miércoles, 27 de enero de 2016

Bajada de pantalones vaticanos.

- "¡Nena, prepara una olla grande de tila que vengo echando humo!" - ¿Que te ha echo Andresito? - "Nada. Pero nada de nada. Ultimamente está de capa caída. Espero que le vuelva el ánimo cuando tengamos nuevo Gobierno... Aunque si no es de los suyos, lo tendré claro. Compraré varias cajas de Viagra. Haré un jarabe con ellas y se lo haré tomar diciéndo que es para la tos." - ¡Abuela. Te lo vas a cargar! - "Mejor eso que tener un muermo a mi lado"

Llegaron al mismo tiempo la abuela y la Cotilla. Antes de sentarnos a hablar, la abuela vació una botella de chinchón en una jarra y añadió cubitos y unas hojas de menta. - ¡Qué haces! - "Chinchón on the rocks. Hace calor" - La Cotilla paladeó su copa y dijo - Sacádme de dudas, chicas. ¿Los curas llevan pantalones bajo la sotana? - "Lo que no llevan es sotana ¡Antigua! Parece mentira que, "trabajando" en iglesias no te hayas fijado en eso" - Tengo mis cinco sentidos puestos en que no me pillen. Mi trabajo debería tener un plus de peligrosidad. - ¿Quiere que le paguen por robar? - ¡Anda! ¿No les pagan sus buenos sueldos a los corruptos? Por qué voy a ser yo menos.

- Abuela ¿para qué querías la tila? - "Para calmarme los nervios por lo del Vaticano" - ¡Eso es! Por eso preguntaba yo si los curas llevan pantalones bajo la sotana. - "Deben llevar porque se los han bajado hasta los pies" - ¿Huelga de pantalones caídos? - "La Curia ha echo el ridículo ante el mundo. ¡Héchale tila al chinchón, nena! Han mandado tapar unas estatuas de desnudos para no ofender la sensibilidad del presidente iraní en su visita al Vaticano. ¡Obras de arte convertidas en material pornográfico, al parecer, para esta gente que no respeta los Derechos Humanos y se escandalizan ante la belleza de una estatua! ¡Más chinchón a la tila, que me estoy cabreando!" - Abuela, no puede ser. - "Las han tapado con un cajón blanco. Han ocultado la Cultura. ¡Que vergüenza!"

Siguieron despotricando durante un buen rato y tuvimos que rellenar la jarra porque nos lo habíamos bebido todo. Fui a la cocina y Pascualita aprovechó para saltar, del acuario a mis brazos. ¿Estos bichos tiene olfato? Estoy segura de que olió el chinchón. La metí en mi escote para que la Cotilla no la viera (aunque ya veía poco) y seguimos con la discusión.

Por miedo a que la descubrieran, no le di licor a la sirena, Cosa que la llevó a tomar la iniciativa lanzándose de cabeza al interior de la jarra. La abuela y yo dimos un brinco al verla caer. La verdad es que nuestra reacción fue torpe porque ya no coordinábamos muy bien. - Abu... ela... ¿has visto? - "Cógela, bo... booo...boba de Coria" - Veo dos... ¡hip! jarras. ¿Cuál es la... buena? - "No... sé...¡hip!"-
La Cotilla se fijó en la jarra y dijo con voz estropajosa: - Hay... hay... ¡hip!... uuuuna mosca en ... la sooooopa. - La abuela, repantingada en la butaca, dijo: - "Guardar...la pa...ra el pooooostre" - Recuerdo, vagamente, que dije que sí y me pasé un rato con la mano dentro de la jarra, intentando coger a Pascualita que tenía todas las papeletas para coger un coma etílico. Cuando, horas después abrí un ojo y sentí los efectos de la resaca, la sirena dormía la mona dentro de un vaso vacío.

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