martes, 1 de marzo de 2016

A la Cotilla se le acaba el chollo.

La noticia de que la Cotilla es adorada como una diosa,  tiene a la abuela comiéndose las uñas de pura envidia cochina. - "¡¿Cómo va a ser una diosa Madre si no ha parido?! ¡Estos adeptos fanáticos de las narices no tienen ni idea de lo que hacen!" - No te sulfures, abuela. Reconoce que tus curvas son más bien escasas comparadas con las de la Cotilla. - ¡Las suyas son efímeras! - Pues dejala que disfrute hasta que se deshinchen. - "¡No me da la gana!"

La Cotilla, oronda como una vaca lechera, se pavoneaba delante de nosotras en cuanto tenía ocasión - Jamás pensé que una desgracia tan dolorosa me reportase tantas alegrías. - "¿Ahora resulta que te alegras de tener un culo como una plaza de toros? ¿De no poder sentarte en una silla sino en tres a la vez? ¿De ocupar todo un sofá tu sola?" - ¿Noto cierto tonillo envidioso en tu voz, amiga? (la Cotilla disfrutaba) - "¿Envidia yo? Con lo rica que soy...y estoy jajajajajajajajaja... Por nada del mundo quisiera tener esos pechos que te tapan la boca ¡Si no necesitas bandeja para el café y las ensaimadas! Lo pones sobre las tetas y no se cae nada" - Con ellas, como diosa Madre, doy de comer a la Humanidad (la Cotilla puso los ojos en blanco, como si estuviera en trance) - "No eres más tonta porque no te entrenas ¡Si no te ves los pies ni lo que está a tres metros de ti! ¡Eres una pisadora de cacas de perro!" - ¡Eso es mentira!

Harta de no ser ella el centro del Universo, decidió que Pascualita la mordiera con más saña que nunca. Era lo único que se le ocurría para superar aquellas curvas superlativas. - "Y lo haré delante de todos los adeptos de la secta. Verán como la madre Tierra crece ante sus ojos y me venerarán de rodillas" - Tuvimos un fuerte discusión pero, al final se salió con la suya llevándose a Pascualita al templo.

La seguí a distancia. El local de la secta estaba de bote en bote desde que tenían una diosa real. La Cotilla estaba entronizada, rodeada de flores, velas encendidas, comida, licores y muchos euros en billetes que no cesaban de darle sus fieles - ¡El sueño de todo jubilado! (pensé) - La Cotilla sudaba a mares.

La abuela aprovechó el momento en que todo el mundo estaba pendiente de la "diosa Madre" para sacar, de mala manera, a la sirena del termo de los chinos. La colocó sobre su pecho pero Pascualita no estaba por la labor de morder a su amiga. Pero después de muchos tirones de su pelo-algas, pellízcos en los bracitos, torcimientos de cola, la sirena y yo estábamos que trinábamos. No pude aguantar tanta injusticia y grité. - ¡¡¡BASTAAAAAAAAAAAAAAA!!! - en el mismo momento en que Pascualita se escurría de sus manos y se estrellaba contra el pantalón del Santón que se había dado la vuelta para mirarnos.

El local se convirtió en una jaula de grillos. El Santón, después del tirón que le di para soltar a la sirena, salió corriendo, llorando, gritando y blasfemando en arameo y toda la feligresía detrás haciendo lo mismo. De repente el hombre no pudo correr más. La hinchazón de los testículos tiraba de ellos hasta casi rozar el suelo y eran tan anchos que tropezó con ellos y cayó de bruces... Naturalmente, los fieles le siguieron y acabaron formando un buen montón de gente escandalosa... Poco a poco se hizo el silencio... siguió un ¡Oooooooh! de asombro y por fin el ¡¡¡Aleluya!!! atronó el local - El Santón se levantó como buenamente pudo y entonces los fieles a la vista de sus atributos, gritaron como posesos : ¡¡¡ES EL PADRE TIERRA!!! ¡¡¡EL GRAN PADRE!!! ¡¡¡ALELUUUUUUYAAAAAAAAAAAA!!!


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