domingo, 20 de marzo de 2016

Pues eso, que ya es Primavera.

Sonó el teléfono en lo más profundo de la noche. Y dije: - ¿Diga? - Nadie contestó porque lo estaba soñando. Una y otra vez el repiqueteo del timbre llegaba hasta mi pero yo tenía cerrada la puerta de mi consciencia y hacía como que no me enteraba. - Se que eres tú, abuela... Lo sé porque te conozco más que si te hubiera parido - y sonreí beatíficamente porque sabía que era un sueño.

Solo al sentirme zarandeada como un frasco de jarabe antes de tomarlo, abrí los ojos. - ¿Cotilla?... ¡¡¡COTILLA!!! ¿QUE HACE? - Tu abuela me ha mandado que mire si estás viva. Lleva toda la noche llamándote. ¡Toma! - Acerqué el auricular a la oreja - ¿Qué pasa? - "!¿Qué demonios hacías?!" - Dormir - "¿No escuchabas el teléfono?" - Me lo parecía... - "¡Que cruz tengo contigo! ¿Sabes qué día es mañana" - ¿Es una pregunta trampa? - "Es una pregunta. Punto" - ¡Y yo qué sé! - "¡¡¡ES PRIMAVERA!!! - ¿En el Corte Inglés? - "En medio mundo, boba de Coria" - ¿Y qué más? - "Ya está? - ¿Me has despertado para... esto? - "Con lo despistada que eres te levantarás pensando que todavía es Invierno. Así que sal a la calle sonriendo. La Primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido!" - ¿Ah, no?... Vaya por Dios. - Y colgué.

Antes de meterme de nuevo entre las sábanas, la Cotilla me preguntó. - ¿Qué quería tu abuela? - Anunciarme que ya es Primavera. - ¿Cómo que ya? Pues anda que no lleva tiempo anunciándolo el Corte ese en la tele. - Estas dos quieren acabar conmigo y al paso que van, lo conseguirán más pronto que tarde.

Al ir a comprar las ensaimadas domingueras corté un clavel reventón de una maceta, para ponérmelo tras la oreja y adornar el óvalo de mi cara morena. Descarté el abrigo y cogí una rebequita. Siguiendo la costumbre, miré por la ventana con las gafas de sol puestas para no deslumbrarme con la claridad de la mañana... pero de claridad nada y, encima, con las gafas apenas veía. - Ha llegado la hora de limpiar los cristales. Ya no entra ni el sol.(me dije) - En cuanto pisé la calle me acordé de la abuela. ¡Hacía frío! ¡Llovía! Solo me consoló que a mis cristales no les pasaba nada y podría estar unas semanas más sin limpiarlos.

En el corto recorrido entre la panadería, la papelería para comprar el periódico y mi casa, estornudé diez y siete veces y me soné otras cuantas. ¡Me había constipado gracias a la abuela! - Me enfadé muchísimo y se lo quise hacer saber. Llamé a la Torre del Paseo Marítimo. Se puso Geoooorge - ¡¡¡Pónme... ¡atchis!... con mi abuela!!! - Sin inmutarse, que para eso es inglés, me contestó - Buenous dias. - ¡Buenas. Quiero hablar con mi... ¡atchis!... abuela! - Madame dormir. - ¡Qué se... ¡atchis!... despierte y le diré que ya es Prima... ¡atchis!...vera! - Madame ser lista y ya saber. - ¡Tu madame tiene una... ¡atchis!... jeta que se la pisa! - You no gritar. - ¡Grito lo que me da la... ¡atchis!... gana, inglés de las narices! - You crazy. Adious. - Ni se te ocurra colgarme... ¡¡¡Que no me... ¡atchis!...cuelgues, hijo de la Gran Bretaña!!!

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