron la exígua Pensión) tomando partido por una u otra. La lucha no cesó hasta que Andresito, que se encontraba en el trance de estar entre la espada y la pared, tomó partido por la abuela. - ¡Pero si te va a dejar, calzonazos! (gritó, frenética, la Cotilla) ¡No tienes coches bañados en oro!

La abuela consiguió zafarse de los brazos de su amiga y se dio por terminado el espectáculo. Hubo reclamaciones de los apostadores porque a nadie se le había ocurrido que la cosa podía quedar en tablas. - Entonces ¿estás durmiendo con la abuela? (pregunté) - No. Sigue con la idea de tener un coche chapado en oro pero ya no quiere cederme a la Cotilla. Algo es algo ¿no te parece, nena?
- ¿Qué podía decirle?... ¿Calzonazos? La Cotilla ya lo había hecho antes.

Preparé dos cola caos y saqué unas magdalenas que guardé en Navidad de 2014. Tenía que contarle a alguien el episodio que acababa de oír. Solo que a Pascualita no le gusta que la despierten bruscamente y la tiren a la taza de cola cao. Lo hice para espabilarla pero no lo entendió así. Con dos saltos mortales vació las dos tazas encima de mi, luego, como la fiera que es, sacó a pasear los dientecitos de tiburón y me atacó, pero fui más rápida y puse las magdalenas por delante. Clavó los dientes y a punto estuvo de rompérselo de los duras que son. Más tarde la invitaré a chinchón y haremos las paces pero, de momento, está bien así.