martes, 9 de febrero de 2016

Que mala es la envídia.

Cuando la abuela ha llegado a casa traía pelos de loca. - Cualquiera diría que te has peleado con Pascualita: - "Es el viento. Menudo vendaval. Mira, he tenido que llenarme los bolsillos de piedras para no salir volando" - ¿Por qué no te has puesto pantalón en lugar de la minifalda? - "Para que se me aireen los bajos... ¿Por qué va a ser, boba de Coria?" - Pues... no lo sé. A mi no se me ocurren éstas cosas. - "Ni éstas ni otras. No se te ocurre nada de nada" - ¿No se te levantaba la falda por la calle? - "Sí" - Me lo imaginaba. - "¡Uf! Hay que ver lo que trabaja tu neurona. Estamos en alerta amarilla por viento y tu "has pensado" que se me habrá levantado la falda ¡Pues claro! Por eso la llevo. Porque tengo unas piernas torneadas que valen un potosí. Y una ropa interior comprada en Christian Dior que es para enseñarla. Y si no hace viento no se ve" - ¡Abuela. Eres una mujer casada!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Dichoso viento! Me ha fastidiado el negocio. - ¿Por qué? - Porque la gente tiende a arrebujarse en las chaquetas y abrigos y así no hay quién llegue hasta sus carteras. Creía que me sacaría un sobresueldo a la puerta de donde se juzga el Caso Noos pero el maldito aire me ha dejado a dos velas. - Lo siento (dije con retintín) - Riete de una pobre pensionista que sigue sin poder llegar a fin de mes...Te lo recordaré cuando te toque a ti, alma de cántaro. - Pero si me queda mucho tiempo por delante todavía. - Puedo esperar porque, quién ríe el último, ríe mejor.
Me acerqué a la abuela, temerosa. - ¿Tendremos que aguantar a la Cotilla tanto tiempo? - "Seguro. bicho malo nunca muere, dice el refrán" -

Blas el parado, llegó a media mañana, cubierto de sudor. - "¿Te persiguen?" - No, no. Vengo a por más croquetas. Me las quitan de las manos la gente que cubre la noticia del Juicio. - "Ya tengo preparada más pasta. No te preocupes. - ¡Claro! El señorito que no se preocupe pero, mientras, yo, las paso canutas. ¡Quiero vender croquetas! - "Lo siento pero le di a Blas la exclusiva"

Empezaron a discutir a grito pelado mientras la abuela freía una buena tanda de croquetas para que el parado se las llevara calentitas. Cuando la Cotilla lo vio salir, tan ufano, con el cargamento, corrió tras él y se tiró en plancha para bloquearle el paso y coger todas las croquetas que se le cayeran al suelo...pero no cayó ninguna porque no calculó bien el salto y se dió de boca contra el suelo, clavando los dientes en las baldosas. A la abuela le dio un ataque de risa que la puso al borde del infarto. A mi me costó horrores arrancar a la Cotilla del suelo porque los dientes estaban hincados hasta la encía.

Pascualita se había subido al borde del acuario y se la veía dudar entre quedarse de mirona o saltar, cayese donde cayese. Afortunadamente, siguió en su atalaya. Cuando la Cotilla se incorporó, la sirena me hizo la señal de OK. Entonces me uní a las risas de la abuela mientras la vecina, enfadadísima, gritaba: - ¡¡¡Fa fadre que fos fafió, fabronasssssssssssssss!!! - Secándome las lágrimas, le dije - ¿Quiere un chinchón, Cotilla? - ¡¡¡Fi, fofa de Foria!!!

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