sábado, 16 de enero de 2016

El juego de la abuela.

- "Nena... ¿duermes?" - Zzzzzzzz... si... - "Se me ha ocurrido un juego nuevo... ¿me oyes?" - Zzzzzzzz... ¿eh?... - "¡Despierta que te estoy hablando, coñe!" - ¡Que pasa! ¡¡¡FUEGOOOOOOO!!! - "¿Estás torrando sobrasadas y botifarrones en el comedor? ¡Estás loca! ¡Llama a los bomberos!"

Salté de la cama con el miedo en el cuerpo. Oía voces que gritaban y cantaban, sin saber de dónde veían - ¡Abuela, hay fantasmas en casa! ¡¡¡SOCORROOOOOO!!! - "Que mal te sienta la bebida. ¡San Antonio se celebra en la calle, atontada! La que has liado. Ahora vengo"

Antes que la abuela, llegaron dos dotaciones de bomberos envueltas en el sonido estridente de las sirenas. Corrí al balcón y me di de bruces contra un bombero que acababa de subir por la escalera extensible - ¿Dónde es el fuego, señora? - Pues... - Un chorro de agua fría y a presión, me tiró de culo contra el suelo. - ¡¡¡SOCORROOOOO. ME AHOGOOOOO!!!

Cuando conseguí ponerme en pie, había dos bomberos en el comedor, discutiendo a gritos. - ¡¿Quién os ha llamado?! - ¡Esta mujer, supongo! ¿Ha llamado a los bomberos? - ¡¡¡Siiiiiii!!! - ¿Dos veces? - ¡Una! La otra habrá sido mi abuela. - La puerta de la calle se abrió con estruendo y la abuela entró sin mirar dónde pisaba. Resbaló con el agua que habían tirado y se dio un costalazo contra el acuario, tirándolo al suelo con todo lo que tenía dentro.

- "Si ya han apagado el fuego ¡cojan la fregona y sequen el suelo. Andando!" - Perdone, pero... nosotros no... - "¿Quién ha tirado el agua?" - Los dos bomberos se señalaron el uno al otro. - ¡¡¡ESTE!!! - (dijeron al unísono) 

Al cabo de un rato, en vista de que sus hombres no bajaban y allí, ni olía a quemado ni se veían ni humo ni llama, los jefes de ambos subieron a casa a ver qué pasaba y los encontraron, fregona en mano, dejando el suelo niquelao - La abuela se enfrentó a los recién llegados - "¡¡¡NO PISEEEEN QUE ESTÁ RECIEN FREGADO!!!"

Una hora después, cuando los bomberos se fueron con una botella de chinchón para cada grupo, la abuela y yo intentamos aclarar lo sucedido. "Toda la culpa es tuya por dormir como un ceporro" - La culpa es tuya por llamarme sin mirar la hora que es ¿Y para qué? - "Para hablarte del juego que se me ha ocurrido... Vamos a ver, ¿qué cara dirías tú que puso Rajoy cuando vio entrar en el Congreso de los Diputados a las nuevas Señorías?" - Hum... ¿de asombro? - "¿Qué más?" - ¿Ojiplático? - "Jajajajaja Sigue" - ¿Pasmao? ¿Alelao? ¿Estupefacto? ...

 ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! No sé por qué será pero hoy he vendido más fregonas con rastas que nunca. - "¿Por tu exuberante y milagrosa delantera?" - Milagrosa sí es. Fue desmayarme y ¡hala! Hasta me han pedido si podían tocarla. - ¿¡Habrá dicho que no?! (salté como si fuera la mayor defensora de la decencia femenina) - ¡No! - Menos mal... - No he dicho que no. He dicho que sí. Y me he ganado mis buenos euros. - ¡Pero.... pero...! - ¿Qué quieres? Hay que aprovechar cuando pasan éstas cosas porque mañana, quizá esté otra vez plana como una tabla de planchar.

Desde debajo de la silla donde se sentaba la Cotilla, Pascualita hacía la señal de OK... - ¡Pascualita! Nos habíamos olvidado de ella.  

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