lunes, 25 de enero de 2016

La abuela al ataque.

La abuela ha venido en son de paz. Geoooorge la seguía cargado con los avíos de una paella y una ensaimada grande de crema. - "Hola, nena... ¿A qué hace tiempo que no te hago un arrocito como a ti te gusta?" - Pues... sí. - "Cuando haya descansado un poco, me pongo manos a la obra."

A hurtadillas miré a la abuela. Aquí pasaba algo que escapaba a mi raciocinio... ¿Estará a punto de dar los últimos estertores? Si es así tendré que poner toda la carne en el asador y camelármela para que me deje la Torre del Paseo Marítimo en herencia...

Al meterse en la cocina ha colocado a Pascualita sobre el frutero y han entablado conversación como siempre que están juntas y a solas. Por eso he pegado la oreja a la puerta. Para tratar de enterarme de, a cuento de qué me da tanta coba. Pero solo hablaban de recetas de cocina. La abuela hablaba y Pascualita asentía: - "... y una vez que el agua empiece a hervir, añades la picada de ajo y perejil. Incluso puedes ponerle una pizca de canela... ¿Tenéis canela en el fondo del mar?"

Atraída por el olor de la paella (la Cotilla huéle la buena comida a kilómetros de distancia) la vecina entró en casa como una tromba y sin saludar siquiera, tomó asiento en la mesa dispuesta a comerse dos platos de paella como mínimo.

También vino Andresito. Y una vez que estuvimos todos, la abuela empezó a destapar sus cartas. - "Estoy reventada de ayer. ¡Menuda tarde-noche tuvimos! Primero un funeral y después fuimos a El Funeral. Allí montamos una fiesta en recuerdo de Mariano y colocamos su retrato en la pared de los Finados. ¡Que resaca tenía ésta mañana! Y los pies, hinchadísimos. Creo que tendré que comprarme unos zapatos más acorde con la edad que empiezo a tener y dejar los stilettos para pasear por el centro de Palma y presumiendo de piernas"

- Me alegro que, por fin, comiences a ser consciente de tu edad, abuela. ¡Que los noventa ya no los cumples! - ¡¡¡ZASSSSSS!!! - Mi cabeza rebotó en el plato de arroz. - "¡¡¡Impertinente!!!" - Pero si tu has dicho... - La Cotilla, con la boca llena, sentenció: - ¡Fe cruff tienef con fu nifeta!

Pasado el primer arrebato, la abuela comentó que en el funeral a Conchi le sonó el móvil, como siempre. - "Menos mal que ha cambiado de melodía. En vez de Paquito chocolatero, ahora lleva una canción de Serrat. Y cuando el cura habló de que nuestro amigo había muerto, el móvil dijo: "Hoy puede ser un gran día ¡duro con él!" ¡Nos partíamos de risa!... Por cierto, nena. Vi a tu jefe, solo. ¿Sabes por qué?" - ¿Por qué estaba en el funeral? - "No. ¿Por qué estaba sin su mujer?" - Están divorciados. - "¿Ah, sí? ¿Supongo que habrás empezado el acoso y derribo desde el primer día de la separación?" - ¿Yoooooo? No tengo otra cosa que hacer (aún me dolía la cabeza)

- "¡¿Qué puede haber más importante que esto, boba de Coria?! Tu única misión en la vida es darme un biznieto y si es de un padre rico, mejor. Así que, ¡manos a la obra que se te va a pasar el arroz y no me refiero al de la paella!"


No hay comentarios:

Publicar un comentario