jueves, 29 de diciembre de 2016

Viento en popa.

Esta mañana he tenido muchas visitas. Ha venido gente que no conocía de nada a ver al personaje del belén "que da saltos" , decían. Otros, además de ver a Pascualita, que era quién saltaba como una posesa, preguntaban por la cesta de las limosnas. - Tenga, aquí tiene mi donativo junto con un papel donde están escritas mis peticiones para el Año Nuevo.

Como eran todos quienes venían con cinco euros en los bolsillos junto con los "pedidos" ilusionantes de las personas, creyentes o no, pero que habían puesto toda su fe en que se cumplieran, puse a los pies del belén una bolsa de Mercadona y desde ese momento, las peticiones y el dinero no dejaron de caer en ella.

Esa gente estaba convencida de que si el pastor, o lo que fuera, daba saltos en su presencia, los deseos se cumplirían. Pero Pascualita estaba de capa caída. Le dolería la cabeza después de los porrazos que se dio el día anterior. A mi, lo que más me dolió, fue no poder salir de casa. Contínuamente tenía que ir a abrir la puerta. A mediodía llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya, el día ha sido concurrido por lo que veo! - ¡Avíseme cuando quiera montar uno de sus negocios! La gente, al principio tenía cara de susto porque yo no sabía nada y parecía tonta. - Si solo lo parecías, ya tienes mucho ganado.

Por la tarde volvió Bedulio. En cuanto llamó a la puerta tuvo que apoyarse contra la pared para no caer al suelo de la impresión. - Me han mandado a ver qué pasa aquí. Tenemos la casa vigilada y
hemos visto mucho movimiento de personas... - La gente quiere ver al abuelito primero para pedir le favores. No se da cuenta de que el alma es autónoma... - ¿Está tu abuelo aquí? - No lo sé porque hace un rato que no lo veo. - Hay, Dios mío. Ya empezamos. - Y hemos cobrado un buen dinero, todo lícito. - ¿Dinero negro? - ¡Claro!






miércoles, 28 de diciembre de 2016

La Cotilla monta otro negocio.

A penas he dormido. El teléfono ha sonado a altas horas de la madrugada: - ¿Diga? zzzzzzzzzzzzzz - "Soy yo, nena. ¿Se han vuelto a mover?" - ¿Hummm? - "¡Las figuritas del belén!" - Puesssss... no lo sé. - "¿Te has dormido? Que pachorra tienes. Para una vez que pasa algo diferente en tu miserable vida, ni siquiera tienes un mínimo de curiosidad para ver qué pasa." - ¡Quiero dormir!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa. (gritó la Cotilla minutos después de hablar con la abuela) - ¡Oh, no! ¿Es imprescindible gritar? - ¿No quieres que te salude? - Me da igual que me da lo mismo. - ¿Veis como es tonta? - Abrí los ojos como platos - ¿Con quién habla, Cotilla? - Con estos amigos que traigo para que vean el "fenómeno" que ocurre en ésta casa. Lo verán por el módico precio de cinco euros de nada. - ¡¿Me ha llenado la casa de turistas?!" - Una tiene que llegar a fin de mes y se hace lo que se puede.

Encendí la luz del cuarto y un montón de ojos estaban fijos en mi. - ¡¡¡TODOS, A LA PUTA CALLE!!! (grité fuera de mi) - Pero la Cotilla ya estaba convenciendo a los turistas para que no me hicieran caso, aunque alguno no pudo dejar de decir - Oiga, señora, que hemos pagado cinco euros...

 Me levanté, furiosa, dirigiéndome a la cocina a por un vaso de agua. Me giré cuando escuché decir a la vecina - Nuestra anfitriona tendrá el gusto de invitarles a todos a cola cao y pan tostado que, a éstas horas, nos vendrá muy bien.

- ¡¡¡Yo me voy a dormir de una vez por todas!!!

Pero tuve que hacer los cola caos y tostar el pan mientras la Cotilla, auto erigida jefa de la expedición, se pavoneaba delante de su clientes. - Por favor, pasemos al comedor. - Y se plantaron todos delante del belén. Media hora más tarde, las figuritas seguían inmóviles. Los turistas murmuraban. Entonces uno dijo: - Esto es una tomadura de pelo... Vámonos.

Salieron, camino de la escalera, en fila india y cuando el último fue a traspasar el portal de casa, los tres Niños Jesús se pusieron a llorar. A partir de ese momento el comedor se convirtió en un campo de batalla. Cogí a Pascualita por si debía defenderme y se me escurrió de las manos cayendo en el belén. A partir de ahí, saltó de un sitio a otro, disfrutando como una bendita. Los gritos, carreras, moqueos, etc. se sucedieron. Los vecinos aporreaban la puerta gritando que nos calláramos. Mientras tanto, las ovejas balaban, los perros ladraban, San José tarareaba ... ¡Y Bedulio apareció en el marco de la puerta, pálido y descangallado. En cuanto me vio, gritó: ¡¡¡YO NO QUERÍA VOLVER!!!





martes, 27 de diciembre de 2016

El Belén.

Creo que estoy paranóica perdida. He pasado junto al Belen y las figuritas se han movido. Vale que le he dado algún que otro tiento a la botella de chinchón, pero no tiene nada que ver una cosa con la otra. Otras veces he bebido más y no he visto a nadie que sacara los pies del tiesto como han hecho las figuritas de barro.

Tiene que haber otro motivo... ¿Habré puesto juntos a enemigos enfrentados? Sí es así lo siento. Por si las moscas ya les he pedido perdón pero no puedo conocer la vida y milagros de cada figurita.

Durante cerca de una hora he estado observando sus caras de cabreo... y no he dado con la solución, de modo que me he tirado la parte de responsabilidad que me pueda corresponder, a la espalda y tira millas me he dicho.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. - La voz cantarina de la Cotilla me ha devuelto a la realidad. - ¿A qué viene ésta alegría? ¡No me lo diga! ¿Ha tenido otra extraordinaria sesión de sexo duro? - ¡Durísimo, boba de Coria! ¡Y a mis años!...  que no son muchos, no te vayas a creer.

Mientras yo despotricaba contra el Universo entero, la Cotilla dio un respingo mirando el Belen. - ¡¿Esto qué es?! - El Belén de toda la vida, con pastores, animalitos, la Sagrada Familia...  - ¡Para! y sobre todo, no bebas cuando trabajes... ¡Has puesto cuatro Niños Jesús! - Ya sabemos que si el embarazo se efectúa in vitro pueden nacer más de un crío... - En éste caso solo fue uno. - Eso ocurrió hace 2016 años, mediante un palomo. No había telediario que contara lo que, en realidad sucedió ¿Quién nos dice que, ante tamaña rareza en el momento de la concepción, nacieran cuatrillizos?

- ¿Y esta concentración de burros y bueyes junto al portal? - Los parientes del buey y la burra que dieron calor a los críos no quisieron separarse de ellos en plena Nochevieja... - Angel anunciador solo hubo uno... y aquí hay dos. - ¿Quién puede certificarlo? - ¿No has encontrado un Angel más feo para colocar sobre el establo? - ¿También le encuentra defectos a eso? - Es que no para de moverse y saltar de cabeza al río. Se va a matar porque el agua es de papel de plata. - Ya, jejejejejejeje.

- ¿Ese pastor no es San José? - Sí, lo he puesto aquí porque se le ve fornido y llevará el rebaño de ovejas con mano firme. - ¿Y quién es el impostor que ocupa su puesto en el pesebre. - El pastor de las ovejas, pero es un alfeñique y no aguantaría la caminata hasta aquí. Lo que me extraña son las caras de cabreo de las ovejas. - ¡Ostras! ¡Nos miran! - Creo que se han declarado en huelga de patas caídas. - Lógico, el pastor San José las lleva a paso de carga.

- ¿Qué habrá dicho María al tener tanto crío de golpe y estando de prestado en el pesebre? - No creo que se queje porque, dentro de unos días, recibirán regalos cuadruplicados, entre ellos cuatro cofres con oro. - ¡Menuda suerte! ¿Te imaginas que yo quede embarazada y me regalen lo mismo? - Páseme el chinchón, Cotilla, que se me hace muy cuesta arriba imaginarla pariendo.

lunes, 26 de diciembre de 2016

La Cotilla tiene una noche loca.

La Cotilla a venido de buena mañana, con ojeras hasta los pies, restos de serpentinas por el pelo, escupiendo confetti y con una borrachera como un piano. - ¡Avema... ¡hip!... riapuri... ¡hip!... simaaaaaaa! - Veo que ha aprovechado bien la noche. - No lo sabes... ¡hip!... bien, boba de ... ¡hip!... Coria jejejejejeje... Bueno, yo ... ¡hip! ... lo intuyo porque ... ¡hip!... no me acuerdo de nada jejejejejeje... Solo sé que... ¡hip! ... la cama no era mía jijijijijijiji - ¿De quién era? - Del que dormía ... ¡hip! a mi lado jijijijijijijiji

Los abuelitos entraron, seguidos por Geoooorge cargado con una caja de ensaimadas recién hechas. - "Nena, prepara chocolate que nos vamos a dar un atracón de buena mañana" - Lo siento pero, ahora mismo no me llega la camisa al cuerpo. - Es pura envi... ¡hip!... dia jajajajajajaja porque ¡he ligado! - "¿La mahonesa?" - ¡Noooooo. Un tío! Yo te daré un biz... ¡hip! ... nieto. - "¿Habéis... intimado?" - ¡Ya lo creo! jajajajajajaja Cuando me he ido aún tenía el... ¡hip! palo de la bandera en alto.

La abuela se volvió hacia mi. - "¿ Tú qué hacías mientras tanto? ¿No te da vergüenza?" - ¡Te está engañando, abuela! - Nooooooo, te lo juro por el biznieto de tu abuela jajajajajaja. - Alargué la mano para coger una ensaimada y recibí un manotazo que aún me pica - "Quién no trabaja, no come" - ¡Pero, abuela! - "Ni pero, ni pera"

Los que pasaron de todo fueron Andresito y Geooorge, que ya iban por la tercera ensaimada. - Mister, ¿querer un te? - Donde esté un buen chocolate a la taza, que se quite el te. - Hice el chocolate, a pesar de la envidia cochina que me dominaba, porque al paso que iban esos dos, nos estábamos quedando sin ensaimadas. La bruja de la Cotilla, gritó: - ¡Dejádme cuatro que estoy de antojos!

Harta de oirla me fui al comedor. Pascualita me miraba desde el borde del acuario. La abuela apareció con una taza de chocolate y una ensaimada para la sirena. No pude contener la rabia que sentía y le di un manotazo a la taza... pero fallé y recibió Pascualita que salió disparada por el aire. A punto estuve de cogerla pero me patinó, repetí el movimiento y la lancé a la Cotilla cuando entraba en el comedor, estrellándose contra su barriga.

La sirena clavó los dientes para no caerse. La vecina chillaba como si estuvieran matando a un gorrino. Corría de acá para allá tropezando con los muebles, las paredes y a punto estuvo de caerse por el balcón. Cuando el chinchón la durmió, nos despatarramos en el sofá. Entonces, relajadas, nos fijamos en la Cotilla. La barriga estaba tomando dimensiones descomunales. La abuela, maravillada, no le quitaba ojo - "¡Por fin, un biznieto"! - Pero, abuelaaaaa...



domingo, 25 de diciembre de 2016

Días de empachos.

Los abuelitos han querido celebrar Nochebuena y Navidad en mi casa. Han subido seguidos de Geooorge al que no han querido dejar solos en éstas fiestas porque se encuentra, cada vez más decaído pensando que, dentro de poco, será un cuidadano de segunda categoría en cuanto su País salga del euro.

- ¿Y tenemos que aguantarle sus neuras? ¡Por mi como si se la pica un pollo! - Tienes que ser comprensiva con él, nena (dijo el abuelito) - ¡Pero si se hincharon a robarnos los tesoros que traíamos del Nuevo Mundo, después de habérselo quitado nosotros a sus dueños! Esas cosas no se olvidan. - Sobre todo los dueños de aquello. - "Dejad ya de hablar de política o no cenaréis"

La abuela se puso de tiros largos para sentarse a la mesa. Iba adornada con un montón de bolas de colores repartidas por todo el mini vestido verde. En la cabeza, un gorro de Papa Noel, en cuyo frontal tenía un letrero que se encendía y apagaba al ritmo de la respiración de quién lo llevara, felicitando las Pascuas en distintos idiomas. - ¿Vas a salir con "eso" a la calle? - "¡Claro! Represento el Espíritu de la Navidad. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué hay de comer? - "Puré de verduras, alcachofas al horno y de postre una naranja" - ¿El día de Navidad? - "Debería llamarse el Día del Empacho" - Dejáros de cuentos: Repito ¿qué hay para comer? - "Pavo, percebes y cochinillo. Turrones, champan. Frutas glaseadas. Langostinos, ostras, chuletón de buey..." - Jajajajajajaja (la Cotilla aplaudía emocionada) ¡¡¡Lo sabía. Todo un banquete, sí señor!!! - Fue la primera que se sentó, poniéndose una servilleta al cuello y preguntando, ansiosa. - ¿Y para picar?

Cuando vio que no la habíamos engañado al darle el primer menú, se encabritó: - ¡¡¡QUE ES NAVIDAD!!! ¡QUIERO MANJARES! - "Esto es lo que hay y como se te ocurra pedir chocolate con ensaimadas dentro de media hora, saldrás volando por la ventana" - La Cotilla, furiosa, se levantó de un salto, cogió su bolso encaminándose a la puerta. -"¿Dónde vas?" - Donde no me maten de hambre: ¡Al comedor social!

viernes, 23 de diciembre de 2016

Risas a mi costa.

Cuando a venido la abuela a casa me ha comentado que no ha podido dormir por mi culpa - "Es que era acordarme de tí, nadando como una descosida  para que no te alcanzaran las pirañas jajajajajajaja y me partía de risa Al final acabó doliéndome todo el cuerpo jajajajajajajajajaja Aaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyy Que malita estoy y que poquito me quejooooooooo"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! dejad que me siente, por favor jijjijijijiji... Estoy así desde ayer. Y sin poder dormir ¡¡¡Que risa cuando algo te picó en un pie, boba de Coria ¡que cara de espanto pusiste! Incluso yo me creí que había pirañas de verdad en el agua del foso jajajajajajajaja ¡Ayyyyyyy, que arte tienes, jodía jajajajajajajaja... - "Cambia de tema, Cotilla ¡Que dolor de barrigaaaaaa jajajajajajaja" - ¡¡¡Ya vale de reírse de mi!!!

La abuela se puso seria y con cara de enfado dijo a su amiga - "¿Te das cuenta lo sosa que es mi nieta? ¡Que cruz tengo con ella!... jajajajajajajaja" - Las lágrimas que corrían por sus mejillas se llevaron por delante el maquillaje y su cara quedó como un cuadro abstracto en una mezcla de colores.

- Hoy no se lo tengas en cuenta porque, gracias a ella, el pabellón de los mallorquines quedó bien alto ¡Ganó la carrera! jajajajajajajajaja - Ay, Cotilla, ni la nombre jajajajajaja
Mi fui a tomar el aire en el balcón. Caminaba a la pata coja porque no había zapatilla que me entrara, tan grande era la hinchazón que me provocó el mordisco de Pascualita. Un rato después, ya más calmadas, quisieron congraciarse conmigo. - "¿Jugamos a las cartas?" - ¿Sin trampas? - "Vaaaaaaleeeee". - ¿Cuándo las hemos echo? (protestó la Cotilla)

Nos sentamos en el comedor y empezamos a jugar. - Al principio iba muy bien. Las tenía dominadas pero, un rato después, me di cuenta de que a mis escaleras incipientes, les faltaban cartas. Miré por el suelo pero no encontré nada sospechoso. Las amigas hicieron una escalera tras otra, sumando puntos y más puntos. Y entonces, me di cuenta. - ¡Me estáis robando mis cartas! - "¡Esa boca, nena!" - - ¡Estas las tenía yo! - ¡Eh, no se pueden cambiar las jugadas! (se quejó la Cotilla)

Harta de sus niñerías las dejé plantadas y me senté en el sofá de la salita, añorando el Tour de France y sus fantásticas y gloriosas siestas.


jueves, 22 de diciembre de 2016

¡La carrera!

La abuela se ha presentado con todos los amigos de El Funeral en el castillo de Bellver. - Cuanto te agradezco que hayáis venido a darme ánimos. - "No te dejes llevar por tus paranoias. ¡Venimos a ver sangre! Estamos hasta las narices de programas de televisión con niños guisando mejor que Arguiñano, cantantes que nos dejan sordos, series americanas donde los actores repiten siempre los mismos gestos. Y aunque también se ve sangre, es de pega"

Mientras se me erizaba el vello, los de la tercera edad gritaban como posesos - ¡¡¡QUEREMOS SANGRE REAL!!! - Unos guardias les amenazaron con hacer una redada y llevarlos a todos a la cárcel si se metían con la realeza - ¡Y se quedarán sin ver el espectáculo, abuelos! - La última palabra soliviantó los ánimos - ¡¡¡Abuelos lo serán vuestros puñeteros padres!!! - Los que llevaban bastones los blandieron, incluso algunos tacatacas se transformaron en pequeños tanques dispuestos a pisar callos.

Los guardias bajaron el tono. - Hablábamos de la realeza... - ¿Nosotrooooooooosssssssssss? Que mal entendéis las cosas ¡Queremos sangre auténtica. No kepsup, jodíos!

De repente, por los altavoces, sonó una diana floreada, jaleada por la concurrencia y los primeros nadadores se subieron al borde del foso y al grito de ¡YA! que soltó la Cotilla, se lanzaron al agua. Inmediatamente el agua pareció bullir y un grito, horrorizado, salió de todas las gargantas: ¡¡¡PIRAÑAS!!!

Los nadadores se atropellaban unos a otros. Ninguno quería ser el último. Y sobre todo los mallorquines, no querían que les ganara un forastero.  Al llegar a la meta saltaron raudos fuera del agua. Estaban golpeados, incluso algunos sangraba y la gente rugió como hacían los romanos en el Circo.

Cuando me tocó nadar temblaba como un flan y los gritos de los de El Funeral no me animaron mucho: - ¡¡¡QUE SE LA COMAN, QUE SE LA COMAAAAAAAN!!! - La voz cantante la llevaba mi abuela como si fuese una directora de orquesta.

Subida al petril del foso junto a mis competidores, paseé la mirada en derredor por si no volvía a ver la luz del sol. De repente el agua empezó a bullir de nuevo y la gente a cantar: -  ¡¡¡Comer, comeeeer. comer, comeeeer para poder creceeeeeeer!!! - Sin pensarlo dos veces nos tiramos de cabeza al agua. Nadábamos como si se nos fuése la vida en ello... por la cuenta que nos tenía. De pronto algo me rozó ¡y mordió el dedo gordo! Me puse histérica, pataleando, gritando, llorando, pasando por encima de los otros concursantes, aplastando cabezas, tirando de pelos, orejas... - ¡¡¡Me comen, socorrooooo!!!

Vi a la abuela, asomada, gritando y señalando el agua. Redoblé mis esfuerzos mientras el dolor me traspasaba. Alguien pasó sobre mi, hundiéndome. Abrí los ojos para ver a mis enemigos y allí estaba ella ¡¡¡PASCUALITA!!!

Una vez en casa, con un dedo más hinchado que una berenjena y todavía temblando, agarraba con fuerza la botella de chinchón mientras la abuela y la Cotilla intentaban arrebatármela. - "Si nos la das te diremos la verdad" - Negué con la cabeza y bebí a morro otra vez. - "No había pirañas, boba de Coria. Metimos tubos haciendo burbujas a la salida y la llegada de la carrera" - ¡Lo que nos hemos reído! (cloqueó la Cotilla) - "Y quién tú sabes, se ha tirado al agua para jugar contigo" jejejejeje - La Cotilla se puso seria. - ¿Pascual otra vez? que promíscua eres, jodía.


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Natación en el foso del castillo de Bellver.

La Cotilla está encantada de la vida. Ha ocurrido algo que le hará ganar dinero a espuertas.

Su cabeza, siempre pensando en nuevos negocios que la ayuden a llegar a fin de mes, ha ideado uno. Gracias a las lluvias abundantes de éstos días, el foso del castillo de Bellver se ha llenado de agua casi hasta arriba y ella propone un nuevo deporte de riesgo: nadar en el foso procurando no servir de desayuno a los peces que pondré. -  Habrá dos precios, me dijo. - ¿Pero es que va a cobrar a las más que  posibles víctimas? - ¡Claro! Menudo negocio haría si no cobrara. Una carrera de ida costará cinco euros. Una de ida y vuelta, seis. - ¿Será más cara? - Si, por las vendas, agua oxigenada, tiritas, etc. para curar los muñones. Se ve que no te ha llamado Dios para el arte del negocio.

Poco o ningún éxito tendrá su propuesta ¿Quién se va a tirar al foso? ¡Nadie en su sano juicio! - Huy, hay mucho picajoso por ahí. - ¿Cúal es el premio? - Una ensaimada grande. -  No funcionará. - Que poco conoces a los mallorquines. Todos querrán bañarse donde no lo ha hecho nadie desde la Edad Media.

La abuela, sentada en la butaca de la salita, con una copa de chinchón en las manos, dio el visto bueno a la proposición de la Cotilla. Al día siguiente las farolas de Palma aparecieron llenas de pasquines anunciando: Una gloriosa prueba de natación ¡en el foso del castillo de Bellver! No será una carrera sosa. Habrá un aliciente añadido ¡pirañas del Amazonas! que pondrán la nota exótica. Y los gritos de los espectadores serán la música de fondo. Se batirán récords mundiales de velocidad ¡Garantizado!

Debo reconocer que me equivoqué porque la lista de inscritos no paraba de crecer. Se lo comenté a Pascualita mientras saltaba, una y otra vez, en su taza de cola cao. - Gracias a la Cotilla vamos a tener el mayor número de mutilados de España. No pienso ir a ver esa masacre.

La voz antigua de la Retatara llegó hasta mi: - ¡No pienso perdérmelo! - ¿Vas a participar? - Naturalmente ¿no querrás que gane un forastero o un extranjero en lugar de un mallorquín? - Me convenció. - ¡Eso nunca!

 Pascualita saltó hasta mi cabeza y llevada por el entusiasmo, en un minuto me dejó calva. Menos mal que ésta vez, no me mordió.

Y me apunté a la carrera... aunque en seguida me arrepentí.

martes, 20 de diciembre de 2016

¿Dior trabaja con neopreno... fosfi?

El sonido de una bocina llegó hasta mis oídos. Sonaba a aquellas antiguas ¡MEC, MEC! Llena de curiosidad me asomé al balcón y allí estaban la abuela y Geoooorge. El tocando la bocina junto al volante de una barca motora de poco calado y la abuela embutida en un traje de neopreno rosa fosfi, con careta y aletas de goma.

Cierto que todavía quedaba bastante agua en las calles pero me pareció que exageraban un poco. - ¿Y el abuelito? (pregunté, sin gritar porque tengo los labios como dos morcillas de hinchadas) - "¡¡¡¿Qué dices?!!!" - Por más que lo intenté, mi voz solo llegaba a dos palmos de mi. Pero,aguzando el ingenio, establecimos una fluída conversación a través de mensajes escritos por mi parte, y a gritos por parte de la abuela. Até un bloc a una cuerda y anoté las preguntas. - ¿Dónde está el abuelito? - "¡¡¡Vete tú a saber. Al coger una curva cayó al agua!!!" - ¿No lo recogísteis? - "¡¡¡Que se hubiese agarrado!!!"

El bloc subía y bajaba, del balcón a la motora y viceversa. - "¡¡¡¿Te gusta el traje? Es de Dior?!!!" - ¿Ahora se dedica al neopreno? - "¡¡¡Es exclusivo para mi!!!" - ¿Lo ha visto el abuelito? - "¡¡¡Ya lo creo. Y la factura también. Precisamente cuando se cayó al agua la miraba!!!"

No tardó en asomarse una vecina, enfadada porque con tanto grito no se enteraba de los cotilleos de la tele. - "¡¡¡Calla tú, inculta!!!" - ¡¡¡Adefesio!!! - "¡¡¡La envidia te corroe porque en tu vida vestirás un Dior!!!" - !!!¿A quién le gusta ir como una cacatúa por la vida? Solo a los vejestorios como tú!!! -

Aquella mujer se acababa de meter en un buen jardín. Para evitar que la discusión fuera por derroteros peligrosos, le hice señas para que se callase. Pero ella lo interpretó mal. - ¡¡¡¿Que me calle? No ha nacido quién me haga callar. Y como vaya a tu casa, te arrastro!!!

Vi que la abuela, muy excitada, hablaba con el mayordomo y éste bajaba de la lancha camino del edificio donde vivía la vecina. La intención quedó clara para mi y corrí a llamar a Bedulio - ¡Que venga rápido, por favor, que se masca la tragedia!. - Dice que no quiere venir... - ¡Tiene que hacerlo! Dígale que no hay fantasmas a la vista. - Sigue diciendo que no... - ¡Soy una ciudadana y EXIJO que se me atienda. Va a haber una escabechina a cuenta de Christian Dior!

Corrí de vuelta al balcón. Geooorge había dado media vuelta y volvía a toda prisa a la canoa mientras un autobús que llegaba a la anegada parada, tocaba el claxon insistentemente mientras chocaba, inexorablemente, contra la canoa. La Retatara aplaudió y la kika batió alas. La abuela tuvo el tiempo justo para tirarse al agua.

En este momento, Bedulio daba la vuelta a la esquina. De pronto dio un grito desgarrador, giró en redondo y salió corriendo como alma que lleva el diablo, gritando: - ¡¡¡Aaaaah. Los fantasmaaaaaaasssss No me llaméis más!!!


lunes, 19 de diciembre de 2016

Menudo diluvio.

- "¡Nenaaaaaaaaaa! ¿Has oído el trueno?" - ¿Queeee...zzzzzzzzzzzzzzz? - "Te lo dije, Andresito, la pazguata de nuestra nieta no se entera de nada". - ¿Abuela... qué zzzzzzzzzz pasa...?

Más tarde sonó de nuevo el teléfono - "Y ahora ¿lo has oído?" - ¿Me hablas... a mi? zzzzzzzzzzzzzzz - Así se pasó parte de la noche: la abuela llamándome para no sé qué porque, al final, no me enteré de nada. Después, sobre las siete de la mañana la llamé yo - Madame dormir. - Pregúntale para que... - ¡Madame dormir! ¿Qué parte no entender you? - ¡La madre que te parió, inglés!

Pascualita y yo desayunábamos cuando llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¡se han abierto las compuertas del cielo sobre mi cabeza y vengo echa una sopa! - ¡Hale! pues ya tiene el primer plato para más tarde - No eres más tonta porque ya no se puede. - Dentro de mi escote, donde la escondí, la sirena se encontraba estrecha y no paraba de moverse.  La imité para que la vecina no se fijara. - ¡Ay, deja ya de saltar que no estoy para tonterías! Asómate al balcón y verás las canoas.

Una lluvia torrencial inundaba las calles de Palma. - ¡Es el diluvio Universal!(gritó la Cotilla) - ¿Por qué llueve tanto, Cotilla? - Voy a secarme porque se me está calentando la boca y acabaremos mal.

Apoyada en la barandilla para ver navegar a las canoas, no pude retener a Pascualita cuando cayó a la calle. Como flechas salieron tras ella la Retatara y la kika que no pudieron cogerla porque sus manos no son reales.  Pascualita fue arrastrada por la corriente. Yo gritaba como una descosida pero, entre los truenos y la lluvia, mi voz se perdía en la nada.

Corrí escaleras abajo y gracias a que los fantasmas familiares flotaban sobre la sirena, sabía dónde estaba. Me tiré de bruces al agua y no conseguí alcanzarla hasta que una bolsa de basura, que flotaba, la paró.

Su piel escamosa tenía el color de los ahogados. Y mientras subía a casa a todo correr, le iba haciendo el boca a boca. Me encerré con ella en la cocina y mientras la Retatara y la kika entraban a través de las paredes, la Cotilla aporreó la puerta. - ¡¡¡Abre, que tengo hambre!!!

Seguí con mis ejercicios de reanimación. La sirena había bebido mucha agua dulce y estaba en las últimas, incluso la Retatara lo decía. Y ella tiene mucha experiencia en muertos. Al cabo de un rato vomitó un agua color chocolate y di un salto atrás pero no pude evitar que me mordiera el labio y tuviera que tirar con fuerza para arrancarla ¡¡¡Que dolor!!!

Después que me calmara un poco abrí la puerta antes de que la vecina la echara abajo. Me miró, aprensiva - ¿Qué te ha pasado en la boca? - Nafa... - Te han mordido... - ¿A fi?... No... - Los ojos, apunto de salirse de las órbitas, giraron enloquecidos - ¡¿Tu abuelito primero está aquí?! - No... - ¡¡¡ESTA AQUIIIIIIIIIII!!! - Y atenazada por el pánico, se tiró por el balcón. Cayó sobre una canoa partiéndola en dos y una pierna del chico que la llevaba. La Cotilla gritaba. - ¡Me he caído de allí arriba! - ¡Han llegado los marcianos! ¡Esta mujer había sido abducida! ¡¡¡SOCORROOOOOO!








domingo, 18 de diciembre de 2016

Bromistas.

Volví a casa cuando todavía no habían puesto las calles. Un taxista estuvo a punto de pararse cuando levanté el brazo pero debió pensar que llevaba una tajada como un piano (no iba muy descaminado el hombre) cuando vio los bandazos que daba al caminar. Y aunque no negaré que mucha culpa la tenía el chinchón, lo que me tambaleaba era el dolor de pies que me producían los estilettos de la abuela.

No me quedó más remedio que quitarme los zapatos y regresar caminando a casa. Unas calles antes de llegar salió de entre los sombras de la noche un tipo con una navaja. Pensé que algún vecino me estaba gastando una broma y para que no pudiera decir luego que yo era una sosa, le seguí el juego y grité: - ¡Socorro, un ladrón! - al tiempo que le arreé varias veces en la cabeza con el pico del tacón.

El tipo, que empezó a sangrar como un novillo, se puso de rodillas llorando e implorando - ¡No me pegues más! ¡Lo siento, lo siento! - Consideré que era un fatuo buscando todo el protagonismo y me fui de allí.

La Cotilla estaba bajo una farola, a cuatro patas y tanteando el suelo con las manos. - ¿Está buscando al Gordo de Navidad? jajajajajaja ¡Ostras (pensé) he estado sembrá! - Hola, boba de Coria. Ayúdame a encontrar la dentadura. Se me ha caído cuando he estornudado. - Vaya, voy de bromista en bromista esta noche. Lo siento pero no veo llegado el momento de meter los pies en agua con sal... ¡Mire por donde va su dentadura! ¡La lleva una rata! ¡¡¡Corra o no la cogerá!!! - Va hacia tí. ¡Páralaaaaaaa! - Pero sentía que tenía la vena graciosa a flor de piel y quería aprovecharla.  En lugar de darle una patada al bicho, le hice un quiebro y se escabulló por una cloaca. -¡Oleeeeeee! - me jaleé a mi misma.

A la Cotilla no le hizo gracia y al llegar hasta mi me arreó una patada en la rodilla que me dejó baldada. Esto no me hizo ni pizca de gracia y proseguí mi camino.

Al llegar a casa subí gateando hasta las escaleras. En ese momento no recordaba si teníamos ascensor. Y ante la duda...

La Retatara y la kika estaban en mi cuarto. Me esperaban. La Retatara se acostó en mi cama. Antes de que pudiera reaccionar, me llegó la lejana vocecita desde el Más Allá. - Trae a Pascualita. Quiero que me muerda como ha hecho contigo. Hace tanto tiempo que no me siento mujer... - La sirena dormía a cola suelta y se enfadó cuando la cogí, Después intenté que mordiera pero, aunque Pascualita lanzaba dentelladas a diestro y siniestro, la Retatara no sentía nada.

Por la mañana la Retatara estaba de morros porque seguía teniendo el mismo pecho esmirriado de siempre. Me levanté de la cama al tiempo que la Cotilla entraba victoriosa en mi cuarto - ¡¡¡La tengo!!! - ¿El qué? - ¡La dentadura! Pero no gracias a ti. La rata quedó atascada en la boca de la alcantarilla y se la quité de un tirón. - ¿Y la lleva puesta? ¡que asco! - ¿Asco por qué? La he limpiado con chinchón. - Ah... bueno...


sábado, 17 de diciembre de 2016

La abuela me viste.

Ayer estuve en una cena navideña de empresa. Cuando le conté a la abuela que iba a ir dijo que era la ocasión ideal para encontrar un padre para su biznieto y se presentó en casa con el rolls royce lleno con su ropa y complementos. - "Pruébate todo ésto" - No hace falta. Me he comprado un vestido. - "¿Dónde. En la tienda del señor Li?" - Sí. Tiene cosas muy monas. - "Con una cosa "mona" no se fijará nadie en ti. Debes estar espectacular. Que sigan recordándote hasta la próxima cena."

¿Cómo no me iban a recordar si nos veíamos todos los días en el trabajo? De todas maneras no me hizo ni caso y me pasé la mañana quitando, poniendo, descartando la montaña de ropa que había traído... Después estaban los zapatos. - ¿Los estilettos vienen acompañados de muletas? Con ésto no se puede caminar ¡si me caigo de ésta altura, me mato! (protesté) Media hora después, logré andar por el pasillo como un pato mareado y apoyándo una mano en cada pared. Pero no se dio por satisfecha y me tuvo media hora más, arriba y abajo, consiguiendo, al final, que no me sujetara a nada.

La siguiente hora la dedicamos a perfeccionar los andares: enderezar las piernas, enderezar los pies, enderezar la cabeza. Contonear las caderas con gracia, más gracia, muuuucha más gracia - "¡¿Dónde tienes la gracia, boba de Coria?!"

Dos horas más tarde dijo que me dejaba por imposible. Solo entonces pude bajarme de los altos tacones y despatarrarme en el sofá... El recreo duró un cuarto de hora y el martirio empezó de nuevo ¡Había que vestirse! Descartando un montón de ropa porque - "¡Que mal hecha estás, nena! Nada te queda bien."

Acabé con una escueta minifalda llena de canutillos de cristales de colores y lentejuelas. Top rosa fosfi. Los altísimos zapatos. Abrigo de piel de mono sintética, amarillo y verde cual perejil. Después me maquilló y peinó. No dejó que me mirara en el espejo- "¡Será una sorpresa!" (dijo) - Y por poco me da un soponcio. Los colores de mi cabeza hacían juego con la ropa.

Admiró su obra y no quedó satisfecha. - ¡Que mal te cae la ropa!. Parece mentira que seas mi nieta. - Entonces recurrió a la más rastrera de las opciones. Trajo a Pascualita, a la que despertó bruscamente, la metió dentro del top y la aplastó con la mano. La pobre sirena echaba chispas por los ojos y entonces ¡MORDIO!

Una y otra vez, justo dónde la abuela le indicó. En un santiamén, mi enjuto pecho se convirtió en un espectacular busto. Entonces sonrió satisfecha. - "¡Ahora te queda bien la ropa!" - Yo estaba exhauta después de las carreras, saltos y brincos, gritos y lloros que había dado. Tuvo que retocarme el maquillaje. Camino de la escalera me miré en el espejo del recibidor ¡iba pintada como una puerta! Estoy segura que se acordarán de mí todo el año porque, para calmar el dolor del veneno, en la fiesta fui la reina del chinchón hasta que llegué a un punto en el que la realidad se confundió con los vapores etílicos y a partir de ahí no recuerdo nada más.

viernes, 16 de diciembre de 2016

A vueltas con las luces de Navidad.

- "¡Nenaaaaaa! No puedo dormir. Llevo media hora dando vueltas en la cama a cuenta del lío de las luces de Navidad. Y en El Funeral apenas me he divertido y hemos salido media hora antes: de las ocho hasta las tres y media de la noche en lugar de hacerlo a las cuatro... Aaaayyyyy (suspiro)... Fui a decirles a quienes se han quedado con nuestras luces, que nos las devuelvan. Que están pagadas. Pero han contestado que Santa Rita, Santa Rita, lo que se da y ya está pagado, no se quita ¿Qué te parece?"

Me costó mucho abrir los ojos estando en el primer sueño pero intenté contestarle. - Pues... - "Lo que tengas que decirme, me lo cuentas mañana que me caigo de sueño" - Y colgó. ¡La madre que la parió!

A la Retatara no le ha hecho ni pizca de gracia que dijera eso y mandó a la kika a que me picara en los ojos. Y aunque sé que no me hace nada, aún me asusta ver a una gallina lanzarse sobre mi con los espolones sacados y el pico abierto. - A los mayores debes respetarlos (dijo la vocecita de ultratumba que llegó a mis oídos) - Que no te oiga la abuela porque te pondrá a caldo. Las palabras: mayor, vieja, conservada y otras por el estilo, la sublevan y se pone como un basilisco. - A mi no me afectan. Cuando morí estaba en la treintena. Seré joven eternamente.

Mientras conversaba con la Retatara se abrió la puerta de la calle y la Cotilla entró con un hombre que la ayudaba a arrastrar un montón de cables y bombillas. Desde la oscuridad del pasillo de mi cuarto la estuvimos observando y cuchicheando. - Esta mujer cada vez se toma más libertades. - ¿Es su marido? (preguntó la vocecita) - Reí de buena gana - ¡Esa no tiene marido ni perrito que le ladre! jajajajajaja - Callé de pronto al darme cuenta de podía estar hablando de mí. - ¿Es su amante? - Tampoco. Será un amigo... - ¡¿Ni siquiera amante?! Que mujer tan depravada. - ¿Está pensando en sexo, Retatara?... Es lógico llevando siglos a pan y agua. - ¡Ni siquiera eso! (contestó)

- Creo que piensa potenciar el altar de los Amigos de lo Ajeno con bombillas en lugar de velas que queda obsoleto. - ¿Un altar para ladrones? Nunca había visto nada igual. - Es que ella es del gremio. Tiene mucha maña vaciando los cepillos de las iglesias. - La Retatara dio un respingo. - ¡Vade retro, Satanás!

Cuando el hombre se fue encendí la luz dejando a la Cotilla deslumbrada. - ¡¡¡Estoy cansada de decirle que no quero altares en mi casa y menos para ese atajo de ladrones!!! - ¡Ay, que susto, boba de Coria!... No es lo que tú crees. Son las luces de la calle de tu abuela. - ¿Las ha robado? - ¡Y dale la burra al trigo! He cogido lo que no es suyo y santas Pascuas. - Habrá jaleo (presentí)

Por la mañana me desayuné con la noticia de las luces robadas. Se comentó mucho una nota clavada en una rama de árbol, que decía: - ¡Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón!

jueves, 15 de diciembre de 2016

Nos han robado las luces de Navidad.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla. A usted quería yo ver. - No me pidas nada que estoy en crisis permanente. - A quién cree que me parezco ¿a Bedulio o a Pepe? -  ¿Tienes que parecerte a uno de los dos? No son gran cosa, sobre todo Pepe. - Se supone que cuando vivía no era como ahora. - ¿Me pides que haga un ejercicio de adivinación, a éstas horas y con el estómago vacío? Imposible.

Tuve que bajar a comprar cien gramos de jamón serrano ("pata negra" recalcó la tía) para invitarla a merendar ("y una botellita de rioja del bueno") Pide más que Hacienda y come como una lima nueva. Para rematar la faena se tomó un cafelito y unas copas de chinchón ("para entonarme")

Acabado el ritual, se repantingó en el sofá de la salita ¡y se durmió como un lirón! Cuando despertó era la hora de comer ¡No sabe nada la tía!

Sin encomendarse a Dios ni al diablo, se sentó a la mesa de la cocina dispuesta a comer lo que fuera. Eran lentejas y rebañó dos platos, medio pan y la ensalada apenas pude probarla. Luego el café en la salita, las copas de chinchón y... la siesta de rigor. Mientras, yo seguía esperando el veredicto.

Dos horas después me pidió un café con leche para la merienda y algo para mojar. - ¡Moje el dedo y va que chuta! (no me pude contener) Y cuando iba a contestarme, llegó la abuela echa un manojo de nervios. - "¡Hombre, Cotilla, a  ti te quería ver!" - Ya veo que no podéis vivir sin mi ¿qué pasa? - "Vengo de la comisaría, de ponerte una denuncia. Si quieres que la retire ¡Devuélveme las luces que nos has robado!" - ¿Robado? Eso es una calúmnia. ¡Nunca he hecho algo así!... ¿Qué luces? - "¡Las de mi calle!"

- Yo no he sido. Me acordaría... ¿Se han llevado las farolas? - "No te hagas la tonta. ¡Las luces de Navidad!" - Las de tu calle no las he tocado. - ¡Lo admite, abuela! se las ha llevado ella. - Tu nieta no es más tonta porque no se entrena. He dicho: LAS DE TU CALLE NO LAS HE TOCADO, boba de Coria. - O sea, que ha tocado otras. - Eso, ni te va ni te viene.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. Ante los pocos policías que quedan en el cuartel, le han dado el alta médica antes de tiempo. Y no se les ha ocurrido a sus jefes otra cosa que mandarlo a casa. - Que salga tu abuela. - Pasa, no te quedes en la puerta. - Ni lo sueñes.

Se marchó bajando los escalones de dos en dos. La abuela llamó a Andresito y le colgó después el teléfono con malos modos. - ¿Qué pasa? - "Las luces de Navidad nos las han robado los del Ayuntamiento. ¡Ya estaban pagadas por los comerciantes! Están instaladas en otra calle. Le he pedido a Andresito que mueva los hilos de sus contactos políticos pero me ha dicho - Ya no son de los míos, querida. Habernos votado. -  ¡Tendrá cara!" - A todo esto, me he quedado sin saber a quién me parezco porque, para sacudirse el mal humor, las dos amigas han despotricado contra el Ayuntamiento, entre copa y copa de chinchón y ahora duermen la mona.


miércoles, 14 de diciembre de 2016

¿Nos parecemos a Bedulio... o a Pepe?

Anunciada la llegada de la abuela por el ya clásico concierto de pitos, abrí la puerta de casa antes de que se quedara pegada al timbre. - "¡Vaya! tienes premoniciones." - ¿Por qué lo dices? -"Porque te has anticipado a mi llamada. Ya puedes irte a trabajar al Circo del Sol como pitonisa. Por lo menos, si lo haces mal, no te tirarán a los leones"

- "Estoy de mal humor. Soraya se está llevando todo el protagonismo cuando yo soy la genuína-experta- en-aparcar-en-carriles-bus. Ya le he dicho a Andresito que no pienso votar a su partido en la próximas elecciones." - Si no les votas nunca, abuela. - "Ahora es distinto porque he dicho que no. Y no es no... ¿Qué parte del no no has entendido?"

- " ¿Bedulio sigue en el psiquiátrico?" - Me temo que sí. - "No te preocupes que en unos días estará de nuevo haciendo la ronda por el barrio" - Me extraña porque dijeron que iba para largo... ¿cómo lo sabes? - "Porque ya hay más policías en la cárcel que fuera. Cuando estaban todos fuera era como una película de Charlot ¡Policías corruptos persiguiendo a políticos corruptos! ¡¿A ver quién da más?! Y alguien tendrá que hacer su trabajo" - Si sale Bedulio no tardarán en ingresarlo de nuevo. Está fatal ¡Incluso vió a la Retatara y a la kika... si lo cuenta y la creen mandarán a Iker Jiménez a que haga un seguimiento en casa, con infrarrojos y demás zarandaja ¡Y nos descubrirán! - "¡Naturalmente! como que estamos de cuerpo presente"

Como por arte de magia, la Retatara y la kika, aparecieron flotando sobre el acuario psicodélico. - ¿Por qué nos ve el Municipal? (preguntaron) - A ver si van a ser de la familia (dijo la voz antígua que llegaba desde el Más Alla) - Es más fácil que lo seamos de Pepe que de Bedulio (repuse yo, cargada de razón) - "Yo creo que es al revés" - No le veo ningún parecido con nosotras. - "¿Y con la cabeza jivarizada, sí? Pues que Dios te conserve el oído porque la vista la has perdido por completo, boba de Coria" - La discusión se fue alargando hasta casi la hora de la comida, que fue cuando llegó la Cotilla, al olor de las sardinas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Aún tengo resaca de ayer noche, de modo que hablad bajito... o mejor, callaros. - Me volví hacia la abuela como un rayo - ¡Yo no pude ir y a ésta sí la dejas! ¡¡¡Reclamo mi derecho a disfrutar como los demás!!! - "Tu a lo tuyo que es darme un biznieto que ya nos divertiremos nosotras"


martes, 13 de diciembre de 2016

Copian a la abuela.

El timbre del teléfono repiqueteó en el silencio de la noche y como me imaginé que era la abuela quién llamaba, me hice la dormida... De echo me dormí pero con intermitencias porque, un sonido estridente como ese, no hay cristiano que lo aguante.

- "¡Nena ¿cómo es posible que un ser como tú que no da un palo al agua en todo el día, duerma después como un lirón? ¡Felicítame! Soy una mujer envidiada por la clase alta de éste País. ¡Me copian! Ya sabía yo que llegaría este momento. Aunque segundas partes nunca fueron buenas. Es como si te compraras un bolso de Chanel en la tienda del señor Li. ¡Donde esté el original que se quiten las copias!"

- ¿Se puede saber de qué hablas? Tengo mucho sueño... Voy a colgar... - "¡Te guardarás mucho de hacerlo!  Te cuento lo más importante que me ha pasado en la vida ¡y tu quieres dormir! Que cruz tengo contigo." - Vaaaale. Te escucho.

- "¿Qué pasa en tu calle cuando yo llego?" - Adivinanzas a éstas horas de la madrugada, NO, por favor - "Que sosa eres. Las cosas que tienen valor deben anunciarse con bombo y platillos" - ¿No se te ocurrirá hacerlo? - "¡Claro que se me ha ocurrido pero la tienda de los chinos ya estaba cerrada para comprar los instrumentos! Bueno, piensa en lo que te he dicho." - Hummm... ¡Yo que sé! - "¡Que me saludan a ritmo de bocinazos!" - Ah, sí... por lo del mal aparcamiento... - Pues, eso me lo han copiado. Eso sí, ha faltado glamour en la imitación porque donde esté un rolls royce que se quiten los demás coches. Y la imitadora llevaba "otra cosa" (lo dijo en plan despreciativo)

- Ahora querrás que adivine quien es la imitadora ¿verdad?... Vale, pues ¡la Cotilla! - Al otro lado del teléfono se hizo un silencio sepulcral. - Abuela... ¿abuela?... ¡No me digas que te has dormido sin decirme de quién se trata! - "Me he quedado sin palabra de ver lo burra que eres" - Pues abrevia y no diré más burradas. - "La Vice Presidenta del Gobierno. La Santamaría... - ¡Te lo he dicho: la Cotilla! ella es la que dice Avemariapurísima cuando llega ¿Y a quién se refiere? ¡a la Virgen! - "Esta es Sáez de Santamaría... A lo que iba: Ha ido de compras en pleno Madrid y ha aparcado ¡en la parada del bus! ¿Qué te parece, boba de Coria? ¿Soy o no soy un personaje a imitar?  ¡Nada menos que por la Vice Presidenta de España! Ahora mismo voy a brindar con chinchón por mi éxito. Y mañana lo celebraremos en El Funeral" - ¿Y yo? - "Tu procura no darme la lata porque tengo que dormir sin contratiempos ni bruscos despertares si quiero tener un cutis tan terso como el culito de un bebé" - Y colgó. Tres horas después yo seguía con los ojos de par en par.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Pepe abrió la boca... ¿seguro?

No lo puedo asegurar pero juraría que Pepe está sacando los pies del tiesto. Desde que está en casa no ha dicho esta boca es mía. En cambio nosotras sí que hemos especulado sobre quién debió ser y cuantos años hace que se lo comieron los jívaros. Incluso Geoooorge fantaseó... o no, pensando que era un antepasado suyo que marchó a tierras de Papúa Nueva Guinea convertido en predicador e intentando convertir a aquellas gentes que, seguramente, no querían ser convertidos.

Desde el día que canté y encontré la cabeza escondida tras la puerta de la cocina, tengo el presentimiento de que está volviendo a la vida. Y se lo comenté a la abuela. - "Es imposible" - No hay  nada imposible si se tiene fe. - "¿Qué fe puede tener una cabeza cortada y reducida al tamaño de un llavero?" - Bueno... ¿si era predicador...? - "Nunca lo sabremos. Eso fue la ilusión de Geoooorge... Además, no tiene cuerpo" - ¡Le crecerá! - "¡Te prohíbo que vuelvas a beber tan temprano!"

Mientras desayunaba con Pascualita he colocado a Pepe encima de la mesa de la cocina para observarla mejor. Sobre la lámpara, la Retatara y la kika dormitaban. De repente Pepe abrió la boca y yo di un grito. La sirena dejó, por unos segundos, de saltar dentro de la taza de cola cao. - ¡¡¡¿LO HAS VITO, PASCUALITA?!!! - Yo tenía razón. Pepe está volviendo a la vida ¡Es emocionante y aterrador a la vez!

Cogí la cabeza entre mis manos y le hablé vocalizando porque tampoco tiene orejas y podrá leer mis labios. -  ¿Q-u-i-é-r-e-s  d-e-c-i-r-m-e   a-l-g-o? ... ¿h-a-s  d-i-c-h-o-  q-u-e-  s-í? - Tal vez no hable nuestro idioma y sea tímido...

Pascualita reptó hacia nosotras y se apoyó en Pepe, mirándome. - ¡Claro! No puede hablar porque tiene la boca cosida ¿Dónde tengo las tijeras? Finalmente las encontré y me dispuse a usarlas. - M-i-r-a,  n-o   h-a-c-e-n   d-a-ñ-o. Y procedí a cortar los hilos que aprisionaban a Pascualita. La boca continuó cerrada y me enfadé.

- ¡Habla de una vez y cuéntame quién eres y qué hiciste para que te comieran! - Pepe dio la callada por respuesta. - ¿Eres tímido? ¿Te cuesta abrirte a los demás. ¡claro, como no nos ves! - Y ¡zas! le corté los hilos que cosían sus párpados, pero tampoco se abrieron. - Se te habrán pegado las legañas  después de tenerlo tantos años cerrados y con un algodón y manzanilla, le lavé los párpados ¡Pero, ni por esas!

¿Va a resultar que eres un tiquismiquis? Pues lo tienes claro conmigo ¡Te límpias tu y ya hablarás cuando te de la gana! - Me senté, llené una copa de chinchón y me dispuse a beber tranquilamente pero... ¡no pudo ser!:Pacualita metió medio cuerpo en la copa y bebiendo con avidez. La Retatara y la kika no se quedaron atrás. Poco después las dos llevaban una borrachera como un piano con solo         oler el licor.

domingo, 11 de diciembre de 2016

La Retatara y la Cotilla, de palique.

La Cotilla ha vuelto a venir cargada de cabos de velas, dispuesta a montar un altar para sus admirados Amigos de lo Ajeno ahora que se dictarán las condenas, o no, de esta tropa  de mangantes. Me he plantado delante de la puerta de la salita gritando - ¡Por encima de mi cadáver! - En ese momento, al abrir la boca, la Retatara y la kika se han tirado sobre mi. Desde el Más Allá llegó la vocecita diciendo: - ¡¡¡NO CANTES!!!

Este breve episodio de violencia fantasmal me despistó y ahora la Cotilla, una vez logrado su objetivo, está en la salita rezando rosarios y comiéndoselos... porque son de dulces. Le sobraron de la fiesta de Todos los Santos. Arrambló con todos los rosarios que había en el escaparate de una pastelería y aunque vendió bastantes, sobraron algunos. Los panallets deben estar como piedras pero, como está acostumbrada a comer cosas más duras que la pata de Perico, no les hace ascos.

Herida en mi amor propio intenté varias veces entrar en la salita pero ella me lo impidió diciendo cosas como: - ¿Nos tomamos un chinchón, boba de Coria?... pues ve a buscar las copas. - En cuanto volví, dijo - ¿Y el hielo frapé? - ¿Para qué? - Con éste día tan bueno que hace me apetece chinchón on de rokc ¿A tí no? - ¡Claro que me apetecía! - Y así me tuvo más de una hora, al cabo de la cual se le empezó a trabar la lengua porque, aunque yo no hubiera probado todavía ni una gota de licor, ella aprovechaba mis paseos a la cocina para beber a morro.

Cuando me di cuenta, la Cotilla había caído en una especie de coma etílico sobre el sofá, con la botella de chinchón en una mano y un cabo e vela encendido en la otra. - ¡Despierte, vieja bruja, que me va a quemar la casa! - Pero no hubo respuesta. Dirigí la vista al techo y vi algo inaudito: la Retatara y la Cotilla, de palique sobre la lámpara. ¡La Cotilla se había ido al otro barrio sin despedirse! - ¿Ahora qué hago yo? ¿Dóno sus órganos? ¿Me quedo con su casa del cuarto piso? ¿La hago incinerar?... Mejor que lo haga la abuela y pague los gastos que mi cartera no está para muchos trotes. Y si se incinera ¿que hacemos con la urna? La abuela me la endosará ¡y yo no la quiero en casa!

Volví a mirar. La Retatara estaba sola y la Cotilla empezó a roncar. Bien está lo que bien acaba, además, me he quitado un montón de problemas de encima.


sábado, 10 de diciembre de 2016

Cantando como un ruiseñor...

Como no puedo salir a la calle porque no hay zapato en el que quepa mi pie, me he entretenido cantando a voz en grito. Sacando toda la intensidad de mi arte. Recreándome en el ritmo, la entonación... gustándome.

A la pata coja he llegado hasta la salita a servirme unas copitas de chinchón, más que nada para calentar la voz. Y pronto sonó como los ángeles. Lástima que me interrumpiera el estridente timbre de la puerta. La vecina del décimo, enfundada en una camiseta negra con el lema: No torturéis a los animales, se encaró conmigo - ¡¿Estás matando al gato?! - ¿Qué gato? - ¡Maldita sea! ¡Te sacaré los higadillos y te los meteré por donde amargan los pepinos! - Estás equivocada ¡No tengo gato! - Pues he oído a uno quejarse. - Pregunta en otro piso... aquí no es.

Me temblaban las piernas. Aquella fanática estuvo a punto de acabar conmigo. Tomé dos copitas de chinchón para animarme y al poco rato tarareaba, ésta vez por Antonio Molina y haciendo el falsete tan bien o mejor que él. - ¡¡¡COCINERO, COCINEEEEROOOOOOOOOOOOO, ENCIENDE BIEN LA CANDELAAAA...!!! - De nuevo me interrumpió el timbre. Los bomberos, manguera en mano, estaban en el rellano de la escalera y en cuanto abrí, entraron en tropel. - Nos han avisado de un fuego en la cocina de este piso ¿Por dónde se va? - Por allí pero... - Poco después se fueron enfadados - ¡Le pasaremos la factura por hacernos venir para nada. Las bromas se pagan! - Oigan, que no he sido yo...

Notaba que el ánimo cantarín del principio iba menguando. Pero no me quise dejar amilanar por unos malentendidos. Y templé de nuevo la voz. Después canté con toda la potencia de mis pulmones: - ¡¡¡LA MUJER QUE QUISE SE ME FUEEEEEEEEEEEEEE CON OTROOOOOOOOOOO. LES SEGUI SUS PASOS Y MATEEEEEEEEEEEEEE A LOS DOOOOOOOOOOOOSSSSS...!!! - Me encantan las rancheras... pero tampoco pude terminarla. El dichoso timbre sonó de nuevo. - ¡Alto, queda detenida! (gritó el policía que, acompañado de otros, me puso las esposas en cuanto abrí. - Pero... ¿qué pasa hoy? - ¡Silencio! ¿Dónde están los occisos? - ¿Mande? - ¡Los asesinados! - ¡A mi que me registren! - ¡Ya lo creo! Ahora mismo.

Me costó dios y ayuda convencerles de que en casa no había pasado nada. Al final se marcharon, no sin antes echarle una buena ojeada al dedo gordo del pie derecho. - ¿Habéis visto "eso"? - ¡Vaya! (dijo otro) Pa mear y no echar gota.

Mohína, me senté en la salita y tomé unas copitas que no me levantaron el ánimo. Busqué con la mirada a mis fantasmas familiares. La lámpara del techo estaba vacía. Me acerqué renquando hasta el acuario en cuyo fondo, mal escondidas bajo las algas, estaban Pascualita y la kika... La Retatara asomaba el refajo por una abertura en el barco hundido. - ¡¿Qué os pasa?! (grité y las tres hicieron lo posible por esconderse mejor) Harta de sus tonterías fui a ver a Pepe. El único que me comprende porque nunca se queja... Se había caído de su estante y escondido tras la puerta de la cocina. - Pepe ¿te estás escondiendo? - No podía ser. Es solo una cabeza reducida, con los labios y los ojos cosidos... De repente un trueno me sobresaltó y una especie de chaparrón tropical inundó las calles de Palma... Sonó el teléfono. Era la abuela - "Nena ¿has visto la que está cayendo? ¡¿NO HABRAS ESTADO C-A-N-T-A-N-D-O, VERDAD?!"

viernes, 9 de diciembre de 2016

El turrón.

Tenía turrón en la despensa ¡y ya no está! ¿Debo pensar que hay una rata golosa que se pasea tan campante por casa? ¡espero que no! Reconozco que me gusta el ratón Miky y sé que nunca tocaría nada sin haber pedido permiso antes, así que está descartado.

La Retatara lleva siglos sin probar un dulce... ¿o no? Por cierto ¿ya existía el turrón cuando ella vivía? A la kika la descarto porque las gallinas no comen eso... Y a la Retatara también porque es un fantasma... pero no la descarto del todo.

La abuela me habría dicho algo... creo. ¿Cómo me va a coger a mi el turrón si debe tener la despensa hasta arriba de tabletas? Además, comprará el turrón más caro del mundo para fardar delante de sus amigas millonetis. No, ella no ha sido.

Solo me queda la Cotilla que, para mi es la ¡¡¡UNICA SOSPECHOSA!!! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! - Vaya, ha sido pensar en usted y aparecer como el rey de Roma que por la puerta asoma. - Cada día hablas más raro. - ¿Cómo se presentan las fiestas de Navidad, Cotilla? - Como siempre: Noche Buena, Navidad y Segunda Fiesta... ¿Por qué? - ¿Ya ha comprado el turrón? (me sentía como la cobra que encandila a su presa para después lanzarse, inmisericorde, contra ella) - Este año no me hace falta. (¡tendrá cara la tía!)

- ¿Ha perdido la dentadura, quizá? - No, mira. Me va perfecta y eso que la encontré en la calle. Quien la llevara debió estornudar y se le caería. - ¿No se la habrá robado a alguien que durmiera con la boca abierta? - ¿Cuándo he robado yo algo, boba de Coria?

Antes de que pudiera contestarle entró la abuela seguida de Geoooorge cargado de paquetes. - "Vengo de compras y he dejado la tarjeta temblando jajajajajajaja ¡Que bonito es ser rica!" - ¿Me has comprado un regalo? - ¿Es tu cumpleaños o tu santo? ¿Estás esperando un biznieto? ¿Tienes novio, por lo menos?... No a todo ¿verdad? Pues no hay regalo" - Es que llega Navidad... - "Como todos los años por éstas fechas" - Y no tengo turrón. - "Porque no quieres. Los hay muy baratos" - ¡Tenía pero ha desaparecido! - "Es que tienes la cabeza a las cuatro de la tarde ¿Dónde lo habrás metido?" - ¡¡¡ME LO HAN ROBADOOOOOOOOO!!!... snif... - "Que cruz tengo contigo"

La rabia me hizo estallar - ¡Ella me lo ha quitado! (Mi dedo acusador señalaba a la Cotilla que, sin inmutarse, dijo) - No eres más tonta porque no te entrenas. - Dicho ésto, ella y la abuela se fueron a la salita a brindar con chinchón por no ser como yo.

A media tarde entré en la cocina a prepararme un cola cao y encontré a mi extraña familia, incluído Pepe, observando a Pascualita que, en el suelo, comía ¡una tableta de turrón! ¿Así que era ella la ladrona? Busqué bajo la mesa, en los armarios bajos, en la despensa y allí estaban las pocas tabletas que quedaban, todas mordisqueadas por la medio sardina. Debí dejarlas dentro de la cesta y ella las descubrió, Ahora las puse en un estante alto; cogí la escoba y barrí a la sirena hacia el comedor. En un momento, echa una furia, dejó la escoba pelada. Quise coger la fregona pero la kika y la Retatara me saltaron encima, despistándome unos segundos que Pascualita aprovechó para arrearme un mordisco en el dedo gordo del pie derecho ¡¡¡que dolorrrrrrrrrrrrrrr!!!

Ahora no puedo salir a la calle porque no me cabe ningún zapato o zapatilla ya que el dedo ha alcanzado el grosor de la cabeza de un bebé.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Por tonta.

Pasé la mañana sola con mis fantasmas, Pascualita y Pepe. Por una vez que deseaba ver a la Cotilla,  no vino ni a desayunar. Llamé a la abuela. - "¿Para eso llamas?" - ¿Te ha traído setas? - "Le preguntaré a Geoooorge que para eso es el mayordomo... Dice que no"

No me quedó otra que llamar al cuartel de la guardia civil. - Perdone, ¿sabe si han detenido a una mujer llamada Cotilla? - ¿Eso es un nombre? - Más bien un alias... realmente, no sé cómo se llama. - Voy a ver... no figura nadie con ese nombre ¿Por qué tendría que estar detenida? - Ha envenenado a un montón de gente. - ¡¿Que me dice?! Ahora mismo salimos en su búsqueda. Descríbamela. - Pues... ¿qué quiere que le diga?... es vieja...,y ella pasaba desapercibida una persona que ni fú, ni fa..., los párrocos de bastantes iglesias la conocen porque límpia sus cepillos... hummm ...  Trapichea para poder llegar a fin de mes... Es fan de Luis Bárcenas y le monta altares en mi casa... - ¿En su casa? entonces la conoce bien ¡Pues diga cómo es, puñeta!

Estuvimos un buen rato intentando recordar sus rasgos, color de pelo, estatura, etc. etc. Ahí me di cuenta de que la abuela eclipsaba a su amiga cuando estaban juntas con su personalidad, sus colores, abalorios, lentejuelas, etc. etc.

El guardia estaba fuera de sí. - ¡¿Cómo vamos a encontrar a esta mujer si no me dice nada de ella?! - Yo también me enfadé. - Le he dicho lo principal: que ha envenenado a gente inocente. ¡Y todo por culpa del Gobierno que le paga una pensión de hambre! - ¡Acabáramos! Así que hablamos de una terrorista. - Hablará usted, ¡yo hablo de la Cotilla! - ¿Sabe qué le digo? ¡Que está encubriendo a su amiga mientras ella roba el tesoro de la Catedral! - ¡¡¡Es usted tonto de remate!!! - ¡Y tú una terrorista de mierda! - ¡Oiga, no le consiento que me hable así! - ¡¿Me lo vas a impedir tú?! ¡¿Me estás amenazando?! - ¡¡¡Ya lo creo. En cuanto encuentre a la Cotilla le diré que le venda setas!!!

El guardia civil calló de pronto. Luego, titubeando, dijo: - ¿Se refiere a esa señora mayor que vende setas? - ¡Claro! - Haberlo dicho... Estoy deseando verla porque mi mujer me ha encargado que le compre dos kilos de setas y ella las lleva sanas y a muy buen precio ¡además son mallorquinas!

- ¿Me está diciendo que sus setas son buenas?... ¿No ha habido envenenamientos? - ¡Que va! - Colgué el teléfono. Notaba que la rabia subía garganta arriba. No podía consentir que, hasta mis fantasmas familiares se rieran de mi.

La Retatara miraba perpleja el teléfono. - ¿Le hablas a una cosa? (dije la lejana y antígua vocecita) - Déjate de historias. ¿Por qué dijiste anoche que las setas eran malas? - Porque lo eran. - ¿Venenosas? - Mucho. - ¡Cuentista! apunto estuve de tirarlas a la basura. Voy a hacerme una tortilla con ellas y quiero comérmela tranquila... ¿Entendido?

Un rato después me revolcaba por el suelo. - ¡Ayudádmeeeeeeeeeeeee! ¡Me mueroooooooo! Aaaaaaayyyyyyyyyyy - Desde el borde del acuario Pascualita se entretenía tirándome chorritos de agua envenenada. La kika me picaba, enfurecida por haberle hablado de mala manera a la Retatara. Ella veía lo mal que lo estaba pasando como quién oye llover. Pepe, como siempre, no decía nada. - ¿Por qué no... me... ayudas, Retátara? - No quiero molestar (su vocecilla sonó dulce) - ¿Estoy así por las... setas? - Te dije que las tiraras. - Pero... todas eran buenas. - Todas sí, pero estas, no



miércoles, 7 de diciembre de 2016

¡A sesenta euros el kilo!

He tenido que mirar dos veces el precio de las setas ¡sesenta euros el kilo! Son mallorquinas, me ha dicho el payés. - ¿Cuánto me cobrará si las huelo un poco? - Me ha mirado extrañado. - Cerraré los ojos, aspiraré y me haré la idea de que me las estoy comiendo.

Lo cierto es que me he quedado con las ganas. Y como no quiero tener un trauma, he llamado a la abuela. - "¿Mallorquinas? ¡Están carísimas!" - Pero tu tienes dinero. - " ¿Y por qué lo tengo?" - Porque te te casaste con Andresito, que está forrado. - "Vale... eso también. Pero hay otro motivo: que no se derrocha un euro" - Abuela, no te estoy pidiendo la Luna. Dáme treinta euros, compraré medio kilo de setas y se me pasará el dichoso antojo. -  "¡¿Estás de antojos?!  ¿Viene el biznieto, por fin?"

- Nooooooo. ¿Me das los 30 euros o qué? -  Ha colgado el teléfono. Que egoísta es, menos mal que no salgo a ella. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Vaya cara. ¿Estás estreñida? - ¡Estoy harta de ser pobre, Cotilla! - Bienvenida al club.

Le conté lo que me pasaba - ¿Están a sesenta euros las setas? pues ya estamos tardando en ir a la montaña a buscar. - Yo no sé. - Tu, seta que veas, seta que metes en la cesta. - ¿Está segura? - ¡Claro! cuantas más encontremos, más venderemos. - ¿Y si son malas? - Esto es un cuento chino, boba de Coria ¿Conoces a alguien que haya muerto por comerlas? - No, pero... según la tele.... - Buenooooo, no hagas caso de lo que digan. Ellos tienen que ganarse a la audiencia cada día y si no exageran las cosas y le añaden buenas dosis de morbo, tendrían que cerrar.

Volvimos de la montaña derrengadas y con agujetas hasta en las pestañas pero traíamos dos cestas llenas de setas - ¡Nos vamos a forrar! - La Cotilla estaba contenta. - ¡Menudas Navidades vamos a pasar con lo que ganemos! Voy a venderlas ahora mismo. - ¡Déjeme unas cuantas para probarlas! - Y salió a todo correr.

La boca se me hacía agua mientras lavaba las pocas setas que me había dejado la Cotilla. Entonces la Retatara apareció flotando sobre mi y su lejana vocecita llegó a mis oídos. Decía: - Esta no. Esta no. Esta no... y así fue descartando todas la setas. - ¿Todas son malas? - Mi primera reacción fue tirarlas, luego pensé que hacía siglos que la Retatara no veía una seta ¿cómo iba a acordarse de cómo eran las venenosas? Y las dejé en el plato. La kika se lanzó sobre ellas, picoteándolas con saña (sin hacerles nada) Me dio la risa, no lo pude remediar aunque se me pasó al ver a Pascualita reptándo hacia mi. Ella sí que destrozó las setas y se comió algunos trozos.

Poco después se revolcaba de dolor sobre la mesa de la cocina. - ¡Pues sí. Son venenosas! ¡Gracias, Retatara! - Finalmente conseguí que la sirena vomitara metiéndole hasta la campanilla el mango de una cucharilla de café. Luego nos sentamos todas en la salita a brindar con chinchón porque todo había salido bien al final. Los fantasmas bebieron sin beber e incluso, se relamieron.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Ya está todo vendido! Mira cuanto dinero traigo. Mañana vamos a la montaña a buscar más. - Devuélvalo y tire la setas a la basura. ¡Son venenosas! - ¿Has estado viendo la tele? - ¡No! Alguien se ha envenenado. - ¿Quién? - Pues... alguien. Mira que eres tonta, boba de Coria. - Y se marchó a seguir trapicheando.

De madrugada llamaron a la puerta. Era la guardia civil. - ¿Está una mujer llamada Cotilla? - Ahora mismo, no... ¿Por qué? -  Por un asunto de setas. - ¿Se le ha muerto algún cliente? - ¿Eh? - A partir de ahora será Cotilla la envenenadora.


martes, 6 de diciembre de 2016

Las Postales de Navidad.

- "Nena ¿ya has mandado las tarjetas de Navidad?" - zzzzzzzzzzzzzzzzzz. - "¡¡¡NENAAAAAAAAAAA!!!" - ¡Fuego, fuegooooooooo! - "¡Soy yo, alma de cántaro! ¿Las has escrito ya? - ¿El qué? - "Las postales de Navidad" - Se dice Chrismas, abuela ... zzzzzzzzzz - "¡No eres más tonta porque no te entrenas! Toda la vida han sido postales de Navidad, con purpurina." - zzzzzzzzzzzzzzzzz - "¡Andresito, la tonta de tu nieta se ha vuelto a dormir! Me voy."

La abuela no tiene ningún empacho en despertar al pobre Geoooooorge para que la lleve a donde sea, a las cuatro de la madrugada. El pobre se sienta al volante del rolls royce con los párpados apuntalados con esparadrapo para que no se le caigan de sueño y se estrellen. - "¡A casa de mi nieta!" (ordenó)

Dijo que me había zarandeado pero no hubo manera de sacarme de un profundo sueño y no le quedó más remedio que utilizar a Pascualita para despertarme. La sacó del acuario chorreando agua fresca y me la puso en la espalda. ¡Que sensación más horrible! El primer grito despertó a los vecinos de  la izquierda. Y el segundo, a los de la derecha.

Pascualita fue despertada por la abuela cuando estaba en el mejor de los sueños y le sentó tan mal que no paraba de lanzar dentelladas a todo lo que se movía. Me destrozó la parte alta de la espalda: la paletilla y no me libré de nada: gritos, llantos, carreras... Por detrás parecía Cuasimodo, el jorobado de Notre Dame ¿Cómo iba a encontrar novio así.  Cuando, agotada, me senté a la mesa de la cocina dispuesta a compensar el dolor con unas copas de chinchón, la abuela colocó delante de mi un montón de sobres y chrismas. - "Aquí tienes esto y las direcciones donde debes mandarlas. Y no te duermas en los laureles que Navidad está a la vuelta de la esquina"

- ¿Quiéres que escriba ahora? - "Buena idea, así no nos pillará el toro" - No sé de qué me hablas. - "De que estamos a día seis de diciembre y los sobres sin mandar" - ¡Tengo sueño y la cabeza me da vueltas! -  "¡Que escribas te digo!" - ¿A cuánta gente? - "A doscientos cincuenta? - ¡¡¡Se te va la olla, abuela!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! traigo magdalenas frescas. No sabéis el frío que hace en la calle. - Un rato después, todas desayunábamos arrimadas a la estufa. Pascualita, escondida en el frutero, recibía las migas que yo le tiraba. La Retatara y la kika se acercaron flotando, colocándose en la lámpara. También querían comer pero, por más que lo intentaban, no se llevaban nada a la boca.

- Nena (preguntó la Cotilla) ¿Te has puesto el sostén al revés? ¿O te ha hecho la cirujia estética Paquito el chocolatero? ¿Cómo has hecho para ponerte las tetas del reves? - En respuesta le ofrecí la botella de chinchón para que se sirviera. Este pequeño detalle me salvó de tener que dar extrañas explicaciones.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Envidia cochina.

La abuela ha sufrido un soponcio. Y el ataque, que ha estado a punto de dejarme sin abuela, ha sido  causado por la envidia.

La Cotilla y yo hemos desayunado juntas porque ha traído polvorones repescados del contenedor de basura del super.  Estaban duros como rocas de granito y teníamos miedo de rompernos una muela a pesar de mojarlos en el cola cao.

En cuanto hemos terminado, se ha ido a sus chanchullos y me he quedado  solita y encantada de la vida en casa... con la retatarabuela, la kika, Pascualita y Pepe.

Menos mal que la retatara es transparente porque se pone delante de la pantalla de la tele, sin parpadear, tragándose todo lo que dan, como con la lavadora. Y he descubierto que tiene el poder de cambiar los canales o los programas de lavado, sin tocar botón alguno. La cuestión es que tuve que  llamar al técnico porque los programas iban como locos. No le encontró ningún fallo pero tuve que abonarle la factura de rigor. Al rato volvió a fallar.

Entonces pensé en Blas el parado. El hombre es un manitas y no me cobra, salvo la voluntad. Fue entonces cuando me di cuenta que la culpable era ella porque, en cuanto hacía la trastada, sonreía. A Blas le di dos tabletas de turrón y se fue tan contento después de dos horas de trabajo infructuoso.

A pesar del sermón que le solté a mi antepasada, enseñándole incluso la factura del técnico, ella sigue a lo suyo y no hay manera de ver una película entera. Entonces me enfadé y le grité: - ¡¡¡Por vejestorio que seas, no puedes hacer tu santa voluntad!!! - Me miró como quien oye llover pero a la kika no le gustó que le levantara la voz y me saltó a los ojos picoteándolos, aunque, afortunadamente, ni me rozó, pero ella se quedó muy contenta. - ¡Fantasmones! jajajajajaja (volví a gritarles) ¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY!!! -  La puñetera sirena no consiente que se burlen de su amiga y me tiró un chorrito de agua envenenada ¡que dolió horrores!

A mediodía llegó la abuela - "Pónme unas copitas de chinchón, nena, que me duelen los pies" - ¿? - "¿No sabías que es un remedio para todos los males?... ¿no? ¡Que cruz tengo contigo!" - Entonces se fijó en la mujer que estaba en la salita. - "¿Quién es? ¿Desde cuándo te codeas con gente tan elegante?" - Pero... - "¿Qué esperas para presentármela?" - Pero no me dio tiempo a nada. Se presentó a si misma... Hola, soy la... ¡¿Cotilla?... ¡¡¡COTILLA!!!" - La vecina nos contó que había ido a una de las mejores peluquerías de señoras de Palma porque se encontró un cupón del sorteo de un tratamiento completo de belleza. Preguntó qué número había salido ¡y era el suyo! Cuando salió de allí, parecía otra persona. - Y dentro de un rato van a hacerme una sesión de fotos profesionales, por eso llevo esta ropa ¿chula, eh? - La voz de la abuela sonó ronca. - "Para qué?" - Soy la modelo de prendas de vestir para nuestra edad... ¡75 años ha echado el dueño de la peluquería! - "¿Tú de modelo? ¡Dios mío... a tus años! jajajajajajaja" (la risa rezumaba envidia cochina) - ¿Años? Soy unas horas más joven que tú, querida.

Y se fue taconeando. En cuanto se cerró la puerta, la abuela cogió el chinchón y bebió a morro hasta acabarlo. Luego cayó redonda al suelo mientras Pascualita, sentada en el borde del acuario, hacía la señal de OK.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Una historia de la abuela.

Finalmente, las luces navideñas pudieron encenderse y el Espíritu Navideño sobrevoló sobre los mallorquines de buena voluntad... menos la abuela y la Cotilla. Ahora están desoladas por si se presentan ante ellas los espíritus de sus Navidades pasadas y futuras.

Andresito no entiende el desasosiego de la abuela y su amiga, tampoco yo pero como tienen una vida taaaan larga, a saber las perrerías que habrán hecho en ese tiempo. La única manera de saberlo es preguntando. - "¿A qué viene tanta preocupación por el pasado? ¿Os cargásteis a alguien? - ¡Quita, quita! siempre estás malpensando"

La abuela no soltaba prenda, de modo que le pregunté a la Cotilla un día que, sentada en la salita, daba cabezadas delante de la tele. - Menudas piezas debieron ser usted y la abuela en sus años mozos. - Déjame dormir, boba de Coria.

Como el plan A no dio resultado, puse en práctica el plan B. La primera mañana que la abuela vino a desayunar a casa nos sentamos, como siempre, en la cocina. Pascualita saltaba en su taza de cola cao poniéndolo todo perdido con gran jolgorio por parte de la kika que se revolvaba en lo derramado. - "La has maleducado..." - Si le contaras historias dejaría de hacer el gamberro. - Sorprendentemente, me hizo caso.

- "Pascualita, escucha - La sirena  y la kika atendieron. -  "En la iglesia de mi barrio había unos bancos que se abrían como un baúl. El cura los usaba para guardar cosas, yo para esconderme dentro. El día supe que la Cotilla estaba interesada por un chico que tenía menos espinillas que los demás, decidí quitárselo, como siempre ¿Te das cuenta como mi nieta no se me parece en nada? Ella comentó que lo llevaría a la iglesia para engatusarlo haciéndole creer que era tan religiosa como la familia de él. Ese día me escondí en el banco-baúl a esperarles. Pero me dormí y esa noche todo el barrio me buscó.

- "Me desperté de madrugada. Abrí la tapa y me encontré sola y medio a oscuras. Las imágenes de los santos me atemorizaron y corrí hacia la puerta ¡pero estaba cerrada con llave! Entonces subí hasta el campanario. No veía nada. La cuerda de las campanas me rozó la cara y la lechuza que anidaba allí ululó como un alma en pena. Grité y grité muerta de miedo. Agarré con fuerza la cuerda y tiré de ella con energía. Las campanas tañeron y las ventanas de las casa se iluminaron. La gente salía corriendo a la calle gritando: ¡Fuego, fuegooooooo!

"Minutos después llegaban los bomberos, la policía, ambulancias y más vecinos. Todos desconcertados porque allí ni había llamas, ni humo, ni olor a quemado. Entonces dijeron que algún guason tocaba las campanas. ¡Si me encontraban me lincharían! Corrí escaleras abajo y me metí de cabeza en el banco-baúl y esperé.

"Pasó más de media hora hasta que dejé de escuchar voces y abrí la tapa. Salí cubierta con una sotana porque tenía frío. Uno de los bancos crujió... Cogí un cabo de vela encendida e iluminé mi cara desde abajo. ¡La Cotilla y el guapito estaban contando el dinero que acaban de sacar de los cepillos! De repente me vieron y creyendo que era una aparición corrieron despavoridos. A él lo acorralé contra un confesionario - ¡Quieto, león! soy la santa Tía Buena. Vente conmigo que te enseñaré latín. - La Cotilla, al reconocerme, se enfadó - ¡Voy a chivarme a tu padre! - Te guardarás de hacerlo como de mearte en la cama, Cotilla - La amenacé señalándola con el índice mientras con la otra mano retenía al noviete que no oponía resistencia porque ya lo tenía en el bote. Y así fue como, una vez más, la Cotilla se quedó sin novio. A mi tampoco me duró mucho porque su padre, enterado de casi todo, lo metió interno en el Seminario. Ahora es cardenal."    

sábado, 3 de diciembre de 2016

Las luces de Navidad.

La abuela se ha bajado el rolls royce de forma e-s-p-e-c-t-a-c-u-l-a-r.   En cuanto ha empezado el concierto de pitos bajo mi balcón, me he asomado. Geooorge, con toda su flema británica, ha doblado el espinazo al abrirle la puerta del coche, con la gorra de plato en la mano. Una larga pierna enfundada en unas botas pirata, de charol verde loro y unos tacones de infarto, ha salido lentamente hasta tocar el suelo. La gente se ha parado a mirar. A la bota le ha seguido una minifalda dorada. A continuación un chaquetón de pelo de mono sintético, morado. Después la abuela ha sacado la cabeza, cubierta con una boina ladeada con mucha coquetería y con su garbo habitual, ha dirigido sus pasos hacia mi casa.

Flotando a mi lado, la retatarabuela, no se perdía detalle alguno. A pesar de las cosas que habrá visto en su ya larga estancia en el Eternidad, abría unos ojos como platos y en cuanto entró la abuela flotó hacia ella, examinándola de arriba abajo, luego se acercó a mi y repitió la operación. Abrió la boca y una tenue vocecilla llegó hasta nosotras.  - ¿Eres más vieja que tu abuela, nena? - Fue toda una experiencia escuchar una voz venida de siglos atrás.

Impactada como éstaba, logré decir - No, retatarabuela. - Quiero vestir como ella (y señaló a la abuela que se hinchó como un pavo de orgullosa que estaba) - "¿Te das cuenta, boba de Coria? ¿Cómo vas a encontrar novio con lo mal que te vistes?"

- "Me voy a llevar a Pascualita a que vea el encendido de las luces de Navidad" - Se te puede perder entre la gente... - "¿Por qué te pones siempre en lo peor? Por ti aún estaríamos en la Edad de Piedra"

Metió a la sirena en el termo de los chinos, se lo colgó al cuello y se fue dando un portazo. La kika no quiso ser menos y atravesando la pared, se posó en su hombro. Miré a la retatarabuela que estaba tan pancha - ¿No te da miedo que se pierda? - La quiero mucho pero llega a ser asfixiante tenerla durante siglos pegada a mis faldas.

Volvieron antes de lo previsto con la Cotilla. - "Cotilla ¿a quién se le ocurre llevarse el botón de encender las luces de Navidad?" - ¡Para venderlo! ¿Has visto la cara del alcalde? jajajajajaja - "¡No le veo la gracia! Y encima faltaban un montón de bombillas" - Las vendo baratas y me las quitan de las manos... ¡Es que tengo que comprar turrón! - No la riñas, abuela. Para una vez que tendrá un detalle con nosotras. - ¿Lo dices por el turrón? ¡Es para vender, boba de Coria!

El corazón me dio un vuelco al ver abierto el termo de los chinos  - ¡¿Dónde está?! (mi voz sonó histérica) - La abuela de apartó de un empujón para decirme al oído - "Las he dejado rompiendo bombillas ¡Estaban encantadas!" - La Cotilla se acercó, curiosa: - ¡Secretos en reunión, falta de educación! ¿A qué sé de quién habláis? ¡de Pascual! - "Que ojo clínico tienes, Cotilla"

La abuela ha salido en busca de la kika y Pascualita después de decirme que había que darles un margen de confianza. He sacado la botella de chinchón para brindar con ellas cuando vuelvan... si es que vuelven ¡Que mal lo estoy pasando!

viernes, 2 de diciembre de 2016

La Cotilla y su lógica.

En el mercado me he enterado que a Bedulio lo han catalogado como un Caso Clínico Digno de Estudio porque, a pesar de los muchos síntomas de locura que hay en Psiquiatría, su caso se sale de lo normal. El síndrome de La Gallina tiene visos de entrar por la puerta grande en sesudos temas de debate y figurar en los mamotretos médicos.

Al pobre le pusieron la camisa de fuerza después de salir despavorido de mi casa y todavía la lleva. Y así estará hasta que deje de gritar: - ¡La gallina, la gallina! - Vaya perra que ha cogido con el pobre animalito.

Le he preguntado a la abuela si podemos hacer algo para ayudarle pero ha dicho que mejor no mezclemos eternidad con la locura porque podemos salir todos escaldados. De todas maneras, si sigue internado unos días más, le haré una visita de cortesía para que sepa que no está solo.

Esta tarde han venido los abuelitos con la Momia, camino de El Funeral adonde iban a festejar la colocación de la foto de Manolillo Ruíz en la Pared de los Finados. Ultimamente tienen fiestas casi a diario. Es normal, ha llegado el frío, los catarros y las gripes y muchos mayores hacen mutis por el foro. Así es la lotería de la vida: unos se van y otros les recuerdan con alegría y nostalgia.

La visita de la familia ha propiciado un encuentro inesperado cuando la bisabuelastra ha entrado en la cocina y ha saludado a la retatarabuela que flotaba delante de la lavadora que, en ese momento, centrifugaba.

Ha sido un encuentro muy cordial entre dos personas (una, etérea y la otra casi) muy mayores. La kika ha dejado de bucear con Pascualita en el acuario y ha volado para enterarse si debía atacar, o no, a la visita.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Te has enterado de lo de Bedulio? ¿De qué gallina hablará? Lo que son los misterios del cerebro humano... No hablo del tuyo, boba de Coria, sino de los normales. - ¡Oiga, Cotilla! ¿a que la echo de casa? - ¿Ves? No se te puede decir nada porque eres incapáz de reconocer tus carencias. - ¡A partir de mañana le darán de comer en el comedor social porque, lo que es yo, no le daré ni los buenos días! - Que poca correa tienes... Pues lo que te iba contando, que se ve que Bedulio, de niño, tendría una gallina, su madre le mandaría a recoger los huevos, y el bicho le atacó. No le encuentro otra explicación lógica al asunto. ¿Te das cuenta? En un periquete he econtrado la solución a su caso. Y sin más estudios por mi parte, que las cuatro reglas y algo de escritura y lectura. Lo mínimo. Pero como no hay justicia en éste mundo, el Premio Nobel se lo darán a un tio, al que llamarán sabio, con la cabeza a pájaros y llena de teorías a cual más disparatada. - Cotilla, no sé que sería de la Ciencia sin usted.

jueves, 1 de diciembre de 2016

La retatarabuela y los electrodomésticos.

Ahora los desayunos son más divertidos si cabe porque, además de Pascualita, la kika también se deja caer en la taza de cola cao. Claro que ella no salpica al ser un fantasma, pero creo que no lo sabe y sacude las plumas muy ufana al ver empapada la mesa y el suelo.

La retatarabuela ha dejado las lámparas para situarse frente a los electrodomésticos que estén en marcha. Por ejemplo, la lavadora. Ver rodar la ropa a través del cristal de la puerta la tiene absorbida. Pero hoy ha rizado el rizo. La he visto suspendida a dos palmos del suelo, ante la lavadora cuando de pronto ha desaparecido - ¡Retatarabuela! ¿dónde estás? - Su voz me llegó de muy lejos, cosa que achaqué a que es un ser del inframundo. Ella misma me sacó de mi error: - ¡En el bomboooo! - Me asomé y la vi más felíz que una perdíz, dando vueltas y más vueltas entre ropa, agua, jabón y suavizante. - ¡Oh, no! (grité) ¡Se va a ahogar! (¿sería posible en su situación?)

La kika, que andaba jugando con Pascualita en el fondo del acuario, saltó a mi hombro y de allí al interior de la lavadora. Nunca he visto a unos fantasmas más contentos.

- "Nena, el Jefe de Bedulio te ha puesto una denuncia por el ataque del otro día." - La abuela me llamó para darme ésta "buena" noticia. - ¿A mí, por qué? - "Porque fue en tu casa" - ¡La culpa fue suya! ¿Alguien lo había invitado a venir? - "Esto no funciona así, boba de Coria. Vendrán a inspeccionar el piso" - ¿Cuándo? (tocaron al timbre de la puerta) - "¡Ahora!" - ¿Cómo lo sabes? - "Se lo he sugerido yo para que, de una vez por todas, se convenzan de que no guardas nada raro" - ¿Y qué hago con Pascualita? - "Llámame desde la comisaría cuando te detengan" - ¡¡¡Abuela!!!

El Jefe no vino solo. Un decaído Bedulio le seguía como si le llevasen al matadero. Le faltó tiempo al Jefe para soltarme: - ¿Sabe a qué debo ésto? (se quitó unas guesas gafas de sol y señaló el ojo que a punto estaba de salirse de su órbita) - ¡Ay, tapese que me da grima verle! - Más me da a mi cuando pienso que se me puede caer de un momento a otro y quedarme tuerto sin saber por qué. ¡Desembuche y dígame qué está pasando aquí!... ¿Es cierto que hay fantasmas...como dice Bedulio? - De mi garganta surgió una risa fresca y cristalina. - ¡Por favor, Jefe, no le haga caso que es un guasón! - ¿Le parece un chiste lo que tengo en el ojo?

Opté por callar y ellos se dedicaron a inspeccionar, minuciosamente, mi casa sin advertir que en mi escote, de vez en cuando, había movimiento.. Poco después un grito desgarrador alertó a los vecinos. Bedulio, de pie frente a la lavadora, decía: - La gallina..., la gallina...


miércoles, 30 de noviembre de 2016

Negamos a la kika por el bien de todas.

- "Nena, creo que Andresito se está volviendo viejo y me apena porque tendré que cambiarlo por otro" - ¿Quiéres cambiar al abuelito por otro más joven? - "Claro. Para momias ya me basta con mi suegra" - No me parece justo esto. - "No he pedido tu opinión. He hecho un comentario" - Me da igual lo que sea pero no quiero quedarme sin él. - No sé porque dices está viejo si todos los días vais a El Funeral a bailar y beber y él no se queda atrás. - "¡Que va! Es el más bailón del grupo de jubilatas. Pero el otro día nos pusieron una multa de 200 euros por su culpa." - ¿Conducía él? - "No, Geoooorge, pero no tuvo culpa de nada porque solo es un mandado. Fuímos con el rolls royce a dar una vuelta por la Sierra de Tramuntana y se le ocurrió a tu abuelito buscar setas sin bajarse del coche. Le dijo a Geooorge que fuera despacito para poder verlas" - !Que gracioso es! 

"Ibamos a paso de tortuga y llevándo una carabana de coches detrás. Parecíamos la procesión del Jueves Santo. De repente aparece un coche de la policía ¡y nos multa por no correr!  ¿Has vito una incongruencia más grande? Pues, hala, 200 euros menos que tenemos" - ¿Pero encontrásteis setas? - "¡No! Y pagó la multa"

- No veo dónde está el problema por el que quieres cambiarlo. - "¡Que pagó la multa! Pareces tonta" - Abuela no te precipites, el abuelito solo tiene unos años más que tu... no es tan mayor y seguro que tiene cuerda para rato. - "Bueno, le daré una semana más pero, como siga tirando el dinero tan alegremente, le doy los ocho días y lo mando a tomar viento"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! en la puerta hay un municipal que quiere hablar con vosotras ¿qué habéis hecho? - Nada, que sepamos. - La abuela fue en su busca y poco después el Jefe de Bedulio entraba con ella en el comedor - "¿Quiére un chinchón, señor? Yo sí. Tengo la boca seca" - Yo también la tengo seca (apostilló la Cotilla y yo no me quedé atrás) - Viendo correr la botella delante de sus narices el Jefe acabó claudicando. - Quiero saber qué está pasando en ésta casa que le afecta tanto a Bedulio. -"El hombre es un poquito especial" - ¿Qué quiere usted decir? - "Que a nosotras, que vivímos aquí, no nos pasa nada." - Dice que tienen una gallina enana. - "¿Está prohibído? - No, no. Solo quiero saber si es verdad. - Yo no la he visto nunca (saltó la Cotilla) - No tenemos ninguna.

En este momento, la kika saltó, de los brazos de la retatarabuela a los ojos del Jefe, propinándole fuertes picotazos... aunque él no se enteró. Pascualita la observaba desde el borde del acuario y se enfadó al ver que el hombre no reaccionaba, lo consideró una ofensa para su nueva amiga y enmendó el entuerto lanzándole un chorrito de agua envenenada a los ojos del Jefe que, inmediatamente, corrió, lloró, gritó, saltó y a punto estuvo de sacar la pistola y liarse a tiros con nosotras. Menos mal que no atinó a cogerla y se fue corriendo, a trompicones, escaleras abajo.

También la Cotilla se marchó por si el ánima del primer abuelito (creía ella) tenía intención de atacarla también a ella. Ese fue el momento de repantingarnos y beber el chinchón tranquilamente.

martes, 29 de noviembre de 2016

¿Una rama desconocida?

Media noche sin dormir pensando en lo que pasó con Bedulio y en el momento en que cojo el sueño, me llama la abuela. - "¡Nenaaaaa, aún no he podido pegar ojo! Me tiene preocupada lo del Municipal" - Lo mismo me pasa a mi y justo cuando estaba cogiendo el sueño, se te ocurre llamarme. -  "Antes no podía hacerlo. Estábamos en El Funeral pasándolo pipa ¡Que fiesta hemos montado en memoria de Enriqueta María! Han venido todos sus maridos a la colocación de la foto en la Pared de los Finados..." - ¿Cuántos tenía? - "Siete. ¿Te das cuenta, boba de Coria unas tanto y otras tan poco. A ver si espabilas y tomas nota " - ¿Para qué quiero tantos? - "Porque en la variación está el gusto. Mírame a mi, ya llevo tres"

Cuando colgó el teléfono me adormecí pero, de pronto mi sexto sentido me dijo que algo no cuadraba en la conversación con la abuela. Así que volví a quedarme tendida en la cama y los ojos abiertos como un búho.

Empezaba a amanecer cuando di en el clavo. No lo pensé ni un segundo y llamé a la abuela. - ¿Alo? - ¿Geoooorge? - Yes. - Que se ponga la abuela, plis. - No poder. - ¿Por qué? - Madame dormir como lirona. - ¡¿Y qué?! (me empezaba a cabrear) - Madame pagar mi. Yo obedezco. - ¡¡¡Pero ella me despierta cuando le da la gana!!! - Madame decir: ajo and agua. ¿Qué querer decir?

Más tarde, al ir a desayunar, encontré a Pascualita y a la kika apoyadas en el borde del acuario. La gallina se subió a mi hombro y la sirena se dejó llevar a la cocina. Allí las junté con Pepe e hice las presentaciones. Me nos mal que no me vio nadie y me libré de la camisa de fuerza. Después Pascualita le enseñó a su nueva amiga, lo divertido que es tomarse un cola cao saltando dentro de la taza y poniéndolo todo perdido. La kika no se lo pensó dos veces y también se lanzó. La tatarabuela, sentada sobre la lámpara de la cocina, sonreía beatíficamente.

A mediodía se presentó la abuela. - "Dice Geooorge que lo has molestado de buena mañana" - ¿Molestado? ¡La madre que lo parió! - "¿Qué querías?" - Saber cuánto tiempo has estado sin dormir ésta noche. - "¿Para eso le has hecho salir de su cama?  Pues... unos diez minutos" - ¡Me dijiste que no habías podido pegar ojo! - "Y era verdad. Al venir de juerga suelo dormirme en cuanto me meto en la cama y hoy... ya ves, diez minutos más tarde"

¿Por qué crees que Bedulio ha visto a los fantasmas? ¿Será de una rama desconocida de nuestra familia? - "No tengo ni idea. Habrá que enterarse y después brindaremos con chinchón" - A la kika le gusta. - "A lo largo de mi vida he conocido gallinas borrachas" - ¿En serio? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! He oído que vamos a brindar ¡Me apuntoooooo!

lunes, 28 de noviembre de 2016

¡Bedulio las ve!

Desde que han "entrado" en casa los fantásmas ciudadelanos siento que somos legión, contando, además, al "ánima" de los abuelitos que tanto asustan a Bedulio. Tendré que poner un guardia urbano en el pasillo para que regule el tráfico. Con lo tranquila que estaba yo con Pascualita y Pepe, tan calladito él.

En el trabajo hice un comentario diciendo que: en casa de una vecina han ido a vivir su bisabuela, una prima (esto lo dije pensando en la kika) más su abuela y una vecina, todas muy mayores y la pobre está un poco desbordada...

La respuesta de la marisabidilla de turno, no se hizo esperar: Lo que tiene que hacer tu vecina es ir a pedir una ayuda familiar ¡pero ya! La asistenta social la informará de los trámites que debe hacer para que una mujer vaya a ayudarla con las personas mayores, todos los días. Incluso la Cruz Roja puede traerte la comida...

Me quedé con la copla y lo expuse un día que se quedaron a comer la abuela y la Cotilla, claro.

- "¿A quienes te refieres cuando dices MUY MAYORES?" (saltó la abuela que es muy picajosa con éstos temas) - A nadie. Era una manera de hablar para tirar de la lengua a mi compañera de trabajo. - La Cotilla, que es más mala que un dolor, dijo - ¡A nosotras! ¿a quién va a ser? Estás perdiendo facultades, amiga. El otro día te llamó antigua y no reaccionaste. - "No se refería a mi" - ¿A quién, si no... ¿No será al famoso Pascual? jajajajajajaja - Un día se morderá la lengua y se envenenará.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. - He visto el rolls royce de tu abuela mal aparcado como siempre y le traigo la multa para que la abone... - Pero si ella no tiene costumbre de hacerlo... - Por eso ha dicho el capitán que a quién sea capáz de cobrarle, le regalará una cesta de Navidad. - Pasa. Está en el comedor con su amiga.

Un alarido escalofriante heló el aire. Bedulio, fuera de si, señalaba la lámpara. - ¡¿Qué... es ... eso?!
- Este está como tu nieta (rió la Cotilla. Y deletreó): U-n-a  l-á-m-p-a-r-a. - Pero él seguía con el dedo tieso y la vista fija. Gritó: - ¡No! - entonces empezó el cachondeo de las dos viejas aunque la abuela no las tenía todas consigo. - "U-n-a  b-o-m-b-i-l-l-a" jejejejeje - ¡No! - U-n-a  t-u-l-i-p-a - ¡No! - Así siguieron buen rato hasta que la Cotilla, harta ya del jueguecito, dijo - ¡U-n-a  g-a-l-l-i-n-a! - Y Bedulio se fue despavorido. Al llegar a la puerta de la calle gritó más y salió por pies. La retatarabuela se había colocado encima.

domingo, 27 de noviembre de 2016

La familia.

Los abuelitos me contaron que, durante el viaje a Menorca, fueron dos días seguidos al Cementerio viejo de Ciudadela. - ¿Eran visitas guiadas? - "No" - ¿Un tour necrológico? - "Tampoco. Estaba muy bonito, todo lleno de flores" - ¿No había otro sitio para ir a ver flores? - "¿Tienes algo que objetar, boba de Coria?" - No.. Bueno, que fuéseis un día me parecería hasta normal, pero dos... - "Buscábamos antepasados nuestros. Encontramos el nicho y me hizo ilusión" - ¿A ti te hizo ilusión, abuelito? - Si a ella le hace ilusión, a mi también.

Que empalagosos son cuando quieren. - Te hemos traído un regalo, nena -  ¡¿Qué es?!- "Una bolsa para la compra, con dragones pintados" - ¡¿Con el asco que me dan?!... Llevas una cosa en el hombro, abuela -  Andresito me miró, risueño. - ¡¿Un ruiseñor con las patas verdes?! jajajajajaja ¡Que cosas tienes, nena! - Y se rieron de mi.

Al cabo de un rato el abuelito se fue y yo insistí - Abuela, es verdad lo del hombro... - "Ya lo sé. Lo llevo ahí desde que salimos del cementerio la segunda vez que fuimos. Supongo que Andresito no lo ve porque no era de su familia... Es una gallina kika que perteneció a una de nuestras antiguas abuelas y se han venido las dos conmigo" - ¡¿Qué... dos...?! (la voz apenas me salía) - "La retataratataratatarabuela y la kika. Murieron juntas, arrolladas por un carro cuyo caballo se había desbocado y juntas seguirán por toda la Eternidad" - ¡No me cuentes cuentos chinos, abuela! - "No son chinos. Son ciudadelanos ¿Ya has visto a la retatarabuela?" - ¡Noooooo! - "Está subida a la lámpara del techo ¡Yuuuuujuuuuu!" - ¡¡¡Callaaaaa!!!

La abuela no mentía. Había una mujer subida a la lámpara vestida de payesa antigua. Con la piel de gallina y los pelos de punta, corrí a por Pascualita. Ella me defendería de fantasmas, familiares o no. La puse sobre la mesa del comedor e, inmediatamente, la kika saltó hacia ella (que poco va a quedar de tí, bicho) pensé pero no fue el caso porque la sirena, tal vez por ser un animal fantástico, la vio y reptó hacia ella llena de curiosidad. No hubo ataques sino complicidad entre ellas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - Tuve el tiempo justo para meterme a Pascualita en el bolsillo. Automáticamente fui atacada por una furiosa mini gallina. Menos mal que ni su pico ni los espolones me rozaban porque era un fantasma, pero me dio un buen susto y di un brinco hacia atrás cayendo sobre el pie de la Cotilla - ¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyy. Me has pisado un callo! - Y me arreó con el bolso en la cabeza. A la abuela le entró la risa pero a la retatarabuela no. Se tiró en plancha sobre la vecina y torta va, torta viene, me defendió como pudo.

La Cotilla no se enteró de nada pero yo me sentí muy orgullosa de mi antepasada. Y propuse un brindis, a pesar del dolor de cabeza. - ¡¡¡Por las antiguas abuelas!!! - La Cotilla no entendía nada. - Te la he dejado más tonta de lo que era. Ahora te llama antigua la jodía (comentó con la abuela, mientras me tendía su copa para que la rellenase otra vez)  

viernes, 25 de noviembre de 2016

Menudo negocio.

La Cotilla, después de pasar unas horitas "limpiando" cepillos de las iglesias, a venido a casa, orgullosa del dinero ganado con el trapicheo de ésta noche. - Como se acerca las fiestas de Navidad y la gente quiere lucir palmito, se han vendido muy bien las ropas que me diste. Por cierto, podrías haberlas lavado porque algunas apestaban a sudor que tiraban patrás. - Encima que las vende baratas... - Baratas, baratas no. Algunos trajes de hombre los he vendido a veinte euros. - ¡¿Solo?! - Oye, que mis clientes son parados de larga duración, jubilados con pensiones raquíticas, emigrantes con trabajos precarios, etc. etc. - ¡Que más da! era ropa buena. - Tanto como buena... ¡ni que fuese de tus abuelitos!

Me mordí la lengua para no descubrir el pastel. - ¿El "negocio" ha dado para comer en un restaurante con 3 estrellas Michelín? (pregunté ilusionada porque siempre he deseado comer en un sitio así) - Quita estrellas, boba de Coria. - ¿No dejo ninguna?... Vaya... ¿Entonces? - Al chino del señor Li que tiene un dragón rojo colgado del techo y queda muy cuco. - La ilusión de comer en un sitio de categoría se fue por el desagüe de la realidad.

El señor Li nos recibió como si fuésemos las reinas de Inglaterra y España, con reverencias profundas que llegaron a preocuparme porque ya no está el hombre para muchas flexiones. - ¡Pasen a mi humilde lestaulante, pol favol! - ¡Señor Li, que bonito lo tiene! - ¡Glásias, glácias! Su humilde selvidol, Li, está muy contento de vel.las por mi humilde y calísimo negocio de comida de mi País. - Y mientras hablaba por los codos, reverencia va, reverencia viene. Y así todo el tiempo que estuvimos comiendo. Cada vez que pedíamos algo se inclinaba ceremoniosamente, sin perder la sonrisa ni herniarse. Nos hizo tanta gracia que no parábamos de pedir: más vino, arroz chino, pollo al como se llame, más arroz chino... Se nos caían las lágrimas de tanto reir aunque, al final, se nos congelaron en el lagrimal al presentarnos la factura. - ¡Oiga, ésto es un atraco! (gritó la Cotilla) - Vosotlas pedil, Li apuntal. Resultado: toooooooodo ésto. Ahola ¡pagal!

Se quedó hasta con el último céntimo de las ventas de la Cotilla, más los pocos euros que ambas llevábamos en las carteras. Jodío chino.

Por la tarde llamó la abuela. - "¿Está lista la ropa que te dejé?..."  Pues... - "Sécala aunque sea a soplidos, que ésta noche tenemos fiesta rokera en El Funeral y quiero llevar la camisa a cuadros, los vaqueros rotos que me costaron un Potosí, el ... " -  Lo siento pero ha volado. - "¿Cómo?" - Una ráfaga de viento se la ha llevado toda. - "Pero si no ha hecho viento..." - Por tu barrio rico puede que no pero por mi casa parecía un huracán ¡Alucinante! - "Nena... ¿has bebido?" - Sí, señora ¡A tu salud! ¿Verdad, Pascualita?

jueves, 24 de noviembre de 2016

La abuela vuelve a casa.

Los abuelitos han vuelto de sus vacaciones en Menorca y han venido derechitos a verme. Nunca pensé que harían una cosa así. ¡Me han echado de menos! Hasta he soltado una lagrimita de la emoción. Y lo ha dicho muy claro Andresito, después de darme un beso: - Ha sido tu abuela quién ha propuesto: "Antes de ir a la Torre del Paseo Marítimo, vamos a ver a la nena"

Esto me ha llegado al alma y me he colgado de su cuello. - ¡Abuela, que alegría me has dado! He llegado a pensar que no me querías como a Pascualita (susurré en su oído) - "Sabía que podía contar contigo... Ten, en esta bolsa está la ropa sucia. Mañana vendré a buscarla. Y no dejes arrugas al plancharla." - ¡Y se fueron tan panchos!

Ahora estoy deprimida. Hecha una braga...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! He encontrado a tus abuelitos cuando entraban en el rolls royce y mira lo que me han dado ¡Pastisets de Ciutadella! ¿qué te han traído a ti? ¿Gin Xorigue? Ya me estás invitando. - Una bolsa... (dije, amargada) - ¡Una bolsa llena de pastisets! ¡Que suertuda eres, boba de Coria! ¿quiéres que los venda y nos repartimos las ganancias?

La pregunta de la Cotilla entró en mi mente arrastrándose como una culebra venenosa... ¿Por qué no? - Tenga, Cotilla. Es ropa que ellos ya no necesitan. Con lo que saque nos vamos de comilona a un celler. - ¡Hecho!

Para rubricar el acuerdo hemos comido unos pastisets remojado con chinchón...

Al irse la Cotilla a sus trapicheos, le di un poco a Pascualita y estuvo un buen rato relamiéndose...

Mañana será un gran día, querida abuela jejejejejejeje

martes, 15 de noviembre de 2016

El acosador.

Tras las persianas cerradas alguien espía mis movimientos y silba. Al principio me hacía gracia pero lleva así todo el día y ya cansa. - ¡Ya vale, tío! ¡Sílbale a tu puñetera abuela! - Debe ser sordo o insensible a los insultos porque no se da por aludido. Sigue moviendo las persianas y silbando.

No negaré que me he sentido alagada cuando, ésta mañana, me he sentido observada y admirada. Y como estaba en la intimidad de mi hogar me he despendolado, primero un poco y después, tras unas copitas de chinchón a medias con Pascualita a la que he querido enseñarle cómo se liga en tiera firme, ya del todo. Ahora me doy cuenta de que tendría que haber sido más modosita porque lo mismo el tío invisible (no he querido abrir las persianas para reafirmar el misterio jejejejeje) lo ha grabado todo y me verán en el facebook hasta en Australia...

Hace horas que quiero abrir las persianas pero no me atrevo ¿Y si se cuela en casa? ¡Quita, quita! No quiero problemas con desconocidos. Me siento emparedada y noto que me ataca la claustrofobia. No puedo vivir así, alguien tiene que venir a salvarme de ésta absurda situación - ¡¡¡SOCORROOOOOOOO!!!

He llamado a los municipales y he preguntado por Bedulio. Al fin y al cabo, es un amigo. Mientras esperaba que se pusiera al teléfono le he oído discutir con quién me ha cogido la llamada: - ¡Que no me pongo! ¡Dile que he emigrado a la Conchinchina! o, mejor aún ¡¡¡que me he muerto!!!

La orden de un superior lo acercó al teléfono. - ¿Qué tripa se te ha roto ahora? - ¡Tienes que venir a casa! ¡Hay un acosador detrás de mis ventanas! - El silencio que siguió a mis palabras se volvia espeso por momentos. - ¿Bedulio... estás ahí?... - ¿Desde dónde me llamas? - ¡De casa! - ¿El acosador está en el balcón? - ¡Y detrás de las ventanas! - ¡¡¡Ya me teneis hasta las narices, tú y tus malditos fantasmas!!! - ¡Bedulio!

A través del teléfono me llegó una agria discusión. - ¡Aunque me abran un expediente, no voy a ir!... ¡Está como una cabra y borracha como una cuba!... ¡De chinchón! ... ¡No me hice guardia para luchar contra fantasmas! - ¡¡¡Me da igual que sea una órden. He dicho que no voy!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Por qué tienes todo cerrado, boba de Coria? - Sin soltar el teléfono le conté a la Cotilla lo que había pasado - ¡Y Bedulio no quiere ayudarme!

La vecina le dio un buen tiento a la botella - ¿Esta es la que abriste ayer?... pues para lo que queda, me la termino. - Vale. Yo tengo éste vaso lleno... ¡Anda! ¿qué haces aquí? (le dije a Pascualita) - Nena ¿cómo puede espiarte alguien tras las ventanas si vives en un primer piso y las ramas del árbol de la calle no llegan hasta aquí, ni al resto de la fachada? jijijijijijijijiji No eres más tonta porque no te entrenas ¡¡¡Es el viento que no ha parado de soplar en todo el día!!! - ¿Seguro?... ¡hip! ... - ¡Te lo juro... ¡hip! ... por Snoopy! jijijijiji ¡Y has tenido cerrado todo el día!...jajajajajajaja ¡hip! - Sus ojos bizcos se cruzaron con los de Pascualita. La Cotilla la señaló con el dedo diciendo - ¡Ahí va! ¡¡¡Una sirena!!!...¡hip!...