jueves, 21 de enero de 2016

Geooorge nos critica.

- "Vengo a recogerte y vamos a dar una vuelta. Trae a Pascualita" - ordenó la abuela antes de colgar.

Geooorge aparcó, como siempre, en la parada del bus. Cuando entré en el rolls royce el inglés estaba rezongando contra lo mal que conducían los españoles. - ¿Cómo puede decir que se conduce mal cuando ni te molestas en buscar aparcamiento donde no molestes? - Madame decir AQUI y yo decir amén. - ¡Eres un pelota! - ¡Y tú, boba Coriau! - ¡Abuela, mira lo que me ha dicho tu criado! - Sorry. Yo ser mayordomou inglés. - ¡Un criado plancha-periódicos eres tu! - "¡¡¡Callad de una vez!!!"

Puso el coche en marcha y durante el trayecto se metió contra los otros automovilistas - ¡Tu ir al revés, bobo! - ¡No saber conducir! - ¡Abuela, dile algo! - "Algo, Geooorge" - - Españoles ir al revés. - ¡Que no! Al revés vais vosotros. - Al llegar al Borne, la abuela me pidió el termo de los chinos. - Mientras discutís estiraré las piernas.

Salté rápidamente del coche y comenzamos el paseo. A derecha e izquierda las tiendas de las grandes firmas mostraban en sus escaparates pinceladas, muy caras por cierto, de lo que las personas ricas no pueden dejar de tener en su armario. Probé suerte. - Abuela, hace mucho tiempo que no me compras nada... ¡Mira que bolso más bonito! - "El señor Li tiene uno igual y mucho más barato" - Pues, entonces, ese vestido. - "El señor Li lo tiene en su tienda" - ¿Estás segura? - "Si, hija, si. Y para lo que te iba a servir" - Seguro que con él puesto, encontraría novio. - "El vestido es carísimo pero no  milagroso. Vamos a caminar"

Me sentí tan defraudada que se me agrió el carácter y el día radiante se oscureció. De repente la abuela se paró ante un chico de unos diez y siete años y más largo que un día sin pan. - "¡Hola. que sorpresa! ¿No te acuerdas de mi? Tu madre y yo éramos amigas en su juventud, Puede decirse que te vi nacer! ... ¿Ya sabes quién soy?" - El puñetero no se acordaba y por su cara de bobo no mentía. - "Lástima... Me gustaría hacerte un regalo" - (la miré con dureza ¿A éste tipo sí y a mi, no?  pensé? - pero cómo no me recuerdas te quedas sin él" - ¿Qué iba a regalarme, vieja? (di un respinto. El niñato era crío muerto jejejejeje)

- "Ves este tubo. Dentro tiene algo de mucho valor." - Le ofreció el termo de lo chinos  (¡estaba loca!) - "Y te has quedado sin nada, por mal educado" - ¡Trae pacá! - De un tirón se quedó con el termo en las manos. - Vamos a ver qué es esto tan valioso (dijo con retintín) - El Juanlanas abrió el termo y metió un dedo dentro. No pasó nada. - No hay nada, (dijo despreciativo) - Lo tiró al suelo y dio media vuelta para marcharse... El pescozón que recibió sonó en todo el Paseo del Borne. El chico se arrastraba por el suelo rascándose la cabeza para mitigar el dolor. - ¡¡¡Locaaaaa!!! -

- "¡Recoge lo que has tirado, niñato!" - Obedeció con tal de alejarse de allí. A nuestro alrededor se había juntado un montón de gente. Entonces la abuela, ni corta ni perezosa, se inclinó ceremoniosamente y puso a sus pies una gorra de visera que sacó del bolso. El público aplaudió a rabiar, incluso se oyó algún bravo. Creyeron que teatro callejero.

De camino al rolls royce y con la gorra llena de euros, pregunté a la abuela - ¿Quién es ese chico? - Vete tu a saber. - ¿No le conoces? Entonces, a qué ha venido toda esta pantomima. - "¿Lo hemos pasado bien, verdad? ¡Pues ya está!"

Harta de ser zarandeada, Pascualita salió disparada del termo de los chinos en cuanto nos metimos en el coche, aterrizando en la cabeza de Geooorge en el momento en que se ponía la gorra de plato del uniforme de chófer. En cuanto arrancó, la sirena atacó. ¡Y por fin, el inglés, ciego de dolor y quedándose calvo por momentos, condujo al revés como en su país!

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